

PARA LA CANONIZACIÓN DEL BEATO JOSÉ ALLAMANO
CONTENIDO Y PEDAGOGÍA
GUÍA METODOLÓGICA ACERCA DE LA MISIÓN
Después de haber reflexionado con devoción y admiración aquellas palabras colmadas de sabiduría de nuestro padre fundador, donde nos compartía la grandeza y sublimidad del misterio de amor que Dios nos tiene, a saber, la sagrada Eucaristía, para el mes de septiembre se propone como punto de referencia el carisma de la MISIÓN.
Invoquemos en un minuto de silencio la acción del Espíritu Santo para que ilumine nuestros sentidos espirituales y así podamos contemplar, degustar, interiorizar, vivenciar y celebrar con sentido y trascendencia cada uno de los mensajes que se nos compartirá a lo largo de estas cuatro semanas. La misión que Jesucristo nos encomienda parte de permitirnos colmar nuestro corazón del consuelo que Él nos ofrece para consolar, en su nombre, a todos nuestros hermanos que están cansados y agobiados.



SEMANA UNO: DEL 1 AL 7 DE SEPTIEMBRE
PARA CONOCERLO MÁS EN SU ESPÍRITU MISIONERO:
Según la Real Academia Española (RAE) el concepto de MISIÓN se define como “Poder, facultad que se da a alguien de ir a desempeñar algún cometido”. En el texto “Beato José Allamano: una vida que continúa” se nos plantea que la misión es el fundamento de la identidad del Instituto Misionero de la Consolata (IMC), Misioneras de la Consolata (MC) y Laicos Misioneros de la Consolata (LMC), el cual consiste en acatar la voluntad y el modo en que Dios Padre quiere la salvación para todos los hombres y lo ha manifestado en nuestra historia de salvación. Es decir, la MISIÓN consiste en aquel fervor, fuerza e inquietud que experimenta todo aquel que ha sido llamado por Dios para desempeñar su obra salvífica en el mundo, compartiendo la experiencia de fe que ha transformado su vida y así contagiar a otras vidas que se encuentran sin rumbo, desesperanzados y en estado de miseria.
Desde muy temprana edad, Allamano había seguido con fervor la obra misionera que, Guillermo Massaia, misionero capuchino, había realizado en Etiopía y esta inquietud se mantuvo intacta a lo largos de su formación sacerdotal y como rector del Santuario de La Consolata en Turin, Italia, hasta constituir el proyecto de salir de su región hacia los lugares más necesitados de la presencia de ministros que construyeran el Reino de Dios tanto de palabras como de obras.
La espiritualidad misionera de José Allamano se podría puntualizar en dos pilares fundamentales: a) La misión de la consolación y b) Evangelizo santificando y me santifico evangelizando. Estos pilares se concretizan en la llamada que Jesús le hace a sus discípulos en “Id a todo el mundo y anunciar el evangelio" (Mc 16, 15).

a) La misión que evangeliza consolando:
La espiritualidad Allamaniana es en esencia una espiritualidad mariana, pues, “Fundadora la virgen Consolata, yo soy un simple siervo suyo” como nos lo comparte el padre Baldasso IMC, en su libro Me llamo José Allamano. El Instituto Misionero lleva el nombre de la Consolata, título que identifica a María como la mujer consolada y consoladora. Con ella los misioneros/as se sienten partícipes en su misión materna de llevar al mundo la verdadera consolación, Cristo Salvador.
Frente a esto nos dice el Padre Bianchi: “Quien lee lo que el P. Allamano dijo sobre María a sus misioneros, queda impactado por el sentido de ternura y de totalidad que la devoción Mariana tenía en su vida y que él trataba de transferir a sus oyentes”. Ella quiso dar su propio nombre al Instituto para que se salven más almas posibles; esta declaración es importante porque para el P. Allamano la mayor consolación que se puede ofrecer a una persona es la de anunciar a Jesucristo.
En el texto Espiritualidad Misionera se nos comparte lo siguiente: “El Santuario de la Consolata con su Rector fue el centro propulsor de toda la obra evangelizadora de los misioneros y misioneras. En el santuario los devotos fueron sostén espiritual y económico para las obras de la misión. Desde la Consolata al mundo misionero había una línea de comunicación directa: de aquí para allá iban oraciones, dinero, exhortaciones, correspondencia, soporte espiritual; de allá para acá venía el corazón y el apego de los misioneros y la constante correspondencia que comunicaba la información y los logros materiales y los frutos del anuncio del Evangelio.”
Así pues, la misión redentora en el mundo inicia con María, desde el momento de la anunciación, pues, ella quien es la llena de gracia recibe por primera vez la presencia santificante de Dios que se encarna en su vientre. Ella es la persona que recibe la Consolación del Señor que consume su corazón con paz, alegría, regocijo, fortaleza, ternura y perseverancia, ella es la bendita entre todas las mujeres porque experimenta directamente la santa presencia por la acción del Espíritu Santo. Y María Santísima se convierte en la primera misionera en dar a luz al Emanuel, al “Dios con nosotros”, para consolar al mundo que estuvo y sigue estando en tinieblas.

Se nos recuerda en el texto Espiritualidad Misionera, según las palabras de Monseñor Luis Augusto Castro, que la vida misma de nuestros Institutos es fuente de consolación y recuerda algunos acontecimientos que son motivo de consolación para muchos. “En primer lugar el mismo carisma de la misión es consolación para quien lo vive y para quien es bendecido con sus frutos. El carisma que el Espíritu Santo y María suscitaron en la Iglesia en el momento preciso y al cual los dos Institutos siguen siendo fieles”.
• Acudiendo al libro Los quiero así, en el numeral 151 nuestro padre fundador nos dice lo siguiente: “Sólo nuestro Señor sabe dar el verdadero consuelo, para que se lo busque en él o al menos también en él, que es la fuente de toda consolación. Podemos confiarle lo que sea, que él siempre nos escuchará, nos consolará en nuestras penas y ayudará a soportarlas”. En consecuencia, la misión que asumió el Beato Allamano y ha dejado como legado para sus misioneros y misioneras a lo largo de la historia consiste en evangelizar mediante la consolación, es decir, anunciar el amor misericordioso de Dios que consuela. Ahora bien, si la misión que Allamano quiere que asumamos en nombre del Señor consiste en evangelizar mediante la consolación, reflexionemos en comunidad a partir de las siguientes preguntas ¿Cómo he experimentado la consolación del Señor a lo largo de mi vida? ¿Cómo cumplo mi misión consoladora en el mundo? El beato Allamano insiste en que debemos evangelizar santificando en la medida en que me santifico evangelizando.
b) Evangelizo santificando y me santifico evangelizando:
La labor evangelizadora debe procurar la búsqueda de la santidad: “Sed santos como vuestro Padre del cielo es santo” (Mt 5, 48) Y esta santidad para Allamano consiste en Hacer bien el bien y sin tanto ruido. En el numeral 6 del texto “ASÍ LOS QUIERO” nos dice: “¿De qué manera se pueden hacer bien todas las cosas? San José Cafasso nos sugiere algunos medios. El primero es el de hacer todo como lo haría el Señor. Vivamos como Jesús, hagamos todo como lo haría él, de manera que sea él quien vive y obra en nosotros. Por lo tanto, preguntémonos: "Si Jesús estuviera en mi lugar, ¿qué haría? ¿Pensaría así? ¿Hablaría así? ¿Obraría así?". Realmente me gustaría que cada uno de ustedes fuera una imagen viviente de Nuestro Señor.” Y este bien hay que hacerlo sin ruido, sin llamar la atención, sin vanaglorias porque todo lo debemos hacer por amor y para la mayor gloria de Dios.”

Para nuestro padre fundador, según el numeral 2 del libro Los quiero así, el fin primario del Instituto es la santificación de sus miembros. “Quien viene aquí lo hace para abrazar este fin (…) Como afirma san Pablo: "Nosotros sabemos que todo contribuye al bien de los que aman a Dios, al bien de los que fueron llamados según sus designios" (Rom 8,28). Y ustedes están entre los que fueron llamados a la santidad, y a una santidad especial. Por lo tanto, obren de tal manera que todo, incluidos sus defectos y los de los demás, sirvan para su propio bien”. Y en el numeral 3 nos dice lo siguiente:
3. Primero santos, después misioneros. Están aquí para ser Misioneros y Misioneras de la Consolata. No pueden serlo sino viviendo y obrando según el fin del Instituto, que es la santificación de sus miembros y la evangelización de los pueblos. Es lo que permanentemente les repito: las personas se salvan con la santidad. Es decir, querer que los demás sean buenos sin serlo nosotros es pretender algo imposible. Nadie puede dar lo que no tiene. Podríamos dar un sacramento aun sin ser santos, pero convertir personas no. Normalmente Dios no concede el poder de tocar los corazones de los demás a quien no está unido a él con una caridad muy grande, hasta el punto de poder pretender que haga milagros. Crean en esto: quien no arde, no incendia, quien no tiene el fuego de la caridad, no puede comunicarlo. Para dedicarse a los demás no es necesario descuidar la unión con Dios y sacrificar la propia santificación.
• En conclusión, siendo fieles a las enseñanzas del Beato Allamano, nosotros evangelizamos cuando procuramos en un primer lugar, alcanzar la santidad de vida, haciendo bien el bien de debemos hacer para la mayor gloria de Dios. En segundo lugar, santificaremos a toda persona que entre en contacto con nosotros cuando nuestra vida habla no solamente con las palabras sino especialmente con nuestro ejemplo de vida, así estaremos encarnando la parte más esencial del carisma misionero allamaniano.
Es momento de entrar en recogimiento y hacer eco de estas enseñanzas que nos ofrece el padre fundador. Hagamos una lista de aquellas palabras clave que hayan cautivado nuestro espíritu acerca de los dos pilares que, a nuestra consideración, son el motor y la esencia de la MISIÓN para la espiritualidad allamaniana.

SEMANA DOS: DEL 8 AL 14 DE SEPTIEMBRE
2. PARA INTERIORIZARLO MÁS
Evangelizando me santifico y santifico evangelizando, cuya evangelización no es otra cosa que transmitir a Jesús como la mayor Consolación para el mundo, fue aquello que significó MISIÓN para el Beato José Allamano y que ha quedado como un legado espiritual para la espiritualidad allamaniana. Este mensaje se ha concretizado en la labor de los misioneros, misioneras y laicos de la Consolata que se encuentran a lo largo y ancho de los continentes del mundo, encarnando la encomienda de Jesús de “Id y enseñad el evangelio”.
Es momento de interiorizar este mensaje en nuestro ser y qué mejor forma de hacerlo con la intercesión de nuestra Señora de la Consolata, reconociendo y suplicando a Dios por las acciones misioneras en el mundo. La oración es aquella herramienta eficaz que prepara el terreno de nuestra interioridad, facilitando que la palabra sea depositada en tierra buena y de fruto en abundancia. Por esta razón, la invitación para esta segunda semana de septiembre consiste en meditar los misterios del santo Rosario misionero, orando de manera personal y comunitaria por la labor misionera del IMC- MC, LMC y por las realidades complejas en cada continente.
MODALIDAD:
• Por cada decena (10 cuencas) el misterio a contemplar será la realidad de cada continente.
• Según la disponibilidad del tiempo, se puede rezar 10 o 3 ave marías por misterio.
• Por cada decena, se empieza con el rezo del Padre Nuestro, luego las Ave Marías y se finaliza con un gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo…

·PRIMER MISTERIO: REZAMOS POR ÁFRICA MEDITACIONES:
Recuperando las palabras del Padre Venanzio Mwangi, IMC en la revista Dimensión Misionera N°349 en su edición especial por la canonización de nuestro fundador, los primeros cuatro misioneros llegan a Kenia en 1902, cumpliendo su sueño de extender la consolación a las regiones más necesitadas. Luego nos dice que “Más de un siglo después, el binomio Allamano – África se convierte en un imperativo sobre el presente y el futuro de la misión soñada por José Allamano. No se trata solamente del número creciente de Misioneros de la Consolata, de origen africano, dispersados hoy por el mundo sino, más importante aún, es lo que significa esta presencia dentro de una fisionomía de un instituto cada vez más pluriétnico y multicultural.”
Interioricemos la misión de consolación en el continente africano a partir de una breve lectura de su realidad: es el continente más antiguo del mundo y se creeque es la cuna de la humanidad. A pesar de ser un continente rico en minerales, petróleo y gas, con un alto potencial en el sector agrícola, en el manejo de energías renovables y tecnología, su desarrollo económico es bajo en la mayoría de países que lo integran, abunda la pobreza, el hambre, el desempleo, crisis en infraestructuras viales, electricidad y agua potable, la desigualdad social y los conflictos internos.Hoy en día se cuenta con la presencia de 357 miembros del IMC en países como Costa de Marfil, Etiopía, Kenia, Mozambique, R. D. Congo, Sudádrica-Eswatini y Tanzania, cumpliendo la MISIÓN de llevar consolación en medio de estas realidades complejas.
Oremos con la intención del misterio del Rosario Misionero: Supliquemos al Señor, por intercesión de nuestra Madre Consolata, que derrame tu gracia sobre los misioneros, misioneras y laicos de la Consolata en África, fortaleciéndolos en su labor de amor y evangelización, y que brinde consuelo y esperanza a todas las personas que enfrentan dificultades y realidades desafiantes en este continente, para que puedan encontrar en Él la fuerza y la paz necesarias para superar sus pruebas. Amén.

·SEGUNDO MISTERIO: REZAMOS POR AMÉRICA
Trayendo a colación el artículo publicado en la revista Dimensión Misionera del padre Juan Pablo de los Ríos, IMC, un 16 de febrero de 1937 llega a Rio de Janeiro, Brasil, el primer misionero de la Consolata al continente americano. Posteriormente fueron extendiéndose por Argentina y USA (1946), Canadá y Colombia (1947), Venezuela (1970) y México (2008). Nos recuerda “se ha hecho un camino de unidad e identidad con el carisma y espiritualidad heredados del P. Allamano, lo que ha permitido responder a los grandes desafíos del continente (…) y seguir leyendo y actualizando el carisma sintiéndonos enviados a ser misioneros” de la Consolación.
Interioricemos la misión de consolación en el continente americano a partir de una breve lectura de su realidad: América es el segundo continente más grande del mundo, después de Asia. En este continente vive el 12% de la población terrestre. América es un continente lleno de riquezas naturales, pero sus pobladores son marginalmente pobres. En América Latina los pobres son el 45% de la población total. Las minorías indígenas (11%) sobrevivientes de la colonización, se encuentran sojuzgados y deben defenderse del etnocidio.
Otras realidades que azotan al continente americano son el narcotráfico, la destrucción ecológica, el terrorismo y la corrupción, que hoy involucra a gobernantes de muchos países. Hoy en día se cuenta con 233 miembros del IMC en el continente, cumpliendo la MISIÓN de llevar consolación en medio de estas realidades complejas.
Oremos con la intención del misterio del Rosario Misionero: Supliquemos al Señor, por intercesión de nuestra Madre Consolata, que bendigas a todos los misioneros, misioneras y laicos de la Consolata para que les otorgues la gracia de empeñarse en una Nueva Evangelización, a la que todos somos llamados, comprometiéndose en una educación continua de la fe, celebrando tu alabanza y anunciando a tu hijo Jesucristo más allá de las propias fronteras, en medio de sus realidades de muerte y de sufrimiento constante. Amén

·TERCER MISTERIO: REZAMOS POR EUROPA
El padre Miguel Ángel Piovano, IMC nos comparte que Europa en las últimas décadas se ha convertido en un lugar de necesidad misionera, pues, no es la misma de hace siglos atrás, ya que se ha venido desdibujando y secularizando. De allí que “ha llevado a la Iglesia y también a los Institutos del Allamano, a cuestionarse y no permanecer al ver que la Europa misionera de ayer se ha convertido en lugar de misión, necesitada de un nuevo primer anuncio, acompañado de gestos y obras de acogida, de escucha y de consuelo”. Hoy en día el carisma allamaniano comparte la MISIÓN de la consolación mediante la “la formación de parroquias misioneras, la evangelización de los jóvenes, la acogida y la atención a los inmigrantes, la presencia en los suburbios o periferias y el uso de los medios de comunicación como herramienta de formación y animación misionera.”
Interioricemos la misión de consolación en el continente europeo a partir de una breve lectura de su realidad: podríamos decir que es uno de los continentes en el que menos pobreza hay, sin embargo, no son ajenos a este flagelo. En las últimas décadas, han aparecido un notable número de nuevos Estados independientes en el este de Europa, lo cual ha creado zonas de gran inestabilidad, provocando frecuentemente choques violentos. La gran afluencia de trabajadores extranjeros, unida a un alto nivel de desempleo, está generando sentimientos de xenofobia e incluso racismo en algunos países como Alemania, Francia, Austria y Suecia. Hoy en día se cuenta con 274 miembros del IMC en el continente, cumpliendo la MISIÓN de llevar consolación en medio de estas realidades complejas.
Oremos con la intención del misterio del Rosario Misionero: Supliquemos al Señor, por intercesión de nuestra Madre Consolata, que les des a las familias de Europa un espíritu generoso, abierto a su misión en lo concerniente a la transmisión de la vida. Libera a este continente de la cultura de la muerte y del hedonismo que busca impregnarlo y alejarlo de Dios. Que los misioneros, misioneras y laicos de la Consolata reciban los medios suficientes para seguir construyendo la casa común, en la que se respeten la dignidad y los derechos de todos. Amén.

·CUARTO MISTERIO: REZAMOS POR ASIA
El padre Geoffrey Boriga, IMC, en la revista Dimensión Misionera nos describe con precisión la realidad del continente asiático. Nos dice que “En la esfera de desarrollo, las situaciones en el continente asiático son tan diversas que dificultan su clasificación en una sola categoría. Algunos países están muy desarrollados, mientras que otros siguen aplicando políticas económicas precarias. En algunos casos, el costo de ese desarrollo ha sido el cambio de los valores sociales y religiosos tradicionales (…) Algunos países, aunque no se declaran abiertamente teocráticos, reducen las minorías en la vida cotidiana al nivel de ciudadanos de segunda clase, con poca protección de sus derechos humanos fundamentales. En otros países se niega la libertad religiosa”.
“Por lo tanto, Asia es un continente de misión por excelencia. Es necesaria la evangelización primaria, la atención a la formación de los laicos, la conciencia de la vocación y la responsabilidad misionera cristiana, el diálogo cultural e interreligioso, la cuestión de la inculturación y también el intercambio de experiencias espirituales (…) Por otra parte, se debe prestar especial atención a la labor de promoción y liberación del ser humano. Esto incluye: apoyo a los refugiados, migrantes, oprimidos y clases sin tierra. Por lo tanto, es necesario defender los derechos legales de las minorías y los marginados como parte de la misión de la Iglesia”. Hoy en día se cuenta con 20 miembros del IMC en el continente, cumpliendo la MISIÓN de llevar consolación en medio de estas realidades complejas.
Oremos con la intención del misterio del Rosario Misionero: Supliquemos al Señor, por intercesión de nuestra Madre Consolata, protege a la Iglesia de Asia de todas las fuerzas que la amenazan, principalmente en las que la Iglesia es perseguida. Te pedimos por los pobres, oprimidos y marginados del continente asiático. Que los misioneros, misioneras y laicos de la Consolata puedan llegar a conocer la consolación de tu Hijo Jesucristo y a saborear así el gozo de la vida en su plenitud. Amén.

·QUINTO MISTERIO: REZAMOS POR OCEANIA
En el continente de Oceanía no hay presencia de los misioneros y misioneras de la Consolata. Sin embargo, otros miembros de la Iglesia católica ejercen una labor fundamental y muy significativa en la que dan consolación a los más desfavorecidos de esta parte del mundo. Según el folleto N°4 de las Obras Misionales Pontificias –Pastoral Misionera Salta – Argentina, se nos comparten las siguientes características: como su mismo nombre lo indica, Oceanía es más de mar que tierra. Desde hace siglos, estuvo poblado por una gran cantidad de tribus de nativos (unas 5.000) con culturas, dialectos y religiones autóctonas diferentes. De todo el continente, los últimos países que han alcanzado un grado de desarrollo económico notable son Australia y Nueva Zelanda. En el resto, el progreso se ha visto secularmente obstaculizado por la dispersión geográfica y humana, el aislamiento, la escasez de profesionales cualificados y las dificultades de comunicación.
Los católicos representan el 27% de la población. La gran mayoría de la población es protestante, y hay minorías hindúes, budistas y musulmanes. Actualmente, la Iglesia mantiene en el continente: 167 Hospitales, 190 Dispensarios, 1 Leprosería, 362 Hogares para ancianos y minusválidos, 60 Orfanatos y 92 Jardines infantiles.
Oremos con la intención del misterio del Rosario Misionero: Supliquemos al Señor, por intercesión de nuestra Madre Consolata, dirige tu mirada al continente de Oceanía, que te invoca desde sus millones de islas dispersas en el azul del Océano Pacífico. Que la Iglesia en Oceanía no deje de crecer, y muestre el rostro glorioso de tu Hijo, lleno de Gracia y Verdad a todos los habitantes. Amén.



SEMANA TRES: DEL 15 AL 21 DE SEPTIEMBRE
3.PARA VIVIRLO EN NUESTRO DÍA A DÍA:
Es momento de vivenciar las reflexiones que hemos interiorizado y analizado a lo largo de las semanas pasadas. Para ello, los invitamos a tener muy presente los siguientes consejos para hacerlos realidad en nuestro diario vivir:
• Oración diaria: Dedica un momento cada día para rezar y pedirle a María Santísima, Nuestra Señora de la Consolata, que te guíe en tu MISIÓN personal y comunitaria dentro de tu núcleo familiar, como estudiante, líder laico, como párroco, misionero y misionera, padre, madre, hermano e hijo. Puedes hacerlo al despertar, antes de dormir o en los momentos en que te encuentres con tu familia, en la comunidad parroquial, tu lugar de misión, en el colegio o en cualquier momento que te permita conectarte con Dios.
• Servicio generoso: Piensa en oportunidades diarias para consolar y ayudar a quienes te rodean, ya sea en casa, en la escuela, en el trabajo o en tu lugar de misión. Un pequeño gesto de amabilidad, como escuchar a alguien que está triste, es una forma de evangelizar.
• Evangelizar con el ejemplo: Como decía Allamano, "hacer bien el bien y sin tanto ruido". Esfuérzate en hacer el bien en tus acciones cotidianas sin buscar reconocimiento, solo por amor a Dios.
• Lectura de la santa biblia: Dedica tiempo a leer y reflexionar sobre la Palabra de Dios. Esta práctica te ayudará a fortalecer tu fe, a experimentar la consolación divina y a compartirla con tu familia, con sus compañeros de clase, de trabajo, con tus hermanos de fraternidad y de misión.
• Obra de caridad comunitaria: Construye o involúcrate en alguna actividad de solidaridad con los más necesitados de tu comunidad, que promuevan la MISIÓN, ya sea con tu salón de clase, tu parroquia, tu lugar de misión o tu familia.
• Promover la paz y la reconciliación: Identifica una situación de conflicto que se esté presentando en tu hogar, tu aula de clase, tu fraternidad, tu grupo pastoral o en tu lugar de misión. Sé un agente de paz en tu entorno, aportando algo mínimo para resolver esa realidad conflictiva (cambio de actitud, una palabra o gesto de cariño) siguiendo el ejemplo de María que nos presenta a Jesús como la mayor consolación para el mundo.
• Ofrecer tus dificultades a Dios: Cuando enfrentes problemas o sufrimientos, ofrécelos a Dios como una manera de unirte a la misión redentora de Cristo. Esto te permitirá santificarte a través de las pruebas.

SEMANA CUATRO: DEL 22 AL 30 DE SEPTIEMBRE
4.PARA CELEBRARLO EN COMUNIDAD CON ESPÍRITU DE FAMILIA:
Al estar a punto de concluir nuestro mes de septiembre teniendo como referente el carisma de la MISIÓN, los invitamos a CELEBRAR COMO FAMILIA, COMO COMUNIDAD, el gran banquete misionero por excelencia, a saber, LA EUCARISTÍA, ya que, al ser alimentados con el cuerpo y sangre de Nuestro Señor Jesucristo, quien se da como el mayor consuelo para nuestras vidas, somos enviados a compartir esta inmensa bendición con el mundo entero. Tengamos en cuenta las siguientes recomendaciones durante esta semana.
Durante la Eucaristía, participemos plenamente con mente y corazón. Escuchemos con atención la Palabra de Dios y las homilías -que deben ser concretas y oportunas- buscando aplicar sus enseñanzas en la vida diaria y en la misión personal. Dediquemos una oración durante la Eucaristía para pedir por los misioneros, misioneras, laicos de la Consolata y por todo el mundo. Recordemos que la Eucaristía es un momento para unirnos espiritualmente con la misión de la Iglesia en el mundo. En el momento del ofertorio, ofrezcamos nuestras dificultades, alegrías y esfuerzos misioneros. Así como el pan y el vino se transforman, pidamos a Dios que transforme estos esfuerzos en frutos para su Reino. Antes de recibir la Eucaristía, meditemos sobre la misión de consolar y evangelizar lo que hemos recibido. Al comulgar, pidamos a Jesús que nos ayude a vivir esta misión con fervor y dedicación. Dediquemos un momento de adoración después de la comunión para contemplar la presencia de Cristo en nuestra vida. Pidamos que su amor nos inspire a ser un misionero en el entorno, compartiendo la fe con los demás.
Participemos en la celebración eucarística con la intención de fortalecer nuestro compromiso misionero. Reflexionemos sobre cómo podemos ser un instrumento de consuelo y esperanza para quienes nos rodean. Mantengamos un espíritu de recogimiento y silencio interior durante la celebración. Esto nos permitirá escuchar mejor la voz de Dios y discernir cómo vivir la misión en nuestra vida cotidiana.
Recordemos la figura de Nuestra Señora de la Consolata durante la celebración eucarística. Imitemos su disposición de servicio y su sí incondicional a la misión de llevar a Cristo al mundo. Al final de la Eucaristía, agradezcamos a Dios por habernos llamado a ser parte de su misión. Reconozcamos que cada Eucaristía es un envío para continuar la obra de Cristo en el mundo.
Insumo preparado por el Colegio Bilingüe José Allamano, en la ciudad de Bogotá