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LADISCUSIÓN SOBRE LOSLIBROS DETEXTO GRATUITOS

REDACCIÓN

ELHERALDODEMEXICO.COM n fechas recientes se ha dado una discusión pública en torno a los Libros de Texto Gratuitos (LTG) elaborados por la Secretaría de Educación Pública (SEP). Grupos conservadores y políticos de oposición denuncian que los contenidos educativos que están en los libros son comunistas, enseñan “ideología de género” (por tener contenidos de educación sexual), llaman al conformismo y su último fin es para ‘adoctrinar’ a los niños.

La educación siempre ha sido el objeto de diversas batallas entre los grupos conservadores y el gobierno. Tampoco son nuevas las protestas contra los LTG, contra los que ha hecho campañas desde su creación en 1959, en el sexenio del presidente Adolfo López Mateos. Incluso las protestas se han dado con los gobiernos de ideología de derecha. En el 2009, durante el sexenio de Felipe Calderón, se realizó la quema de libros de secundaria afuera de la de la SEP en la ciudad de León, Guanajuato, acto que fue organizado por padres de familia, panistas e integrantes de la asociación “Suma Tu Voz”, bajo el argumento de que “no educan sobre los peligros que implica el uso de anticonceptivos y promueven el condón” (bit.ly/44gp1LH).

Las críticas no son nuevas. Lo nuevo parece la estridencia de la protesta, ya que se han hecho llamados a quemar o a destruir los libros, ya no únicamente por organizaciones locales, sino por figuras nacionales, como Marko Cortés, dirigente nacional del PAN, quien mencionó

“A todos los padres de familia del país, los exhortamos a que, ante el probable desacato de López Obrador, desechen los libros de texto que den a sus hijos o al menos les quiten las hojas que ustedes consideren que no son convenientes para la educación de sus niños”.

Más allá del ruido, que va en un extremo de la quema de libros, al otro extremo de “dar la vida por la educación, pero eso sí, no me van a encontrar arrodillado... ¡Me encontrarán trabajando!”, señalada por el director de materiales educativos de la SEP, Marx Arriaga, sin duda los libros tienen criticadas sustentadas, tanto por los errores que están presentes en sus contenidos, como por las mentiras que han girado alrededor de la discusión y el fin que deberían tener los materiales, algo que vale la pena revisar.

Los errores. Es cierto, los libros tienen errores. Vale la pena señalar algunos de ellos. En el libro Nuestros Saberes de tercer grado en la página 18 hay una cronología de Benito Juárez, expresidente de México, en la que señala que nació el 18 de marzo de 1806, cuando la fecha correcta es el 21 de marzo. En la página 82 del libro Nuestros Saberes para tercer grado de primaria, en el apartado de matemáticas, se muestra una línea recta en la que se muestra un conteo de fracciones y puntos decimales para medir la distancia entre el

0 y el 1. La inconsistencia en esta recta es que se marca que tres cuartos son menores que cinco octavos.

No son los únicos, en la página 38 del libro Nuestros Saberes de quinto grado se representa una infografía sobre el Sistema Solar. En la misma se pueden apreciar errores de ortografía, y que en las órbitas de los planetas se encuentren.

Los errores no son nuevos. En 2013, el entonces secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet, señaló a que había 117 errores ortográficos contenidos en los nuevos libros de texto gratuitos de primaria y culpó a la administración de Felipe Calderón. El coordinador de la bancada de diputados de Movimiento Ciudadano (MC), Jorge Álvarez Máynez, expuso los errores hallados en los libros de texto de las administraciones anteriores y recordó que el material también se publicó con errores como el de una mano con seis dedos en 2018.

Las mentiras.

A la par de los errores, en redes sociales se compartieron distintos contenidos que ni siquiera formaban parte de los LTG, pero abonaban a su descalificación. Algunos ejemplos de esto fueron, una imagen de un supuesto contenido de los libros de la SEP en el que hace referencia al tema de la igualdad social y en el que pone como ejemplo que una protesta a la que se le cataloga como “marcha fifí”. El contenido es real y existe, pero no pertenece a un libro de texto de la SEP, ya que es de 5° semestre de educación media superior. En otra publicación, también en redes so- ciales se acusaba que los nuevos contenidos educativos contenían información sobre las infancias trans, tema que, pese a que es cada vez más común, se trata de una mentira en el caso de los libros de la SEP, ya que las imágenes habían sido sacadas de una publicación de 2016, elaborada en España, por una asociación civil de padres de infancias trans.

Otra mentira fue señalada por el excandidato presidencial, Ricardo Anaya, que a través de un video comentó sobre la desaparición de las matemáticas, porque el material se redujo a 13 páginas del libro “Nuestros saberes”. Las matemáticas no desaparecen. De entrada, parece interesante que se llega a la conclusión sobre la ausencia de las matemáticas a partir de los libros de texto y no de los programas de estudio. Además, parece que la crítica solo se sustenta a partir de la cantidad de páginas de un libro de texto. Al respecto, la titular de la SEP, Leticia Ramírez, aseguró que las asignaturas como matemáticas no desparecen, sino que esta enseñanza se ubica dentro de los campos formativos.

El comunismo

Cada que se presentan modificaciones a los libros, de forma regular se genera debate. Aunque en esta ocasión, la bandera utilizada del fantasma del comunismo parece un absurdo. A pesar de eso, hay medios de comunicación, políticos e “intelectuales” que han promovido etiquetas de “educación comunista” y “libros comunistas” a los LTG. A lo que llaman comunismo parece referirse a lo que se bautizó como la Nueva Escuela Mexicana, que consiste en un nuevo enfoque pedagógico en el que los niños aprenden a partir de ejercicios en grupo y colectivos. Este nuevo paradigma integra de forma transversal las materias y crea módulos en donde se trabaja por proyectos en la escuela, el aula y la comunidad.

Pero hoy, se dicen falsedades absolutas sobre el contenido de estos textos.

De hecho, no hay ningún elemento en los libros que permita sustentar la afirmación del comunismo. El proyecto del partido en el gobierno no tiene intención de modificar nada que pueda ser caracterizado como comunismo; no se plantea la estatización de los medios de producción, la abolición de la propiedad privada y tampoco la creación de una sociedad sin clases sociales. Aquellos que dicen que los libros son comunistas revelan una gran ignorancia y una mala fe monumental.

Para finalizar, la discusión es más profunda que algo que se pueda definirse en términos de blanco y negro. Los libros tienen buenos contenidos acordes a la realidad de se vive hoy en día, pero también contienen errores. Hay contenidos orientados a estar en contra del racismo, a favor de la educación sexual y del compañerismo, pero algunos materiales presentan errores que es atendible corregir, al menos mediante una fe de erratas. A diferencia de lo que algunos gobiernos estatales han señalado, por más fallas que tengan, lo peor que pudiera pasar es que los libros no lleguen a las escuelas, ya que en muchos lugares estos son los únicos libros que los niños y sus familias van a tener acceso.

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