Papiro / Primera quincena de agosto de 2010 / Año III Num. 59

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PRIMERA QUINCENA DE AGOSTO DE 2010

PAPIRO

Entre tabasqueños te veas... RENE ALBERTO LOPEZ

Para que saquen bien la nota

Los boletines de Nesho

Cuando el licenciado Víctor López Cruz fue presidente municipal de Macuspana hasta esa localidad viajaron los reporteros Erwin Macario Rodríguez y Pedro Luis Hernández Sánchez, quienes trabajaban en diarios de Villahermosa. Después de una intensa gira del alcalde por varias comunidades, al llegar al palacio municipal el tesorero del ayuntamiento buscó a los reporteros, y cargando un grueso sobre manila tamaño carta, le dijo a Erwin Macario y Pedro Luis: “Aquí les manda el presidente municipal este sobre para que saquen bien la nota”. Al observar el grosor del sobre, a los periodistas le brillaron sus ojitos. Un tanto nerviosos decidieron abrirlo lejos de la vista de curiosos. Se fueron a ocultar atrás de una casita que quedaba cerca del palacio, y fue así como decidieron abrir el misterioso sobre. Pero para sorpresa de los reporteros, el sobre contenía un fajo de hojas tamaño carta dobladas, con información precisa y puntual sobre las obras rezagadas en el municipio de Macuspana.

Durante muchos años Nesho (Onésimo Evia) fue el encargado de distribuir los boletines del gobierno del estado. Por lo regular los comunicados del gobierno los llevaba al filo de la 10 de la noche al periódico Rumbo Nuevo, por lo que su director Florentino Hernández Bautista trinaba de coraje por lo tarde que los enviaban. “¡Coño, porque lo traen a estas horas!”, decía molesto don Florentino, y apenas recibía el boletín, molesto estrujaba las hojas y las tiraba a la basura. Eso era de todas las noches. Por eso, a sabiendas que don Florentino hacía su rabieta, Nesho llegaba a Rumbo Nuevo y apenas tiraba el boletín sobre el escritorio de don Florentino, salía corriendo del lugar, para no escuchar el enojo del director. En una ocasión, alrededor de las 11 de la noche, los encargados de la edición le informaron a don Florentino que no había ya material y no tenían información para cerrar el periódico. Entonces don Florentino, moviendo la cabeza de un lado a otro para contener su molestia, caminó hasta el cajón de basura y se inclinó frente al cerro de papel estrujado y comenzó a buscar los boletines que una hora antes había arrojado. Como estaban todos arrugados, comenzó a plancharlos con su mano sobre el escritorio y dio la orden: “metan estos pinches boletines, para algo que sirvan”

Está buenísima En una ocasión los reporteros Bartolo Jiménez Méndez y Eraclio Méndez Burgos se estaban echando los tragos en casa del primero. La intención de ir a brindar en la casa de Bartolo, era porque éste tenía una auxiliar de buen ver, que le quitaba el sueño a cualquier mortal. Los periodistas, ya con el efecto de las copas entre pecho y espalda, estaban embelezados, casi boca abierta observando la escultural figura de la chica, mientras ésta trabajaba, por lo que no se percataron que para ese momento había llegado a la casa la esposa de Bartolo. Al observar la señora el interés con el que su esposo miraba a la muchacha aquella, le dijo a su marido: “qué tanto le ves a esa vieja”. A lo que Bartolo, ya con los tragos en la cabeza, sin apartar la vista de su voluptuosa auxiliar, le respondió a su mujer: “Vieja estás tú, ésta está buenísima”.

El fracaso guerrillero Una de tantas noches cuando retornábamos a nuestras casas, después de seis horas de clases en el Colegio Bachilleres Plantel 5, del municipio de Cárdenas, planeábamos junto con José Jorge (Sánchez Rosales) y Chacatata (Marco Gómez Flores) volvernos guerrilleros. Se vivía en esos tiempos una guerra civil, un conflicto interno en el país de Nicaragua, y los noticieros televisivos habían convertido en una leyenda a Edén Pastora, el Comandante Cero. Ilusionados hablábamos de lo emocionante que sería internarse en la selva con un fusil a cuesta en defensa de un ideal. En ese tiempo teníamos que caminar por trillas, a orillas de las calles del Fraccionamiento Los Reyes Loma Alta, para llegar al centro de la ciudad, donde se ubicaban nuestros domicilios. Cuando más entusiasmados platicábamos de nuestros sueños rebeldes, de pronto observamos una sombra en el suelo, atravesada a la mitad del camino. No dudamos que se trataba de una enorme culebra y pegamos la carrera a todo lo que pudieron nuestras piernas. No paramos hasta llegar al Mercado 27 de Febrero, estábamos aún blancos o pálidos del susto cuando pasamos por el Cine Insurgente. Hasta ahí llegó el trío de guerrilleros cardenenses. Al día siguiente, poco antes de las cuatro de la tarde, hora en que entrábamos a clases, pasamos por el lugar donde se nos apareció la temible serpiente. Para nuestra sorpresa, lo que asustó a los “guerrilleros” fue una gruesa vara de caña tirada en el suelo.

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AMLO y el lorodicidio Recién casado el periodista Erwin Macario tenía como vecinos a Bartolo Jiménez Méndez a Nabor Cornelio y Andrés Manuel López Obrador. Resulta que Macario tenía un loro que día y noche no paraba de hablar. Cansado de estar escuchando al dicharachero cotorro, López Obrador decidió una noche darle crán al maldito loro gritón y lo estranguló. Al día siguiente Macario encontró a la especie plumífera totalmente muerta, la que, según el parte de ojo de buen cubero, al parecer había fallecido por asfixia. Su esposa exclamó: “esto nos pasa por vivir aquí, debemos irnos a vivir donde haya gente decentes”. Entonces a Macario no le quedó más que hablar al periodista Miguel Octavio Merino, que por esos tiempos gozaba de fama como investigador, a fin de que iniciara las investigaciones para aclarar el lorodicidio.


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