Año: 14 Número 316
24 Páginas
23 de Octubre 2013
LAS 3 AGUILAS DE ORO
A
ngélica López y María Medina son amigas desde hace muchos años y viven en Peoria, Illinois. El perrito Spanchi es casi el rey de la casa y Ángel, el retoño de María es considerado príncipe de este pequeño reino feliz. La vivienda es una cabaña como de cuento, rodeada de un bosque amigable como para soñar. La sala donde he sido invitado a sentarme es acogedora y allí es donde estamos llevando a cabo una amena conversación. Angélica ha hecho del águila su símbolo. Por eso, nunca se ha conformado con volar por donde vuela la mayoría de los pájaros, sino más allá, donde el aire es más limpio y el cielo luce más despejado, más azul. Esa fue su idea cuando dejó su natal Guadalajara, allá por 1986. Volar más al norte era el mandato de su corazón. En Riverside, California, trabajó ocho meses limpiando cuartos de hotel; y allí hubiera continuado sin tiempo, pero un águila revoloteando en su pecho tapatío, le dijo: “No trabajes para nadie. Trabaja, pero para ti, para tu propio desarrollo y satisfacción.” Así lo hizo. En esa ciudad nació la empresa: Las 3 Águilas de Oro. ¿Y por qué tres águilas y no una o dos?, interrumpo. -Bueno, aquí le va la respuesta. El águila principal soy yo, la segunda es mi amiga Mary y la tercera es Ángel. Los tres somos águilas y así es como nos definimos, pensamos y deseamos vivir. -¡Ah, ya comprendo! ¡Ya comprendo! -Eso digo, con mi mirada brillando de admiración.
Y pues, de Riverside a Peoria hay una distancia enorme y mundos de diferencia -es mi pregunta. -Pues, por lo mismo. Por el deseo de siempre ampliar nuestros horizontes estamos aquí y, déjeme explicarle, esta no es nuestra última frontera. No podría ser. Eso sí, mientras estemos aquí, viviremos y trabajaremos cada minuto a plenitud, para evitar remordimientos después. En verdad, estoy frente a dos mujeres con espíritu indomable, me queda por decir. Pero las 3 Águilas de Oro no es una venta de tacos al pastor o de elotes locos. De ninguna manera. Las 3 Águilas de Oro es un negocio donde se trabaja con tecnología de punta. ¿Cómo así? ¿Pueden acaso dos mujeres ir a la vanguardia en estos menesteres? ¡Pues, Claro! ¡Por qué no! A ver, les digo: Angélica es una experta en dar mantenimiento a computadoras y aparatos I Phone. También es experta en restaurar joyería, relojería, trabajar al detalle, con finura y precisión. Y saben, allí no termina todo. Angélica es maestra de Corte y Confección y compositora de letras para canción. Y entonces a su amiga María donde la colocamos en este jardín de tanto talento y capacidad. Pues, aquí, al lado de su amiga, como asistente, como su mano derecha, como su amiga y compañera fiel. Angélica es sobreviviente de cáncer de seno. Hace cinco años cuando se sometió al severo tratamiento de radio y quimioterapia parientes y amigos la llamaban para ofrecerle consuelo y valor. Pero un águila, como es Angélica, en vez de consolarse al recibir ánimo para soportar las drásticas terapias, era más
bien ella quien contagiaba a sus seres queridos con entusiasmo y con deseos de vivir y de reír. -Váyase a su casa a descansar -le aconsejaba el personal médico. Nuestra águila de oro nunca siguió ese consejo. De las terapias salía directo a trabajar. A su hermano Mario le compuso una canción. El buen y muy trabajador joven había ahorrado dos meses para comprar las entradas para ir a bailar con su novia, con la
Sonora Santanera. No pudo ir. Ese día en el trabajo se quebró un pie. -A ver, escúchela -me pide. Al poner mi oído, la letra y el ritmo me da por mover los hombros y reír. Esa es Angélica, una mujer feliz de vivir y de luchar. Y por eso, desde aquí, el personal del Heraldo le expresa la más sincera enhorabuena y la más sentida felicitación. Por: Oscar Argueta