GG Magazine 3/19 (spanish)

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conocida como «Isla de las Especias», a solo veinte minutos en barco, el azul intenso y se celebrará la Spetses Classic Yacht Regatta. De ahí que por la mañala inconfundible luminosidad del mar Egeo. na salgamos pronto a bordo de la lancha Wally One, propiedad de la Durante las casi dos horas y media en coche, casa, y fondeemos en una de las calas. Desde aquí vemos la competique ofrecen unas vistas espectaculares a la ondución de los viejos veleros desde muy cerca. A continuación atracamos lada costa oriental, mi expectación va en aumento. en el idílico puerto de Spetses y visitamos algunas de las tiendas locaHe oído hablar mucho de este lugar que ahora tenles en las que se pueden comprar preciosos vestidos playeros y bonigo la ocasión de visitar durante tres días. Finalmente tos bolsos de diseñadores griegos para el verano. or la tarde volvemos al Beach Club  del Amanzoe, donde nos llegamos: en medio de unos olivares y rodeado de algunos de los yacimientos arqueológicos más imporlanzamos al agua. ¡Por fin un chapuzón en el refrescante mar tantes del mundo, inscritos en el patrimonio mundial tutelado por y después unos largos en la piscina semiolímpica! Otra, menos la Unesco, emerge el Amanzoe. Seguramente el resort más espectaprofunda, está disponible para los huéspedes más pequeños. Los adulcular del grupo hotelero Aman. tos tienen la opción: piscina climatizada o no. El Beach Club cuenta, La palabra sánscrita amán significa paz; la palabra griega zoé, vida. además, con un restaurante de ambiente desenfadado, en el que se sirImponentes construcciones, como si de templos se tratara, se alzan ven especialidades griegas, pero también pizza. Mucho más elegante ante mí. Los pórticos con esbeltas columnas de mármol color arena se presenta el Nama, abierto al mediodía y por la noche: aquí, la prome hacen casi estremecer. Un poco intimidada por la masiva opulenpuesta culinaria gira en torno a la cocina fusión mediterráneo-japonesa. Puesto que alrededor del resort Amanzoe no se encuentran más cia y un poco cansada del viaje, desciendo del coche, miro a mi alrerestaurantes, por la noche cogemos el coche y nos acercamos al Nikdedor y me maravillo con las abrumadoras vistas: suaves y ondulantes colinas hasta el mar que ki Beach Club, en Porto Jeli. se pierde en el horizonte. Las Aquí, los participantes y paconstrucciones del complejo trocinadores de la regata han organizado una cena. Pero al —tan monumentales como minimalistas—, proyectadas poco de finalizar, nuestro pepor el arquitecto estadouniqueño grupo ya echa de medense Ed Tuttle, constituyen nos la incomparable quietud un marco perfecto para la exde nuestra villa. Por eso nos traordinaria belleza de la nadespedimos pronto para poder turaleza mediterránea. sentarnos un ratito en nuestra A paso ligero se acercan dos terraza antes de ir a la cama. empleados de Aman, me ofreA la mañana siguiente, el cen una toalla helada para redía comienza en el luminoso frescarme y me acompañan a spa del hotel, el más grande mi «habitación», ubicada en del grupo Aman. En sus casi una de las villas vacacionales 3000 metros cuadrados ofrece que aquí se venden o alquiun baño turco, masajes thai y lan. En cualquier otro hotel, cinco cabinas para tratamienCalma para la vista y el alma: el Amanzoe —su nombre deriva de la esta estancia pasaría sin protos que combinan rituales de palabra sánscrita amán (paz) y la griega zoé (vida)— es perfecto para huésblema por megasuite. belleza griegos con técnicas pedes que buscan tranquilidad y valoran la estética del entorno. También aquí, el diseño inasiáticas. Al finalizar la seterior retoma armoniosamente la línea de Tuttle: sin dibujos ni elesión, visitamos otra villa —la número uno— y nos enteramos de que mentos decorativos inquietos que estorben el encanto zen de mi alola mayor de las diez villas Amanzoe —la número veinte— puede albergar hasta veinte huéspedes: rodeada de 1,6 hectáreas de terreno, esta jamiento. A la derecha se encuentra mi amplio dormitorio con cama gigantesca residencia cuenta con nueve dormitorios repartidos en seis kingsize y una terraza desde la que podría estar horas mirando al desniveles. Con sauna y spa in house, así como con baño turco, gimnasio telleante mar en el horizonte. A la izquierda encuentro un gigantesco cuarto de baño de sensaciones con ducha outdoor, bañera y vestiy sala de yoga, probablemente se trate de una de las villas vacacionador. Después de una larga y refrescante ducha vuelvo a ser persona. les más grandes y exclusivas de Europa. Y si a los moradores de esta ntes de la cena apenas me queda tiempo para inspeccionar mansión les invade el sentimiento de soledad, siempre encuentran un la villa:  encuentro otras tres habitaciones, un salón sobrediremedio en la espectacular biblioteca del hotel. Y, por supuesto, en la mensionado con comedor, una cocina y una terraza interior elegante tienda de souvenirs en el ala principal del resort, donde tamcon vistas a la enorme piscina y al bellísimo paisaje. Ni un alma a bién se venden obras de diseñadores locales. A diario se proponen exla redonda que nos pueda molestar. La probabilidad de que alguien cursiones a los yacimientos arqueológicos de la región. Ahí está, por ajeno al hotel se pierda por aquí es casi nula. La próxima localidad, ejemplo, la ciudad antigua de Epidauro, a solo cincuenta minutos en coche: otro lugar patrimonio de la humanidad de la Unesco, con su Porto Jeli, está a quince minutos en coche, e incluso para ir hasta la anfiteatro, en el que en verano aún se organizan funciones. Una inteplaya del hotel, a 6,5 kilómetros, hay que utilizar la lanzadera (o una mountain bike), que el resort pone a disposición de los huéspedes. En resante opción podría ser también una visita a Micenas, a noventa miotra terraza, el cocinero está preparando nuestra cena: una ensalada nutos por carretera; el reino del héroe homérico Agamenón. griega, habas y, después, una deliciosa barbacoa. Cada villa cuenta Aquel que no se quiera alejar demasiado del complejo puede descuaquí con su propio personal. brir el paisaje de la península del Peloponeso a pie. Caminando solo Después de una divertida velada, mis cuatro compañeros de viaje y quince minutos por la costa, encontramos la cueva Franchthi. Si aun así prefiere ir en coche, llegará en unos veinte minutos. Personalmenyo nos sentamos a tomar una copa en el gran sofá de la terraza. Con te, yo prefiero seguir el ejemplo de los dioses: disfrutar de la vida y desel canto de las cigarras como música de fondo comentamos el programa previsto para el día siguiente: ante la costa de Spetses, también conectar del mundo de los mortales. a desde que el avión se aproxima al aero-

puerto de Atenas  aprecio

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