T
Año: 13 Número 296
rey Sucher conoció a Dina Burgos en una clase de español. Era agosto de 2004 y el lugar era un aula de la Universidad de Iowa, en Iowa City. Ese día veraniego, Trey buscó acomodarse en su escritorio, hojeó su libro hasta encontrar el primer capítulo y pluma en mano estaba listo para tomar notas. Los escritorios estaban colocados en forma de un cuadrado. Por la ventana entraba la luz del sol. Hasta ahora, para Trey el ambiente lucía normal. Nada fuera de lo común. Como es de suponer, todos los estudiantes eran jóvenes veinteañeros y el maestro, con aire de intelectual, pero informal. Así pensaba Trey, pero justo en el momento, cuando la clase estaba para empezar, la puerta se abrió y los ojos de todos los presentes dirigieron su mirada en esa dirección. Era de esperarse. En un primer día de clases alguien siempre llega tarde. Por eso, sin más, la clase volvió su mirada a los libros y al catedrático de español. Trey, no hizo lo mismo. En su vida había visto a una joven tan, pero tan hermosa. Como iba entonces a quitar los ojos de alguien así. No los pudo quitar en ese momento, ni durante el transcurso de la primera clase de español. Frente a la joven con sangre latina, sentada a solo dos pasos de su escritorio, sentía como si su cuerpo hubiera salido de un túnel oscuro y ahora veía la luz. Aclaremos, por este lado del salón, Trey estaba deslumbrado, emocionado a más no poder; pero del otro lado, Dina paseaba por otros caminos, por otros mundos. Ninguno de ellos era parecido a los rumbos por donde paseaba el corazón del joven norteamericano, nacido
en Des Moines. Trey continuó poniendo la mirada en Dina en cada clase de español y, en estas circunstancias, pasó septiembre, pasó octubre; y por fin, un día de un otoño rojo y naranja, sucedió el milagro. Dina vio a Trey y de esa mirada nació el amor. Dos años después, Dina y Trey viajaron a España. El destino de Dina era Madrid. En cambio, Trey decidió ir a Barcelona. Dina, hija de padre peruano y madre norteamericana, deseaba ampliar y refinar su conocimiento de la lengua de Cervantes. A Trey, lo motivaba un profundo y sincero deseo por comprender y extender los límites de su mundo. “En Barcelona viví la aventura
24 Páginas
de mi vida”, menciona Trey. “Estando allá, vi la vida desde otro ángulo y las diferencias entre una y otra cultura, en vez de debilitar mi espíritu lo fortalecieron. Por eso estoy sentado aquí en esta oficina en West Liberty, esperando brindar mis servicios de abogado a los inmigrantes latinos y de otras partes del mundo.” Mi atención aumenta cuando lo escucho decir. “Hasta ahora la ley migratoria, en vez de favorecer a los inmigrantes, está diseñada para ir en contra de ellos. Por lo tanto, mi misión está definida: trabajar para inclinar la ley a su favor.” Dina y Trey se casaron el 23 de junio del 2012 y, en seis meses de ahora, recibirán en sus brazos a su primer bebé. A
07 de Enero 2013
Trey no necesito preguntarle si es feliz. No, cuando lo he visto tomar en sus manos un retrato. “Mire”, me lo muestra, “ella es Dina. Es muy bonita, ¿verdad?” Al decirlo, su rostro rosado se ilumina como si fuera un sol. Esa es la luz del amor, se me antoja pensar a mí. Dina se graduó de la Universidad de Iowa y trabaja como maestra de educación primaria en el programa bilingüe de las escuelas de West Liberty. Trey, recibió su título de abogado de la misma institución y ahora ejerce feliz su profesión en la misma ciudad. Para solicitar los servicios del abogado Trey Sucher llame al: 319-745-8018. Por: Oscar Argueta