Texas 03

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Cerca de ti CHRISTINA DODD 3° de la Serie Corazones Perdidos de Texas

El otro tipo, el que estaba agachado encima de Teague, saltó hacia ella… y en segundos, Teague pasó de estar tendido a ser un toro embistiendo. Teague lo tacleó. Salieron revolcándose por el callejón y el primer atracador, el tipo en la basura, fue hacia ellos. La ignoró y fue tras Teague. Agarrando un cubo de basura lleno y pesado, ella se lo arrojó. No pudo levantar mucho el peso del suelo, pero cuando lo golpeó en las espinillas, el choque lo derribó. Él voló por encima. Aterrizó de cara al piso. El impacto dobló la manija de los dedos de Kate, llevándose piel, carne, desencajándole a medias el hombro. Ella se dio vuelta, buscando dificultades, buscando a Teague... Y se dio cuenta de que había más personas corriendo hacia ella, gritando. Por un momento, intentó desesperadamente pensar cómo iba a defender a Teague. Entonces se dio cuenta de que era la gente de él. Gemma, Rolf, Chun, todos viéndose tranquilizadoramente competentes… y furiosos. Entraron en acción y en segundos los atracadores fueron contenidos. Kate oyó sirenas. Vio luces intermitentes rojas y azules y autos de policía. Teague se puso de pie tambaleante. Él estaba a salvo. Estaban a salvo. Le dolía el pie. Le dolían las manos. Su pecho subía y bajaba por el esfuerzo y el pánico residual. Los papeles de su maletín estaban desperdigados por el callejón. Su zapato estaba… no sabía dónde estaba su zapato. Policías con uniforme inundaron el lugar. Kate miró a Teague través de la multitud. Teague estaba de pie, con las manos abiertas y colgando a sus costados, mirándola. La sangre salía de sus labios hinchados. Tenía un moretón que le estaba cerrando rápidamente el ojo, y podía oírlo resollando desde el otro lado del lugar. Kate nunca había visto nada tan hermoso en su vida. Él comenzó a ir hacia ella. Ella comenzó a ir hacia él. Se encontraron en el medio. Y Teague dijo: —¿Por qué no escapaste? ¿Por qué volviste? No eres ninguna experta en defensa personal. ¿Además estás loca? Ella se quedó mirándolo, boquiabierta, y lo odió tanto como lo amaba. —De nada, imbécil. Girando sobre sus pies descalzos, caminó hacia uno de los oficiales de policía para dar su versión.

Traducido y corregido por ALENA JADEN

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