2 minute read

SLOW FOOD

LA COMIDA LENTA

EL CORONAVIRUS HA PUESTO NUESTRO MUNDO PATAS ARRIBAS Y PARA BIEN, HA RESCATADO PLANTEAMIENTOS MINORITARIOS COMO EL SLOW FOOD, UN MOVIMIENTO QUE PONE LA ATENCIÓN EN LA CALIDAD Y EN LA PROCEDENCIA DE LAS MATERIAS PRIMAS.

Advertisement

TEXTO ELENA CRESPO

CORRÍA ALLÁ EL AÑO 1986, cuando surge el movimiento Slow Food en Roma, Italia, para adquirir conciencia de los alimentos que tomamos y de cómo las decisiones sobre nuestra alimentación afectan a nuestro medio. Además, buscaba preservar las tradiciones alimentarias y culturales locales, en vías de extinción a causa del estilo de vida del último siglo.

Era un movimiento de espíritu noble pero la vida frenética de las décadas posteriores opacó su sentido y su simbolismo. La COVID-19 lo ha vuelto ha poner en valor porque la situación de pandemia de los últimos meses, nos ha obligado a salir de nuestro ritmo desenfrenado y a poner atención en las cosas del día a día, como la comida y el disfrute de un producto fresco, casero y tranquilo.

CERCANÍA PARA ALEJAR EL VIRUS

Los productores de alimentos y las comunidades locales están trabajando juntos para

encontrar nuevas formas de continuar vendiendo productos. Los ejemplos incluyen organizar entregas a domicilio, señalar los mercados que aún están abiertos, realizar pedidos en línea e informar a los ciudadanos en las redes sociales sobre dónde pueden encontrar esta comida. La población teme contagiarse, lo que necesariamente influye en su relación con el consumo. Además, tal y como afirma el informe ‘Consumidores y nueva realidad’ firmado por KPMG, las decisiones que las compañías están tomando para contener la enfermedad son relevantes para la elección en el 54% de los usuarios. La preocupación por la salud también pasa, necesariamente, por la nutrición. En este aspecto, y según un estudio de la consultora internacional McKinsey, el 75% de los usuarios, además de apostar por el ejercicio físico, se esfuerzan por mantener buenos hábitos alimenticios. La misma fuente apunta a una tendencia hacia el consumo de alimentos que se perciben como más saludables, como son los frescos, los huevos o los productos lácteos.

MENOS ES MÁSEl futuro trae consigo un cambio en la prioridad de las categorías de consumo de los ciudadanos engeneral. Frente al aumento de demanda de productos envasados, que según Captify ha crecido en un 728%, disminuye la cantidad de eventos físicos que se organizan, que decrecen en un 215%. Esto se debe, en gran parte, a que la incertidumbre actual ha hecho que el consumidor se replantee sus prioridades. Se reduce el consumo eliminando cosas superfluas y pagando lo justo. Un cambio, que además, anima al crecimiento de los índices de sostenibilidad y calidad, cada vez más valorados por los usuarios. El dinero gastado es el mismo, pero se eleva la calidad de vida personal.