Texas 03

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Cerca de ti CHRISTINA DODD 3° de la Serie Corazones Perdidos de Texas

Hoy era el mejor día en la vida de George. Hoy estaba esperando la llamada que anunciaría que Industrias Givens se había hecho pedazos y caído tan profundo como el Titanic, y que él, el senador George Oberlin, poseía las acciones de los competidores que ahora valían billones. Hoy dejaría en claro su riqueza, su poder y sus intenciones a Kate, y finalmente, después de años de desilusión y amargura, ella sería suya. Y hoy, en celebración de todos sus muchos logros, quería regalarse la vista con Teague Ramos. Los hombres a los que había contratado estaban en prisión, pero no sabían quién los había empleado. Y según el hospital, Ramos había sido apaleado. No tanto como George había ordenado, pero lo suficiente como para que quisiera echar un vistazo al daño. Era un hombre al que le gustaba ver por lo que había pagado. Chequeó en los lugares habituales: la rotonda, el edificio de la corte suprema, el corredor este. Preguntó a sus fuentes habituales: el guía de turismo, el mensajero, el señor Duarte. Nadie había visto a Ramos. ¿Se había tomado el día libre ese bastardo? ¿Simplemente por unas pocas costillas rotas y los rasgos hinchados? ¡Ridículo! El gobierno del estado de Texas pagaba buen dinero para que Ramos hiciera un trabajo, y lo haría, incluso si George tenía que hacer una queja formal. Entonces a George se le ocurrió algo terrible. No había visto a Kate hoy. ¿Habría sentido ella una compasión fuera de lugar y se habría quedado en casa de Ramos para cuidar de él? —Oh, no. —George marcó el número de la estación de televisión—. Oh, no. No vas a salirte con la tuya. —La operadora en KTTV atendió, y George anunció—: Habla el senador Oberlin. Necesito a Brad Hasselbeck. —Sí, senador. Espere, por favor. Cuando Brad atendió, George supo de inmediato que el hombre había dejado de tomar su medicación. Sonaba maníaco. En un tono demasiado rápido y demasiado alegre, le dijo: —¡Senador! ¡El novio de Kate Montgomery! Supongo que ha llamado por la señorita Montgomery, ¡pero llega demasiado tarde! ¡La envié a hacer un trabajo! —No soy su novio, y dejarás de hacer una acusación tan inadecuada. Oberlin sintió un torrente de calor en sus mejillas. Justo lo que necesitaba. Un director de emisora que parloteara que Oberlin amaba a Kate. Para asegurar la completa comprensión de Brad, George agregó: —Cállate, Hasselbeck. —Seguro, senador. ¿De qué quiere hablar? Brad también sonaba como si se hubiese dado el gusto con algunos tragos. Magnífico. —¿Dónde está Kate Montgomery? —Shhh —siseó Brad con inquietud fingida—. ¡No comience rumores actuando preocupado! ¡Usted no es su novio! —¡Idiota! —dijo George bruscamente. —Sí, tendré que estar de acuerdo con usted en eso. Soy un idiota. La contraté porque usted me dijo que lo hiciera, y ahora voy a perder mi trabajo porque pagué demasiado por una reportera que no hace su trabajo. Así que definitivamente soy un idiota. Pero no tan idiota como cierto

Traducido y corregido por ALENA JADEN

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