Fortalecimiento de la práctica profesional docente

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Fortalecimiento de la Práctica Profesional Docente

DAVID RENÉ THIERRY GARCÍA


Fortalecimiento de la práctica profesional docente

GOBIERNO DEL ESTADO DE MÉXICO

ESCUELA NORMAL DE TENANCINGO

Dr. Eruviel Ávila Villegas Gobernador Constitucional del Estado de México

Profr. Francisco Lazo Díaz Director Dr. Germán Iván Martínez Gómez Subdirector Académico

Lic. Ana Lilia Herrara Anzaldo Secretaria de Educación

Profra. Esperanza Vázquez Díaz Subdirectora Administrativa

M. en A. P. Juan Jaffet Millán Márquez Subsecretario de Educación Básica y Normal

EL COLEGIO DE MORELOS

Profra. María Isabel Bustos Martínez Directora General de Educación Normal y Desarrollo Docente

Dr. Luis Tamayo Pérez Rector Mtra. Leticia Moreno Osornio Secretaria General

Lic. Nicolás Escalona Ramírez Director de Formación y Actualización Docente

Mtro. Régis Guenole Garín Coordinador de Docencia

Dra. Susana Hernández Rodríguez Subdirectora de Educación Normal

Primera edición: 2016 © David René Thierry García Fortalecimiento de la práctica profesional docente © Escuela Normal de Tenancingo Tel. (01 714) 14-0-77-12 Ext. 124. E-Mail: normal_12ten@yahoo.com.mx / normaltenancingo@edugem.gob.mx ISBN: En trámite Impreso y hecho en México Printed and made in Mexico

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FORTALECIMIENTO DE LA PRÁCTICA PROFESIONAL DOCENTE DAVID RENÉ THIERRY GARCÍA

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Fortalecimiento de la práctica profesional docente

A

gradezco profundamente al Profr. Francisco Lazo Díaz Director de la Escuela Normal de Tenancingo quien, por conducto del Dr. Germán Iván Martínez Gómez, Subdirector Académico, me honró para compartir con Ustedes saberes pedagógicos sobre el Fortalecimiento de la Práctica Profesional Docente: distinguidas autoridades, estimados colegas de la Normal y de las escuelas de educación básica, media superior y superior, licenciados en educación secundaria, con especialidad en biología y en lengua extranjera (Inglés), egresados y en formación, así como a los demás invitados que nos acompañan, quienes están interesados en que la educación de los mexicanos sea una prioridad nacional. Sean Bienvenidos. Esta bienvenida la hago desde mi salón de clases de la primaria, por supuesto, en el siglo pasado, soy del siglo pasado, Ustedes son del siglo XXI. No se había inventado el bolígrafo, escribíamos utilizando un manguillo con plumilla, colocábamos el tintero en un agujero; tampoco contábamos con libros de texto gratuitos, teníamos que llevar nuestros propios textos (obligatorios); por supuesto, no faltaba quien le llevara su manzana al maestro, género masculino, porque en aquella época sólo estaba permitido que los profesores de educación primaria fueran varones, las mujeres daban clase en escuelas para niñas, o bien en Párvulos o en educación secundaria, media superior y superior. En ese salón de clases y desde esa época ya se desarrollaban competencias para la vida y para la escuela. El día de hoy, abordaré los puntos siguientes:

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La educación en el siglo XXI, porque no se trató sólo de cambiar la hoja del calendario, sino de posicionarse en este siglo, por lo que identificaré los componentes del proceso educativo (llamado, durante mucho tiempo, proceso de enseñanza – aprendizaje) y daré cuenta de las diez funciones docentes y su fundamento. Además, ofreceré algunas respuestas a la pregunta qué significa ser docente de educación básica hoy, como persona y como profesional. Enseguida, explicaré por qué hay recuperar al sujeto del proceso, al protagonista, el aprendiz y sus atributos o características. Durante el recorrido, hablaré del fortalecimiento de la práctica profesional docente con miras a que se convierta en una praxis educativa. Sin lugar a dudas, el fortalecimiento está orientado a que el docente de educación básica sea un: profesional de la educación, educador o maestro, ¿súperhumano?, ciberprofesor o profesor cibernauta. Ya casi al final, habrá oportunidad de que formulen preguntas para establecer un diálogo, aunque sea socrático. Comienzo con una cita de José Martí, gran maestro cubano, haciendo referencia a José de la Luz Caballero1: Nada quiso ser para serlo todo, pues fue maestro.

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Citado por Agramonte, página 69.

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Porque de lo que se trata es de fortalecer el espíritu, la vocación para que, acompañadas por el talento y el capital humano, el profesor2 enseñe con pasión3. Lo primero que les comparto es la charla de Ken Robinson (2010) que tiene vigencia en el México de hoy: ¡Al inicio de la revolución educativa! El mensaje es claro, preciso, conciso y macizo, necesitamos ir más allá de las reformas, emprender una revolución educativa que cambie el modelo industrial, lineal, por uno agrícola, orgánico, donde florezcan los seres humanos. Hay que “desencantarnos”. Vivimos encantados con el modelo educativo, el plan y los programas de estudio, la escuela, el salón de clases, las autoridades, los docentes y los libros. Crecer con las circunstancias, con la adversidad, de la realidad educativa. Ayudar a los educandos a que descubran su talento, aquello para lo que son mejores, así harán las cosas con pasión. Respetar los sueños que los niños y jóvenes ponen a nuestros pies. Sólo así podremos iniciar la revolución educativa, transformar la realidad educativa. Como lo recupera mi amigo Miguel Zabalza en la cita de Dionisio Ridruejo, hablando de Ortega. 1955: Tenemos por maestro a quien a remediado nuestra ignorancia con su saber, a quien ha formado nuestro gusto o despertado nuestro juicio, a quien nos ha introducido en nuestra propia vida intelectual, a quien —en suma— debemos 2

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Por estilo de escritura se hace uso de la expresión profesor, educador o maestro, así como de estudiante, educando o alumno, para referirse a ambos géneros: mujeres y hombres de cualquier edad. Muy recomendable la lectura de la obra de Christopher Day Pasión por enseñar.

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todo, parte o algo de nuestra formación y de nuestra información, a quien ha sido mayor que nosotros y ha hecho de su superioridad ejemplaridad, a alguien de quien nos hemos nutrido y sin cuyo alimento u operación no seríamos quienes somos. Alguien, en fin, cuya obra somos en alguna medida.

Conversando con otro amigo Raúl Domingo Motta, filósofo argentino, sencillito, sobre la obra de su coautoría con Edgar Morin y Emilio Roger Ciurana (2005:87), Educar en la era planetaria, me comentó, entre otros temas, que él había escrito la misión de la educación en la era planetaria que aparece en el Epílogo del libro. Le pedí que me la describiera y, en efecto, si son sus ideas: … la educación, desde Platón, necesita el eros, que es al mismo tiempo deseo, placer y amor, deseo y placer por transmitir, amor por el conocimiento y amor por los alumnos. El eros permite dominar el gozo ligado al poder, en beneficio del gozo ligado al don. En síntesis, amamos a los que educamos y educamos a los que amamos. Estarán de acuerdo conmigo en que educar implica, necesariamente, enseñar a aprender a: pensar, conocer y comunicar. Nadie puede enseñar a pensar, pero todos pueden enseñar a aprender. El proceso educativo es, al mismo, tiempo, un proceso de: pensamiento, conocimiento y comunicación (Thierry, 2009). La educación es un constructo, un concepto cultural, no es el objeto de estudio de la pedagogía, éste es la realidad educativa que: existe (supuesto ontológico), se puede conocer (supuesto epistemológico) y valorar (supuesto axiológico), en consecuencia, se puede entender, comprender, interpretar y transformar, tarea insoslayable del maestro.

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La realidad educativa es: compleja, aunque no necesariamente difícil; multidimensional (dado que, junto con el amor y el arte, es uno de los actos humanos más significativos y trascendentes); planetaria y por tanto debe humanizar, dirigirse hacia la humanización, en vez de la hominización, formar una identidad planetaria. La realidad educativa puede ser representada de manera estática o dinámica, por ejemplo, como proceso educativo, que durante mucho tiempo se le concibió como proceso de enseñanza – aprendizaje, al reducirlo a tan solo dos componentes. El proceso educativo de tipo básico está compuesto por: Aprendizaje significativo, Enseñanza efectiva, Indagación y Evaluación integral. Para la educación de tipo superior hay que agregar: Generación y aplicación del conocimiento (investigación). Ahora son igual de importantes el logro y el rendimiento, en la formación integral del educando. Lo anterior, nos centra en el primer elemento del núcleo para el fortalecimiento de la práctica profesional docente, a saber, las preguntas clave de la formación integral que se traducen en elementos didácticos del proceso educativo: Por Qué, Qué (sobre qué), Para qué, Cómo, Cuánto, A/con/de quién, Dónde y Cuándo; y que se aplican por igual a los demás componentes del proceso educativo. Resulta indispensable, también, tener presente los momentos didácticos: planeación, realización o desarrollo y evaluación; algunos autores incluyen el momento diagnóstico que, desde esta perspectiva, forma parte de la evaluación. El -6-


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modelo de enseñanza, como lo advierte Bruce Joyce (2006) es el diseño de ambientes de aprendizaje. Por otra parte, hay que distinguir entre currículo que se expresa mediante los contenidos (declarativos, procedimentales, actitudinales y afectivos) incorporados en los planes y programas de estudio, aunque incompletos porque no incluyen los contenidos afectivos) y currículum, los contenidos que acrecientan el acervo de capital humano. El segundo elemento del núcleo para el fortalecimiento de la práctica profesional docente es el diseño de Ambiente(s) de Aprendizaje Activo (AAA), así como su implantación, mantenimiento y evaluación: integrar al grupo como una comunidad de aprendizaje (Lipman, 2001), de indagación y práctica; transformar el salón de clases en un aula inteligente (Segovia, 2003); aprovechar al máximo los textos impresos y digitales, así como los audios y videos digitales (Bartolomé, 2008); utilizar ejemplos, ejercicios, problemas, casos y proyectos, que estén relacionados con su vida cotidiana (Díaz Barriga, 2005); y, de ser posible, la Internet (por supuesto, hay que aprender y enseñar a realizar búsquedas en línea de páginas Web validadas). Pero, ¿qué es el aprendizaje? La respuesta está disponible desde hace más de 110 años, en el fragmento del poema de Rudyard Kipling (1902), The Elephant’s Child, en Just So Stories: Tengo a mi servicio seis hombres honestos, ellos me enseñaron todo lo que sé, sus nombres son: Qué, Por qué, Cuándo, Cómo, Dónde y Quién.

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El tercer elemento del núcleo para el fortalecimiento de la práctica profesional docente es la enseñanza efectiva, he sido un hombre afortunado al tener profesores universitarios excelentes, de clase mundial, a manera de ejemplo recuerdo a Mario Bunge y a Octavi Fullat, pero son muchos; si me remito a sus obras el número se multiplica geométricamente. Para realizar una enseñanza efectiva —que se integra con el Aprendiz, el Maestro y el Conocimiento— es indispensable realizar 10 funciones docentes, que se acompañan muy bien con las Diez competencias para enseñar propuestas por Perrenoud (2010): Enseñanza, Asesoría académica, Tutoría, Gestión de la información (manejo de las TIC), Administración del conocimiento (actualización disciplinaria), Innovación educativa, Evaluación de aprendizajes, Mediación, Investigación educativa y Diseño y operación de un Programa Personal de Formación y Desarrollo Docente. Estas funciones docentes articuladas con los elementos didácticos tienen su fundamento. Por ejemplo, cuando me pregunto por qué, qué y para qué, tengo que sustentar las respuestas en una filosofía de la educación; si me pregunto por el sujeto (quién, a quién) la respuesta se sustenta en una psicología educativa; por su parte, para sustentar las respuestas sobre el contexto (dónde, cuándo) hay que utilizar una sociología de la educación; en tanto que la respuesta del cómo se sustenta en una didáctica; y, finalmente, las respuestas del qué, del sobre qué, se sustentan en las disciplinas o ciencias. Esta fundamentación es el cuarto elemento del núcleo para el fortalecimiento de la práctica profesional docente.

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El punto de partida del proceso de mejora docente es realizar un ejercicio de autoevaluación: personal (qué tan bien me siento); familiar (acepto, respeto y quiero a mi pareja, a mis hijos, si es el caso); social (me identifico con y pertenezco a la comunidad donde resido); planetaria (me identifico con y pertenezco a la humanidad, soy Terrícola o me siento de otro mundo); profesional (me considero un profesional de la educación). Este ejercicio consiste en reflexionar sobre la propia práctica docente de cinco maneras distintas: manejo de los contenidos (antes mencionados); habilidades pedagógicas (realizar las funciones docentes arriba indicadas); relaciones interpersonales (con los educandos, con el colectivo docente, con las autoridades educativas, con los padres de familia); relación docencia – indagación (propicio que los educandos aprendan por indagación); y características de la personalidad (como me siento conmigo, como me entiendo con mi Self). Esta reflexión se combina con las dimensiones de la práctica docente; en la dimensión descriptiva convergen los cinco tipos de reflexión. El resultado de la autoevaluación, que se tiene que realizar de forma periódica, nos permite identificar las áreas de oportunidad que deben integrar nuestro programa personal de formación y desarrollo docente. Sobre todo si, como lo advierte Juan Delval (2001), Hoy todos son constructivistas. Si fundamento mi práctica docente en una epistemología constructivista, que también sustenta a la psicología educativa constructivista, mi enseñanza efectiva, con -9-


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una base constructivista, tengo que: interactuar con los educandos; integrar e integrarme al grupo; lograr que la dinámica grupal sea propicia para el aprendizaje; diseñar, instrumentar y mantener un ambiente de aprendizaje activo; establecer de manera negociada reglas de convivencia en el ambiente, a la manera como lo propuso Piaget (1972) en 1948 cuando le pidieron que se pronunciara sobre la Declaración de los Derechos Humanos promulgada por la Organización de las Naciones Unidas (UNO, por sus siglas en inglés), a saber: dejando en manos de los educandos las reglas, las sanciones y la penalización, bajo la supervisión de los adultos; por supuesto, la convivencia tiene que descansar en el respeto y la confianza mutuos, consecuencia de reconocer y atender la diversidad (que es la verdadera aportación de Vigotski: la diferenciación); y llegamos al punto medular, ser ejemplo, qué difícil, pero no imposible, toda vez que el maestro es, para bien o para mal, referente de los aprendices y de los futuros docentes. En este contexto, deben quedar claras las intenciones pedagógicas del docente, a saber: formar actitudes y valores (los principios éticos vienen incluidos en la leche materna, a quienes les dieron fórmula no les llegaron); movilizar contenidos (declarativos, procedimentales, actitudinales y afectivos); manejar en forma estrategia al grupo (para evitar el control disciplinario); lograr los propósitos y alcanzar los resultados de aprendizaje esperados (desarrollar competencias); trabajar de manera colegiada (trabajar en equipo tiene cierta dificultad); desarrollar competencias (formar seres humanos integrales); utilizar de manera intensiva los recursos didácticos disponibles (incluyendo la realidad misma). Por lo tanto, hay que transformar el paradigma docente, construido desde nuestra experiencia como educandos, buscamos parecernos a los mejores profesores y evitamos - 10 -


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asemejamos a los malos. Como lo propone Frida Díaz Barriga (2007) ser: mediador; profesional reflexivo y crítico; realizador de una praxis educativa; gran animador de aprendizajes significativos; quien identifica, respeta y atiende la diversidad; promotor de la autonomía de los aprendices. En suma, como lo advierte Savater (1998)… hacerse prescindible. Desde el surgimiento de la Universidad en la transición de los siglos XII y XII y su refundación entre los siglos XVII y XVIII, y de la Escuela en el siglo XVIII, se reconoce que la sociedad es exclusiva y, en consecuencia, la educación es exclusiva. Hay que revertir la tendencia y brindar una educación inclusiva para convertir a la sociedad en inclusiva. La inclusión educativa se conceptualiza como dar oportunidad para que todos aprendan, al atender sus necesidades educativas específicas. Por eso, la educación en el siglo XXI se: sustenta en la diferenciación, atiende aprendizajes diferentes (necesidades educativas específicas), reconoce las diferencias culturales (interculturalidad), respeta y atiende capacidades diferentes (necesidades educativas especiales). Volvamos la mirada al sujeto de aprendizaje, como lo denomina Nietzsche en su obra autobiográfica Ecce Homo (cómo se llega a ser lo que se es): Ser humano (para él Superhombre), Terrícola, Organismo cibernético (Cyborg) e integrante de la Generación de los Millennians. Él es resultado de la evolución de la especie humana (tres millones de años), producto del crecimiento del cerebro - 11 -


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debido, como lo explica Greene (2014), a lo visual y lo social; se debe realizar una metamorfosis, en tres etapas, para completar el ciclo: de especie biológica a individuo, de individuo a persona y de persona a ser humano, no todos logran las tres metamorfosis. La pregunta que detona el quinto elemento del núcleo para el fortalecimiento de la práctica profesional docente es: ¿En qué te puedo ayudar? Así planteada erradica la sobre protección que han dado los educadores a sus educandos. Para ello, se requiere identificar en qué cuadrante se encuentra cada uno: I.

Sabe que sabe: no tiene problemas para aprender, es inevitable que aprenda.

II.

No sabe que sabe: necesita tutoría, entendida como el apoyo para resolver problemas de corto plazo afectivos, de los factores de la personalidad (Self), porque si son de largo plazo requieren terapia, salvo que estén calificados para dar terapia, mejor canalicen a los educandos con los profesionales de la psicología.

III.

Sabe que no sabe: necesita remediar, nivelar sus conocimientos disciplinares para tener éxito en el ciclo escolar, mediante la asesoría académica que le brinda el profesor.

IV.

No sabe que no sabe: es el caso más difícil, necesita con urgencia una brújula, retomar el rumbo de su desarrollo humano (metamorfosis). Como en el caso II, sólo le podremos ayudar con técnicas de estudio, aprovechar el Manual de técnicas de estudio Buzan (2010) para la: comprensión lectora, toma de apuntes, búsqueda en línea,

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etcétera; la orientación educativa la deben brindar profesionales de la orientación.

El sexto componente del núcleo para el fortalecimiento de la práctica profesional docente es el compromiso y la responsabilidad de desarrollar competencias esenciales (para la vida), tal y como lo proponen Daniel Chabot y Michel Chabot (2009), competencias para: conocer (cognoscitivas), hacer (procedimentales), convivir (relacionales) y para ser (emocionales). Estas competencias se articulan con los escenarios de actuación humana y con las finalidades educativas (denominadas macro competencias) que plantean Monereo y Pozo (2008), para desvelar los fundamentos del Modelo de Educación y Formación Basado en Competencias (ver cuadro 1). Lo que constituye el séptimo elemento del núcleo para el fortalecimiento de la práctica profesional docente. Aprovecho el momento y el espacio para dilucidar los equívocos acerca de la educación y formación basadas en competencias, sobre todo en la educación de tipo básico. Los autores mexicanos (y algunos extranjeros también) de textos sobre “el enfoque por competencias”, publicados en México, con excepción de los libros de Magalys Ruiz Iglesias, no son confiables, porque contienen errores conceptuales (que denotan su ignorancia del tema).

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CUADRO 1. FUNDAMENTACIÓN DEL MODELO DE EDUCACIÓN Y FORMACIÓN BASADO EN COMPETENCIAS

A manera de ejemplo: si busco que los educandos sean felices, en el ámbito personal, necesitan desarrollar competencias emocionales, sustentado en el pilar de la UNESCO Aprender a Ser, movilizando contenidos afectivos. La técnica de aprendizaje que recomiendo es el Aprendizaje colaborativo (proceso) y cooperativo (resultado o producto). Nadie es feliz solo, aislado. Para explicar el Modelo de Educación y Formación Basado en Competencias (MEFBC), comenzaré con el trasfondo histórico: en la historia mundial de la educación siempre se han desarrollado competencias; el auge del MEFBC fue durante la Edad Media, cuando en los Talleres de Artes, Oficios y Profesiones transitaban de Aprendices a Maestros. La etapa actual comienza con la crisis de la educación en los Estados Unidos de América (EUA), durante los años setenta del siglo pasado, cuando identificaron que los niños no aprendían - 14 -


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lo que necesitaban aprender, a quién le echaron la culpa: a los docentes. En la década siguiente, los países industrializados reestructuraron su economía y se orientaron al sector terciario (servicios y comercio), por lo que necesitaban reconvertir a la fuerza de trabajo. En la última década del siglo pasado, los organismos internacionales (UNESCO, OECD. etcétera) impulsaron el desarrollo de las competencias para la vida. En los albores del siglo XXI, la Unión Europea logró construir el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), donde las universidades comparten las mismas competencias profesionales. Finalmente, ahora, se propone el desarrollo de competencias esenciales (para la vida), competencias académicas (para la escuela o la universidad) y, en educación media superior y superior, competencias profesionales (para el trabajo), que pueden ser sustentadas en cualquiera de las metáforas del aprendizaje (teorías del aprendizaje en psicología educativa): conductista (aprendizaje como cambio estable de la conducta); cognoscitiva (aprendizaje como procesamiento de información); humanista (aprendizaje como lograr ser lo que uno quiere); o constructivista (aprendizaje como construcción del comportamiento). Les propongo una nueva metáfora, entender el aprendizaje como el desarrollo de competencias (metáfora holista), que incluye a las anteriores: una persona competente, cambia su comportamiento, procesa información, construye el conocimiento y logra ser lo que quiere ser, lo que es. - 15 -


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En este contexto, Frida Díaz Barriga (2010) plantea que el cambio de paradigma docente implica nuevos roles: • Promover el desarrollo humano integral • Identificar, respetar y atender la diversidad • Replantear los contenidos (esenciales) • Utilizar los tipos y modalidades de aprendizaje • Proponer estrategias didácticas cognitivas • Interactuar vía el aprendizaje en equipo Para posicionarnos en la educación del siglo XXI, necesitamos asumir una noción de competencia, de tantas que hay disponibles les comparto la que se encuentra en el Proyecto DeSeCo de la OCDE (Rychen, 2005), a saber: Competencia es la capacidad de satisfacer demandas, individuales o sociales, y de realizar una actividad, tarea o función, de manera exitosa, mediante la movilización de conocimientos, habilidades (cognitivas y prácticas), actitudes, valores, principios éticos, sentimientos, emociones y motivación. Una persona competente tiene conciencia y compromiso social, está orientada al éxito y moviliza su capital humano. Así, se conjugan los cuatro factores necesarios para el desarrollo de competencias: talento, vocación, capital humano y pasión.

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¿En verdad estamos desarrollando competencias en las aulas, en las escuelas de nuestro país? ¿Estamos ayudando a los educandos a descubrir su talento y vocación, a incrementar su capital humano para que realicen las actividades con pasión? Queda claro, entonces, que las competencias se orientan a la demanda y están contextualizadas, y su estructura contiene: conocimientos; habilidades cognitivas y prácticas; actitudes, valores y principios éticos; sentimientos, emociones y motivación. También están disponibles una variedad de clasificaciones de las competencias, aunque en educación sólo se desarrollan las competencias para: la vida (esenciales), la escuela o la universidad (académicas) y el trabajo (profesionales). En México se establecieron, desde 1995, las competencias laborales (asociadas con Estándares de Competencia) que reconoce el Consejo de Normalización y Certificación de Competencia Laboral, con base en la experiencia laboral. No se necesita cumplir requisitos escolares (tales como certificados de primaria o secundaria completos). Además, hay competencias ocupacionales, asociadas a puestos de trabajo dentro de una ocupación, que están integradas por conjuntos de competencias profesionales o laborales. Ahora recuperamos al maestro, de quien se espera que además de educador, sea un ciberprofesor, un profesional de la educación, un superhumano. - 17 -


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En esencia es, o debe ser, un educador, una ROCA (Respeto y Responsabilidad, Orgullo y Oportunidad, Compromiso y Calidad, Amor y Amistad), que reconoce su responsabilidad y asume la calidad como punto de partida en el proceso educativo, que aprovecha la oportunidad de servir a los demás, y que brinda su amistad a los educandos y educadores. Que merece respeto, siente orgullo, se compromete y prodiga amor a los demás, a la humanidad. Quizá esto lo convierta en un superhumano (véase el reporte de la Fundación Innovación Bankinter). Con los dispositivos tecnológicos disponibles, se espera también que sea un ciberprofesor, que aprovecha y utiliza de manera intensiva las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Sin embargo, necesita ser un profesional de la educación que se construye desde la formación inicial docente y se mantiene durante la formación continua. Si busca esa reconversión está en condiciones de ser participar en la evaluación docente para su ingreso, permanencia y promoción en el servicio profesional docente. Las tendencias actuales se orientan a la colegiación y certificación profesional obligatorias. Es decir, para ejercer como profesional de la educación necesitará pertenecer a un colegio o asociación de profesionales de la educación, donde además será certificado periódicamente. Arribamos a la meta. Haré un resumen de los elementos del núcleo para el fortalecimiento de la práctica profesional docente:

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1.

Manejar los elementos didácticos mediante la búsqueda, incesante, de respuestas a las preguntas clave para que los incorpore en la planeación didáctica.

2.

Asumir como modelo de enseñanza el diseño de ambientes de aprendizaje activo. Así como su implantación, mantenimiento y evaluación.

3.

Realizar una enseñanza efectiva que propicie aprendizajes significativos.

4.

Fundamentar su práctica docente en teorías de la Filosofía de la Educación, la Psicología Educativa, la Didáctica, la Sociología de la Educación y las diversas disciplinas para que se transforme en una praxis educativa.

5.

Brindar una educación inclusiva: identificar, respetar y atender la diversidad.

6.

Promover el desarrollo de competencias para la vida y para la escuela.

Agrego tres elementos: 7.

Identificar el punto de partida del modelo: las necesidades, los intereses y las expectativas de aprendizaje de los educandos, y diseñar estrategias didácticas para atenderlas.

8.

Utilizar la didáctica grupal: organizar el proceso educativo en torno a problemas; combinar las actividades de aprendizaje en el aula, con trabajos fuera del aula; manejar las técnicas de aprendizaje adecuadas para la cognición situada; incorporar ejemplos, ejercicios, problemas, casos y proyectos tomados del entorno cultural, social, educativo y laboral; y diseñar tareas integradoras (secuencias de actividades de aprendizaje) que se realicen de manera individual, en pares, en equipo y grupal. - 19 -


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9.

Promover el cumplimiento del Decálogo de las competencias (Monereo y Pozo, 2008:14).

Lo anterior, sólo será posible si desarrolla las competencias docentes (Perrenoud, 2010) con un nivel de dominio por lo menos satisfactorio (intermedio), aunque con la intención de que se convierta en un profesor excelente (experto), teniendo presente las cinco áreas de competencia de la educación básica. Las competencias docentes mínimas son: diseña y desarrollo curricular, planea y ejecuta el proceso educativo, y evalúa aprendizajes (competencias) de manera auténtica. La evaluación auténtica de competencias se realiza cuando el educando:  Enfrenta situaciones  Resuelve problemas  Toma decisiones  Actúa  Transforma

Termino planteando una pregunta, ¿será posible lograr que los educandos alcancen la situación deseada (establecida en el perfil de egreso? ¡Muchas Gracias!

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BIBLIOGRAFÍA Agramonte, Roberto (1991). Las doctrinas educativas y políticas de Martí. Puerto Rico: Editorial de la Universidad de Puerto Rico. Bartolomé, Antonio (2008). Síntesis.

Video digital y educación.

España:

Buzan, Tony (2010). Manual de técnicas de estudio Buzan. México: Producciones Educación Aplicada. Day, Christopher (2007). Pasión por enseñar. 2ª ed. España: Narcea. Delval, Juan (2001). “Hoy todos son constructivistas” en Educere, vol. 5, núm. 15, octubre-diciembre, 2001, pp. 353-359. Venezuela: Universidad de los Andes. Díaz Barriga, Frida et al (2009). Aprender a aprender. 2ª ed. México: Ángeles Editores. Díaz Barriga et al (2010). Estrategias docentes para un aprendizaje significativo. Una interpretación constructivista. 3ª ed. México: McGraw-Hill. Greene, Robert (2014). Maestría. México: Océano. Joyce, Bruce et al (2006). Modelos de enseñanza. México: Gedisa. Lipman, Matthew (2001). Pensamiento complejo y educación. España: Ediciones de la Torre. Monereo, Carles y Juan Ignacio Pozo (2008). “Las competencias para (con)vivir con el siglo XXI” en Cuadernos de Pedagogía, N° 370, Monográfico. Morin, Edgar, Emilio Roger Ciurana y Raúl Domingo Motta (2006). Educar en la era planetaria. México: Gedisa. - 21 -


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Perrenoud, Philippe (2010). Diez Nuevas competencias para enseñar. 7ª ed. México: Graó-Colofón. Piaget, Jean (1972). UNESCO.

A dónde va la educación.

España: Teide –

Robinson, Ken (2010). Bring on the Learning Revolution! USA: TED. Disponible en www.ted.com.mx. Rychen, Dominique S. y Laura Hersch [Coords.] (2004). Definir y seleccionar las competencias fundamentales para la vida. México: FCE. Savater, Fernando (1998). “Potenciar la razón”. Conferencia dictada en el ciclo La educación que queremos organizado por Editorial Santillana. Mimeo. Segovia, Felipe (2003). El aula inteligente. España: Espasa Calpe. Thierry, David René (2009). “El pedagogo, su objeto de estudio y su campo profesional: un asunto epistemológico”, en García, José Martín, Fernando Juárez y Rosa Cristina Soto [coords.] (2009). Opacidades pedagógicas. México: UPN. FIB (s/f). Superhumanos. España: Fundación Innovación Bankinter.

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Fortalecimiento de la Práctica Profesional Docente se terminó de imprimir en el mes de octubre de 2016, en Velázquez Impresores, Melchor Ocampo No. 110. Col. Centro. Tenancingo, Estado de México. El tiraje fue de 500 ejemplares.

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DAVID RENÉ THIERRY GARCÍA es Filósofo y Economista por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con estudios de posgrado en Economía (Econometría), también por la UNAM, y en Educación (Maestría en Ciencias de la Educación y Doctorado en Planeación y Liderazgo Educativo) por la Universidad del Valle de México (UVM) y (Especialidad en Educación a Distancia) por la Universidad de Texas A&M (TAMU). Pedagogo por acreditación y certificación de competencias profesionales (Acuerdo 286 de la Secretaría de Educación Pública). Instructor de Formación y Desarrollo certificado en los Estados Unidos de América por The Educational Human Resource Development Department (TAMU), The American Society for Training and Development (ASTD) y The National Society for Performance and Instruction (NSPI). Ha recibido capacitación en Canadá, Francia, Inglaterra, México y los Estados Unidos de América sobre los modelos y las metodologías del enfoque por competencias y obtuvo el Diploma en Educación Basada en Competencias del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Desde 1974 ha sido profesor de filosofía, economía y educación en la UNAM (licenciatura), así como en las siguientes instituciones de educación superior públicas: Centro de Investigación y Docencia en Humanidades del Estado de Morelos, Centro de Actualización del Magisterio del estado de Tabasco, Universidad Pedagógica Nacional, Universidad Veracruzana, Universidad Autónoma de Chiapas, Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca y el IPN. Actualmente es catedrático del posgrado en Enseñanza Superior de El Colegio de Morelos (ColMor).

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