Unidas 176

Page 19

Entusiasmadas con la posibilidad de acoger a nuestro P. Maestro y a las hermanas que vendrían, nos pusimos manos a la obra. Hicimos algunos arreglos en la casa que ya estaban previstos, pero que con la bella noticia “vieron la luz” antes de lo previsto. Pusimos todo nuestro cariño en los pequeños detalles, mucha imaginación en “las acomodaciones” y una tremenda ilusión en cuanto nos propusimos como comunidad. Desde la mayor hasta la menor de todas las “monjas rosas” con un plumero en mano y un delantal acorde al oficio recibido, iban por la casa haciendo brillar un candelabro de bronce, limpiando algún marco antiguo del polvo, cooperando con los oficios mayores y ofreciéndose a la tarea que se presentara. En más de una ocasión nos dejamos impresionar por la ejemplaridad con que se veía a las hermanas mayores, a sus ochenta años, con su silla o con su carrito ante una planta de grandes hojas acomodando su platillo, haciendo brillar sus hojas o cuantas delicadezas pudiesen plasmar en la espera. Nos pusimos una meta: si el encuentro con nuestro Maestro y nuestras hermanas se había fijado para el miércoles 26, haríamos todo lo posible por tener cada detalle listo para el viernes 21 de junio. Ese día terminaría nuestra etapa de preparación. Lo que no se alcanzara para el viernes, pues ¡lo dejaríamos a la Providencia Divina que supliría nuestras fragilidades! Dicho y hecho, para el martes 25 ya nos quedaba sólo seguir abriendo el corazón, ese día llegaban la priora de Copiapó y Sor María José en la mañana, al mediodía llegaba Sor Yezabel y en la tarde Madre Adriana, que volaba desde Argentina; un poco antes recibíamos a las hermanas de Yerbas Buenas: Madre Mª de Sales, Sor Adalila y Sor Bernardita. Ya antes, la comunidad de Copiapó, con enorme generosidad, nos había “prestado” a Sor Fresia, que había llegado para acompañarnos en la música. Lo cierto es que su presencia fue un regalo, la comunidad la conocía mucho desde hacía varios años, encontrarla ahora a unas pocas semanas de su Profesión solemne y con la inmensa disposición con que se organizó para hacer los ensayos y preparar la Misa del gran día, no hizo más que aumentar la unión que ya existía. Ya saben cómo son estos encuentros monásticos, las alegrías de volverse a abrazar hermanas de distintas comunidades, la fraterna disponibilidad con que unas se ofrecen a cooperar en el lavado de loza, otras en el planchado de la ropa de las viajeras o lo que haga falta. Así, ya todas en casa, y después de rezar Vísperas, oración y Completas, nos fuimos a cenar. El primer regalo de Madre Adriana, dado que todas habían llegado este día, fue enviarnos a descansar temprano esa noche y poder estar en óptimas condiciones al día siguiente. El miércoles después del rosario y de Laudes celebramos la Eucaristía presidida por nuestro Padre Maestro, Fr. Bruno Cadoré y concelebrada por Fr. Javier Pose, Fr. Prakash y Fr. Miguel Ángel Ríos, provincial del vicariato de Chile. 18


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.