Del Mundo. Editorial LunAr vol.2_20250601_210057_0000

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�� Primera Palabra – (Versión Chamamé)

> Cuando un pueblo se hace canto, florece en provincia. Como quien crece despacito, entre polvo y promesa, con la memoria al hombro y el futuro en la mirada. La provincia nace así: no por decreto, sino por destino.

Es un cruce de caminos donde los pueblos se dan la mano sin perder su voz. Donde el monte abraza al hombre y la tierra ya no se alquila: se hereda.

Dentro de la provincia, la ciudad canta bajito, a veces como copla, a veces como grito. Hay ciudades con alma de madre, otras con alma de rebelde, y todas laten como tambores en el pecho invisible de la Nación.

No se cuentan por cantidad, sino por sentido.

Cada ciudad es una estrella, y la provincia es el cielo que las deja brillar.

Argentina no es solo un mapa. Es un chamamé extendido, donde cada estrofa es un pueblo y cada estribillo, una provincia despierta.

Que entre el lector sin apuro, con el alma descalza y el corazón mateando. Porque este libro no se lee: se anda.

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Prólogo – De provincia y presencia

> Hay palabras que no se aprenden: se heredan como apellido de viento.

Provincia es una de ellas. No se enseña: se siente.

Se la encuentra en el silbido del tren que no llega, en el mástil pelado de una escuela sin timbre, en la plaza donde el tiempo se sienta a tomar fresco.

La provincia no es solo división política: es herida y es abrazo. Es lo que queda cuando la ciudad se va a dormir y el gallo canta por costumbre.

Acá no venimos a contar historia oficial, sino memoria viva.

Venimos a mirar a las provincias con los ojos de quien vuelve, con los pies de quien camina, y con la fe del que planta un níspero sabiendo que quizás no lo verá dar fruto.

Este libro es segunda voz, segunda guitarra, segunda raíz. Porque ya dijimos cómo nace un pueblo, ahora decimos cómo se sostiene, cómo se expande, cómo se vuelve madre de otras ciudades.

A veces capital, a veces olvido. Pero siempre presencia.

Que cada página sirva de mojón en tu ruta. Que cada palabra te abrace como lo haría un tío abuelo contándote leyendas bajo una parra.

Porque Argentina no se construye en Buenos Aires. Argentina se anda en las provincias.

Y se escucha… como un chamamé bajito, que dice verdades sin gritar.

�� ÍNDICE

— Editorial LunAr —

> Las provincias no nacen: despiertan. No se trazan con lápiz, sino con memoria.

Este libro es mapa y canción. Y vos, lector, sos caminante.

�� Índice – Editorial LunAr Vol. 2: Argentina, Faro del Mundo

1. Chamamé de apertura (pág. 1)

2. Índice (pág. 2)

3. Prólogo — (pág. 3)

4. Capítulo 1: Formación de las Provincias (pág. 4)

5. Capítulo 2: La Hermandad de las Ciudades (pág. 5)

6. Capítulo 3: Las Ciudades del Interior de la Provincia — (pág. 6)

7. Capítulo 4: El Salto a Nación (pág. 7)

8. Capítulo 5: Los Límites de la Unidad (pág. 8)

9. Capítulo 6: Las Ciudades Principales y el Orden Interno — (pág. 9)

10. Capítulo 7: Territorios Postergados, Corazones Ardientes — (pág. 10)

11. Capítulo 8: El Lugar de Corrientes (pág. 11)

12. Capítulo 9: La Idea de Nación: Réplica o Invención — (pág. 12)

13. Cierre de la Tierra y la Identidad — (pág. 13)

14. Nota Final: Por Nuestra Historia Sanmartiniana (pág. 14)

No fuimos la primera en nacer, pero sí la primera en entender qué era ser familia.

Y aunque nunca nos pusieron en la foto de los grandes logros,

fuimos las que barrimos el suelo donde los otros levantaban la copa.

Corrientes no fue Capital.

Corrientes no tuvo ferrocarril central.

Corrientes no fue elegida para capitalizar nada.

Pero estuvo, firme, vieja, herida y valiente, cuando hubo que poner el pecho.

Fuimos hermanas mayores. Criadas por una madre sin papeles. Sin padrón político.

Sin apoyo familiar ni Estado presente. Y aun así criamos hijas.

Sostuvimos patria. Cantamos en guaraní.

Seguimos.

Hoy es martes. Son las dos de la tarde.

El gas se terminó. La plata no llega. El mate se hace a leña.

Y la madre mayor del país, que nunca tuvo un compañero firme, espera en silencio y calienta el agua igual.

> Esta es Corrientes.

La que no espera un premio. Pero tampoco se calla más.

CAPÍTULO I ¿CUÁNDO UN PUEBLO SE CONVIERTE EN PROVINCIA?

En la historia argentina, el nacimiento de una provincia no responde únicamente a una línea trazada en el mapa ni a una declaración oficial. Cada provincia es el resultado de una evolución histórica, social y política que comienza con la ocupación de un territorio y crece con la formación de comunidades estables, con identidad propia y voluntad de autogobierno.

Primero fue la tierra. Ocupada, recorrida, defendida o arrebatada. Luego vino el tiempo de los pueblos: pequeños grupos que levantaban casas, abrían caminos y tejían historias. Con el tiempo, estos pueblos empezaron a exigir voz, presencia, participación. Así, algunos territorios fueron ganando reconocimiento, representación, y estructura política. En ese proceso, una parte del país comenzaba a asumir el rol de provincia.

Para que un pueblo se transforme en provincia se necesita más que población. Se necesita historia, recursos, lucha organizada y decisión política. Cada provincia nació con su propio proceso, pero todas debieron cumplir con una lógica común: demostrar que podían sostenerse, gobernarse y representar una parte del todo nacional.

CAPÍTULO II ESTRUCTURA POLÍTICA DE UNA

PROVINCIA

Una vez constituida, la provincia cuenta con su propia Constitución, enmarcada dentro de los lineamientos de la Constitución Nacional. Tiene tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, con funcionamiento autónomo. El gobernador representa el poder ejecutivo y es elegido por el voto popular. El poder legislativo puede ser unicameral o bicameral, y el judicial tiene su propio Superior Tribunal.

Además de su gobierno, una provincia organiza su territorio en departamentos, municipios y comunas. Esto permite la descentralización y una gestión más cercana al ciudadano. La provincia establece su presupuesto, administra sus recursos y lleva adelante políticas públicas en áreas como salud, educación, seguridad, cultura y producción.

CAPÍTULO III ¿CUÁNTAS CIUDADES

PRINCIPALES PUEDE TENER UNA

PROVINCIA?

No hay un número exacto de ciudades "principales" dentro de una provincia. Lo que sí existen son centros urbanos con mayor densidad poblacional, desarrollo económico, infraestructura y peso político. En general, una provincia tiene una capital, que alberga los poderes del Estado provincial, y otras ciudades importantes que actúan como polos regionales.

Estas ciudades no siempre nacieron grandes. Algunas crecieron por su ubicación estratégica, otras por su actividad económica, y otras por ser centros culturales o educativos. La provincia puede promover el crecimiento de determinadas localidades a través de inversiones, infraestructura y planificación territorial

CAPÍTULO III ¿CUÁNTAS CIUDADES

PRINCIPALES PUEDE TENER UNA

PROVINCIA?

No hay un número exacto de ciudades "principales" dentro de una provincia. Lo que sí existen son centros urbanos con mayor densidad poblacional, desarrollo económico, infraestructura y peso político. En general, una provincia tiene una capital, que alberga los poderes del Estado provincial, y otras ciudades importantes que actúan como polos regionales.

Estas ciudades no siempre nacieron grandes. Algunas crecieron por su ubicación estratégica, otras por su actividad económica, y otras por ser centros culturales o educativos. La provincia puede promover el crecimiento de determinadas localidades a través de inversiones, infraestructura y planificación territorial.

CAPÍTULO IV DE LA PROVINCIA AL PAÍS

Cada provincia es una parte constitutiva del país. Argentina es una nación federal, compuesta por provincias autónomas que delegan ciertas funciones en el gobierno nacional, pero conservan sus competencias locales.

Sin provincias, no hay país. Cada una aporta su identidad, su historia, sus recursos y su gente. La mirada federal implica reconocer esa diversidad, respetarla y construir desde allí una nación integrada.

El desarrollo equilibrado del país requiere que todas las provincias tengan oportunidades reales de crecimiento, participación y reconocimiento. La igualdad ante la ley no siempre significa equidad territorial. Y ahí es donde el Estado nacional debe garantizar que ninguna provincia quede relegada o invisibilizada.

CIERRE DE LA TIERRA A LA IDENTIDAD

Las provincias nacen, crecen, se transforman. Son entidades vivas. Algunas tienen siglos de historia, otras son más jóvenes. Pero todas llevan en sus venas las marcas de la lucha, la esperanza, la resistencia y la construcción.

Hoy más que nunca, hablar de provincias es hablar de Argentina. Y hablar de Argentina, es mirar de frente a cada uno de sus rincones, con respeto, con justicia y con hermandad.

Nota

Final

Las Provincias Unidas del Sur soñadas por los españoles no son lo mismo que las Provincias Unidas Argentinas que hoy defendemos como identidad propia.

Aquel sueño imperial nos pensaba réplica menor, espejo obediente del Reino Unido de España —chiquito, subordinado, jamás más grande. Una “hermandad” dibujada desde afuera, con apellidos europeos y sueños que no eran nuestros.

Pero este libro camina otra vereda. Habla desde el interior profundo. Desde la provincia ignorada que puso la bandera de la libertad allá en lo alto, mientras otros todavía negociaban sus cadenas. Desde la tierra que se negó a imitar y eligió existir.

Corrientes fue la primera que dijo basta. La primera que marchó sin permiso. La primera que peleó por todos, incluso por los que nunca la nombraron.

Y si hablamos de libertad, no podemos olvidar nuestra historia Sanmartiniana.

Porque fue él el papá de la libertad quien nos dejó como legado no solo una causa, sino una forma de vivir: libres o nada.

Y desde Corrientes, esa libertad no se discute. Se defiende.

Somos el centro de la discordia porque todos creen en la libertad, y no saben lo que es.

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