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Presentación del caso S.A. es una paciente femenina de 36 años de edad, quien ingresó en compañía de su hermana a una clínica de Bogotá, debido a una crisis depresiva e ideación suicida estructurada. Refiere que en los últimos días no ha dejado de llorar y expresó el deseo de “cortarse las muñecas con un cuchilla”.
Introducción La depresión es una alteración del estado del ánimo que se caracteriza por el descenso del humor y predominan síntomas afectivos como tristeza patológica, irritabilidad e impotencia frente a las exigencias de la vida (Secretaría de Salud México, 2009); esto se ve reflejado en la esfera social de la persona, quien pierde el interés por interactuar con el grupo social al que pertenece (Coffin, Álvarez, Marín, 2011). Este trastorno mental es uno de los más comunes, pues afecta a más de 350 millones de personas en el mundo y se estima que para el 2020 será la segunda causa de carga de enfermedad en el mundo (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2012). Además, incrementa la mortalidad, los comportamientos agresivos, el consumo de sustancias psicoactivas, las tasas de suicidio y homicidio. Se considera, por lo tanto, un fenómeno de interés en el campo de la salud pública. Las personas con depresión experimentan tristeza, desesperanza, pérdida del interés por las actividades que antes eran consideradas placenteras, culpabilidad y llanto. Estos signos influyen en la aparición de la ideación suicida o del suicido consumado (Coffin et al., 2011; Ceballos-Ospino et al., 2015). El proceso del suicidio consta de varias etapas: ideación suicida pasiva, contemplación activa del propio suicidio, planeación y preparación, ejecución del intento suicida, y el suicidio consumado. Estas etapas pueden ser secuenciales o no, solas o en conjunto (Miranda de la Torre, Cubillas, Román & Abril, 2009). Se entiende ideación suicida como pensamientos frecuentes o elaboración de planes para terminar con la propia vida, con diferentes grados de elaboración e intensidad (Universidad Industrial de Santander [UIS], 2014). Teniendo en cuenta lo anterior, este trabajo tiene como objetivo describir las intervenciones de enfermería realizadas a una persona que ingresa a una clínica en la ciudad de Bogotá, en estado depresivo y con ideación suicida.
Al momento de la valoración mental, S.A. estaba sentada, llorando en el pasillo. Se había bañado, tenía ropa limpia y refería no tener ánimos de peinarse. Se encontraba consciente, alerta y orientada en tiempo, persona y espacio. Su actitud era amable y a medida que se generó empatía con las estudiantes fue más colaboradora. Presentaba una postura corporal depresiva, tronco inclinado hacia adelante, con expresión facial abatida y con la mirada fija en el suelo. Atención euproséxica, respondía de manera adecuada a los estímulos a pesar de su llanto constante. Lenguaje coherente y eulálico, pensamiento lógico y no indicó presentar alucinaciones ni ideas delirantes. Refería expresiones de minusvalía, hipotímia y llanto fácil. Manifestó patrón del sueño alterado con insomnio de reconciliación. Su alimentación en los últimos días se había visto afectada por su estado de ánimo; sin embargo, durante la valoración de enfermería manifestó el deseo de desayunar, fue llevada al comedor e ingirió la totalidad del desayuno, aunque a un ritmo acelerado. Por otro lado, presenta memoria conservada, sin alteraciones en memoria retrograda ni anterretrograda. Finalmente, en juicio y raciocinio se encontró que la paciente no “sabe” la razón por la que decide hacerse daño, a pesar de tener temor a la muerte y considerar la vida como “bonita”. Considerando la relación que existe entre la depresión y la ideación suicida, los dominios que se encontraron alterados fueron: Seguridad y protección. Existe el riesgo de usar medidas para causarse autolesiones; esto teniendo en cuenta la ideación suicida estructurada que manifestó y el antecedente de intento suicida. Afrontamiento y tolerancia al estrés. Tiene dificultad en la capacidad para afrontar situaciones adversas y estresantes, así como poca identificación de factores internos y externos que le permitan superar dicha situación. Autopercepción. Ella se siente sola y eso la hace sentirse insegura para realizar su plan de vida. Promoción de la salud. En ese momento refirió no sentirse bien ni motivada frente a la vida, “estoy triste y con muchas ganas de llorar”. Además, no tiene adherencia al tratamiento farmacológico que lleva en el hogar.