
�� Primera Palabra – (Versión Chamamé)
> Cuando un pueblo se hace canto, florece en provincia. Como quien crece despacito, entre polvo y promesa, con la memoria al hombro y el futuro en la mirada. La provincia nace así: no por decreto, sino por destino.
Es un cruce de caminos donde los pueblos se dan la mano sin perder su voz. Donde el monte abraza al hombre y la tierra ya no se alquila: se hereda.
Dentro de la provincia, la ciudad canta bajito, a veces como copla, a veces como grito. Hay ciudades con alma de madre, otras con alma de rebelde, y todas laten como tambores en el pecho invisible de la Nación.
No se cuentan por cantidad, sino por sentido.
Cada ciudad es una estrella, y la provincia es el cielo que las deja brillar.
Argentina no es solo un mapa. Es un chamamé extendido, donde cada estrofa es un pueblo y cada estribillo, una provincia despierta.
Que entre el lector sin apuro, con el alma descalza y el corazón mateando. Porque este libro no se lee: se anda.
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Prólogo – De provincia y presencia
> Hay palabras que no se aprenden: se heredan como apellido de viento.
Provincia es una de ellas. No se enseña: se siente.
Se la encuentra en el silbido del tren que no llega, en el mástil pelado de una escuela sin timbre, en la plaza donde el tiempo se sienta a tomar fresco.
La provincia no es solo división política: es herida y es abrazo. Es lo que queda cuando la ciudad se va a dormir y el gallo canta por costumbre.
Acá no venimos a contar historia oficial, sino memoria viva.
Venimos a mirar a las provincias con los ojos de quien vuelve, con los pies de quien camina, y con la fe del que planta un níspero sabiendo que quizás no lo verá dar fruto.
Este libro es segunda voz, segunda guitarra, segunda raíz. Porque ya dijimos cómo nace un pueblo, ahora decimos cómo se sostiene, cómo se expande, cómo se vuelve madre de otras ciudades.
A veces capital, a veces olvido. Pero siempre presencia.
Que cada página sirva de mojón en tu ruta. Que cada palabra te abrace como lo haría un tío abuelo contándote leyendas bajo una parra.
Porque Argentina no se construye en Buenos Aires. Argentina se anda en las provincias.
Y se escucha… como un chamamé bajito, que dice verdades sin gritar.
�� ÍNDICE
— Editorial LunAr —
> Las provincias no nacen: despiertan. No se trazan con lápiz, sino con memoria.
Este libro es mapa y canción. Y vos, lector, sos caminante.
�� Índice – Editorial LunAr Vol. 2: Argentina, Faro del Mundo
1. Chamamé de apertura (pág. 1)
2. Índice (pág. 2)
3. Prólogo — (pág. 3)
4. Capítulo 1: Formación de las Provincias (pág. 4)
5. Capítulo 2: La Hermandad de las Ciudades (pág. 5)
6. Capítulo 3: Las Ciudades del Interior de la Provincia — (pág. 6)
7. Capítulo 4: El Salto a Nación (pág. 7)
8. Capítulo 5: Los Límites de la Unidad (pág. 8)
9. Capítulo 6: Las Ciudades Principales y el Orden Interno — (pág. 9)
10. Capítulo 7: Territorios Postergados, Corazones Ardientes — (pág. 10)
11. Capítulo 8: El Lugar de Corrientes (pág. 11)
12. Capítulo 9: La Idea de Nación: Réplica o Invención — (pág. 12)
13. Cierre de la Tierra y la Identidad — (pág. 13)
14. Nota Final: Por Nuestra Historia Sanmartiniana (pág. 14)
No fuimos la primera en nacer, pero sí la primera en entender qué era ser familia.
Y aunque nunca nos pusieron en la foto de los grandes logros,
fuimos las que barrimos el suelo donde los otros levantaban la copa.
Corrientes no fue Capital.
Corrientes no tuvo ferrocarril central.
Corrientes no fue elegida para capitalizar nada.
Pero estuvo, firme, vieja, herida y valiente, cuando hubo que poner el pecho.
Fuimos hermanas mayores. Criadas por una madre sin papeles. Sin padrón político.
Sin apoyo familiar ni Estado presente. Y aun así criamos hijas.
Sostuvimos patria. Cantamos en guaraní.
Seguimos.
Hoy es martes. Son las dos de la tarde.
El gas se terminó. La plata no llega. El mate se hace a leña.
Y la madre mayor del país, que nunca tuvo un compañero firme, espera en silencio y calienta el agua igual.
> Esta es Corrientes.
La que no espera un premio. Pero tampoco se calla más.
CAPÍTULO I ¿CUÁNDO UN PUEBLO SE CONVIERTE EN PROVINCIA?
En la historia argentina, el nacimiento de una provincia no responde únicamente a una línea trazada en el mapa ni a una declaración oficial. Cada provincia es el resultado de una evolución histórica, social y política que comienza con la ocupación de un territorio y crece con la formación de comunidades estables, con identidad propia y voluntad de autogobierno.
Primero fue la tierra. Ocupada, recorrida, defendida o arrebatada. Luego vino el tiempo de los pueblos: pequeños grupos que levantaban casas, abrían caminos y tejían historias. Con el tiempo, estos pueblos empezaron a exigir voz, presencia, participación. Así, algunos territorios fueron ganando reconocimiento, representación, y estructura política. En ese proceso, una parte del país comenzaba a asumir el rol de provincia.
Para que un pueblo se transforme en provincia se necesita más que población. Se necesita historia, recursos, lucha organizada y decisión política. Cada provincia nació con su propio proceso, pero todas debieron cumplir con una lógica común: demostrar que podían sostenerse, gobernarse y representar una parte del todo nacional.
CAPÍTULO II ESTRUCTURA POLÍTICA DE UNA
PROVINCIA
Una vez constituida, la provincia cuenta con su propia Constitución, enmarcada dentro de los lineamientos de la Constitución Nacional. Tiene tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, con funcionamiento autónomo. El gobernador representa el poder ejecutivo y es elegido por el voto popular. El poder legislativo puede ser unicameral o bicameral, y el judicial tiene su propio Superior Tribunal.
Además de su gobierno, una provincia organiza su territorio en departamentos, municipios y comunas. Esto permite la descentralización y una gestión más cercana al ciudadano. La provincia establece su presupuesto, administra sus recursos y lleva adelante políticas públicas en áreas como salud, educación, seguridad, cultura y producción.