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PADRES Septiembre de 2018
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NUEVAS COMPETENCIAS
Habilidades sociales pa Junto a los conocimientos técnicos, ganan peso habilidades sociales como el optimismo, la capacidad de trabajo en equipo, la empatía, la asertividad o la resolución de conflictos. Habilidades que hay que entrenar desde la infancia.
DIANA OLIVER
Hasta hace relativamente poco, en un proceso de selección laboral, lo que se valoraba del currículo de los aspirantes eran los conocimientos y las aptitudes técnicas.Títulos académicos, másters y cursos de lo más variopintos se amontonaban en la presentación profesional de los candidatos que pasaban por los departamentos de recursos humanos. Hoy los conocimientos y la técnica siguen siendo importantes, pero los profesionales encargados de la gestión de personal en las empresas valoran cada vez en mayor medida habilidades sociales como el optimismo, el trabajo en equipo, la empatía, la asertividad o la capacidad de resolución de conflictos. Habilidades que se pueden (y deben) entrenar desde la infancia para poder hacer frente a las exigencias laborales de quienes serán los profesionales del presente, pero también del futuro. APRENDER HABILIDADES La conciencia real de que las habilidades sociales pueden trabajarse desde niños es reciente. Según Sonia Martínez Lomas, psicóloga y directora de los centros Crece Bien, si bien antes el pensamiento generalizado creía que "veníamos de fábrica" más o menos extrovertidos o con más facilidad para hacer amigos, lo cierto es que “ahora se está tomando conciencia de que estas actitudes son "entrenables" y de que este entrenamiento tiene un gran número de beneficios a nivel social, laboral y personal”. Añade la psicóloga que los niños y adolescentes antes socializaban más “en el parque o en la calle, mientras que ahora están más aislados al no jugar tanto en la calle, a lo que se suma el a veces abusivo uso de móvil”. Por esto, recuerda que muy importante que la rueda gire en el sentido adecuado: “Si no tienen habilidades sociales, se frustran en situaciones sociales. Los padres y amigos pueden no tomárselo de la mejor manera y esto genera inseguridad y baja la probabilidad de éxito en futuras situaciones. Sin embar-
go, si disponen de habilidades sociales y además se les ayuda a entrenarlas, las situaciones sociales serán una fuente de seguridad”. Juan J.F. Varela, psicólogo social experto en habilidades directivas, coaching y gamificación, y autor del blog MentePosible.com, considera que cuando se adquieren las competencias sociales en la infancia es más fácil que se integren en lo que se entiende como “forma de ser”, actitud o personalidad. “Si aprendemos a ser un buen técnico pero somos asociales, tendremos dificultades para trabajar en equipo o atender a clientes. Cuando alguien se muestra así se suele decir que “es así” y no es cierto, “se ha hecho así” y probablemente desde su más tierna infancia. O no ha descubierto otra forma de actuar porque no ha tenido oportunidad o ejemplo para mejorar sus habilidades sociales o su conducta asocial ha sido recompensada en algún modo”. Dado que existen diferentes grados de complejidad de las habilidades sociales, Sonia Martínez Lomas considera que es bueno hacernos una pregunta: ¿Sería más fácil lidiar con un compañero en el trabajo cuando soy adulto si de pequeño me enseñaron en el colegio a decir con calma "eso no me gusta"? Para la psicóloga, la asertividad en este caso debe haber sido aprendida desde la infancia, y desde ahí hemos podido ir escalando hasta adquirir unos niveles de complejidad en los que puedo negociar porque sé escuchar, pedir ayuda, preguntar, expresar, colaborar, etc. Además de la asertividad, la directora de Crece Bien menciona como habilidades indispensables la empatía (“Sin empatía no podríamos relacionarnos de forma positiva, seriamos "psicópatas" que en lugar de tener amigos tendrían cómplices”), la ayuda y colaboración (“Para realizar proyectos grandes siempre vamos a necesitar ayuda y colaboración. Como dice el dicho, "si quieres ir rápido ve solo, si quieres llegar lejos, hazlo acompañado". En un mundo global como el que nos toca vivir, desarrollar ac-
Se está tomando conciencia de que estas habilidades sociales se pueden ‘entrenar’ titudes de colaboración y ayuda será imprescindible”); la capacidad de escucha (“La comunicación es un proceso bidireccional, sin escucha no hay comunicación, y sin ésta, estamos aislados ya que, por ejemplo, no podríamos trabajar en equipo”); o el autoconocimiento y la resolución de conflictos: “Los conflictos son buenos. Ninguna relación es profunda, verdadera, si no ha pasado por conflictos. ¿Quere-
mos relaciones duraderas, verdaderas y positivas para nuestros hijos? Pues no les sobreprotejamos de los conflictos, no los resolvamos por ellos y dotémosles de las herramientas adecuadas para que sean autónomos. Los conflictos son oportunidades de cambio y evolución, y serán aprovechados como tales si hemos aprendido antes otras habilidades sociales”. EL AULA, UN PILAR Un clima laboral más adecuado, con personal con dominio de habilidades sociales, mejora la producción y el rendimiento empresarial. En definitiva, contribuye al éxito. Sin embargo, las empresas van por delante de un sector educativo que no siempre satisface esos requeri-
mientos. “Los colegios van haciendo lo que pueden, con mayor o menor acierto, y poco a poco lo van integrando en sus programas. Lamentablemente el trabajo que se suele hacer es una vez se han producido conflictos, por lo que sería mejor si se hiciera como prevención”, lamenta Sonia Martínez Lomas, que pone como ejemplo la realización de talleres de adquisición y desarrollo de habilidades sociales como método para evitar el acoso escolar o como estímulo para la mejora del clima en la escuela. “No ayuda el pensamiento de que "eso tiene que venir de casa". Norberto Cuartero, maestro y psicopedagogo innovador experto en trabajo cooperativo, es consciente de la importancia del aprendizaje de estas habilidades en la es-