En cualquier caso, siempre hay cremas, siempre hay tostas de pan rústico y hay ensaladas. Entre semana, comes cinco platos por 15 euros: verdaderamente un regalo. El fin de semana comes siete platos y pagas 25 euros, si bien se están replanteando el hecho de que los precios no varíen dependiendo del día en que entras al restaurante. En noviembre del 2012 echó a andar este proyecto, al que se incorporaba Iñigo Orla, cocinero del Melbourne de Pamplona, otro de esos maestros de la minicocina (inciso: ¡recuerdos de aquel pintxo suyo de txitxarro maricón!). Iñigo entra en el proyecto para llevar el timón en el desembarco en Madrid. Es solo la primera incursión, porque la idea de los socios es ampliar el número de sedes, e incluso los sistemas de negocio: harán otras boutiques de desarrollo de otras historias. Tras la charla que mantuve con Iñigo vimos que en esta casa hay una filosofía culinaria y social distinta. Insistió en que la voluntad es que la suya sea una cocina del sabor, que no pierda la ligazón con la tradición, y que estimule los paladares de jóvenes y veteranos de manera refinada, con contrastes. Con todas sus ganas de que experimentemos emociones y con frescura, nos propone meternos en un mundo de la verdura que, por mucho que se hable de ella, está bastante en decadencia. Hay verdura más allá de las ensaladas (tantas, por cierto, mal realizadas). Tomamos una crema de calabaza con una brocheta de langostino, espinaca y brócoli; después, unas tostas con setas,
(los llaman los Oscar de la comida) que tanto anhelan cocineros y escritores gastronómicos allá por los Estados Unidos. Ha sido uno de esos escritores originales que ha investigado en profundidad sobre los alimentos. Su libro de comida The man who ate everything (este que comento aquí, ahora en portugués bajo el título O homen que comeu de tudo, y que se publicó en EEUU hace casi veinte años) lo han traducido al 27 de julio de 2013
Menestra.
Alcachofas con parmesano y limón.
Tostas.
chino, al japonés, al alemán y a otros idiomas, como el portugués. Este libro es científico, es un tratado médico, un cuaderno de viajes… Es de todo. A lo largo de estas páginas –además de comprobar que no manejo el portugués como haría falta– fui asistiendo a un recorrido que parte de lo esencial (el pan, permanecer vivo, el agua, los frutos del mar, la madurez de los productos) para arribar a lo pun-
huevo y hierbas aromáticas, a las que se añadían unos espárragos estofaditos; seguidamente, probamos unos puerros realmente chiquitines, colocados en una presentación exquisita y visualmente bella –un poco onda medio-japonesa– que hizo justicia a lo buenos que estaban; a continuación degustamos unas alcachofas fritas con limón y parmesano; después, una menestra de verduras. Acabamos con unas pochas con tocino seguidas de unos callos. El menú consiste en un aperitivo, un entrante a elegir entre dos platos; una verdura, también a elegir –el día de nuestra visita, entre unas vainas con coliflor, un estofado de tres lechugas, setas, queso fresco, tomate seco y cebolla frita, y las alcachofitas fritas de las que ya he hablado–; se elige uno de los segundos –había que hacerlo entre una lasaña de verduras, una juliana de verduras con taco de salmón y crema de encurtidos, y una parmentier de patata y col con pollo especiado–; y se cierra con un postre: se podía escoger entre un tarro de yogur, fruta, o una tarta fina de manzana con helado de vainilla, pero yo me comí un pastel de zanahoria exquisito. ¡Qué fin de fiesta en este sólido proyecto de MyVeg!
RESTAURANTE MYVEG Calle Valverde, 28. Barrio de Malasaña (Madrid). Tlf.: 91 5311702 web: http://www.myveg.es/ Puntuación: 13/20 Carta de vinos: 6’5/10
tual. En estas páginas, Steingarten habla de pesquisas con kétchup de la alta sociedad, del dulce aroma del seso… Presenta unos artículos envidiables. Habla de la sal, de los dulces asesinos, de una gordura sin consecuencias… En resumen, un libro muy recomendable que hará pasar al lector un rato estupendo, además de enseñarle muchas, muchas cosas. ONGASTRONOMÍA ❘ 43