Generalidades del orden Carnivora
que la caja craneal es relativamente amplia y aloja un cerebro bien desarrollado, lo que ha permitido la agudización de los sentidos de la visión, el olfato y el oído [2]. Externamente, presentan vibrisas táctiles en el rostro y las patas, las cuales usan para orientarse en ambientes oscuros [39]. Poseen cuatro o cinco dedos con garras en cada extremidad, el primer dedo no es oponible y en ocasiones está reducido o ausente. Algunos carnívoros, incluidos los cánidos y los félidos, son digitígrados, caminan con la punta de los dedos, mientras que otros como los úrsidos son plantígrados [1]. La organización social es variada, pueden ser solitarios como el jaguar (Panthera onca), o vivir en manada como el perrito venadero (Speothos venaticus). Algunas especies como los coatís (Nasua spp) forman grupos compuestos por hembras adultas e individuos juveniles, cuyo tamaño varía dependiendo de la localidad y la época, mientras que los machos adultos son generalmente solitarios. La mayoría son de hábitos nocturnos, aunque algunas especies como el oso de antejos (T. ornatus) o el coatí de montaña (N. olivacea) son principalmente diurnas. Los carnívoros se comunican acústicamente con una variedad de aullidos, ladridos, gru-
24
ñidos, rugidos y ronroneos [40], y también usan señales químicas excretadas en la orina o las heces para marcar territorio o transmitir información [41]. En Colombia, los carnívoros pueden encontrarse en todas las regiones biogeográficas y abarcan todos los pisos térmicos, desde el nivel del mar hasta los 4100 m [37].
Los carnívoros terrestres y semiacuáticos continentales de Colombia
Ocupan diferentes tipos de biomas y coberturas como bosques secos tropicales [42], bosques húmedos tropicales [42], bosques altoandinos [44], páramos [45], sabanas, lagos y pantanos [29]. Dada la variedad anatómica y morfológica, no es sorprendente que las especies del orden presenten rasgos de historia de vida tan heterogéneos y aprovechen todos los estratos de la vegetación. Especies como el perro de monte (Potos flavus) y los olingos (Bassaricyon spp.) son principalmente arborícolas [46], mientras que otras como el coatí (Nasua nasua) y el margay (Leopardus wiedii), quienes usualmente se desplazan por el suelo, son escaladores ágiles y pueden moverse a través del dosel para consumir alimento o huir de depredadores. Estas características hacen que este grupo de fauna juegue un papel crucial a la hora de moldear la estructura ecológica de las comunidades dentro de los ecosistemas [47].