Revista sobre eneagrama

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¿Qué es el Eneagrama? El Eneagrama es una herramienta de psicología que nos ayuda a conocer y a entender, de una manera clara y profunda, nuestro tipo de personalidad y el de la gente que nos rodea. El Eneagrama es un mapa del comportamiento humano. Está basado en nueve diferentes tipos de personalidad, las cuales nos revelan cómo funciona la mente, y nos permite ver y comprender por qué pensamos, sentimos y actuamos de tal o cual manera. La palabra Eneagrama, tan rara y sofisticada, es de origen griego y se compone de dos partes: enea, que significa “nueve” y grama, “gráfica”; es decir, una gráfica de nueve. Nueve formas diferentes de ver la vida, de percibirla, de filtrarla. Nueve maneras de sentir, de pensar y de reaccionar. Nueve diferentes tipos de personas que han desarrollado distintos caminos para sobrevivir y sentirse seguros. Cada una de las nueve personalidades son valiosas e importantes por igual. Cada una tiene tanto sus propios talentos como sus limitaciones específicas, y en esta diversidad radica la riqueza que se necesita para lograr la armonía del mundo. Lo importante no es saber en qué soy igual a los demás sino descubrir en qué soy diferente, para así poder identificar mi tipo de personalidad en el Eneagrama.


¿De dónde viene el Eneagrama? Para conocer sus orígenes es importante distinguir que una cosa es el símbolo del Eneagrama y otra es el estudio de las personalidades. El símbolo tiene una antigüedad aproximada de más de 2500 años a. C. Su origen es desconocido; sin embargo se cree que proviene del Medio Oriente. George Ivanovitch Gurdjieff, maestro de gran magnetismo de origen armenio, encontró e introdujo el símbolo en Europa en 1920. Algunos autores consideran que el Eneagrama proviene de la tradición sufi y el objetivo de conocerlo es que cada persona encuentre su camino hacia Dios, además de encontrar una guía en su vida y la mejor manera de comunicarse con los demás. La figura geométrica en forma de estrella representaba las leyes fundamentales del universo, el movimiento y la evolución. “La filosofía que está detrás del Eneagrama tiene componentes del judaísmo místico, el cristianismo, el Islam, el taoísmo, el budismo y la filosofía griega ancestral, en particular la de Sócrates, Platón, y los filósofos neo platónicos”. De igual manera, el estudio de los diferentes tipos de personalidades es ancestral; basta recordar las mitologías griega y romana que datan del siglo viii a. C. En ellas, las descripciones de los dioses representaban las características de los seres humanos. La fusión del símbolo del Eneagrama con el estudio de las personalidades, como lo conocemos en la actualidad, es más reciente, y se la atribuimos al sudamericano Oscar Ichazo, quien hace la contribución más valiosa al Eneagrama. En los años cincuenta, Ichazo acomoda en la estrella de Gurdjieff los siete pecados capitales de la iglesia católica (ira, soberbia, envidia, avaricia, gula, lujuria y pereza) y añade el miedo y el engaño, lo cual da lugar a las nueve tendencias negativas que pueden estar presentes en el ser humano. Otra de sus contribuciones más importantes es la interconexión de flechas entre los tipos de personalidad. Éstas explican la manera en la que nos comportamos bajo situaciones de estrés o relajación. En los años setenta, el famoso psiquiatra e investigador Claudio Naranjo, discípulo de Ichazo, hace una gran aportación al sistema: sintetiza el conocimiento ancestral y lo traduce al lenguaje de la psicología moderna occidental. Logrando que hoy podamos entender el Eneagrama de una manera fácil y práctica. Por ejemplo, relaciona el miedo con lo que hoy en psicología se conoce como paranoia; la gula con narcisismo y así sucesivamente. Naranjo continuó sus enseñanzas sobre el Eneagrama en California, y éste se divulgo con rapidez entre los jesuitas por todo Estados Unidos y Europa. Hoy en día se conoce en todo el mundo y ha progresado de diferentes maneras gracias al talento y contribución de grandes maestros como Helen Palmer y David Daniels, quienes se enfocaron en el desarrollo de la intuición y la espiritualidad. Don Riso y Russ Hudson han desarrollado las bases, estructuras y motivaciones psicológicas de cada tipo de personalidad, al igual que la correlación con otras tipologías psicológicas. Don Riso descubrió los “niveles de desarrollo”, es decir, las facetas de crecimiento y deterioro que experimenta un ser humano durante su vida, los cuales describo más adelante. Ésta fue una gran aportación de Don Riso al estudio del Eneagrama. Bob Ochs, sacerdote jesuita, aportó otro enfoque al relacionar el Eneagrama con el pensamiento católico. Tom Condon relacionó el Eneagrama con la pnl (Programación Neurolingüística), entre otros.


¿Cuál es el principal objetivo del Eneagrama? Su objetivo fundamental es despertarme, conocerme y proporcionarme herramientas que amplíen mi conciencia para entender quién soy y hacia dónde voy. Sin darme cuenta, a lo largo de mi vida he adquirido hábitos mecánicos y repetitivos que me han servido para sentirme seguro, para sobrevivir y para ser querido y aceptado. De igual forma, he aprendido a crear barreras y defensas para no ser lastimado. Por desgracia, todas estas conductas automáticas que tuvieron un propósito positivo, que es protegerme, en un momento dado llegan a atraparme y se vuelven en mi contra. Un ejemplo: un chico, para evitar que lo lastimen, aprende a protegerse siendo fuerte y agresivo. Ha repetido tantas veces ese comportamiento que ya forma parte de su personalidad; entonces, cuando se siente amenazado, ese comportamiento se dispara de manera involuntaria, lastima a otras personas y le impide crecer. El objetivo es reconocer cuáles son sus hábitos repetitivos y darse cuenta, con plena conciencia, en qué momento empiezan a actuar esa conducta mecánica y compulsiva, y tener la habilidad de separarse de sí para observar cómo actúa su personalidad. En ese instante, debes aprender a detenerte, a no engancharte, a romper con esa compulsión que tiende a quejarte, para corregir y controlar… En vez de actuar en piloto automático, según tu costumbre, debes respirar profundo hasta relajarte y lograr un estado receptivo que te permita entender más a la otra persona, además de comprender las cosas como son en realidad.

¿Cómo se representa el Eneagrama? Se representa por medio de un círculo que contiene una figura geométrica con un triángulo y un tipo de hexágono que conforman una estrella. Cada punta de la estrella representa una de las nueve personalidades. Éstas, a su vez, están interrelacionadas a través de flechas, lo cual permite que el sistema sea rico, dinámico y evolutivo.

¿Qué significan las flechas en el Eneagrama? Si observamos el diagrama podemos ver cómo cada personalidad se conecta a través de flechas a otras dos personalidades. Una flecha va en un sentido y la otra va en contra. Mi personalidad base es como me comporto todos los días. Una flecha me indica la dirección hacia cómo me comporto cuando me siento pleno, tranquilo, en armonía y en paz. La otra flecha señala con claridad las actitudes negativas que adopto cuando me siento presionado, nervioso, tenso, ansioso y estresado. Esta información, te ayuda a darte cuenta de qué tan equilibrado o desequilibrado te encuentras a cada momento.


¿Qué es la personalidad y qué es la esencia? Para entender el Eneagrama es importante saber que cada uno de nosotros está formado por dos partes: una es la personalidad y otra es la esencia. La “personalidad” son todas aquellas características que definen mi identidad: yo pienso, yo hago, yo siento. Son todos aquellos comportamientos aprendidos que he adquirido a lo largo de mi vida. A través de repetirlos una y otra vez se convierten en hábitos, como la educación que recibí, mis creencias, miedos, actitudes, acciones, sentimientos y recuerdos. Mi forma de protegerme y defenderme para no ser lastimado es parte de mi personalidad, así como mi manera de expresarme, de caminar, de vestir, entre otras cosas; en resumen, son mi disfraz o la cara que doy al mundo para sobrevivir y sentirme seguro. La esencia, como dirían Riso y Hudson, es mi verdadera naturaleza: “somos mucho más que nuestra personalidad”. La esencia es esa parte espiritual, la parte del Creador que tengo dentro de mí y que es independiente a mi religión. Por estar tan apegado a mi personalidad y al mundo material, la descuido y olvido reconectarme con mi verdadero origen. Olvido recordar lo que soy. El peligro es que estoy tan absorto en mi personalidad, en mis preocupaciones, en pertenecer, en defenderme, en hacer dinero, en estar a la moda, en presentar una imagen ante los demás, que, sin darme cuenta, me identifico a tal grado con mi personalidad que ésta se apodera de mi vida y se convierte en mi identidad. Lo ideal es lograr un equilibrio entre tu personalidad y tu esencia, ya que ambas se necesitan entre sí y forman parte de lo que eres. El Eneagrama muestra con claridad la forma en que cada tipo de personalidad se aleja de su esencia, y cómo esta desconexión causa una sensación de vacío, confusión, frustración, miedo, aburrimiento e insatisfacción. En cambio, cuando puedes estar en tu centro y a la vez receptivo y abierto a lo que sucede en ese preciso momento, sin criticar ni juzgar; cuando experimentas la vida tal como es, algo mágico ocurre: empiezas a percibir a las personas y a la vida desde otra dimensión y con mayor claridad. Surge la espontaneidad. Todo adquiere más color, nitidez y significado. Te siento contento, ligero, libre, flexible, productivo, más sensible y en armonía con la vida. Estas en paz y sientes agradecimiento y bienestar, como cuando llegas a tu casa después de un largo viaje y experimentas con certeza: “De aquí soy.”

¿A quién se le aplica el Eneagrama? El Eneagrama es universal y se aplica a todos los seres humanos, sin importar sexo, cultura, nivel social, credo o religión, a partir de los siete años de edad, que es cuando ya está formada la personalidad. Su uso es ilimitado, profundo, práctico, incluso divertido. En especial resulta útil en las situaciones en donde se requiere de una comunicación efectiva, como en la vida diaria con la pareja, los amigos, la familia, en la educación de nuestros hijos, con personas con quienes la convivencia es difícil, en el mundo laboral, con clientes, ventas, contratación de personal, publicidad y mercadotecnia; en el campo de la psicología, la espiritualidad, etcétera…

¿Cómo descubro qué tipo de personalidad soy? Primero necesito tener una intención real de conocerme a fondo, porque todos nos sentimos buenos y perfectos, no queremos cambiar nuestros hábitos y no nos gusta ver lo que nos incomoda de nuestra personalidad: “¡Así soy y te aguantas!” Tengo que aprender a observarme muy de cerca, tomar distancia de mí para analizar cómo actúa mi personalidad. Observarme es la única manera de conocerme y empezar a cambiar. Requiere de gran esfuerzo, atención y práctica porque, además de que mi mente tiende a distraerse con facilidad, crecer y madurar es una decisión personal. Todos los días me despierto y actúo en automático. Lo importante es darme cuenta de cuál es el tema que domina mi vida. Cuando me baño, de camino al trabajo o cuando conduzco el automóvil, ¿en qué estoy pensando?, ¿en dónde se encuentra mi mente la mayor parte del día? ¿En ser el mejor y buscar reconocimiento? ¿Siempre añoro lo que otros tienen y yo no? ¿Me


dedico a corregir y educar a los demás? ¿Huyo y evito problemas? ¿Vivo preocupado y me quejo de todo? ¿O pienso en pura fiesta y diversión? Lo más importante es observarme y descubrirme en el momento en que me quejo, juzgo, presumo, siento envidia, dudo… Con el simple hecho de darme cuenta, sin juzgarme ni culparme, cincuenta por ciento del trabajo ya está realizado. Una vez que lo reconozco en mí y lo acepto, este hábito empieza a desaparecer por el simple hecho de hacerlo consciente. Cuando aprendo a observarme con más detalle y descubro características muy específicas que describen cierto patrón de mi comportamiento, es cuando puedo ubicarme con facilidad en el Eneagrama. Cada tipo de personalidad describe ciertas características muy específicas. Debes identificarte al menos con 70 por ciento de ellas para saber que ésa es tu personalidad base. Una vez que descubro mi tipo de personalidad, entiendo y acepto cuál es mi motor o la raíz que origina todos mis pensamientos, sentimientos y acciones. Es entonces cuando inicia el cincuenta por ciento restante del trabajo. El verdadero reto del Eneagrama es crecer; es decir, trabajar, transformar y trascender para sacar lo mejor que hay dentro de mí, lo más bello, íntimo, delicado y espiritual, que es mi esencia.

¿Para qué me sirve conocer el Eneagrama?  Me enseña a conocerme y aceptarme como soy en realidad, con mis habilidades y limitaciones, y dejar de aparentar lo que no soy.  Me ayuda a mejorar mis relaciones con mis seres queridos y con la gente que me rodea, ya que puedo comprenderlos desde su personalidad y no desde mi punto de vista.  Me ayuda a descubrir y a entender muchos aspectos desconocidos de mi personalidad, como: ¿qué es lo que estoy buscando?, ¿qué me mueve a actuar desde mi interior?, ¿cuáles son mis miedos, mis talentos y cualidades?, ¿qué es lo que me enoja?, ¿cuál es la parte difícil de mi personalidad que me causa problemas?  Me muestra con exactitud en dónde me tienen atrapado mis pensamientos, mis miedos, mis defensas y mis conductas.  Me indica cómo puedo crecer y madurar. De igual manera, me alerta para no caer en el deterioro y la autodestrucción.  Me señala cómo percibo sólo una parte de la realidad. Así aprendo a conocer cómo la ven los demás.

Sólo si me conozco:  Puedo cambiar, crecer y trascender.  Soy dueño de mí mismo, me controlo y dejo de actuar en automático.  Puedo saber qué quiero y hacia dónde voy.  Me acepto, me caigo bien y me perdono.  Puedo entender y relacionarme mejor con los demás.  Puedo responderle mejor a la vida.  En cambio, si no sé quién soy, la vida decide por mí porque estoy dormido…


Tipo de personalidad “UNO”: EL REFORMADOR AMOR SUPERIOR Miedo básico: ser "malo", defectuoso, perverso, corrupto Deseo básico: ser "bueno", equilibrado, íntegro El tipo Uno con ala Nueve: "el Idealista" El tipo Uno con ala Dos: "el Abogado" Los demás le dicen: “Relájate, no seas tan duro y estricto, no pasa nada”. Su punto ciego es la ira. El tipo racional, ético, ordenado, íntegro, meticuloso, estructurado, moralista, exigente, idealista, de sólidos principios, determinado, controlado y perfeccionista.

La verdad y la justicia son muy importantes. Muy serio, exigente y rígido consigo mismo y con los demás. Es inaudito que rompa sus reglas. Tiene la necesidad compulsiva de actuar según lo que es correcto y de corregir el “error”. Se fija metas altas para mejorar y se compara constantemente con los demás. Se siente dueño de la verdad y está convencido de que él tiene la razón. Es muy trabajador, ordenado y meticuloso; busca la perfección en todo lo que hace, razón por la cual casi nunca alcanza el “ideal”, lo que le provoca frustración y enojo. Percibe todo como blanco o negro, con pocos tonos de gris. Pospone decisiones por temor a cometer errores, ya que pueden criticarlo o juzgarlo.

Son personas que reprimen su ira, pues no la consideran una cualidad perfecta. Buscan la perfección y hablan en términos de bien / mal. Sanos. Los tipo Uno sanos son escrupulosos y poseen un profundo sentido del bien y del mal así como valores morales muy sólidos. Son racionales, razonables, autodisciplinados y moderados. Éticos en extremo: la verdad y la justicia son valores fundamentales. La integridad y la rectitud los convierten en sobresalientes maestros morales. En su mejor estado: se vuelven extraordinariamente sabios y juiciosos. Al aceptar las cosas como son, adquieren un sentido increíble de la realidad y saben qué hacer en cada situación. Humanos, inspiradores y tolerantes: la verdad será escuchada. En su estado más sano, son tolerantes y muy éticos. Promedio. Los tipo Uno promedio no están satisfechos con la realidad y empiezan a sentir que ellos deben mejorar las cosas a su alrededor; son defensores, críticos e idealistas. Buscan razones a todo y explican a los demás cómo deben ser las cosas. Tienen miedo de cometer errores; todo debe ser consecuente con sus ideales. Son ordenados, pulcros, metódicos, bien organizados, lógicos, detallistas, aunque muy rígidos. Con frecuencia tienden a trabajar compulsivamente. Son muy puntuales, pedantes y un tanto fastidiosos. Llegan a ser muy críticos de sí mismos y de los demás; son melindrosos, perfeccionistas y juzgan todo. Siempre tienen una opinión acerca de todo; corrigen y fastidian a los demás para que hagan lo que, según ellos, es "lo correcto." Son impacientes y nunca están satisfechos con nada a menos que se hagan las cosas como ellos las ordenen. Generan juicios morales todo el tiempo; se enojan con indignación, son regañones y represores. Malsanos. Pueden llegar a ser muy dogmáticos, moralistas, intolerantes e inflexibles. Empiezan a ver las cosa con base en absolutos: ellos tienen la verdad; todos los demás están equivocados. Pueden llegar a ser muy severos en sus juicios al mismo tiempo que racionalizan todos sus actos. Se vuelven obsesivos con las imperfecciones y los errores de los demás; sin embargo, pueden caer en contradicciones al hacer lo contrario de lo que predican. Condenan a los demás y pueden ser crueles y punitivos para deshacerse de los que ellos consideran "malhechores." Llegan a caer en depresiones severas, crisis nerviosas y existe la posibilidad de intento de suicidio. Motivaciones clave. Desean hacer lo correcto, esforzarse y mejorar todas las cosas, ser constantes con sus ideales, justificarse a sí mismos, estar más allá de las críticas para no ser condenados por nadie.


Tipo de personalidad “DOS”: EL AYUDADOR AMOR-PASIÓN Miedo básico: no ser amado ni deseado Deseo básico: sentirse amado El tipo Dos con ala Uno: "el Servidor" El tipo Dos con ala Tres: "el Anfitrión" Los demás le dicen: “¡No te metas, no me ayudes, déjame, yo puedo solo!” Su punto ciego es la soberbia. El tipo interpersonal, preocupado por los demás, generoso, cálido, amigable, compasivo, manipulador, sentimental, demostrativo, complaciente y posesivo.

Optimista, cariñoso y muy servicial. Busca ayudar, agradar, ser indispensable y ser el centro en la vida de aquellos que le interesan; es por eso que gusta de aconsejar, apoyar y sentirse querido y necesitado. Le resulta fácil relacionarse y hacer amigos. El amor, los sentimientos y las relaciones humanas son de vital importancia para él. Necesita que lo necesiten, por lo que le cuesta trabajo decir ”no” y prefiere mil veces dar que recibir o pedir. A la vez, con aire de superioridad, se siente orgulloso de no requerir de casi nada. Piensa: “¿Qué harían sin mí?” Con tal de ganar afecto puede sacrificarse o ayudar en exceso; también puede volverse inoportuno posesivo e invasivo en la vida de los demás y abandonarse a sí mismo.

Son personas que fingen humildad para tapar un profundo orgullo. Es el tipo de personalidad que requiere sentirse necesitada. Dan fingiendo no esperar, pero precisan agradecimiento. En su estado más sano, son realmente altruistas. Sanos. Los Tipo Dos sanos son capaces de mostrar empatía, son compasivos y manifiestan una gran sensibilidad con y por los demás. Se ponen en lugar de otros; son muy cariñosos y se preocupan por las necesidades ajenas. Son sinceros, afectuosos, condescendientes y atentos; desempeñan un rol paternal que les permite ver lo bueno en los demás. El servicio es importante, sin embargo, también consideran esencial cuidar de sí mismos; asimismo, son muy entregados, dadivosos y serviciales; son personas extremadamente amorosas. En su mejor estado: se vuelven profundamente desinteresados, desprendidos y altruistas; ofrecen amor incondicional sin expectativas de retribución. Sienten que es un privilegio estar en la vida de los demás. Promedio. Los tipo Dos promedio desean estar cerca de los demás para poder complacerlos y de tal manera se vuelven muy amistosos, capaces de demostrar sus emociones, efusivos y llenos de "buenas intenciones" respecto a todo. El "amor" es su valor supremo y hablan todo el tiempo de él. Llegan a ser excesivamente íntimos, demasiado solícitos e intrusos: necesitan ser necesitados por lo que interfieren demasiado en la vida de los demás con el pretexto de ser un "amigo cariñoso." Desean que las personas dependan de ellos; cuando dan algo, esperan siempre algo a cambio y con frecuencia mandan dobles mensajes. Cada vez más engreídos y presumidos, se sienten indispensables (mientras sobrestiman lo que hacen por todo el mundo) y sienten que todos los demás les deben por lo que han recibido. Navegan por el mundo con aires de superioridad y se tornan arrogantes y despóticos. Los tipo Dos promedio esperan que todo el tiempo se les agradezca y se les honre por su bondad. Pueden convertirse en hipocondríacos o desempeñar el papel de mártires debido a sus buenas obras a favor de los demás. Malsanos. Al sentirse poco apreciados, Los tipo Dos malsanos se resienten y se quejan con amargura. Se engañan en extremo respecto a sus motivos y a sus actitudes agresivas y egocéntricas. Son individuos manipuladores que funcionan sólo en beneficio propio destruyendo con alevosía a la gente y explotando su culpa y sus debilidades. Comienzan a hacer observaciones despectivas y humillantes; poco a poco se vuelven coercitivos y dominantes; sienten que tienen derecho a obtener cualquier cosa que deseen: el pago de viejas deudas, dinero, favores especiales. Son capaces de racionalizar y justificar cualquier cosa que hagan ya que se sienten víctimas y objeto de abuso por la ingratitud de los demás. La somatización de sus agresiones da como resultado problemas crónicos de salud puesto que los tipo Dos malsanos se justifican cuando se derrumban y los demás se hacen cargo de ellos. Motivaciones clave. Quieren ser amados, expresar sus sentimientos hacia los demás, ser necesitados y apreciados, que la gente les responda para que de esta manera puedan justificar los reclamos que tienen sobre sí mismos.


Tipo de personalidad “TRES”: EL TRIUNFADOR AMOR NARCISISTA Miedo básico: no valer, no tener ningún valor aparte de sus logros Deseo básico: sentirse valioso, aceptado y deseable El tipo Tres con ala Dos: "el Encantador" El tipo Tres con ala Cuatro: "el Profesional" Los demás le dicen: “Calma, disfruta el momento, no todo es trabajo y éxito.” Su punto ciego es el engaño.

El tipo pragmático, seguro, práctico, activo, protagonista, vanidoso, orientado al éxito, adaptable, sobresaliente, ambicioso y consciente de su imagen

Es ejecutor y realiza lo que se propone. Es eficiente, competente y seguro de sí mismo. Le resulta fácil motivar y convencer. Busca admiración, éxito y prestigio. Habla mucho de sí mismo. Es adicto al trabajo, siempre está de prisa, tiene mucha energía y metas definidas por alcanzar. Es hábil y práctico para hacer muchas cosas a la vez; sin embargo, tiende a descuidar los detalles. Maestro de la “actuación”, utiliza diferentes máscaras para impresionar a los demás y lograr su aprobación. Con tal de ser el mejor o llegar a la meta, congela sus sentimientos, se vuelve frío y puede atropellar o pasar sobre otros sin darse cuenta. Le preocupa el “qué dirán”, razón por la cual le da mucha importancia a reflejar una imagen de ganador en su casa, ropa, coche, familia, etcétera.

Son máscara pura. Se desarrollan en función de brillar para el resto de personas. Una profunda vanidad. Están muy identificados con su trabajo, y suelen conseguir lo que se proponen, brillando en ello. En su estado más sano, son sinceros y muy productivos. Sanos. Los tipo Tres sanos son seguros de sí mismos, se sienten deseables y gozan de una alta autoestima; creen en ellos mismos y en su propio valor. Adaptables, energéticos, a menudo atractivos, encantadores y populares. Ambiciosos para perfeccionarse y para ser los mejores. Con frecuencia sobresalen en algún aspecto y son verdaderamente admirables; un ideal humano que encarna cualidades muy respetadas. Los demás quieren ser como ellos e imitar sus logros. Buenos comunicadores, motivadores y promotores; saben cómo presentar algo en forma aceptable y atractiva. En su mejor estado: se aceptan a sí mismos, se guían por normas propias, llegan a ser genuinos y auténticos; son todo lo que parecen ser. Modestos y caritativos. Tienen un sentido del humor especial así como un gran corazón. Son gente noble, amable y considerada. Promedio. Los tipo Tres promedio se preocupan competitivamente por mostrarse superiores a los demás: se comparan con otros en busca de éxito, estatus y prestigio. Son escaladores sociales para quienes es importante la exclusividad, la carrera y el hecho de ser un "triunfador". Pragmáticos, eficientes y orientados a metas; sin embargo, también son calculadores y pierden contacto con sus sentimientos bajo la apariencia de ser fríos. Se vuelven conscientes de su imagen y están muy preocupados por la forma en que los demás los perciben, por proyectar la imagen adecuada, por decir lo correcto y por presentarse según las expectativas. Se convierten en camaleones según el contexto al que se enfrenten. Surgen problemas con el compromiso, con la intimidad así como con la deshonestidad y la falsedad. Desean impresionar a los demás con sus aires de grandeza siempre tratando de aparentar ser mejores de lo que realmente son. Narcisistas y pretenciosos; se sienten especiales, llenos de amor propio inflado y con expectativas grandiosas respecto a sí mismos y a su potencial. Son arrogantes y exhibicionistas, como si estuvieran diciendo: ¡Mírenme! a medida que despiden hostilidad y desprecio por los demás. Malsanos. Puesto que temen al fracaso y a la humillación, los tipo Tres malsanos pueden llegar a ser explotadores y oportunistas y van a hacer lo que sea para mantenerse arriba, incluso a costa de los demás. Pueden llegar a ser viles, inmorales, mentirosos patológicos y pueden aprovecharse de las demás personas de cualquier modo posible. Llenos de celos, sabotean y traicionan con malicia a la gente apuñalando por la espalda a amigos y colegas y arruinando reputaciones así como relaciones por la sensación de triunfo que ello les brinda. Por último, se tornan vengativos y sádicos, siempre con la intención de arruinar a los demás. Tendencias violentas y sicópatas con posibles tendencias asesinas. Motivaciones clave. Quieren reafirmarse, distinguirse de los demás, ser el centro de atención, ser admirados e impresionar a la gente.


Tipo de personalidad “CUATRO”: EL INDIVIDUALISTA AMOR-ENFERMEDAD Miedo básico: no tener identidad ni importancia personal Deseo básico: descubrirse a sí mismo y su importancia; crearse una identidad El tipo Cuatro con ala Tres: "el Aristócrata" El tipo Cuatro con ala Cinco: "el Bohemio" Los demás le dicen: “Deja de exagerar y hacer drama, no seas tan intenso.” Su punto ciego es la envidia. El tipo sensible, artista, reservado, emotivo, intuitivo, romántico, intenso, expresivo, dramático, ensimismado y temperamental.

Es creativo, le gusta ser original y diferente a los demás. Posee gran sensibilidad para crear belleza. Es hipersensible, intuitivo, sincero y muy empático. ¡Las emociones profundas y los sentimientos lo son todo! Le gusta la naturaleza, la intensidad de la vida; sueña y fantasea con momentos románticos. Su intensidad para sentir es superior a cualquiera: “Mis tristezas son tragedias y mis alegrías son descomunales.” Sus repentinos cambios de humor le generan problemas, ya que puede pasar con facilidad del odio al amor o de la alegría a la melancolía sin explicación alguna. Se siente vacío, incompleto, “algo” le falta para ser completamente feliz. Añora lo que no tiene y no valora lo que tiene.

Su compulsión más profunda es la envidia. Están muy pendientes de los demás, y creen que nunca tendrán aquello de lo que carecen. Enganchados al pasado. En su estado más sano, son muy empáticos y creativos. Sanos. Los tipo Cuatro sanos son individuos introspectivos, conscientes de si mismos, eternos buscadores de su "ser interior" que siempre están en contacto con sus sentimientos e impulsos internos. Son sensibles e intuitivos respecto a sí mismos y a los demás así como compasivos, atinados, discretos y respetuosos. Los tipo Cuatro sanos tienden a ser autoexpresivos, muy personales, individualistas, siempre fieles a sí mismos, emocionalmente honestos y auténticos. Tienen una visión irónica de la vida y de sí mismos; pueden ser serios y graciosos, vulnerables y fuertes en su interior. En su mejor estado: muy creativos en lo que respecta a la expresión personal y universal; es posible que esta creatividad se manifieste en una obra de arte. A nivel personal se vuelven regeneradores y autorenovadores. Tienen una cualidad autocreativa capaz de transformar sus experiencias en algo valioso. Promedio. Los tipo Cuatro promedio dan una orientación artística, estética y romántica a la vida revelando sentimientos personales a través de algo hermoso. Intensifican la realidad mediante la fantasía, la imaginación y los sentimientos apasionados. Para estar en contacto con los sentimientos, interiorizan todo y toman todo de manera personal; sin embargo, se vuelven hipersensibles, introvertidos, tímidos, ensimismados y malhumorados, incapaces de ser espontáneos o de "salirse de sí mismos." Se mantienen al margen para proteger su autoimagen y para "ganar tiempo" para así poder ordenar sus sentimientos. Poco a poco empiezan a sentir que son diferentes a los demás y sienten que no pueden ser felices como todas las demás personas. La autocompasión y la envidia los conduce a distintas clases de autoindulgencia, a convertirse en seres decadentes y a revolcarse en un mundo de sueños, ilusiones y expectativas poco realistas. Asimismo, se vuelven poco prácticos, improductivos, ineficaces y muestran actitudes rebuscadas. Malsanos. Cuando sus sueños fracasan, los tipo Cuatro malsanos se enfurecen consigo mismos, se deprimen, se avergüenzan de sí mismos y se aíslan de los demás debido a las autoinhibiciones así como a la parálisis emocional. Cargan con una profunda fatiga así como con serios desórdenes mentales; emocionalmente están "bloqueados" y son incapaces de trabajar o funcionar; desarrollan un abismal sentido de futilidad e insensatez. Agobiados por un autodesprecio delirante, odio a sí mismos, autorreproches, pensamientos morbosos y atormentados por sus fracasos, todo se convierte en una fuente de autoacusaciones dañinas. Al sentirse inútiles y desesperanzados, se afligen mucho y se autodestruyen. Es posible que abusen del alcohol o de las drogas. En casos extremos, es probable un colapso emocional e incluso el suicidio. Motivaciones clave. Desean expresarse así como tener la oportunidad de afirmar su individualidad. Quieren crear y rodearse de cosas bellas; también mantener ciertos estados de ánimo y ciertos sentimientos. Desean ser capaces de abstraerse para proteger su autoimagen, cuidar las necesidades emocionales antes que cualquier otra cosa. Necesitan atraer a un "salvador".


Tipo de personalidad “CINCO”: EL INVESTIGADOR DESAMOR Miedo básico: ser impotente, inútil o incapaz Deseo básico: ser capaz y competente El tipo Cinco con ala Cuatro: "el Iconoclasta" El tipo Cinco con ala Seis: "el Solucionador de Problemas" Los demás le dicen: “Aterriza, involúcrate, interésate, muestra sentimientos.” Su punto ciego es la avaricia. El tipo cerebral, penetrante, inteligente, perceptivo, independiente, frío, solitario, curioso, innovador, reservado y aislado

Es observador, objetivo, analítico y tiene una mente muy clara. Le apasiona el conocimiento y cuando le interesa algún tema, se convierte en especialista. La mayor parte del tiempo vive en su mente. Busca un espacio para estar a solas, pues ahí se siente seguro, se recarga de energía, investiga, crea, sintetiza, reflexiona y se divierte. A veces se siente diferente y que no encaja con los demás, por lo que busca ser autosuficiente para no depender de la gente. Colecciona desde objetos sofisticados hasta cachivaches. Tiende a retraerse y aislarse; por lo que le cuesta trabajo relacionarse, abrazar, expresar, tocar sentimientos, o apapachar al otro. En ocasiones desearía ser invisible y observar sin tener que participar o comprometerse. Científicos de gran profundidad, son muy ascetas. Los observadores por antonomasia. Se caracterizan por la avaricia, porque no saldrán de su escondite hasta estar bien seguros de que tendrán suficiente energía. Muy autosuficientes. En su estado más sano, son desapegados y generosos. Sanos. Los tipo Cinco sanos son capaces de observar todo con extraordinaria perceptividad e introvisión. Son mentalmente alertas y curiosos; siempre en busca de la inteligencia. Formulan preguntas adecuadas al mismo tiempo que utilizan percepciones insólitas. Son capaces de concentrarse, de enfocarse en lo que ha llamado su atención y de prever y predecir el probable desenlace de alguna cadena de eventos. Les encanta aprender; les entusiasma poseer conocimientos y a menudo se convierten en expertos en algún campo. Son pensadores independientes, innovadores e inventivos. Pueden desarrollar ideas muy valiosas y originales. En su mejor estado: se vuelven visionarios que comprenden el mundo en toda su extensión y logran penetrarlo con profundidad. Son de amplio criterio, imparciales, capaces de observar las cosas en su totalidad, en su verdadero contexto. Es posible que realicen descubrimientos pioneros y que encuentren nuevas maneras de hacer y de percibir las cosas. Promedio. Los tipo Cinco promedio se especializan, se tornan analíticos, examinan todo el tiempo las cosas en forma intelectual. Se involucran en investigaciones y estudios académicos; reúnen datos empíricos y elaboran teorías. A medida que especulan sobre ideas muy complejas y abstractas, se desapegan cada vez más y se preocupan por las interpretaciones antes que por los hechos reales. Están interesados en temas poco convencionales y esotéricos, incluso en cosas que pueden parecer obscuras y subterráneas. Se convierten en "mentes incorpóreas" aunque muy tensos y con una aguda agresividad como una defensa contra el hecho de verse emocionalmente involucrados. Toman posturas antagonistas hacia cualquier cosa que pudiera interferir con su mundo interior o con su visión personal de la cosas. Son provocadores y abrasivos. Tienen puntos de vista con la intención de ser radicales y exagerados. Son cínicos y sujetos a controversia. Malsanos. Al rechazar y repeler todos los vínculos sociales, los tipo Cinco malsanos se recluyen y se aíslan de la gente y de la realidad volviéndose cada vez más reservados, extraños, excéntricos y mentalmente inestables. Hostiles en extremo así como vituperiosos, pero temerosos de las agresiones de los demás, se ponen cada vez más recelosos. Se obsesionan y se atemorizan con sus propias ideas que parecen amenazarlos; se vuelven paranoicos y experimentan distorsiones grotescas, fobias y alucinaciones. Por último, pierden el contacto con la realidad y existe la posibilidad de locura con tendencias esquizofrénicas. Motivaciones clave. Desean obtener conocimiento, entender las cosas que les rodea, descifrar todo como mecanismo de defensa contra las amenazas del entorno.


Tipo de personalidad “SEIS”: EL LEAL AMOR SUMISO Y AMOR PATERNALISTA Miedo básico: no tener apoyo ni orientación Deseo básico: encontrar seguridad y apoyo El tipo Seis con ala Cinco: "el Defensor" El tipo Seis con ala Siete: "el Amigo"

Los demás le dicen: “Aviéntate, no pasa nada, cree más en ti, sí puedes.” Su punto ciego es el miedo. El tipo comprometido, orientado a la seguridad, indeciso, obediente, cauteloso, confiable, cauteloso, obediente, encantador, responsable, nervioso y desconfiado.

Es responsable, trabajador, comprometido y leal. Sentir seguridad y confianza es lo más importante para él, y por eso le gusta saber en dónde está parado. Es escéptico, se cuestiona todo y no se la cree a la primera, así que es cauteloso y precavido. Duda de la gente que no es coherente con lo que predica y hace. Cuando está enojado se torna defensivo y evasivo. Le da miedo tomar decisiones importantes y necesita el apoyo de alguien para hacerlo. Está muy consciente del peligro, es nervioso; por ello, le gusta planear y tener opciones de emergencia por si algo sale mal. Cuando siente angustia y ansiedad, se puede imaginar escenas catastróficas que puede experimentar como si fueran reales. La autoridad le crea conflicto: puede ser sumiso o rebelarse ante ella. Su fijación es el miedo. Suelen imaginar siempre los peores escenarios. Buscan la autoridad y al tiempo huyen de ella. Fingidores de autoconfianza, que oculta un profundo miedo por lo que les pudiera pasar. En su estado más sano, son valientes y muy buenos compañeros. Sanos. Los tipo Seis sanos son capaces de obtener intensas respuestas emocionales de los demás; son graciosos, simpáticos, cautivadores, amistosos y juguetones. La confianza es muy importante al igual que el hecho de vincularse con los demás y establecer relaciones permanentes. Se comprometen y son leales con las personas con quienes se han identificado. Responden a los demás siendo cooperadores, confiables, responsables, trabajadores leales y cumplidores. En su mejor estado: llegan a ser asertivos, confían en ellos mismos y en los demás, independientes aunque simbióticamente interdependientes. La fe en sí mismos los lleva a tener una actitud positiva y a manifestar valentía, liderazgo, riqueza de creatividad y autoexpresión. Promedio. Los tipo Seis promedio empiezan a invertir su tiempo y energía en lo que ellos creen que les proporcionará seguridad y estabilidad. Son ambivalentes y reaccionan contra la autoridad a través de conductas pasivo-agresivas que mandan señales contradictorias y confusas. La ambivalencia hace que los tipo Seis vacilen y reaccionen de manera imprevisible. Actúan con evasión, indecisión y cautela respecto a todo. A medida que aumentan las tensiones, se vuelven gruñones, negativos y tienden a mandar señales contradictorias. Para superar las dudas y las angustias, se tornan sarcásticos y reaccionarios; adoptan una actitud recia y rebelde para compensar sus crecientes inseguridades. Se vuelven beligerantes y reaccionan con agresión a las aparentes amenazas a su seguridad. Pueden ser muy parciales y defienden a grupos excluyentes. Se vuelven ruines e intolerantes, convirtiendo a los demás en chivos expiatorios y atacando a cualquiera que parezca amenazarlos como una forma de acallar sus temores e inseguridades. Malsanos. Al temer la condena y el rechazo por parte de la figura de la autoridad, los tipo Seis malsanos se sienten inseguros en exceso y se vuelven dependientes y automenospreciativos con agudos sentimientos de inferioridad. Tienen una autoimagen disminuida y se deprimen; se sienten cobardes, inútiles, incompetentes y atormentados por temores. Sobrerreaccionan a todo, exageran los problemas y es posible que sus actos irracionales, en efecto, causen justamente aquello que temen. En extremo angustiados, se sienten perseguidos y atacados por los demás. Para liberarse de la angustia, el abandono y las consecuencias de sus actos, se rebajan y se humillan ante la figura de autoridad para poder ser rescatados. Como patología, se presenta una conducta autocastigadora y masoquista. Es posible que se presenten problemas de alcoholismo, abuso de estupefacientes y pueden llegar al suicidio. Motivaciones clave. Quieren tener seguridad, sentirse apoyados por los demás, tener certidumbre y tranquilidad, probar las actitudes de las personas hacia ellos, luchar contra la ansiedad y la inseguridad.


Tipo de personalidad “SIETE”: EL ENTUSIASTA AMOR-PLACER Miedo básico: verse despojado de todo y atrapado en el sufrimiento Deseo básico: estar feliz y contento, encontrar satisfacción El tipo Siete con ala Seis: "el Animador" El tipo Siete con ala Ocho: "el Realista" Los demás le dicen: “Comprométete, crece, termina lo que empiezas, no todo es fiesta.” Su punto ciego es la gula. El tipo activo, divertido, ingenioso, divertido, hiperactivo, rebelde, superficial, aventurero, espontáneo, versátil, ambicioso y disperso.

Es optimista, espontáneo, aventurero, simpático y soñador. ¡Se quiere comer al mundo, probar de todo y no perderse de nada! Busca lo agradable y divertido de la vida, ama la libertad y evita al máximo el dolor y el sufrimiento. Usa su encanto y optimismo para seducir y conseguir lo que quiere. No tiene límites. Es hábil para todo y no se especializa en nada. En su mente, visualiza y se deleita con el futuro al planear un sinfín de actividades y experiencias excitantes: viajes, fiestas, nuevos negocios, restaurantes, gente interesante. Su agilidad mental, su entusiasmo y falta de disciplina lo llevan a planear más de lo que puede hacer en realidad. Como consecuencia, no cumple, no termina, se vuelve superficial y poco confiable. Huyen del presente, planificando futuros, y lo hacen constantemente. La gula de experiencias en la vida. Como no se quieren perder nada, no profundizan tampoco en nada. Máscara de alegría, evitan el dolor en todas sus formas. En su estado más sano, son muy animadores, capaces de disfrutar el presente como nadie. Sanos. Llegan a ser muy sensibles, excitables y entusiastas respecto a cualquier tipo de experiencia. Los tipo Siete sanos son extrovertidos, orientados hacia el mundo real de las cosas y sensaciones; son espontáneos y se regocijan con todo. Cada estímulo produce una respuesta inmediata y todo les parece excitante y vigorizador. Son alegres, vivaces, estimulantes, flexibles y animosos. Se convierten en realizadores versados y en individuos con aptitudes y conocimientos variados que hacen bien muchas cosas distintas. Poseen una gran cantidad de talentos y están dotados con capacidades virtuosas así como destrezas prodigiosas. Son prácticos, productivos, prolíficos, versátiles y abarcan numerosas áreas de interés. En su mejor estado: asimilan a fondo las experiencias y se convierten en individuos reconocidos y agradecidos, cautivados por las maravillas de la vida. Son positivos, optimistas, alegres y se sienten extasiados. Comienzan a tener indicios de una vida más allá de lo físico y experimentan un profundo sentido de las bondades de la vida. Promedio. A medida que sus apetitos aumentan, los tipo Siete promedio desean experimentar con más cosas y tener una variedad más amplia de vivencias, convirtiéndose, de esta manera, en consumidores ávidos, materialistas codiciosos, individuos mundanos extasiados por las cosas del mundo, conocedores, "establecedores de modas" y buscadores de sensaciones nuevas. Se vuelven incapaces de decirse no, de negarse cualquier cosa. Hiperactivos, se lanzan en una actividad constante, haciendo y diciendo cualquier cosa que se les ocurra. Temen aburrirse y tratan de aumentar su estímulo y excitación manteniéndose en constante movimiento y distrayéndose con algo entretenido y nuevo, aunque hagan demasiadas cosas. Corren el riesgo de volverse superficiales, sin inhibiciones, volátiles, ostentosos, extravagantes. Sienten que nada los satisface, así que se vuelven inmoderados y desmedidos. Llegan a ser egocéntricos, egoístas, exigentes e impacientes. Insensibles con los demás, pueden llegar a ser groseros, descorteses. Tienen tendencias adictivas. Malsanos. Los Siete malsanos se frustran muy fácil y son ofensivos y abusivos a medida que exigen cualquier cosa que deseen para mantenerse ocupados y distraídos. Se vuelven escapistas infantiles, impulsivos e insultantes y pueden caer en ataques de ira y en pataletas. Tienen serios problemas para controlarse. Las adicciones al alcohol, las drogas y otros excesos aumentan a medida que se convierten en individuos disipados, libertinos, pervertidos y depravados. Antes de manejar la angustia, expresan los impulsos en conductas sin inhibiciones; se descontrolan y son víctimas de cambios anímicos caprichosamente erráticos, volátiles y de actos compulsivos. Participan en locas parrandas de diversos tipos, como si no hubiera límite para ellos. Huyen de sí mismos y son objeto de súbitos ataques de pánico, depresión profunda y desesperación. Motivaciones clave. Desean mantener su libertad y felicidad, evitar perderse cualquier experiencia que valga la pena, mantenerse motivados y ocupados, rechazar y rehuir del dolor.


Tipo de personalidad “OCHO”: EL DESAFIADOR AMOR AVASALLADOR Miedo básico: ser herido o dominado por otros Deseo básico: protegerse, tener el control de su propia vida y de su destino El tipo Ocho con ala Siete: "el Independiente" El tipo Ocho con ala Nueve: "el Oso" Los demás le dicen: “Contrólate, ten tacto, no seas tan impulsivo y agresivo.” Su punto ciego es la lujuria. El tipo poderoso, dominante, impositivo, seguro de sí mismo, líder, impulsivo, controlador, decidido, voluntarioso y retador.

Es protector, generoso, asertivo, directo y va al grano. Tiene mucha energía, es muy dominante y duro, le gusta el control y sentirse fuerte y poderoso. Es visionario y muy trabajador: hace que las cosas ocurran. Protege a los suyos, es un líder natural y ante cualquier injusticia utiliza su fuerza y agresividad si se requiere. Es rebelde, visceral y se enfurece con facilidad. Su manera de hablar intimida y asusta a la gente. Puede confrontar con violencia; no conoce los límites, la culpa ni el miedo. Recrudece la realidad. Es intenso y excesivo en todo. Es “la autoridad”, así que obedece las reglas sólo cuando le convienen; de lo contrario, las rompe. Le atrae la gente independiente y decidida; desprecia a los débiles, inseguros y mediocres.

Imparten justicia (a su modo). Su fijación es la lujuria o el exceso; tienen mucha autoconfianza, van por la vida necesitando ser fuertes y prevalecer sobre las circunstancias. Fuerte personalidad, y defensores de " los suyos " (El líder, el padrino). En su estado más sano, son protectores, ayudando al otro de forma magnánima. Sanos. Asertivos, confiados en sí mismos y fuertes, los tipo Ocho sanos han aprendido a luchar para conseguir lo que necesitan y desean. Están orientados a la acción; tienen una actitud de "puedo hacerlo" y cuentan con una gran motivación interna. Les encantan los desafíos y son hábiles para iniciar proyectos; toman la iniciativa y hacen que las cosas ocurran. Son líderes naturales que los demás respetan y a quienes acuden en busca de orientación. Decididos, autoritarios y dominantes, los tipo Ocho sanos se ganan el respeto a través de ser honorables y utilizan el poder en forma constructiva defendiendo y protegiendo a la gente, actuando como proveedores, auspiciadores y promotores de causas nobles y empresas valiosas. En su mejor estado: se vuelven moderados, magnánimos, misericordiosos y tolerantes. Son capaces de dominarse a través de autodoblegarse ante una autoridad. Valientes, deseosos de ponerse en peligro para obtener lo que buscan y causar una influencia duradera. Pueden ser heroicos e históricamente grandiosos. Promedio. A los tipo Ocho promedio les preocupa llegar a ser autosuficiente así como independientes a nivel económico. Son "individualistas recios," pragmáticos, emprendedores, trabajadores y muy audaces; les encantan las aventuras y correr riesgos para ponerse a prueba y reafirmarse. Empiezan a querer dominar todo el ambiente (incluso a la demás gente) y se vuelven enérgicos, agresivos, orgullosos, egocéntricos y expansivos: se convierten en "el jefe" cuya palabra es ley. Imponen su voluntad y visión en todo y no ven a los demás como sus iguales ni los tratan con respeto. Sienten que deben salirse con la suya y se vuelven confrontadores, beligerantes, amedrentadores y desafiantes al mismo tiempo que tienden a crear relaciones antagónicas. Todo lo convierten en una prueba de voluntad y nunca ceden. Utilizan amenazas y represalias para que los demás les obedezcan, para mantenerlos en desequilibrio y con una sensación de impotencia. Sin embargo, el trato injusto hace que los demás tengan resentimientos y existe la posibilidad de que se agrupen en contra de ellos. Malsanos. Los tipo Ocho malsanos se aferran a su poder y quieren prevalecer con el control sin importar el costo. Se vuelven totalmente crueles, violentos, inmorales y despiadados, dictatoriales y opresivos. No admiten la culpa, ni el temor ni cualquier otro sentimiento humano. Comienzan a desarrollar ideas delirantes acerca de sí mismos y se sienten omnipotentes, invencibles e invulnerables. Cada vez se vuelven más temerarios y si sienten que están en peligro, pueden destruir con crueldad a todo aquel que no haya acatado su voluntad. Vengativos, salvajes, con tendencias asesinas y sociópatas. Motivaciones clave. Desean tener confianza en sí mismos, probar su fuerza y resistir la debilidad, ser importantes en su mundo, dominar lo que les rodea y tener el control de todas las situaciones.


Tipo de personalidad “NUEVE”: EL PACIFICADOR AMOR COMPLACIENTE Miedo básico: de pérdida y separación Deseo básico: mantener la estabilidad interior y la paz mental El tipo Nueve con ala Ocho: "el Árbitro" El tipo Nueve con ala Uno: "el Soñador" Su punto ciego es la pereza. Los demás le dicen: “Despierta, muévete, enójate, defiéndete, no te dejes.”

El tipo indolente, modesto, receptivo, necio, distraído, relajado, necio, conformista, tranquilizador, agradable, conciliador y satisfecho

Es mediador, tranquilo, adaptable, sencillo y muy querido. Busca mantener la paz y la armonía a cualquier precio. Prefiere ceder con tal de evitar el conflicto. Minimiza los problemas y deja que se resuelvan solos. Le gusta la comodidad, la rutina y vivir muy bien. Es muy positivo y complaciente; como consecuencia, se olvida de sí mismo y se deja llevar por los gustos y necesidades de los demás. “Ellos van primero.” Tiende a distraerse y a perder el tiempo con temas triviales, y deja para el último momento tareas importantes que puede hacer hoy. Rara vez se enoja pero, cuando lo hace, explota y se vuelve terco. Tomar decisiones, establecer prioridades y tener iniciativa no son su fuerte, por lo que prefiere dejarse ir con la corriente. El pacificador. Les frena la pereza. Se funden con el entorno y les cuesta mucho expresar sus necesidades. Entienden todas las opciones y es muy difícil discutir con ellos, pues evitan como pueden el conflicto. En su estado más sano, son muy buenos mediadores, calmando los extremismos. Sanos. Los tipo Nueve sanos son muy receptivos, abiertos, poco cohibidos, emocionalmente estables y serenos. Aceptan su entorno. Confían en sí mismos y en los demás. Son relajados y están en armonía con la vida; pacientes, modestos, inocentes, sencillos y en verdad agradables. Se tornan optimistas, reforzadores, bondadosos, apoyadores; hacen que la gente se sienta cómoda y tienen una influencia sedante, sanadora; armonizan a los grupos y unen a las personas. Buenos mediadores, confortadores y protectores. Tienen una enorme dignidad, profunda serenidad y verdadera paz que provienen de la aceptación de su condición humana. En su mejor estado: se vuelven dueños de sí mismos y tienen una gran ecuanimidad y genuina satisfacción. Se sienten autónomos y realizados, paradójicamente unidos consigo mismos pero capaces de establecer relaciones más profundas. Están alertas, despiertos así como conectados con ellos mismos y con los demás. Promedio. Los tipo Nueve promedio se vuelven humildes; se acomodan y aprueban demasiado a los demás. Son dóciles, adaptables y conciliadores de manera excesiva; aceptan—con ingenuidad y sin condición—las expectativas convencionales; se subordinan al otro, lo idealizan y viven a través de él. Los tipo Nueve son conservadores y temerosos a los cambios, trastornos y presiones de cualquier tipo. Son pasivos, indiferentes y complacientes; se alejan de los conflictos y evaden los problemas. Son perezosos, emocionalmente indolentes, no tienen ninguna disposición al esfuerzo o al enfoque de problemas; muestran una enorme indiferencia y se esperan hasta que los problemas desaparecen solos. Empiezan a "desintonizarse" de la realidad y se olvidan de lo que no quieren ver. Si los problemas no desaparecen los tipo Nueve empiezan a minimizarlos para apaciguar a los demás y para tener paz a cualquier precio." Son estoicos, fatalistas y resignados como si no pudieran hacer nada para cambiar las cosas. Tienen poco criterio y los demás se sienten frustrados y enojados por su falta de responsabilidad y por su apatía. Malsanos. Los tipo Nueve malsanos pueden reprimirse muchísimo y entonces se produce un desarrollo personal inadecuado. Se convierten en individuos desvalidos e incapaces. Se vuelven obstinados y niegan con terquedad la existencia de problemas y conflictos. Son seriamente negligentes e irresponsables y pueden ser peligrosos para cualquier persona que los necesite. Si los problemas persisten, se disocian de cualquier cosa amenazante de modo que a la larga no pueden funcionar y se convierten en individuos muy desorientados, despersonalizados, catatónicos e inmovilizados. Existe la posibilidad de colapso emocional y de fragmentación de la personalidad. Motivaciones clave. Desean crear armonía a su alrededor, evitar conflictos y tensiones, mantener las cosas como son, resistirse a cualquier cosa que los pueda molestar o incomodar.


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