Miscelanea

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de calidad. Que desde cualquier parte del mundo puedan acceder a más y mejores contenidos. Eso ha sido históricamente Memoria Chilena: nuevas colecciones, nuevas salas virtuales, nuevos sitios temáticos. Sólo nos falta avanzar en el sueño de trabajar a pedido, que los investigadores nos digan qué buscan y nosotros podamos digitalizarlo. ¿Qué más debe ser la Biblioteca Nacional de Chile? ¿Que más no? (ríe)… Necesitamos que el mismo encanto que nos provoca a nosotros trabajar en la Biblioteca Nacional pueda pasarse a nuestros usuarios, ese es el desafío. Para la mayoría de la gente la Biblioteca todavía es esta cosa medio latosa, polvorienta. Para los investigadores es su fuente de trabajo, pero falta pasar esta riqueza que nosotros sabemos que tiene, que hay un Archivo de Música con partituras de compositores chilenos nunca tocadas, en el Archivo del Escritor con los manuscritos de Gabriela Mistral, en nuestra Sala Medina con colecciones invaluables. Tenemos que seguir haciendo esfuerzos por mostrar la riqueza de la Biblioteca Nacional. Eso tiene que ver con mucho trabajo. Que nuestras exposiciones se basen en nuestras colecciones, tenemos el 95% de todas las revistas que se han publicado en Chile, ¡eso es un gran tesoro que debemos revalorizar! ¿Qué problemas tiene hoy la Biblioteca Nacional? Una de sus principales dificultades es el acopio. Recibir todo lo que se publica en y de Chile genera un gran problema de almacenaje. Este edificio se construyó hace muchísimos años, cuando había otro ritmo de impresión y solo un tipo de soporte, el papel. Hoy las bóvedas nos están quedando pequeñas y contrariamente, cada vez se publica más. Necesitamos –también- hacer un diagnóstico completo de nuestras piezas a conservar, pero no hemos podido hacerlo todos los años y finalmente, investigar más nuestras colecciones, hacer una curaduría de ellas, para poder relevar lo que está detrás de estas murallas y llevarlo a nuestros usuarios en más exposiciones y conferencias. La vida es sueño Cumplir 200 años invita a soñar. Se puede revisar la historia y preparar eventos, publicaciones y festejos, sin embargo, los cambios y los hechos siguen sucediendo en el mundo impulsados por personas, que son las que finalmente proyectan el futuro de las instituciones. ¿Qué significa para una historiadora ser la Directora de la Biblioteca Nacional? Es conmovedor como historiadora y persona. Y no es sólo el cargo. Saliendo de la universidad trabajé acá por 4 años, después estuve en un canal de televisión y volví a Memoria Chilena, donde fui editora de historia y más tarde Coordinadora General. Entonces se trata de muchas cosas. De la emoción de recibir el llamado de Álvaro Covarrubias para una donación de cartas que tenía su abuelo y que resultan ser de Bernardo O´Higgins y otros próceres. Toparte con eso, con esa generosidad y por otra parte, con una infinidad de proyectos es algo fascinante. Somos un gran espacio de la cultura nacional, al cual llegan iniciativas vinculadas al patrimonio inmaterial, a la fotografía, la música, el arte y la historia. Y eso es parte del orgullo de pertenecer a la Biblioteca Nacional. ¿Cómo sueñas a futuro la Biblioteca Nacional? La sueño preciosa, con un edificio perfecto, con una bodega satélite que pueda atender a público, como en Madrid que tienen una bodega-sucursal con las copias dos donde la gente también puede ir. Con los catálogos en línea de forma impecable, con más espacios para usuarios, con esta mezcla de clasicismo y vanguardia arquitectónica, con espacios para que la gente pueda trabajar, estudiar y conversar, no sólo una biblioteca en silencio, sino con espacios de diálogo permanente. Y finalmente, hacer crecer nuestro entorno, con la plaza Vicuña Mackenna unida al cerro Santa Lucía y que eso sea una gran plaza de la cultura, con cafés y librerías que haga de antesala a la Biblioteca Nacional. Finalmente, de los sueños a la práctica, ¿Que temas han marcado tu gestión en la Biblioteca Nacional? Son tres ejes que tempranamente busqué. Uno es el rol de Biblioteca Patrimonial, en el sentido de lo que tenemos acá es patrimonio de todos. Dos, una Biblioteca Digital, cuyo ejemplo es Memoria Chilena. Tercero, una Biblioteca abierta a la comunidad, sin exclusiones ni fronteras, en la que toda persona interesada en el patrimonio de Chile pueda acercarse y tener la mejor atención posible. Sitio de la Biblioteca Nacional de Chile http://www.dibam.cl/biblioteca_nacional/noticias.asp?id=14785

ABINIA Informa Vol. 10 - Nº 3 / Pág. 43


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