Seely Tamez nació en Monterrey, Nuevo León el 20 de febrero del 2001. Es estudiante en la Lic. de Letras Hispánicas de la facultad de filosofía y letras de la UANL. Siempre sintió un amor a las letras y el crear distintos mundos mediante la narrativa.
Primera edición, 2022 ISBN: en trámite Editora: Greta Ramos Maquetación: Greta Ramos Impreso por: Impresos Vacha, S. A. de C. V. 2022 Ediciones Agathos Seely Tamez por el texto Greta Ramos por las ilustraciones No se permite la reproducción, almacenamiento o transmisión total o parcial de este libro sin la autorización previa y por escrito del editor. Todos los derechos reservados.
Nuevo León, México.
A todos los que se sintieron fuera de lugar alguna vez
La juventud es una etapa muy complicada. Cuando uno crece se percata de que el mundo es un espacio muy distinto al que se había pintado en un inicio. Los adultos han hecho de la vida algo bastante complicado por lo que es difícil no escribir de todo aquello que nos muestra la peor faceta del universo. Como dice el famoso personaje de Thanos del MCU, la realidad es a menudo decepcionante.
Seely Tamez hace uso de su talento para hablarnos de realidades decadentes, de la oscuridad que habita en las personas y que ella, como joven, percibe de una forma única. Con referencias que brincan entre los super héroes, los villanos, el anime y la literatura, la autora logra conectar con el lector joven de la época pues se vale de estas herramientas para demostrar su mensaje más valioso: el ser humano se guía a si mismo a su propio final.
Las siguientes microficciones presentan el interes evidente de su autora por el mundo que la rodea, por la realidad que observa en su día y día, y expresa con solidez la injusticia de un mundo que te orilla a morir, de un lugar que te obliga a fingir que no amas a quien
amas, de un espacio que desaparece gente sin explicaciones, de una realidad que te exige desear tener los poderes de los super héroes pero ni así, ni así se consiguen los poderes de araña.
Sin duda a través de La decadencia humana la autora acercará al lector jóven a la realidad inmediata para lograr que se cuestione sobre su entorno y que, en lugar de aceptarlo como parte fundamental del crecimiento, denuncie y no pretenda conformarse.
Greta Ramos
Y pateó aquel banquillo el cuál evitaba que terminará colgado.
Me subí a aquella canoa en el Santa Lucía. Nunca había visto una igual, observando mis alrededores noté algo distinto, sentí la necesidad de preguntarle a aquel señor que remaba su nombre, a lo que respondió: me llamo Caronte.
Mis amigos y yo platicábamos entre tazas de café y risas hasta que, de repente, tres de ellos empezaron a transformarse en cenizas. Sin saber qué hacer, aquellas sonrisas se transformaron en lágrimas. Pasó un año y seguíamos sin saber lo sucedido, al parecer la mitad de la población desapareció y no se sabe si alguna vez volverán.
Aparecen naves en los cielos, sacando un extraño humo que cubre las nubes -Señor, acaso lo que se aproxima ¿no son alienígenas?
-Yo creo que así es mi estimado Legolas, son barcos en el cielo, algo inhumano. ¿A qué vendrán? ¿será acaso nuestro final?
Esperemos que no. Adviérteles a todos, que se resguarden y tengan cuidado. Sí mi señor. Desde el cielo cae una bola de fuego destrozando una de las montañas, haciendo que el gran señor temiera por la seguridad de su gente, corriendo lo más que pudo, rogando por que aquellas esferas asesinas no lo alcanzaran. -Huyan todos, corran, no se detengan y no vean hacia atrás.
Las bolas de fuego cayeron entre gritos y llantos, bajaron las personas del cielo, seres enormes con máscaras negras. Un infierno en la tierra Fue un honor servirle mi gran señor.
Gracias Legolas, fue un honor tenerte a mi lado.
-Es extraño, siento que ya había vivido esto.
-Tal vez es un efecto déjà vu.
No, lo recuerdo bien, creo que tal vez ya me habías contado tu sueño. No, es la primera vez. Sí, recuerdo incluso tu miedo de que me subiera al camión, porque soñaste con el camión volteándose y yo moría.
- No, yo no recuerdo eso -insistió preocupada.
-Sí, sí pasó y luego me subí al camión.
-Creo que eso lo soñaste tú, yo no recuerdo nada. Nerviosa volteó a ver el cielo.
-Sí sucedió, lo recuerdo muy bien y después yo… Me quedé helada no podía terminar esa oración, pude observar la mirada asustada de mi amiga, volteé a ver al cielo y preocupada pregunté: ¿Desde cuándo el sol es negro?
-Ante ti renuncio a mi apellido, mi linaje, si algo tan absurdo me impide estar contigo, yo dejo todo por ti, no me importan las miradas negativas, ni los susurros que juzgan. Los ojos de mi amada brillaron y pude sentir su corazón latir, alguien pasó, nos miró y susurró, rápidamente escapé de su abrazo. Sigues sin estar lista ¿verdad? Perdón.
¿Cuánto tiempo más enmascaran la verdad? Voy a tu salón, pero no te veo, tu risa y voz se perdieron. Hablo en las entrevistas con la esperanza de que me escuches. Pregunto por ti y solo me dan largas. Hasta ahora me dicen que te subieron a un camión, pero la verdad, ya no sé en qué creer.
Tengo en el pecho un nido de arañas y ni así consigo poderes de araña.
Corría rompiendo edificios mientras una multitud con antorchas lo perseguía entre gritos señalándolo como monstruo y una aberración, se esconde dentro de un molino de viento al cual le prendieron fuego, ahí se podía contemplar al Dr. Victor Frankenstein.
Otra mísera mañana, veamos que me espera el día de hoy, espero que sea algo bueno. Procedió a leer su horóscopo y a pesar de que al fin tenía buena fortuna, un punto específico le causaba pánico. -Lo bueno es que estas cosas no se cumplen -se dijo intentando engañarse a sí misma. Para su mala suerte o quizás buena, se dio cuenta de que estaba ocurriendo lo contrario, por eso al llegarle un mensaje de su novia decidió ignorarla, creyó que su solución era evitarla todo el día y hablarle al siguiente que el horóscopo cambiara su fortuna, lamentablemente saliendo de clase la vio esperándola en la entrada de la facultad, así que corrió; llamadas perdidas, 100 mensajes sin contestar. Acostada viendo tik toks, sentada haciendo tareas, ojos cansados, sueño profundo. Al levantarse la mañana siguiente decidió contestar, pero solo encontró mensajes molestos y un audio diciendo: “Que poca madre, mi abuela en el hospital y yo teniendo que estar persiguiéndote, jódete y ni se te ocurra volver a hablarme o buscarme.’’. Fabiola salió triste de su casa y chocó con una linda chica, cuando ella le sonrió su tristeza desvaneció.
El bebé llegó y solté un grito con horror. Ya no tendré que enfrentar a mi tía María, aun así, no podré evitar aquel asqueroso banquete del orfanato.
La decadencia humana se terminó de imprimir y encuadernar en noviembre de 2022 en los talleres de Agathos Ediciones, Monterrey, Nuevo León. El cuidado de la edición estuvo a cargo de Greta Ramos.
El tiraje fue de 100 ejemplares
Otros títulos de la colección:
Las mariposas también deben morir por Lucía Ramos. Tres veces muerte por Óscar Rivera. Los ríos siempre llevan al mar de Cynthia Vázquez.
La decadencia humana presenta una antología de microficciones escritas por Seely Tamez. A través de su brevedad, su relación con la actualidad y referencias cercanas, la autora logra presentar temas dolorosos y difíciles a los jóvenes para así recordarles que, el mundo en el que vivimos no va a ningún otro lado que a la decadencia.
