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5 INCLUSIÓN DEL DISCURSO AJENO EN EL PROPIO

Es habitual que al expresarnos incorporemos en nuestro discurso voces ajenas a la nuestra. Estos son los procedimientos que usamos.
Estilo directo
Se introducen las palabras de un autor o personaje tal y como este las ha enunciado (cita textual). Se requiere previamente de un verbo de habla o verbo dicendi (decir, responder, aclarar…) y de rayas o comillas. Ambas partes están separadas por una pausa que tipográficamente se representa con dos puntos.

Con esta técnica, reproducimos no solo las palabras literales emitidas por otro emisor, sino también la carga emocional e informativa que estas conllevan.
Estilo indirecto
Las palabras del personaje se reproducen indirectamente, es decir, el narrador se apropia de ellas, si bien deja las marcas necesarias para reconocerlo. Aparece un verbo dicendi seguido de un nexo que introduce las palabras adaptadas del personaje (con cambios en las personas y tiempos verbales). En este caso, el mensaje no es literal y ha de adaptarse a la nueva situación comunicativa. Mientras que en el estilo directo había dos emisores, aquí se funden ambos en uno solo. En determinados casos resulta muy difícil transformar con exactitud la nueva estructura oracional.

Para pasar de estilo directo a indirecto hemos de contemplar las siguientes instrucciones:
El verbo que introduce la oración aparece habitualmente seguido de un nexo (que, si…) que sustituye a los dos puntos y las comillas o la raya:
¬ Juan afirmó: «Soy una buena persona».
¬ Juan afirmó que era una buena persona.
¬ —¿Cómo te llamas? —me preguntó.
¬ Me preguntó cómo me llamaba.
Como habrás observado, el verbo del texto en estilo directo ha cambiado de tiempo y persona al pasarlo a estilo indirecto. El tiempo no cambia si la oración está presente:
¬ Eloisa afirma: «Estudio tres horas todos los días».
¬ Eloisa afirma que estudia tres horas todos los días.
También pueden producirse otros cambios, como en el caso de los adverbios y otros deícticos:

¬ Ella me dijo: «Nunca volveré aquí».
¬ Ella me dijo que nunca volvería allí. Por todo ello, tendremos muy en cuenta las transformaciones temporales y gramaticales, sobre todo cuando el primer verbo está en pasado. Entre otras, las de ciertas formas verbales de la segunda oración que en el estilo indirecto sufren los siguientes cambios:
¬ El pretérito perfecto, simple o compuesto, se convierte en pretérito pluscuamperfecto:
. Mi hermana me dijo: «Has sido bueno».
. Mi hermana me dijo que había sido bueno.
¬ El futuro se convierte en condicional:
. Pensé: «Esta será la mía».
. Pensé que aquella sería la mía.
¬ El presente se convierte en imperfecto de indicativo:
. Le insinuó: «No me caes bien».
. Le insinuó que no le caía bien.
Estilo indirecto libre
La voz del narrador se adueña del discurso del personaje y se eliminan las marcas formales del diálogo. En este caso, no encontramos ni marcas lingüísticas específicas ni verbos de lengua o de pensamiento que introduzcan el discurso. Su utilización más frecuente la encontramos en el ámbito literario, más concretamente como una técnica narrativa.
Comprobemos las diferencias con los casos anteriores:

Estilo directo Juan meditaba sobre su entrevista. Dijo: «No habrá problemas».
Estilo indirecto Juan meditaba sobre su entrevista. Dijo que no habría problemas.
Estilo indirecto libre Juan meditaba sobre su entrevista. No habría problemas.
Cita textual
Es la reproducción tanto de ideas como de palabras de otros autores. Se trata de información relevante cuya función es la de sustentar nuestras propias afirmaciones como testimonio.
Mediante la cita textual transmitimos el conocimiento ajeno a la vez que aportamos pruebas que fundamenten nuestros argumentos. En este caso hemos de indicar cuáles son las fuentes que hemos utilizado. De este modo, el receptor de nuestros textos puede contrastar los datos aportados o, si fuera necesario, ampliar la información en dichas fuentes bibliográficas.
Para aludir a un texto citado existen varios procedimientos:
¬ Entrecomillando la cita textual e indicando con precisión su procedencia (autor, obra, página, etc.). Los textos citados se suelen sangrar, al menos, a la izquierda. También es habitual sangrar por la derecha. Podemos utilizar, en tales fragmentos, un tamaño de letra algo menor.
¬ Parafraseando las ideas de un autor valiéndonos de nuestras palabras. En este caso solo se aportará el apellido del autor y el año de edición.
Las referencias bibliográficas se suelen presentar de distintas maneras:


¬ Apellidos, Nombre: Título. Editorial, ciudad, año, páginas.
Celdrán, Pancracio: Historia de las cosas. Ediciones del Prado, Madrid, 1995, pp. 124-145.
¬ Apellidos, Nombre (año de la publicación): Título de la obra (en el caso de artículos, este irá entre comillas destacándose en cursiva la obra o revista que lo incluye). Lugar de publicación, Editorial, páginas.
Manguel, Antonio (2012): Una historia de la lectura. Madrid, Alianza, pp. 71-75.
De forma abreviada podemos mostrarlas del siguiente modo:
¬ Si son breves, al hilo del discurso propio, deben ir entrecomilladas, con mención a continuación entre paréntesis del autor.
¬ El apellido del autor y el año de edición aparecerán entre paréntesis y, a continuación, separado por dos puntos mostraremos el número de páginas aludidas. Ej.: (Arrabal, 1999: 316). Con este sistema podremos referirnos con sencillez a distintas fuentes, aunque en la bibliografía de nuestro trabajo deberemos aportar la referencia completa.
¬ Si son extensas, es recomendable que aparezcan en párrafo independiente, con frecuencia con letras cursivas —para diferenciarlas— o con márgenes distintos o con diferente tamaño de letra, con cita final clara de autor y obra indicando incluso la página de la cita.
Citas encubiertas
Se trata de formas de citar indirectamente el enunciado de otros recurriendo a expresiones tales como según o para: Según los hispanistas americanos, la obra de Góngora se caracteriza…; Para los científicos actuales…
Palabras entrecomilladas
En este caso, el autor llama la atención sobre el receptor al marcar determinadas palabras, sintagmas u oraciones con la intención de enjuiciarlas, destacarlas o marcarlas como ajenas. Por ello, dependiendo del contexto en que aparezcan pueden adquirir valores muy diversos (críticos, irónicos, paródicos, estilísticos, etc.).
Recuerda que las comillas se escriben pegadas a la primera y la última palabra del periodo que enmarcan, y separadas por un espacio de las palabras o signos que las preceden o las siguen. Si lo que sigue a las comillas de cierre es un signo de puntuación, no se deja espacio entre ambas.
Actividades
22 Transforma de estilo directo a indirecto o viceversa los siguientes mensajes: a) Juan me preguntó si tenía terminado el trabajo. b) El refrán dice así: «A donde fueres, hazo lo que vieres». c) Me comentó que tal vez regresaría por Navidad. d) Pregúntale a tu hermano cómo se cocinan las albóndigas. e) Me dijo: «Entregué el trabajo fuera de plazo». f) Preguntó: «¿Habéis enviado ya la carta de presentación?».
. Definición y elementos del proceso de comunicación
La comunicación se define como la transmisión, por parte de un emisor, de un conjunto de signos que es percibido e interpretado por un receptor en un espacio y un tiempo determinados.
. Tipos de señales
Una señal puede definirse como un elemento material cuya percepción nos informa de la existencia de otra realidad, ya sea material (una mesa, un árbol) o conceptual (una idea, una emoción, etc.). Hay diversos tipos de señales:
✤ Indicios: señales naturales que indican algo, como las canas (indicio de edad) o el humo (fuego).
. Funciones del lenguaje
Llamamos funciones del lenguaje a las aplicaciones que podemos dar a una lengua.
✤ Función referencial o representativa (asociada al referente). Es la más habitual y está presente en casi todos los mensajes en mayor o menor medida. Mediante esta función, el emisor señala un hecho objetivo, sin expresar sus sentimientos ni intentar provocar una reacción en el receptor: Estamos en la estación de autobuses. Hoy es lunes.
✤ Función expresiva o emotiva (asociada al emisor). El mensaje refleja la actitud subjetiva del hablante, sus emociones, opiniones y percepciones: ¡Qué buena es la clase de Lengua!
✤ Función apelativa o conativa (asociada al receptor). El emisor llama la atención al receptor o desea actuar sobre su conducta: Tráeme un vaso de agua. Camarero, un café. ¿Vienes al cine?
✤ Función fática o de contacto (asociada al canal). Se da cuando usamos el lenguaje para abrir, mantener o interrumpir el canal entre emisor y receptor: ¿Me oyes? ¿Sí? ¿Estás ahí? Buenos días.
✤ Iconos: signos que mantienen una relación de semejanza con el ob jeto representado (por ejemplo, las señales de cruce, badén o curva en las carreteras, un retrato…).
✤ Símbolos: elementos u objetos materiales que, por convención o asociación (es decir, no son naturales, son creados libremente por los seres humanos), se consideran representativos de una entidad, de una idea, de una cierta condición, etc. (por ejemplo, la bandera de un país es símbolo de ese país, la paloma es el símbolo de la paz). El signo lingüístico se corresponde con este tipo de señales.
✤ Función metalingüística (asociada al código). Se usa el lenguaje para hablar del lenguaje mismo: diccionarios, clases de Lengua. También en el uso común: No sé qué significa «nirvana». Hay dos clases de adjetivos.
✤ Función poética o estética (asociada al mensaje). El lenguaje desempeña una función poética cuando su fin es llamar la atención sobre sí mismo, sobre la manera de decir las cosas. Se da, sobre todo, en los textos literarios, aunque también lo podemos hallar en anuncios y mensajes publicitarios, textos periodísticos e, incluso, en el habla cotidiana: No está el horno para bollos.
. Variedades de la lengua
No todos los usuarios de un idioma se expresan del mismo modo: no hablan o escriben igual una granadina, un zamorano, una cubana, una joven, un adulto, un profesor o una persona sin estudios. Incluso un mismo individuo varía su forma de expresión según la situación comunicativa (entre amigos, en una entrevista de trabajo, en una comida familiar, etc.). Dentro de la unidad del idioma, comprobamos, pues, la existencia de variedades, que dependen de distintas causas:
✤ Según el nivel cultural del hablante (variedades diastráticas): español culto, medio o vulgar.
✤ Según la situación comunicativa (variedades de registro o diafásicas): español formal, español coloquial…
✤ Según el lugar de procedencia (variedades espaciales o diatópicas): andaluz, madrileño, español de América…
. Lengua y dialecto. La situación española
Entendemos por lengua un sistema lingüístico homogéneo compartido por una comunidad de hablantes, fuertemente diferenciado de otros sistemas lingüísticos. Una lengua suele estar, además, consagrada por el uso literario. Frente a lengua, dialecto se define como un sistema lingüístico de menor homogeneidad, que no se diferencia totalmente de otro sistema y que no suele tener un uso literario. Aunque todavía se utiliza, en la actualidad se prefieren los términos hablas o modalidades. En España coexisten varias lenguas oficiales. Cuatro de ellas proceden del latín: el castellano o español, lengua común para todos, el catalán, el valenciano y el gallego. El euskera es de origen prerrománico, es decir, ya existía en nuestra península antes de la llegada del latín. También tiene estatus legal de lengua propia la fabla aragonesa. Además de las lenguas oficiales, podemos hablar de modalidades regionales, que no poseen rango de lengua. Algunas de ellas son de origen latino (el leonés y el asturiano) y otras son variedades del español: andaluz, murciano, extremeño, español de Cataluña, español de América, etc.
. Tipología textual (según la finalidad o carácter)
✤ Textos descriptivos. Nos sirven para representar a alguien o algo por medio del lenguaje, refiriendo o explicando sus distintas partes, cualidades o circunstancias. Ej.: las guías de viaje.
✤ Textos narrativos. Usados para referir acciones, historias o hechos, bien reales o ficticios. Ej.: los cuentos y las novelas.
✤ Textos expositivo-explicativos. Se usan para presentar o aclarar el sentido real o verdadero de una palabra, texto o doctrina. Ej.: los reportajes, los libros de texto.
✤ Textos argumentativos. Mediante este tipo de textos defendemos o rechazamos, aportando razones diversas, alguna idea, proyecto o pensamiento. La publicidad suele ser argumentativa.
✤ Textos instructivos-preceptivos. Nos sirven para conocer las normas de funcionamiento de un objeto o sociedad. Son instructivos los manuales de primeros auxilios, las leyes o las instrucciones de funcionamiento de cualquier objeto.
✤ Textos dialogados o conversacionales. Suponen un intercambio comunicativo entre varios interlocutores. Un texto dialogado puede ser, a su vez, narrativo (un interlocutor cuenta una historia), argumentativo (dos o más interlocutores ofrecen su punto de vista sobre un hecho), etc.
. Propiedades textuales
✤ Adecuación. Grado de adaptación por parte del emisor a la situación comunicativa y a las normas sociales, personales y lingüísticas en las que se produce un acto comunicativo.
✤ Coherencia. Propiedad textual mediante la que organizamos convenientemente un texto para transmitir una determinada idea.
✤ Cohesión. Propiedad textual por la que se establecen enlaces entre los enunciados que componen un texto. La cohesión actúa como un mecanismo de conexión entre las oraciones mediante recursos semánticos y sintácticos.

El misterio de la cripta embrujada

El misterio de la cripta embrujada es una novela escrita por el autor español Eduardo Mendoza en 1978. La novela bebe de diversos géneros: picaresco, misterio y policíaco. La acción transcurre en Barcelona, en los últimos años de la década de los 70. El comisario Flores es un inspector de la Brigada de Investigación Criminal. Ante el caso de la desaparición de una niña de un colegio internado de madres lazaristas, el inspector decide buscar ayuda en un antiguo delincuente que está interno en un manicomio. Así llegan a un trato entre el interno y el comisario: si ayuda a resolver el caso, se ganará la libertad. Lee el fragmento que sigue y responde a las cuestiones que sobre el mismo se plantean:
—Buenos días nos dé Dios —dije yo sin desalentarme por su hosca recepción—. ¿Tengo por ventura el gusto de hablar con el jardinero de esta magnífica mansión?
Hizo un gesto afirmativo y blandió, quizá sin mala intención, la terrible podadera que en sus recias manos sujetaba. Yo sonreí.
—Soy, en tal caso, afortunado —dije—, porque he venido de muy lejos a conocerle a usted. Permítame, ante todo, que me presente: soy don Arborio Sugrañes, profesor de lo verde en la universidad de Francia. ¿Aceptaría usted, maestro, como prueba de mi admiración y a título de homenaje, un trago de vino traído de mi tierra especialmente para esta solemne ocasión?
—Haber empezado por ahí —dijo—; ¿qué quiere?
—Primero —dije yo— que sacie usted su sed a mi salud.
—¿No tiene un gusto un poco raro este vino?
—Es de una cosecha especial. Solo hay dos botellas en el mundo.
—Aquí dice: «Pentavín, vino común» —dijo el jardinero señalando la etiqueta.
—La aduana... ya me entiende —dije intentando ganar tiempo mientras el mejunje surtiera sus efectos, que ya se hacían sentir en las pupilas y en la voz del jardinero—. ¿Le ocurre algo, querido amigo?
—Me da vueltas la cabeza. ¿Le importa si me quito la camisa?
—Está usted en su casa. ¿Es cierto lo que dicen por ahí las malas lenguas?
—Ayúdeme a desatarme los zapatos. ¿Qué dicen las malas lenguas?
—Que desaparecen niñas de los dormitorios. Yo, claro está, me niego a creerlo. ¿Le quito también los calcetines?
—Sí, por favor, todo me aprieta. ¿Decía usted?
—Que desaparecen niñas por la noche. […]
—¿Y por qué cree usted que desaparecen estos angelitos?
—¡Qué sé yo!… ¡Cagüén!
Eduardo Mendoza
Actividades
1 Toma como referencia el esquema de la comunicación y analiza los procesos comunicativos que se producen en el texto anterior.
2 Comenta las funciones del lenguaje que se observan en el mismo.
3 En el texto anterior se plantean distintas variedades de la lengua. Encuéntralas y coméntalas.
4 Estudia los mecanismos que aportan cohesión en el siguiente texto. Elabora una tabla para explicarlos.
Podemos —y debemos— elogiar la capacidad de trabajo de un niño, o su capacidad de concentración, o su voluntad de sobreponerse a la frustración, o la fuerza que pone de manifiesto para diferir una gratificación… siempre y cuando haya motivos para ello, pero elogiar «lo listo que es mi niño» de manera indiscriminada, no le hace ningún bien. En resumen: el elogio, para ser eficaz, ha de ser específico y sincero.
El psicólogo Wulf-Uwe Meyer ha descubierto que los niños de 12 años saben perfectamente que recibir una enhorabuena de un profesor no significa necesariamente que hayan hecho las cosas bien, sino que, con frecuencia, significa lo contrario. Han comprendido perfectamente que los que reciben más elogios son los que se quedan más atrás. De hecho, la 15 mayor parte de los adolescentes se toman los elogios del profesor como una crítica.
Hoy sabemos que poseer una alta autoestima no mejora los resultados de los alumnos, ni disminuye su consumo de drogas, ni reduce sus manifestaciones de violencia. De hecho, abundan las personas agresivas con una alta opinión de sí mismas y los alumnos con un suspenso en un examen que acuden enfurecidos al profesor a reclamar un aprobado.
En definitiva: cada día tengo más claro que nuestra pedagogía no puede progresar adecuadamente —lo que en este caso significa: darse cuenta de la realidad de las cosas— si previamente no pone en tela de juicio su herencia sesentayochista… a lo que, ciertamente, no parece muy dispuesta.

Artículo de opinión
En este primer curso del Bachillerato vamos a desarrollar los mecanismos correspondientes para solucionar un comentario de texto, es decir, vamos a trabajar diversas cuestiones necesarias para enfocar adecuadamente la resolución de una parte sustancial de la Prueba de Acceso a la Universidad. Atiende al texto siguiente. Se trata de una columna periodística.