La Moral Social

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EL UNIVERSAL

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GEMA SANCHEZ CUEVA

La moralidad social es el grado en que las personas se conforman con los preceptos de la moral establecida socialmente. La moral es el conjunto de normas y valores que deben seguir las personas. Es decir, en nuestra vida cotidiana vamos a ajustarnos a diversas reglas que consideramos adecuadas para convivir con los demás.

En cuanto a la moralidad social respecto de la violencia, serían esas normas que la sociedad entiende que se deben respetar para evitar dicha violencia. Si nos paramos a observar hacia qué elementos o agentes dirigen la culpabilización de que se generen esos actos violentos, obtendremos una visión más o menos acertada sobre dichas consideraciones morales.

Esta percepción se basa en una distorsión cognitiva. Supone una re elaboración simbólica de las cogniciones sociales. Las premisas de las que se parte son:

La víctima se comporta mal: se atribuye la culpabilidad a la víctima por comportamientos puntuales. Por ejemplo, si roban la cartera a alguien en Madrid, no sería raro escuchar: “es Madrid, hay que ir más atento…”

Esta teoría es un muy buen indicador del grado de moralidad social respecto de la violencia. Parte de la idea genérica de que las personas queremos vivir en un mundo justo. Es decir, tenemos la necesidad de creer que todo sucede por algo para nuestra tranquilidad psicológica.

Si atribuimos que los diversos delitos son un producto del azar, de la mala suerte, significa asumir que nosotros también podríamos ser víctimas de los mismos. Una ida inquietante que nos genera malestar. Por el contrario, si esa atribución se realiza hacia los demás (Ej. Le han robado porque transitaba por una zona peligrosa), nos hace pensar que tendremos menos posibilidades de sufrir un hecho violento (Ej. Nosotros, si no pasamos por zonas peligrosas, no nos pasará).

La víctima es mala (torpe o poco cuidadosa): devaluación y reconstrucción negativa de la propia persona. Realizamos inferencias hacia aspectos y características de la propia persona, como por ejemplo, su personalidad. Es decir, como la víctima de determinada manera, entonces es normal que haya sufrido ese delito.

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Como venimos diciendo a lo largo del artículo, en la sociedad existen valores aceptados o bien vistos. Sin embargo, existen igualmente otro tipo de valores “subterráneos”. ¿Por qué se llaman así? Bien, la idea es sencilla: son aquellos valores que mucha gente sigue, pero que no se exteriorizan de igual manera por entrar en conflicto con aquellos mayoritariamente aceptados.

Esta idea fue creada originariamente por Skyes y Matza, plasmada en su teoría de la neutralización. Normalmente son los propios delincuentes los que emplean dichas técnicas para paliar las consecuencias de sus actos. No obstante, hay personas que también emplean algunas de estas técnicas para dar su opinión sobre los hechos acontecidos, legitimando o justificando de esta forma al victimario (aquel que ha cometido el hecho delictivo).

La moralidad de la sociedad se basa en el buen hacer de las personas: pautas, reglas y patrones de conducta que se deben seguir. Si no se consideran adecuados a lo socialmente establecido, se atribuyen como causa de la violencia generada. En definitiva, en ocasiones estos actos violentos son vistos como una consecuencia inevitable.

Viernes 30 de Septiembre 2022 Numero 01
Primero periodico de investigacion periodistica Moralidad y Construccion Social

La exclusiva del año

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Negación del delito: “ha sido poco dinero, no se considera robar”; “no hay nadie por la carretera a estas horas, no pasa nada por ir más deprisa”.

Negación de la existencia de las víctimas: “no hago daño a nadie”.

Condenación de quienes condenan: “los políticos roban mucho más que los ciudadanos”.

Apelación a algo superior: “lo hice por…”. Necesidad de la conducta: “no tenía más remedio”.

Defensa de un valor: “no era una persona de fiar”.

Negación de la justicia: “siempre va haber alguien que salga perjudicado”. Todo el mundo lo hace.

Tenía derecho a hacerlo: “iba provocando”; “la maté porque era mía”.

Todo lo que hemos explicado tiene su reflejo en numerosos ejemplos reales en los que se culpabiliza y atribuye la responsabilidad a la persona que ha sufrido el delito. Así, encontramos planes de prevención de agresiones sexuales en las que se establecen diferentes pautas que deben seguir las potenciales víctimas. Con ellas, se condiciona el estilo de vida de la persona y de forma indirecta se dice que es su forma de vida o sus elecciones las que provocan tales agresiones.

Igualmente, podemos escuchar comentarios de personas de diferentes profesiones que atribuyen la realización de actos violentos y antisociales, por ejemplo, a la forma de vestir o actuar de la víctima. La sociedad considera, al menos desde un punto de vista moral, como delito el propio comportamiento de la persona que ha sufrido el daño. Si la forma de actuar de la víctima es vista como equivocada, se normalizará la conducta del perpetrador (se verá como una consecuencia lógica, cuando moralmente no lo es).

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EDITORIAL ETC

¿Qué es la moral?

La moral es un conjunto de normas, costumbres y valoraciones que forman parte de la tradición histórica y cultural de una sociedad. Sirve para distinguir el bien y el mal, es decir, las buenas acciones de las malas acciones. A menudo se maneja como sinónimo de la ética, aunque dependiendo del punto de vista no sean exactamente lo mismo.

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CARLOS MANUEL

VALDES

El comportamiento de una sociedad muestra de manera muy clara de qué está hecha. Quiero decir que las prácticas de la gente, tanto las externas como las familiares y las íntimas, son el equivalente de la verdadera moral de las personas que conforman una sociedad.

Un ejemplo muy sencillo: en centros comerciales y estacionamientos diversos se ha reservado un lugar para que puedan estacionarse vehículos en los que, ya sea el chofer o uno de sus viajantes, tenga un impedimento físico (desde parálisis hasta avanzada vejez). Para que se respeten, la Dirección de Tránsito concede a esos carros una placa especial. Es una buena disposición de las autoridades en favor de una minoría con problemas específicos. Sin embargo cualquiera puede observar coches que ocupan esos espacios de los que descienden jóvenes fuertes. ¿Cómo justifican su actuación?, con la placa.

Actitudes como la mencionada revelan que somos un pueblo con una gran posibilidad de corromper y corrompernos. En otras cuestiones mucho más importantes se hará lo mismo. Imagínese, si gente fuerte no quiere caminar dentro de un estacionamiento pequeño, ¿qué pasará cuando le encomienden planes y proyectos en los que maneje recursos económicos? Ahora sí que vale preguntarse si el espacio era para la placa o para las personas. Y no queda otro comentario que el siguiente: los que utilizan así ese privilegio son corruptos: han transformado algo bueno en su contrario.

Viernes, 30 de septiembre de 2022
Valor moral y social del trabajo.
Número 10

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SOMOS UNA NACIÓN DE CONVICCIONES PERO CON CIERTA FACILIDAD HACIA EL ACOMODAMIENTO PRÁCTICO. UNA FRASE: “DE QUE SE LO CHINGUE OTRO A QUE ME LO CHINGUE YO, MEJOR YO”.

¿QUÉ NOS FALTA?, ¿PODREMOS CAMBIAR?, SÍ, Y RÁPIDAMENTE. ¿CÓMO? CUMPLIENDO LAS LEYES, ACABANDO CON LA IMPUNIDAD, CASTIGANDO A LOS INFRACTORES… INCLUYENDO A LOS QUE INVADEN LOS LUGARES PARA IMPEDIDOS.

Es muy fácil hacer declaraciones y difícil coincidir con ellas. Somos un País democrático, con instituciones, con una historia espléndida, con varias culturas milenarias; somos un País con una enorme capacidad de despreciar la justicia y de atropellar a los demás (si tenemos la oportunidad y sin correr riesgos). ¿Las frases anteriores son contradictorias?, las frases sí, pero los mexicanos hemos demostrado que eso, como dicen hoy los estudiantes, “nos vale”.

Somos una nación de convicciones pero con cierta facilidad hacia el acomodamiento práctico. Una frase: “de que se lo chingue otro a que me lo chingue yo, mejor yo”.

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CARLOS VALDES

Los vídeos son una forma eficaz de expresar su punto de vista. Al hacer clic en Vídeo en línea, puede pegar el código para insertar el vídeo que desee. También puede escribir unaRecuerdo que muchos se opusieron. Lo hicieron hasta que empezaron las multas.

En un viejo libro mío, de 1992, me había atareado con el concepto de moral social proponiendo la conducta de los saltillenses de la era colonial como práctica y complaciente. Eso es normal, no hay que exagerar, pero lo realmente novedoso era que varios de sus alcaldes infringían la ley y de la manera más simpática: recibían una orden del rey o del virrey, evidentemente por escrito, entonces tomaban el decreto, lo colocaban sobre su cabeza y declaraban en voz alta: “lo acato más no lo obedezco”. Claro, su majestad no se enteraría jamás, estando a 14 mil kilómetros del jefe de comuna de un pueblecito de mil 500 habitantes que se burlaba de su autoridad (y lo hacía “con todo respeto”).

La moral social es la conciencia de lo que es bueno y de lo que es malo, lo que puede hacerse y lo que no. Pero no necesariamente se refleja en declaraciones sino en conductas. Digámoslo de otro modo: el 95 % de los mexicanos se declara cristiano; el cristianismo tiene una propuesta ética sumamente clara que no se presta a dudas (dudas las habrá sobre el dogma, demostraciones del orden de lo sagrado, etcétera, pero no sobre la moralidad).

Ahora bien, un pueblo cristiano que se permite tantas corruptelas muestra enorme fragilidad e incoherencia. Bueno, con eso contamos. Si le robas el espacio a un tullido ¿qué no harás si te damos poder político? Si llevaste a tu suegra en silla de ruedas cuando sacaste tus placas para justificar la de “impedido”, ¿qué no harías como tesorero de un club, como gobernante, como burócrata…?

Viernes,07 de Octubre de 2022

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ETECE

En sus orígenes, la moral estaba íntimamente vinculada a la religión y los códigos de conducta religiosos, que entonces eran indistinguibles de la vida cívica y social, ya que no había separación entre Estado y religión. Sin embargo, esto cambió radicalmente a partir de la Modernidad, en la medida en que la humanidad se vio obligada a redefinir y repensar sus conceptos y códigos de moralidad.

Hoy la moral tiene cuotas de participación en las ciencias, el ejercicio de las profesiones y en otras áreas del quehacer humano. Y aunque las distintas iglesias y religiones siguen constituyendo voces importantes en la materia, hoy en día podemos regirnos a través de una moral laica, o sea, no religiosa.

La existencia de la moral es un rasgo único de las sociedades humanas, dado que el libre albedrío y la conciencia nos hacen susceptibles de juzgar el modo en que vivimos, y de distinguir entre las que contribuyen a la estabilidad y la armonía social de las que no. Es decir, que permite el surgimiento y la existencia de valores.

Sin embargo, mucho se ha debatido a lo largo de la historia respecto a qué cosa son exactamente el bien y el mal. De ello se ha ocupado tradicionalmente la filosofía, en especial la ética o la filosofía moral.

La moral es un conjunto de normas, costumbres y valoraciones que forman parte de la tradición histórica y cultural de una sociedad. Sirve para distinguir el bien y el mal, es decir, las buenas acciones de las malas acciones. A menudo se maneja como sinónimo de la ética, aunque dependiendo del punto de vista no sean exactamente lo mismo.

La moral es un concepto clave en la formación de la civilización humana. Por un lado, una sociedad requiere siempre de un código o un conjunto de reglas a las que ceñirse para garantizar la paz social y la relativa armonía entre sus ciudadanos.

La moral de cada época ha determinado en gran parte el modo en que las fuerzas sociales interactúan y le ha otorgado poder a unos sobre otros, o incluso ha determinado a quienes se juzga como aceptables y a quienes no, lo cual tiene claras repercusiones sobre la vida y la muerte.

4 Número 10 Virnes, 07 de Octubre de 2022
4 Número 10

entre sí.

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ETECE

Moral religiosa. Aquella que está determinada por una tradición mística o religiosa determinada, y que se rige por los mandamientos de su credo o doctrina. Puede ser una moral más rígida o inflexible, especialmente en el caso de los sectores fundamentalistas, y aunque se hereda de generación en generación gracias a la institución eclesiástica, a su modo va adaptándose a los nuevos tiempos.

Moral laica. Aquella que no está determinada por una tradición mística o religiosa, incluso si muchos de sus valores coinciden con los de una tradición cultural muy marcada por el pasado religioso. Por ejemplo, la moral occidental es laica, está determinada por instancias no religiosas, pero la tradición cristiana tiene mucho que ver con sus fundamentos.

Moral fundamental. Aquella que aspira a ser universal, o sea, que tiende a juzgar los elementos más básicos (fundamentales) de la existencia del ser humano. Por ejemplo, los Derechos Humanos (DDHH) están sustentados sobre este tipo de moralidad.

Moral sexual. Aquella que determina el modo en que se comprenden ciertas prácticas u orientaciones sexuales, de acuerdo a una consideración de lo bueno o malo sustentada a menudo en otras ideas como lo natural, lo reproductivo o simplemente lo placentero.

Moral social. Con este nombre diferenciamos los preceptos morales de la sociedad, o sea, los tradicionales y heredados o que imperan en un momento determinado a un colectivo determinado, de los que puede tener un individuo en su fuero interno.

Moral individual. Se llama así a la aproximación personal, singular e individual que cada quien tiene hacia los conceptos de lo bueno y lo malo. Parte de ella está determinada por la moral colectiva o social, y otra parte por su propia capacidad de evaluar la realidad subjetivamente.

Más que de moral, pueden darse ejemplos de juicios morales o de valores morales determinados, imperantes en algún período de la historia.

La moral victoriana. Se llama así a la estricta visión moral que imperó en Inglaterra durante el reinado de la reina Victoria (1837 1901), y que se caracterizó por una intensa represión sexual, poca tolerancia ante el delito y el sostén de una fachada de dignidad que, sin embargo, no impedía la prostitución y el trabajo infantil.

Viernes,07 de Octubre 2022
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ETECE

La moral puritana. Los puritanos eran una facción radical del protestantismo calvinista, que floreció durante el reinado de Isabel I en Inglaterra. Como su nombre lo indica, defendían la necesidad de una pureza moral absoluta, en términos bíblicos, ya que el ser humano debía ceñirse completamente a los planes de Dios para recibir luego la gloria futura.

El relativismo moral. En este caso, hablamos de una vertiente filosófica que sostiene la no universalidad de la moral y de los valores morales, como una prueba de que todo intento de moralidad es, necesariamente, relativo, o sea, dependiente del contexto. Por ende, ninguna visión de lo bueno o de lo malo puede imperar sobre otras.

Lo inmoral. Es aquello que es contrario a una visión de la moralidad específica. Aquello que rompe sus reglas, que contradice sus visiones y desobedece sus mandatos. Por ejemplo, en algunas tradiciones islámicas y judaicas se considera inmoral que las mujeres muestren libremente su cabello, y por ende están obligadas a cubrirlo con un pañuelo o una peluca.

Lo amoral. En cambio, es aquello que simplemente no se somete a cuestionamientos morales, es decir, no responde a la pregunta respecto del bien y del mal. Eso no significa que sea bueno ni malo, sino que puede ser ambas cosas, dependiendo del caso y del contexto, pues no está en su naturaleza ser o no moral. Por ejemplo, la ciencia y la tecnología se consideran saberes amorales: pueden usarse de forma moral y para el bien de la humanidad, o pueden usarse para cometer atrocidades y empobrecer el mundo.

Moral sexual. Aquella que rige la conducta sexual aceptable de la inaceptable, en base a preceptos de alguna naturaleza, como los religiosos.

A pesar de ser conceptos semejantes, la moral y la ética se distinguen que la primera se sostiene en base a conceptos abstractos del bien y el mal, tal y como los propone la tradición, las costumbres y el consenso histórico de una sociedad.

En cambio, la ética aspira a una apreciación más universal de la responsabilidad de un individuo para con la sociedad entera, generalmente aplicada a una profesión o al ejercicio de un poder.

La ética es racionalmente argumentable, se desprende de consideraciones de tipo social, legal y profesional, mientras que la moral proviene de valores absolutos e incuestionables, aunque cambiantes lentamente en el tiempo.

Viernes, 07 de Octubre de 2022
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La Moral Social by maria de la paz cruz guerrero - Issuu