GOLFA Especial

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junio - 2

No se Olvida - 2 Jaime Villarreal Poemas Infrarrafaelistas - 7 Es cierto lo que dijo Pedro Damián Cuauhtémoc Méndez La Ciudad Constantino Kavafis Se es necesario morir tan joven, refin en 7 tonos Oscar Altamirano Tupac Amaru Tulio Mora Tacones de Creación - 12 A Jaime Villareal Joroska Haller El Cartero Benjamín Pacheco López Poesía en caso de tu ausencia Ulises Regalado Manifiesto de las Contradanzas Miguel Toral Pedalea Gustavo Cárdenas Urbi el Orbi María G. Barrón Mimo Armando Catillo Toro Rayo de Poesía Hummingbird Woodpecker

M.S. Papasquiaro atropella a Neal Cassady en la carretera a San Miguel de Allende Guillermo Pastrana de Tuits - 19 El cincuentenario, ante la ausencia de su autor - 21

Director General Miguel Toral Director Ejecutivo Rosa Caracuel Difusión José Manuel Herrera Diseño Jorge Orlando Moctezuma la palabra gestión editorial GOLFA es una publicación mensual digital contacto: revistagolfa@gmail.com


junio - 3

Jaime Villarreal El tiempo… tiene el recuerdo de un árbol con frutos de ámbar maravilloso algunos dulces y alegres… otros tristes,amargos y dolorosos… y es que apenas un gesto imita el dolor… donde se reprimió el temblor de la inteligencia que brotó de las sienes partidas donde la pena sollozó en los calabozos sabiendo que los gritos imitaban la desgracia No por temor, sino por tristeza tengo que salpicar de realidades estas palabras desanudar mi boca y aclarar, por ejemplo que la vacilación acarrea a tajadas la derrota, que el remordimiento mastica los soplos del corazón que la ignorancia es pus que envenena la sangre, que enajena las venas y las vuelve tartamudas, que la falta de memoria y de conciencia, es la aguja de un péndulo que nos clava desde antes en la muerte. De una vez quiero decirlo todo no importa que hoy la insolación televisiva rompa los cerebros, no importa que hoy nadie quiera escuchar los versos, ni que los ladridos y el lodo demagógico tapen la boca de los jóvenes ni que los corruptos traten de abreviar o de esconder todo el armamento de imaginación que llevamos dentro.


junio - 4

Vamos a demostrarles que, ciertamente, una protesta debe traer muchos problemas y puede atravesar el tiempo, como el cerco de tupidas bayonetas… que simplemente las barras de la cárcel no aprisionan los espíritus o lazos, así de simple, y sencillamente, el río de la verdad inteligente desborda su curso y de manera natural agota la mentira y la intolerancia… porque, cuando las masas se echan a caminar a contracorriente la muerte es incapaz de amarrar tantas gargantas, esas que golpean con fuerza el abdomen del mar de la historia para que enfurezca y proyecte sus dentelladas pesadas, a fuerza de razón secando en sal a todos esos enemigos de la vida. Señalando al cielo como última tumba de un fuego de artillería ondeando la bandera como una noche como una usurpación al pueblo para los días de la inclemencia que un día de hace 42 años atardecieron de víctimas para esos días de impacto y ruido persiguiendo el arrojo de relámpagos y jóvenes pájaros con lujo de bengalas, metralla y buitres no sobra esta señal no sobra este puño… Porque las mazmorras clandestinas no se extiendan ni el llanto de las madres ni el martirio de los hijos ni el terrible horror atrás de nuestras puertas en este desdichado país


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que legaliza la persecución de la verdad y la belleza y penaliza por delito el ser inteligente y joven como penaliza la defensa propia de los sueños porque ya no se haga tanta prisión a la honestidad y a la dignidad política y no tengamos que lavar nuestras ropas como si fuéramos a vestirnos para la tumba porque ya no vuelvan las botas y sus ametralladoras y los tanques masacrando la juventud emboscando los días de masa popular y que no se repita el día en que una madre solitaria busque desesperadamente a todos sus hijos y no se vuelva a decir: pobre; es todo lo que ha quedado de la familia porque ya no se quede sin castigo la ignominia ni se le estruje de soledad al que sea diferente… al que luche… por ellos… hablo… aunque sea triste… hablo… aunque los desaparecidos jamás vuelvan… hablo… aunque los muertos sean ignorados… hablo… y por que ellos ya no están físicamente para decirlo ¡yo lo digo! brillan los frutos de ámbar maravilloso los dulces y alegres… pero hoy mas los tristes, amargos y dolorosos… hoy sólo esos… ahí donde tiene el recuerdo un árbol. junto a una barda que grita en silencio ¡2 DE OCTUBRE, NO SE OLVIDA! Jaime Villareal 1-oct-2010


PROSA junio - 6


POESÍA junio - 7

Es cierto lo que te dijo Pedro Damián Cuauhtémoc Méndez Estrada

Nunca encontrarás a nadie tan perrunamente fiel como yo. Menos en estos tiempos de austeridad y crisis en que hasta los buenos amantes escasean. El mundo se incendia y sólo se salvará como Gomorra, como Sodoma: en el holocausto nuclear. Llegaremos a vernos en las cavernas bajo nubes relampagueantes sobre el Pico del Águila, alimentando fogatas con reproducciones de Picasso. Sabes que sólo tengo una amante que se llama Juana y todos la conocen como Marijuana, dos o tres descalabros embebidos de alcohol y delirios de militante político. Mucho amor también. Mucho amor por la gota de ternura de Ariadna. Un sentimiento arrobador y brutal por la vida, que como muslos-peces se me resbala entre las manos. Y sueños con las mujeres que nunca más cogeré porque se han ido como mi último cigarro, dejando en mi boca el clitoral sabor de sus labiospétalos de rocío en la madrugada.


La Ciudad

Constantino Kavafis

POESÍA junio - 8

Dijiste: “Iré a otra ciudad, iré a otro mar. Otra ciudad ha de hallarse mejor que ésta. Todo esfuerzo mío es una condena escrita; y está mi corazón - como un cadáver - sepultado. Mi espíritu hasta cuándo permanecerá en este marasmo. Donde mis ojos vuelva, donde quiera que mire oscuras ruinas de mi vida veo aquí, donde tantos años pasé y destruí y perdí”. Nuevas tierras no hallarás, no hallarás otros mares. La ciudad te seguirá. Vagarás por las mismas calles. Y en los mismos barrios te harás viejo y en estas mismas casas encanecerás. Siempre llegarás a esta ciudad. Para otro lugar -no esperesno hay barco para ti, no hay camino. Así como tu vida la arruinaste aquí en este rincón pequeño, en toda tierra la destruiste.


Se es necesario morir tan joven -refìn en 7 tonos Oscar Altamirano

I

cuando apenas descansa el mediodía sobre los peces de las agotadas sonrisas y un nudo de colas sudorosas se alista en los cafés cerca de algún tugurio burocrático y/ cuando/ generalmente tienes los huevos flácidos y deseas un cepillo de dientes más que una boca roja ebria de cognac o un culo tan robusto como tu gula lo antoje dentro e inmediatamente fuera de un blue jeans recién enjaretado oh se piensa/ se recontrapiensa en la inmadurez de quien se tiene que morir de viejo

II

y por la noche te estás desesperando cuando sabes que te quedan tres magníficos miserables pesos para tomar el bús que te va a arrojar ahí cerca y llegas a tu cuarto donde vas…. diablos! a estar/ permanecer solo a tocarte el cuerpo con tus dedos fríos a contemplar la regadera abierta/ el agua como escultor del aire y que tienes que vomitar tu cuerpo sobre la cama catre o perro suelo y jalar con tu propia mano la cobija…. solo falta/ te remueles/ que toque a tu puerta una hermosa chica y saltas y abres y te dice no compra leche….? (tocan a tu puerta)

III

siempre –alguna vez- se tiene demasiado tiempo para envejecer para ser viejo pero no se puede ser tan joven ser joven tan premeditadamente tan deliberada y espaciosamente he de ahí la necesidad la inmediatez imprescindible de no perder de vista tus días inmortales POESÍA :todos

IV V VI

junio - 9

el bochorno absurdo de la vida es que tengas que etiquetar cada 24 horas como un nuevo ejemplar se te ocurre zafarte un zapato y rascarte la planta del pié entonces piensas en tu querida amante y le dices con tu acre pensamiento voy a verte ahora…. y te codéas con el barandillo para distraerte a ver si te pierdes de vista y te dejas ahí…. vuela que vuela…. (paloma mía….)* la vida se te escapa ella sí te perdona si habría que perdonar que seas fulano de tal un paria incorregible a costa de toda costa

VII

te estás masturbando/ te masturbas -mastúrbate te vuelves a masturbar/ te masturbas te remasturbas te recontramasturbas te requemasturbas te mas turbas QUÉ OJETE…

*canción de dominio público

1981


Túpac Amaru Tulio Mora

POESÍA junio - 10

Todavía hablan de mí situándome en el centro de la imagen -las cuerdas, los caballos, mi cuerpo que defiende la unidad intacta de sus miembros-, y remordidos prefieren mantenerme ingrávido en el aire. Se llenan de frases elegantes al citarme: Aquí no hay más culpables que tú y yo, tú por someter a mi pueblo, yo por pretender liberarlo. Y hasta el horror se les antoja recurrente al indagar en los folios del castigo lo barroco de mi queja: Onze coronas de hierro con puntas muy agudas, que le han de poner en la cabeza... ...Por la parte del cerebro se le introducirán tres puntas de hierro ardiendo que le saldrán por la boca... Qué decir de sus sospechas, siempre irreprochables, al implicar en la forma torturada una metáfora de culpas nacionales (el equilibrio entre mi cuerpo indivisible y el verdugo que quiere fragmentarlo, ¿no evoca al equilibrio suicida del Perú, su imposible armonía?). Y se escudan en los mitos y obsequiosos de palabras fermentan en mis miembros mutilados (por los que yo sufro mientras ellos investigan) inconcretables utopías: Cuando su cabeza, que escondieron debajo de palacio de gobierno, se encuentre con sus extremidades, volverá el tiempo de Inkarrí. Y esperan que otra vez Areche me coloque entre los potros del tormento, y el hacha, ya no los animales, en las diestras manos del verdugo separe mis huesos de sus goznes para encontrar sentido a sus asertos.


Inútil recordarles a los muertos precedentes: que mi esposa Micaela caminó hasta el cadalso sin bajar la vista (y eso que llevaba la lengua hecha un guiñapo y salpicaba sangre en las finas ropas de Matalinares); que Tomasa Titu se rió de los cuchillos; que el negro Oblitas derramó dos lágrimas, no por la inminencia de su muerte, sino por lo enojoso de las despedidas; que, en fin, mis hijos aguardaron con paciencia que uno a uno los fueran destroncando. Prescindible es el dolor para tan eruditas reflexiones: ¿abjuré del rey y sus impuestos? ¿Sobreestimé las condiciones subjetivas y el carácter de masas de la insurrección? ¿No fui un novato en estrategia? Pero al cabo generosos exaltan mis virtudes caras al siglo de las luces: era un noble arriero que vestía de negro terciopelo y cabalgaba un potro blanco y se sabía de memoria a Garcilaso y montaba el drama del Ollantay antes de entrar en la batalla. Un look para el consumo: los cabellos largos coronados por un sombrero con el pico rombo y el ala tiesa y circular -ideal para levantar turistas en el Cusco. Una tentación de los arcanos astrológicos: Huáscar versus Atahualpa, Manco Inca versus Paullu, Túpac Amaru versus Pumacahua, los pares fratricidas -Géminis, sin duda. Una extravagancia de genealogistas: rastrear sangre de mi estirpe en las cortes de Polonia y Portugal. Un recurso del poder: citar un verso del poema vigoroso de Romualdo (querrán matarlo y no podrán matarlo) cuando la mancha india se arrebata. Nada más oportuno para todo que el agonista prometeico, el que muere porque no muere. Si tanto saben de mi vida y de mi gesta ¿por que no revierten mis fracasos y después me echan en tierra a descansar mi muerte

POESÍA junio - 11


PROSA junio - 12

A Jaime Villarreal Joroska Haller

Hay personas que no son compatibles con el olvido, que su nombre -o su rostro- simplemente no embonan con la palabra, con el espacio vacío. Hay quienes solo encajan con la eternidad, ese trascendente onírico que aún no podemos conocer, y que sin embargo, los colocamos ahí como en un altar. Para alguien que ha estado más allá del bien y del mal, no nos queda más que situarle más allá de nuestra razón, en un sitio sacro que intersecta con el centro del universo, dentro de nosotros, donde con él somos el mismo. Jaime, gracias por dejarte sentir hoy mientras te escribo, y pasado mañana, porque te dejas sentir mientras contemplo tu magnífica obra. No me alcanza el intelecto, no me alcanza el sentimiento ni la vida para ser la mitad de tu luz desprendida. Qué sonrisa habrá tenido Dios al verte llegar temprano… dice Edel Juárez avasallando mis letras en proporción a la magnitud con que envolviste mis proyectos. Y mis días.


El Cartero

Benjamín Pacheco López

I

El pugilista yace amasado en la camilla. Costal inquieto; pedacería que se reajusta. Las heridas del combate dejaron una marca de islotes morados por hombros, pecho y abdomen. Sus brazos son los puentes derrumbados, unidos a manos incapaces de sostener la hoja de un libro. Respira como automóvil averiado: se contrae, se detiene, arranca y se colapsa. Es una inflamación que palpita. El brillo de sus cicatrices es intermitente. Las piernas no reconocen el tronco que se agita. Saben que tenían que sostenerlo, aguantarlo, alejarlo del adversario. Al final lo llevaron a esta cama. Esperan que despierte y les ordene llevarlo de nueva cuenta a la arena. Este cuerpo es las piedras reunidas después del baile con el mazo. Arrecife sangrante, cordillera detonada. En la cara rebota el eco de los versos susurrados por otros guantes. Traigan a los mecánicos, a la industria y sus obreros para remover la carne y desenterrar la mirada. Alguien construya un puente para unir el cabello con la frente; sumerjan palancas, vigas y tuberías para levantar esa nariz. Vacíen las nubes para limpiar la sangre; que los reos sostengan los labios mientras laboran las costureras. Avisen al guardia: que mate al que entre al casillero con un espejo.

II

El cráneo de Mario El Cartero Kauffman parecía un pato escondido bajo dos arbustos de piel. Izquierda, derecha, finta, más abajo, derecha, finta, eran los pasos para evitar la embestida de un par de puños veinte años más jóvenes, más arriesgados, más hambrientos, que

lo habían estado cazando a partir del segundo round. El recinto de la arena era un mar de flashes, en el que navegaban vasos de cerveza y mentadas de madre. Típico de una función de box de sábado por la noche. El aire eleva el apodo de Mario de un lado a otro, lo sube y baja hasta quemarse contra los focos que tiemblan pegados al techo. La palabra Cartero une a las gargantas, guía el brillo de los ojos, son ocho letras formando un himno hasta que las lenguas vuelven a encharcarse en la cerveza. Derecha, derecha, finta, izquierda, abajo, finta, revés, giro, finta. No, detente, no sigas, error, regresa la cabeza, ordena la retirada de la frente, clava una estaca en los ojos para evitar el movimiento, que alguien amarre un grillete al cuello para frenar este avance. Es tarde. El miedo y el sudor escurren entre el guante y el rostro, ya casi llega, se evapora el aire, es el puño, son todos los puños...

III

Rosenda De Sanctis está sentada en la fila cuatro, asiento 39, de la parte derecha de la arena. Al igual que ella, al menos veinte mujeres aprietan una carta entre sus manos; otras llevan la misiva entre el sostén y el pecho. Bajo las medias. Rosenda tiene 18 años y porta un vestido de flores. Lo compró después de ahorrar durante un mes de trabajo en la maquiladora. Los zapatos son de segunda, pero los milagros del boleado y la costura los hacen lucir de primera.

PROSA junio - 13


PROSA junio - 14

El que entienda de miradas, comprenderá el resplandor de Rosenda: está enamorada. Entre la pestaña y la pupila se desvanecen las multitudes; los gritos se desintegran; es inalcanzable para los guardias que desean pasarse con ella. Ahí sólo cabe una figura atlética que sigue un vals en la partitura de las cuerdas, la sombra que gira en el cuadrilátero, la promesa de una Iglesia, una casa en el campo. Si pudiera, los puños de Rosenda cubrirían el cuerpo de Mario. Su piel sería un escudo dispuesto a soportar la cascada de un par de guantes. Pero apenas es un tallo sacudido por el viento, que contempla a lo lejos, la tormenta que despedaza un muro.

IV

El puño de José El Gallero Dresden salió de repente. Tercer brazo indetectable que detonó el dolor en el pómulo izquierdo de Mario. El impacto del jab dejó una grieta justo en el tatuaje que El Cartero solía presumir entre las mujeres del barrio. El grito femenino desplazó todos los ruidos, cuando el golpe sacudió los huesos y la carne del eterno enamorado que se colaba en todas las casas. El entrenamiento y odio acumulado por El Gallero finalmente coincidieron en un punto para desmoronar al conquistador de mil camas. En ese guante viajó la venganza de maridos engañados, el recuerdo de un hermano golpeado a la brava, la hermana robada del propio José. Los hombres aplaudieron de pie, a brincos, se desgreñaron ante la caída del rival.

Esa noche, Mario peleó contra mil hombres, pero bastó un puño para derribarlo. Esa noche, Mario enamoró de nueva cuenta a mil mujeres, pero bastó un puño para que todas fueran lastimadas. El boxeador giró hasta el piso, las cartas brotaron de los senos. Rosenda lloró el manantial. Oscuridad. Silencio.

Poesía en caso de tu ausencia.

Ulises Regalado Que te pienso y miento cuan ingrato es el olvido de tu nombre, por que profanar el azar de mis adentros ha sido el engaño más vil y gozoso, tan valeroso como lo es el misterio que inmacula tu arte. Y yo, el caminante inspirado, espero eternamente el vibrar de tu regreso, de la melodía que haga cantar a este trovador esclavo de tus guerras, herido a muerte por aquel que al alba volvió su suerte y con sus belezos acurrucó tus travesías hacia donde el sur cura los cuerpos helados. Y echado a la sal de la ruina, tu partida me convirtió en un navegante, al filo de tus señales desnudas, de mi tripulación que persigue la crónica de tu rescate.


Manifiesto de las Contradanzas Miguel Toral

El contrapoeta es un ente. Un ser de medio andar, de medio pelo, de media sangre. Vaciado por las calles que lo preceden. Vaciado por los besos que ya lo atormentan. Vacío de nubes, de alientos, abandonándose a su suerte misma. El contrapoeta es un vivo de colores uniformes, de música en labios-lengua de púa. Entierro de sol en el verano cálido de las playas que ni siquiera conoce. Destructor de poesía clásica, De métrica perfecta; violador de Sor Juana en el instante mismo de sus versos achocolatados, enlatados, inertes de ciudad, vírgenes de rascacielos que miran y hacen como si nos aplastaran. Vacios de urbe, de smog, de una calle chilanga donde se pronuncian blasfemias. El contrapoeta con sus lamentos. ¡Ah la sangre del vientre de un Cristo! El contrapoeta con Jesuses de boca rota, manto rojo, corazón humeante apagado; apagado. El contrapoeta repite si es necesario el ultimo verso escrito hace mil años. Es amigo de Machado y recorre La Castilla ingenua de Leonores. Se toma un trago con Bolaño,

con Mario, con los cuates de la onda y aún así destruye en un segundo sus poemas-prosas. Es punto ciego, punto muerto con forma triangulada. Ajeno a la academia, disidente social del mar de letras.

No responde.

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No responde.

Es llamada telefónica perdida. maestro de clases suicidas. beso en autobús sin rumbo. Amante suicida de acalladas noches. El contrapoeta es andante sin rumbo; su tema (como el Pacheco diría) no es, sino del que ni se habla. No es, sino del que se olvida. No es: SINO. Destino de poeta nulo. Clase Tlatelolco asesinada en plazas de años furtivos. Heredero de memoria. El contrapoeta no es poeta si no escribano de cortes medieras. Cabezas de cisne y avestruz. El contrapoeta es trinchera ráfaga de luz de la metralla. Es un ente muerto ajusticiado. Acallado en gritos de memoria. ¡Ah su contralucha! Su contrasangre Su contrapoesia envenenando con revolución la pintura. ¡Ah sus ojos que ya no habrán más que leerse!


Pedalea

Mimo

Pedalea, respiremos que nos extinguimos, basta montarse y andar la serpenteante avenida entre monstruos de tirones fuliginosos.

El ser natural que imita sin saberlo, no hay, no sabe, no percibe la razón, se alimenta de recursos asimilados para sus alegorías, como caminar, encorvarse un poco, la dicción, el volumen, el levantamiento indiferente de cejas, todas metáforas que ingeniosamente transmuta a su orden, un orden que a base de persistencia metafísica le funciona como la ficción al personaje, o eso quiere creer, cegado totalmente en su mimetismo. No hay nada de natural en él, porque sabe estar solo (ejercita otras partes, usa el arte de la contemplación, su inconsciente trabaja sin cesar por puro capricho teológico) pero no sabe compartir su soledad, el bicho-parasito deja de girar repentinamente y en un instante regresa a lo que siempre fue, nada, el vacio en el circulo, la sospecha intuible de hablar con un espejo, es el mismo cansancio reflejado, y las perronas se van, el no sabe la razón, o eso quiere creer…

Gustavo Cárdenas

PROSA junio - 16

Pedalea, respiremos que nos extinguimos, inhala del viento la sinfonía a la libertad. Pedalea con ímpetu galopante. ¡Estás vivo… estás llegando!

Urbi et Orbi María G. Barrón

Soy como el personaje de un cuento postmoderno sin título ni escritor, el punto final de una frase sin aparente sentido, la llaga punzante de la que nunca brotó sangre. Te encontré en el salto final de tus contradanzas, una espiral que daba miedo ver. Partido por el rayo obsceno de las caricias que la Rosa Venus deja en ti al anochecer; reconocidos en el trasfondo de la materia, alma antipoeta, nunca callaré el llanto del cisne. Nos hacía falta dormir y alimentarnos de sueños. Y bajarnos de un árbol de niñez rancia. Tu danza infinita nos encontró, tus pasos de cisne y tu voz que también es de terciopelo. Será eterna esa misma danza ligera, prolongada en el espacio y tiempo. Tu antipoeta Urbi et Orbi, adolescente Rimbaud sin rumbo.

Armando Castillo Toro


Rayo de Poesía

Hummingbird Woodpecker Una vez más el círculo se cierra con una herida Separando la realidad de la ficción Una perforación con la daga de la mentira Andando tras el santo grial de la convicción. Las palabras salen de la boca sin ningún sonido Y un libro en blanco se cierra ante el ayer Como es posible que me haya encariñado contigo La noche cubre esas huellas al caer. Una caricia rota negada por tus labios Un miedo profundo en los rincones del alma Un hechizo maldito por un brujo sabio Ante todo tuve que conservar mi calma. Estás en una gran distancia, entre las notas de una canción Me deprime esa volubilidad A cada amanecer por ti elevo una oración Quiero ayudarte, pero de qué manera y con sinceridad. No importa si pierdo la cordura Al demonio con esas estúpidas excusas Yo te cubriré con mis alas de pasión y ternura Porque tú y sólo tú eres mi musa. Aunque seas prohibida en totalidad Y digas que el miedo te paraliza No temo al riesgo de robarte un beso en libertad Y tomar como propia esa mirada que me hipnotiza. Aún te ocultes en la inseguridad y el miedo Y persiga en la oscuridad el calor de tu piel Te darás cuenta de que te quiero Y me dejarás expresarme en el lienzo de tu cuerpo y no en una hoja de papel.

PROSA junio - 17


Podré entrar por tu ventana en forma de un pensamiento Y poseeré tu mente al pensar en mil maravillas Surcaré el océano de tu cuerpo totalmente y sin resentimiento Y ahuyentaré con mi sable de plata a tus más profundas pesadillas. Nunca diré adiós a esos recuerdos Atesoro hasta al más mínimo segundo Me quedaré con el más profundo momento No lo cambiaría ni por toda la gloria del mundo. PROSA junio - 18

Dame todo el afecto que tengas y el que haga falta Y cantaré por ti, para que nunca más te sientas triste Desde el palco más brillante de la conquista más alta Si tú estás ahí el dolor se va, y con ello la muerte no existe.

M.S. Papasquiaro atropella a Neal Cassady en la carretera a San Miguel de Allende. Guillermo Pastrana

Lluvia se me encharca en los huaraches Llevo pantalones brincarecuerdos Lluvia/pasado no me moja Llevo mi cigarro de paraguas. Ando con la luna de sombrero Y las banquetas de indigente, Bailo con la noche/señorita Vamos tirando la memoria Escurriendo risas a gotitas. Velada sin guión Palpita en el asfalto, Pasos temerarios Ahuyentan a la muerte. Penumbra delincuente -noshacelosmandadoscallado me invento unos ojos. Adiós ruta en el abismo Encontré el cigarro de emergencia Y tu par de brazos paracaída


REDES Decimos todo y a la vez lo dejamos ambiguo y en la constante vertiginosidad del crecimiento, en esta edici贸n lanzamos las palabras que a manera de red encierran frases que nos evocan en esta calle a la lucha, a la pasi贸n y a la entrega de revolucionaria de nuestro amigo Jaime Villarreal.

junio - 19


REDES junio - 20


junio - 21

Hace apenas unos días las letras mexicanas se enfundaron en su mejor traje luctuoso para despedir al escritor universal –como no han parado de llamarlo-, para encabezar una ceremoniosa despedida desde las entrañas del país azteca que convulso deja caer lluvia sobre el féretro de Carlos Fuentes. Se va con él una tradición literaria que solo habrá de acompañarlo hasta las puertas del mictlán y regresará para hacer mella y generar ahora sí nuevas letras – las que siempre quiso Fuentes- se va con el parte de los últimos exponentes del Boom Latinoamericano y nos queda el recuerdo, un recuerdo casi a todo de disparo seco. Don Carlos deja a su ‘güerita’, a sus amigos, a su México, a su “Aura” y su “Muerte de Artemio Cruz” en plena espera de las celebraciones por el cincuenta aniversario de su publicación. La muerte de Artemio Cruz, publicada originalmente por el Fondo de Cultura Económica (y cuya edición conmemorativa lanzará Alfaguara este año), es un monumento a la experimentación narrativa y también a la lucidez para captar el significado de la decadencia. Con esta obra, la novela de la Revolución encontró


su punto final y, al mismo tiempo, una de sus máximas expresiones.

junio - 22

Artemio Cruz es un trozo de historia corrompida que muere entre filones de memoria, donde evoca su vida: luchas revolucionarias, traiciones, pasiones, ambición, historia escamoteada por visiones perversas. Él se sabe podrido y a su alrededor sólo ve podredumbre también. Artemio Cruz es esa parte de México enferma de poder y horror, a la vez víctima y victimaria. Por su parte, Aura, publicada por Era (mismo sello que lanzó, en febrero, la edición especial), no necesita presentación. Novela corta, es el libro más leído de Fuentes y uno de los más vendidos de las letras en español. A su alrededor circulan leyendas, acusaciones de plagio y amenazas de censura que, naturalmente, sólo han logrado incrementar su número de lectores. Esta historia de fantasmas, donde presente y pasado se confunden, deja un sabor de confesión amorosa, no sólo a la brevedad de la juventud y la belleza humanas, sino también a los viejos caserones del Centro Histórico de la Ciudad de México. Fuentes nos deja y se queda en sus páginas, en sus tildes y en sus renglones vacíos. En las lecturas que ahora hemos de hacer homenajeando a mexicano, nos deja descubiertos y nos ve quizás hoy desde la región más transparente.


POESÍA junio - 23



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