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AISLAR LOS EDIFICIOS RESIDENCIALES EUROPEOS PUEDE REDUCIR LA DEMANDA DE ENERGÍA PARA CALEFACCIÓN EN UN 44%

Invertir en la rehabilitación de edificios, teniendo como principal actuación el aislamiento de la envolvente, puede reducir considerablemente el uso de combustibles fósiles para la calefacción de los edificios, alcanzando potencialmente ahorros de un 46% de gas, un 44% de combustible para calefacción y un 48% de carbón, según las conclusiones de un estudio realizado por el Building Performance Institute Europe (BPIE) que analiza los resultados de dos escenarios de rehabilitación de edificios desarrollados hasta 2050.

Mejorar el aislamiento de todos los edificios residenciales existentes en la Unión Europea contribuiría significativamente a lograr los objetivos de cero emisiones netas de la UE para 2050 al reducir la demanda de energía para calefacción en edificios en un 44% (777 TWh de ahorro de energía, equivalente al consumo de electricidad de Alemania y España juntos) en comparación con 2020, según un nuevo informe del Building Performance Institute Europe (BPIE), elaborado en colaboración con Knauf Insulation. Tal y como se recoge en este informe, para combatir la crisis energética y garantizar la independencia energética de la UE, es urgente reducir la demanda de energía: “Desde la agresión de Rusia contra Ucrania a principios de 2022, la crisis energética se ha vuelto más urgente. La cuestión de la seguridad energética de la UE y la dependencia de la importación de combustibles ha estado al frente de los debates políticos y sociales. Junto con el aumento vertiginoso de los precios de la energía y la inflación, nadie es inmune a los cambios económicos y sociales evidenciados por esta crisis. Como resultado, el debate de la UE se desplazó hacia un suministro de energía seguro y asequible, a veces incluso a costa de una acción climática reducida o más lenta. Una UE próspera requerirá un uso reducido de combustibles fósiles y un suministro de energía diversificado donde el aumento del suministro de energía renovable se corresponda con la reducción de la demanda”.

En este contexto, el estudio muestra cómo mejorar el rendimiento energético de la envolvente del edificio en los edificios residenciales existentes reduciría sustancialmente el consumo de combustibles fósiles, aumentaría la seguridad energética y permitiría el crecimiento efectivo del calor renovable. En concreto, se destaca que invertir en la rehabilitación de edificios, teniendo como principal actuación el aislamiento de la envolvente, puede reducir considerablemente el uso de combustibles fósiles para la calefacción de los edificios, alcanzando potencialmente ahorros de un 46% de gas, un 44% de combustible para calefacción y un 48% de carbón y, por lo tanto, puede contribuir a abordar las ambiciones climáticas de Europa y los problemas de seguridad energética.

Investigación del BPIE

El estudio analiza los resultados de dos escenarios de rehabilitación de edificios desarrollados por el BPIE hasta 2050: un escenario se centra en el impacto de la rehabilitación total de todos los edificios residenciales de la UE para 2050; el otro examina un escenario en el que el 2% de los edificios (la tasa prevista por la Comisión Europea) se rehabilitaría cada año hasta 2050.

En este segundo escenario se llega a la conclusión de que el 30% de los edificios no serían rehabilitados para 2050 con la tasa de rehabilitación del 2% y se desperdiciarían 235 TWh en ahorros potenciales de energía final, equivalentes al consumo de electricidad de Australia. Sin embargo, bajo el escenario de rehabilitación completa del parque inmobiliario, que asumió que para 2030 las tasas de rehabilitación tendrían que duplicarse al menos al 2%, alcanzar el 3% para 2035 y el 4% para 2040, con el fin de lograr la rehabilitación de todos los edificios residenciales para 2050, el resultado fue el potencial de ahorro de energía de 777 TWh o un recorte en la demanda de energía para la calefacción de espacios en edificios residenciales del 44% (en comparación con 2020).

El informe concluye que la revisión de la Directiva Europea de Eficiencia Energía de Edificios (EPBD, Energy Performance of Buildings Directive), a la que el Parlamento Europeo dio luz verde el pasado 14 de marzo, representa una oportunidad que Europa no puede permitirse desaprovechar: “La EPBD debe definir la renovación profunda como el estándar y acordar requisitos de renovación que cumplan con este estándar que sean justos y estén respaldados por un apoyo financiero atractivo para todos los que lo necesiten”, según se plasma en el informe.

También debería exigir que los programas financieros y los servicios de asesoramiento den prioridad a los proyectos que logren renovaciones profundas, mientras que los Estándares Mínimos de Eficiencia Energética (MEPS) deberían centrarse primero en los edificios con peor rendimiento de Europa en todos los segmentos. Para ello, el respaldo de los fondos públicos es prioritario, debiendo diseñarse para “apoyar renovaciones profundas de edificios, eliminando completamente los combustibles fósiles”, añade el texto.

En opinión del director general de Knauf Insulation Iberia, Oscar del Rio, este estudio demuestra en todo caso que “el camino a seguir en España es aumentar exponencialmente y con carácter urgente las tasas de rehabilitación para aislar los edificios residenciales para 2050 y reducir la demanda de energía para la calefacción y refrigeración”.

Mayor nivel de exigencia

En línea con lo plasmado en este informe, cabe destacar que el visto bueno que el Parlamento Europeo dio finalmente, a mediados del pasado mes de marzo, a la revisión de la Directiva Europea sobre Eficiencia Energética en Edificios –con la inclusión, finalmente, de normas más estrictas– es un paso importante, pese a tratarse de unas medidas aún provisionales que pasarán ahora a ser objeto de negociación en reuniones técnicas entre las tres instituciones (Parlamento Europeo, Comisión Europea y Consejo Europeo). El objetivo es cerrar flecos y llegar a un acuerdo final que podría tener lugar en otoño, ya durante la Presidencia española de la UE.

A falta, por tanto, de su ratificación por parte del Consejo Europeo, las nuevas medidas están destinadas a integrarse en el paquete “Objetivo 55”, que tiene como misión traducir en legislación las aspiraciones del Pacto Verde Europeo, y cuyo nombre hace referencia a la reducción de las emisiones de la UE en al menos un 55% de aquí a 2030.

Desde la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP), asociación sin ánimo de lucro que engloba a profesionales, empresas y expertos en el campo de la eficiencia energética en la edificación, se ha valorado muy positivamente esta revisión de la directiva con medidas que refuerzan la apuesta por la eficiencia energética de los edificios.

En concreto, para Arturo Andrés Jiménez, presidente de la Plataforma Passivhaus, “se trata de un paso muy positivo que celebramos, ya que supone un refuerzo para quienes venimos promoviendo la construcción de edificios de consumo casi nulo”.

Entre las novedades con las que se quiere dotar de un mayor nivel de exigencia a la Directiva Europea sobre Eficiencia Energética en Edificios, cabe destacar que:

� Por primera vez, se otorga fuerza jurídica al principio de “primero, la eficiencia energética”, coincidiendo con el que desde hace un par de años viene siendo el lema de la International Passive House Association (IPHA). Se trata de exigir a los países de la UE que prioricen las medidas de eficiencia energética en las decisiones políticas, en la planificación y en las grandes inversiones en el sector de la energía y fuera de él.

� Incluye la primera definición de pobreza energética de la UE. Ahora, los estados miembros tendrán que aplicar medidas de mejora de la eficiencia energética de forma prioritaria entre las personas afectadas por la pobreza energética, los clientes vulnerables, los hogares con bajos ingresos y las personas que viven en viviendas sociales.

� El acuerdo refuerza las disposiciones sobre financiación de la eficiencia energética para facilitar la movilización de inversiones. Con arreglo a las nuevas disposiciones, los países de la UE deberán promover sistemas de financiación innovadores y productos de préstamo verdes para la eficiencia energética, garantizando una oferta amplia y no discriminatoria de estos productos por parte de las entidades financieras.

� El acuerdo establece un nuevo objetivo de eficiencia energética del 11,7% para 2030, superando la propuesta original, al tiempo que la obligación de ahorro de energía anual casi se duplica. Los países de la UE deberán lograr cada año un nuevo ahorro equivalente al 1,49% del consumo final de energía por término medio, una medida importante para impulsar el ahorro de energía en sectores de uso final como son los edificios.

� El acuerdo otorga al sector público una mayor responsabilidad al exigirle una reducción del consumo anual de energía del 1,9 % y obliga a las administraciones a renovar cada año al menos el 3% de la superficie total de sus edificios en propiedad.

� En el caso de las empresas privadas, los sistemas de gestión de energía serán obligatorios para los grandes consumidores y, por primera vez, se exige un sistema de notificación de la eficiencia energética de los grandes centros de datos.

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