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Análisis de ciclo de vida: un auténtico cambio de mentalidad

Aquien no le preocupe la descarbonización de la edificación, o bien no vive en este sector o, directamente, no vive en este mundo. Desde Green Building Council España (GBCe) llevamos 15 años trabajando para tener un modelo de edificación más sostenible en España. Para ello, hemos elaborado una Hoja de ruta para la descarbonización de la edificación en todo su ciclo de vida, cuya última actualización presentamos en diciembre de 2022, y que tiene el objetivo de lograr la neutralidad climática en 2050.

En este contexto, se plantean preguntas como cuál es nuestro presupuesto de carbono, cuánto le corresponde a España y, concretamente, cuánto al sector de la edificación. En GBCe hemos hecho el cálculo y a España le corresponden 639 GtCO2eq. Hay que tener en cuenta que, si mañana construimos un edificio, o lo usamos, ya hay que empezar a descontar de esa cifra. Hemos hecho el ejercicio de calcular las emisiones, analizando la construcción –incluida la explotación y fabricación de productos de construcción–, la fase de uso y mantenimiento hasta el fin de vida útil con su proceso de derribo y tratamiento de residuos.

Estamos lejos de conseguir la neutralidad climática; no obstante, dando los pasos adecuados, se pueden llegar a reducir las emisiones de carbono de ciclo de vida en aproximadamente un -89% en 2050, manteniendo –e incluso mejorando– la habitabilidad

Las conclusiones de esta última actualización de la hoja de ruta de #BuildingLife son que estamos lejos de conseguir la neutralidad climática. No obstante, este documento demuestra también que, dando los pasos adecuados, se pueden llegar a reducir las emisiones de carbono de ciclo de vida en aproximadamente un -89% en 2050, manteniendo –e incluso mejorando– la habitabilidad. Para ello, los puntos claves para transformar el sector para 2050 pasan por aprovechar y rehabilitar el parque existente, por racionalizar la nueva construcción, por descarbonizar los productos de la construcción, por acelerar la economía circular y por tomar conciencia de la urgencia de la situación. Este factor tiempo es fundamental desde el análisis de ciclo de vida (ACV). Hay que adoptar medidas desde ya para comenzar a eliminar las emisiones a corto plazo, ya que el presupuesto es limitado y esto nos impide apostar todo al largo plazo.

Pero ¿qué es ese ACV? A grandes rasgos, es un análisis que muestra el impacto ambiental en todas las etapas durante los 50 años que se le suponen a un edificio. Este estudio se puede elaborar durante la etapa de producto –de la cuna a la puerta–, pero podemos incluir también el final de la vida del edificio –de la cuna a la tumba–, incluyendo la variable de la economía circular. Los indicadores que se tienen en cuenta van desde el impacto ambiental hasta otros adicionales, como la salud, la toxicidad, el uso del suelo, el potencial para reciclar, para reutilizar, etc.

Cambio de mentalidad necesario

Estamos hablando, por tanto, de mucho más que de un simple sistema de análisis. Estamos refiriéndonos a todo un cambio de mentalidad necesario para afrontar el tremendo impacto que suponen en la actualidad las emisiones generadas por la edificación. Estamos hablando de que los edificios suponen el 32% de las emisiones a nivel internacional y el 36% a nivel europeo. Y las cosas no van a mejor. De hecho, se prevé un crecimiento exponencial en el consumo de materiales previstos en la construcción.

En este contexto, no podemos perder de vista los límites planetarios, nueve procesos básicos para la estabilidad del sistema Tierra cuyos umbrales, en caso de ser superados, pueden poner en peligro la habitabilidad del planeta. Estamos hablando de cambio climático, pero también de otros procesos que se encuentran en peores circunstancias y que están interrelacionados. En este sentido, es importante poner el foco en la pérdida de biodiversidad, que a su vez hace que se pierdan sumideros de carbono. Esto empeora los efectos negativos del cambio climático sobre el uso del suelo, ya que hay inundaciones, incendios…, lo que provoca que el suelo tenga cada vez menos capacidad. Esto genera la pérdida de hábitats de la biodiversidad, lo que hace que los ecosistemas no funcionen bien… y así, sucesivamente.

El ACV tiene en cuenta muchísima más variedad de impactos que el carbono, que es el que todo el mundo conoce y el que está incluido en todas las agendas. Pero si nos referimos a este último, de descarbonización, debemos tener en cuenta tanto el carbono operativo, que es el generado durante la fase de uso del edificio, como el embebido. Esto es lo que llamamos carbono de ciclo de vida.

Sin perder de vista el factor tiempo

La Agencia Internacional de la Energía ha planteado escenarios para alcanzar la neutralidad climática a nivel mundial en 2070 y en 2050. A su vez, Europa ha convertido en ley ese compromiso

Los puntos claves para transformar el sector para 2050 pasan por aprovechar y rehabilitar el parque existente, por racionalizar la nueva construcción, por descarbonizar los productos de la construcción, por acelerar la economía circular y por tomar conciencia de la urgencia de la situación de alcanzar la neutralidad climática para 2050, con la Ley del Clima. Y GBCe ha hecho el ejercicio de ver cómo se puede descarbonizar el sector, qué medidas son las más importantes. Las conclusiones son que estas medidas clave pasan por reaprovechar el parque existente, por descarbonizar los productos de la construcción, por poner en común las agendas de economía circular, salud y otros temas vitales para la construcción y por no perder de vista jamás la importancia del factor tiempo. En este contexto, las emisiones de carbono tienen cada vez más impacto.

El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) tiene una agenda que prevé que se hagan 7,1 millones de viviendas rehabilitadas, 10,8 millones de cambios de equipo, 4,9 millones de viviendas nuevas, etc. Pero ¿qué necesitamos para poner todo esto en marcha? Necesitamos datos, métricas y certezas en las que apoyarnos. Debe haber un consenso y aquí el proyecto internacional INDICATE, liderado en España por la Universidad de Sevilla y por GBCe, es una pequeña semilla que pretende ser útil para todos. Ese consenso, que se pretende lograr a través de un observatorio, de un grupo de trabajo, es vital. Ahora entra en juego un factor fundamental que es ese “factor tiempo” del que hablábamos antes. Las fechas de cumplimiento son ya, no tenemos ni un segundo que perder.

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