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PRESENTACIÓN
Desde la llegada del papa Francisco al servicio de Pedro la palabra “reforma” viene apareciendo con frecuencia en los más diversos medios eclesiales. No parece mal momento para reflexionar sobre qué significa reforma de la Iglesia y para profundizar en cuáles han de ser sus características, posibilidades y condiciones. El subtítulo “en la cabeza y en los miembros” se puede retrotraer hasta el tiempo del Concilio de Vienne (1311-1313) cuando Guillermo de Durando escribe un tratado en el que defiende al concilio como un instrumento para obligar al papa a reformarse. Desde este momento “cabeza y miembros” hace referencia a lo que hoy podríamos llamar reforma estructural y reforma personal. El presente número de la revista SAL TERRAE aborda la cuestión de la reforma y las reformas de la Iglesia y en la Iglesia. En primer lugar, Diego M. Molina, S. J. plantea qué se puede entender por reforma de la Iglesia y cómo se está concibiendo en la actualidad tanto en cuanto reforma de los miembros como en cuanto reforma de la estructura eclesial. José Luis Cabria Ortega expone cómo, para discernir las reformas legítimas en la Iglesia, se hace preciso atender a la verdadera identidad de la Iglesia, a las formas de su realización histórica y también a la realidad sociocultural en la que la Iglesia lleva adelante su misión. Carmen Márquez Beunza se fija en la reforma misionera de la Iglesia que plantea el papa Francisco. Su propuesta requiere, junto a la reforma estructural, una conversión y renovación espiritual de sus miembros. Sal Terrae | 106 (2018) 381-382