El año que creímos que sería el principio de una nueva normalidad. El año en el que volvimos a tropezar en la misma piedra.
El año en el que tampoco se pudo celebrar la Romería de El Pino.
El año en el que aunque siguieron cambiando muchas cosas, tampoco cambió ni cambiará, pase lo que pase,
la devoción a nuestra patrona:
La Virgen del Pino.