Regreso a clases presenciales en Educación Superior LA VIRTUALIDAD NOS ENSEÑO A SER MÁS EMPÁTICOS CON LOS ESTUDIANTES,
El levantamiento de las medidas dadas para proteger a la humanidad del virus del COVID 19, presenta el escenario del retorno a las clases presenciales en la educación en general y a la educación superior en particular. Al respecto, se dice erróneamente
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que la enseñanza virtual es similar a la presencial, algo lejos de la realidad. Lo que sucedió fue que las universidades y docentes tuvieron que adaptarse rápidamente a la enseñanza virtual, se dieron cursos acelerados, por ejemplo, de cómo mantener la atención del estudiante, especial-
gran responsabilidad tenemos los docentes en esta nueva realidad de clases presenciales, para ello es necesario contar con la paz espiritual, con equilibrio emocional, para el éxito de nuestras gestión que es nada más ni nada menos desarrollas las capacidades
mente cuando por dificultades de la red no se les podía pedir que prenda sus cámaras durante todas las horas de clase, lo cual impedía conocer el lenguaje corporal de los estudiantes, así como la implementación de recursos tecnológicos para el desarrollo de las clases virtuales, etc. Cierto es que el cumplimiento de los objetivos de la enseñanza a través de la modalidad virtual se dio en los más de dos años que duró esta llamada nueva realidad, porque en cierta forma ya muchas universidades venían utilizando el modelo mixto (hoy llamado modelo híbrido), donde se impartía clases presenciales y se tenía una especie de videoconferencia, espacio destinado a absolver consultas por parte del docente. Otro factor que permitió el logro de los objetivos fue el adecuado soporte tecnológico que contaban muchas universidades y las que no, se adaptaron a la brevedad a través de una fuerte inversión económica. ¿Qué nos espera el volver a la presencialidad luego del pase
por la modalidad a distancia o virtual? Los docentes serán más versátiles, con capacidad de adaptación a los nuevos desafíos que se presentarán en el futuro, en función a alumnos con mayor participación en las aulas físicas, que en las virtuales. Se tendrán un mejor y mayor soporte tecnológico para las clases presenciales, en base a la experiencia obtenida de la virtualidad. Las universidades tendrán capacidad y flexibilidad para adaptarse a los cambios y a las nuevas formas de desarrollar las capacidades de los estudiantes. La virtualidad nos enseño a ser más empáticos con los estudiantes, aunque suene contradictorio, nos enseño a acercarnos más al estudiante, lo que ya en la presencialidad encontraremos estudiantes y docentes más empáticos. Empatía muy necesaria, dado que el confinamiento generó que la salud mental de los ciudadanos en general se vea afectada, destacándose que el 73.8% de la
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población estudiantil, cerca de 1,300 millones de estudiantes afectados ya sea por pérdida de un familiar, por haberse contagiado, etc. (UNESCO 2021) Por lo que los docentes (que no fueron ajenos a los problemas ocasionados por la pandemia, con agregado que muchos de ellos perdieron incluso sus trabajos), deberán redoblar esfuerzos para dar un acompañamiento y soporte emocional a través del fortalecimiento de la comunicación y confianza a los estudiantes, con un agregado al desarrollo de las capacidades académicas de éstos, será el adecuado desarrollo emocional. Gran responsabilidad tenemos los docentes en esta nueva realidad de clases presenciales, para ello es necesario contar con la paz espiritual, con equilibrio emocional, para el éxito de nuestras gestión que es nada más ni nada menos desarrollas las capacidades cognitivas y emocionales de los estudiantes de la educación superior.