Cándida y el Gorrión

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Historias Con Mensaje

Cándida y el Gorrión Henry Padilla Londoño

Henry Padilla Londoño


Cándida y el gorrión. Es mi sueño, mi esperanza de un posible futuro, allá… En otra parte, no aquí, donde todo se ve tan monótono, tan muerto. Quizás allá encuentre a alguien, alguien que me quiera… Pueda formar una familia, ser feliz….

Aquí me espera coger café y ayudar en la finca toda mi vida. Casarme con algún jornalero, trabajar… y trabajar… Quizás aceptarle las invitaciones de Jacinto, que insiste, insiste… Me quiere llevar al matorral, y quebrar mi vida para siempre.

Y llevada por su sueño, de la mano de su esperanza, salió Cándida, Una noche como todas, antes que la luz del día llegara, Con su ropa en una bolsa, y unos pesos que había ahorrado. Dejo su casa, su familia, buscando algo mejor que esperaba encontrar allá…

Henry Padilla Londoño


Cándida, canta el gorrión, porque te alejas de tu protección. No echaras de menos mi canción, no extrañaras la mano suave de mamá. La mirada firme de papá, el olor a café fresco, el almuerzo después de trabajar. ¡Cándida, Cándida!, ¿sabes que será lo que vendrá?

Henry Padilla Londoño


A Bogotá, voy a Bogotá, respondió Cándida, Mirando al chofer del bus que la miraba morbosamente. ¿Pasaje completo o especial? Dijo el hombre descaradamente. ¿Cuánto vale el completo? …300 pesos ¿Y el especial? Solo 50 y su bondad. Y Cándida solo tenía 70, tenía que comprar el especial. Un especial, dijo tímidamente. El hombre sonrió, y le hizo puesto a su lado. … Mientras el hombre sudaba sobre ella, ella recordaba su tierra, ¿Sera que he hecho bien? Ya no puedo echar pa… atrás. Cándida ahora está muy pintada y arreglada, algún día piensa, esto es solo pasajero. Mientras los clientes se acercan y discuten el precio que pagarán. Ella sabe que no puede rebajar, tiene que pasarle casi todo al Cobrón, El que debe estar mirando en este momento, cuidando su mercancía.

Henry Padilla Londoño


Y el tiempo pasaba, ya de Cándida no queda ni la C, Ahora Cándida está atenta a las nuevas niñas, las que llegan del campo. Las que no tienen para pagar pasaje completo, ella las reconoce. Por un momento se ve en ellas, y las castiga por ilusas. Su antigua vida ha quedado atrás, fue un mal sueño piensa a veces. Ahora soy mi dueña, me gano mi plata, y tengo otras que trabajan para mí. De sus siete hijos, a tres los tiene atendiendo puestos ambulantes. Y a las niñas… ya las prepara para que la ayuden en el negocio.

Henry Padilla Londoño


Y un día como todos, una niña llego a su puerta: Señora, ¿es usted Cándida? ¿Quién te manda mocosa? Su papá, señora, está muriendo, me dijo que viniera aquí a avisarle. Bueno ya me aviso, ahora váyase. ¿No va ir a verlo? Yo tengo mis negocios aquí, si un día quieres ganar plata, venga a aquí y yo la pongo a trabajar. Yo tengo mi trabajo allá, en la finca, allá soy feliz, dijo la niña. ¿Cómo puedes ser feliz allá, en esa pocilga?

Allá esta mi vida señora, allá veo el sol a diario, tengo mi comida a mi tiempo. Tengo trabajo, y como de mi trabajo. También tengo un gorrión que me canta a diario. Allá, señora Cándida, allá soy feliz. La niña empezó a cerrar la puerta tras de sí, mientras Cándida recordaba. La que una vez fue su vida, la que ella había cambiado, Y ahora se movía engañando y dañando, abuzando. Porque si no lo hacía no comía.

Henry Padilla Londoño


¿En qué situación estas tú? ¿A dónde te ha tirado la vida? Las decisiones de un momento, pueden llegar a alterar el curso de tu vida. Pero si llegaras a ser una Cándida, aún hay esperanza, aún hay una salida. La única salida es Jesús, el Cristo, él es el único que te puede sacar de ahí.

¿Sera que te atreves? Tu vida depende de esto, o sigues pecando y dañando a otros. O te arrepientes y vienes a Jesús, él te ayudara a recobrar lo que una vez perdiste y mucho más. ¿Crees que es casualidad que estás leyendo estas palabras? Tu vida está en tus manos, aun puedes ser libre, atrevete. Ven a Cristo.

Ahí donde estas, clama a Dios, pídele perdón, pero tienes que empezar a dejar la vida que has llevado, debes realmente volverte a Jesús, no por el temor de morir en pecados y perderte para siempre, sino porque ves que lo que has hecho es malo, y ahora quieres otra vida. No puedes jugar con Dios, el conoce tu interior. Pero si sinceramente te acercas a él, él sanara tu vida, la transformara, y pronto llegaras a ser otra persona, una persona que pueda ser feliz, que no viva de hacer el mal, sino de hacer el bien, una persona que puede amar y recibir amor, ese verdadero amor que solo podrás conocer cerca de él. Ya el conocimiento de la verdad ha llegado a ti, por medio de estas Palabras, escoge la vida y vivirás. Henry Padilla Londoño


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