XXXIV Foro Internacional de Música Nueva "Manuel Enríquez" 2012

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convencionales pero inequívocamente propios del instrumento, se usa aquí no como ornamento fortuito, sino como material creativo orgánico del discurso musical. La asimetría es empleada profusamente para delinear la personalidad rítmica de la pieza. La obra comienza con una larga introducción-refrán, destinada a intercalarse, bajo aspectos nuevos cada vez, entre diferentes partes del conjunto proyectado. Luego sigue una de las piezas que resume lo fundamental de la propuesta en perspectiva. La tercera parte presenta un borrador de lo que sería el movimiento conclusivo del proyecto. Recibió la primera mención en el Concurso Internacional de Composición Rodrigo Riera, Caracas, 1997.

Tomás Marco (España, 1942) Nació en Madrid. Estudió violín y composición, a la par que derecho. Amplió estudios musicales en Francia y Alemania y entre sus profesores destacan Pierre Boulez, György Ligeti y Karlheinz Stockhausen, Bruno Maderna o Theodor Adorno. Es autor de diversos libros y artículos sobre música contemporánea española y Premio Nacional de Música de España. Fue profesor de nuevas técnicas del Conservatorio de Madrid y profesor de historia de la música de la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Ha publicado varios libros y dictado cursos en instituciones y universidades de Europa y América. Ha ejercido la crítica musical en varios medios. Fue director del Centro para la Difusión de la Música Contemporánea creando su laboratorio de electroacústica y el Festival Internacional de Alicante, cuyas primeras once ediciones dirigió. Desde 1993 es miembro numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1998 fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid. Como compositor es autor de cinco óperas, un ballet, siete sinfonías, música coral y de cámara. En la actualidad se dedica exclusivamente a escribir música y sobre música. En 2002 recibió el Premio Nacional de Música por el conjunto de su obra compositiva. Tarots Le diable. Lujuria, envidia, egoísmo. Figura andrógina y semidesnuda, coronada de cuernos y alada con extremidades de murciélago. La guitarra lo pinta con síncopas sustentadas en lo más bajo de su mundo sonoro, sobre las que se alzan acordes fugaces de ricas disonancias. Los tratadistas musicales del Medioevo, reconocieron en la cuarta aumentada, el prohibido “Diabolus in musica” intervalo incantable, condenado. La mort. Muerte o metamorfosis, puerta del Paraíso o del Infierno. Las dos cuerdas más graves, cruzadas sobre el sexto traste con el dedo índice de la mano izquierda percutidas, conjuran un sonido ultraterreno. Una obscura y decidida escala (escalera) descendente interrumpe el sonido de la campana fúnebre… La maison de Dieu. Una agitada construcción de semicorcheas que con complicados andamiajes tratan de subir y sólo caen en forma vertiginosa. La force. La guitarra alterna compases binarios y ternarios, parejas de notas ligadas y sueltas aumentan su volumen, en un movimiento que crece en potencia mas no en velocidad, hasta desencadenar toda la fuerza de los acordes rasgueados.

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