¿QUÉ ES EL GRUPOANÁLISIS?

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¿QUÉ ES EL GRUPOANÁLISIS?

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i nos ceñimos a su aplicación clínica, la Psicoterapia Analítica Grupal es una forma de terapia de grupo, de orientación psicoanalítica, pero que va mucho más allá de un mero «psicoanálisis en grupo». La díada psicoanalista-paciente queda en el grupoanálisis diluida en una relación multidireccional, aparentemente menos intensa, pero a medida que avanza el proceso terapéutico resulta sorprendentemente poderosa. El grupoanálisis se basa en la fuerza del grupo para generar cambios en los individuos, el grupo y la sociedad, favoreciendo su potencial creativo y sanador.

The friendly gossips. Autor: Eugene de Blaas. Pintor italiano 1843-1932.

la cultura en sus más diversas manifestaciones artísticas, que dan cuenta de que la media naranja, la horma del zapato, el príncipe azul y la mujer ideal no existen… Más bien son Ideales a los que se aspira, pero en el camino hacia ello aparecen los obstáculos, los desencuentros, los desamores… Y ese es el problema. Al que se le suma que la ciencia actual con sus aparatos tecnológicos aspira a un encuentro que deja por fuera a los cuerpos, o los sume en un inagotable imperativo de “Gozar!!”. Hay que decir que esto de encontrarse con el Otro sexo históricamente ha sido una cuestión de debate. ¿Pero qué pasa hoy? What’s up?: WhatsApp. Es una manera de sintetizar estos nuevos modos de en-lazarse. Es coherente que cuando recurro al Saber de Wikipedia quedo en un lugar que me produce un desconcierto típico de quien no está totalmente en este discurso; cuando busco qué es el WhatsApp me encuentro con un lenguaje particular que me deja por fuera: “Es un software propietario multiplataforma de mensajería instantánea para smartphones”. ¿Y eso? Bueno, es una frase en donde los términos del lenguaje, este orden simbólico nuevo, me suena casi desolador. Bien, es una manera más de captar cómo ese orden está cambiando… en el mismo lenguaje cotidiano se van implantando estas cuestiones científico-tecnológicas que dejan fuera a quienes se resisten a este Saber… Síntoma típico de nuestra época.

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Pero volviendo: lo cierto es que la gente habla por WhatsApp, se conocen por WhatsApp, se filman y se pasan fotos por WhatsApp, se puede grabar la voz en el WhatsApp, no es necesario encontrarse si tienen esa manera de enlazarse, de gozar… ¿Pero qué pasa con los cuerpos? Ese es el tema… Tenemos los semblantes para poder hacer algo con esa No relación sexual. Ahora bien, ¿son operativos esos semblantes del siglo pasado para encontrarse con el Otro sexo, en este siglo XXI?

Si bien es cierto que la psicoterapia grupal ha ido ganando popularidad en las últimas décadas, el grupoanálisis es áun hoy poco conocido entre el gran público, como mínimo en esta parte de Europa en la que nos ha tocado vivir. Tal vez por su aparente falta de artificios y complejidad técnica (un círculo de pacientes con un conductor, o una pareja de ellos, reunidos para algo tan humano y tan «sencillo» como hablar), se esté más familiarizado con otras formas de terapia de grupo, que medios como el cine y la televisión han ayudado a popularizar: grupos de Alcohólicos Anónimos, grupos de autoayuda, danzaterapia, arteterapia, musicoterapia, etc. Todos ellos de indudable interés y potencial terapéutico, pero con unas connotaciones y unos principios que los alejan bastante de aquello que S.H. Foulkes conceptualizó en la Inglaterra de mediados del siglo pasado como Grupoanálisis.

Joan À Coll Médico Grupoanalista

Paradójicamente se da una cierta apropiación indebida del término por parte de algunos terapeutas grupales sin formación grupoanalítica alguna que, por razones de moda o esnobismo mal entendido, se hacen llamar grupoanlistas. Resulta igual de inapropiado que un terapeuta individual sin formación acreditada en psicoanálisis se presente como psicoanalista sin serlo. Son los Institutos de Grupoanálisis adscritos a EGATIN (European Group Analytic Training Institutions Network) los encargados de velar por la acreditación en grupoanálisis en nuestro continente, en el caso de España, el Instituto de Grupoanálisis de la Fundación OMIE (Funación Vasca para la Investigación en Salud Mental). La práctica grupoanalítica deriva del psicoanálisis Freudiano (de ahí venía Foulkes, médico alemán formado en psicoanálisis en Viena, y emigrado a Inglaterra antes de la Primera Guerra Mundial), pero entendiendo al individuo como un ser radicalmente social. El grupo, consecuentemente, ocupa el centro del encuadre, tanto teórico como clínico. De ahí que, a pesar de la orientación psicodinámica del grupoanálisis, llamarlo «psicoanálisis en grupo» o «psicoanálisis grupal» resulte, a parte de incorrecto, casi caricaturesco.

¿Cómo se construyen esos semblantes? ¿Cómo se manejan los sexos para encontrarse? Porque el bastón, el sombrero, la corbata o la pajarita ya no son símbolos masculinos, ni las mujeres bajan tan rápido la mirada… Desde el psicoanálisis el desafío es estudiar la precariedad de los semblantes, y los síntomas detrás de las dificultades en la sexuación que pululan por este mundo, situando en principio cómo se ubica hoy alguien en el mundo. ¿Cómo se organiza el goce en ellos y ellas? Y sin pretender volver ni al siglo XIX ni al XX, investigar clínicamente si existe alguna posibilidad de apareamiento más allá de los semblante fálicos a los que estamos acostumbrados los que somos del siglo pasado, y sus manejos; o si más bien vemos una descomposición, una “liquidez” del amor, al decir del sociólogo y filósofo Zigmunt Bauman. ¿De qué se trata el encuentro en estos tiempos? ¿WhatsApp?

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Ilustraciones: Laurie Pearsall. www.laurieapearsall.weebly.com.

El grupoanálisis se basa en la fuerza del grupo para generar cambios en los individuos, el grupo y la sociedad, favoreciendo su potencial creativo y sanador Así mismo, constituye también una falsa simplificación asumir que el objetivo del grupoanálisis es ayudar a los pacientes a «socializarse mejor». Evidentemente que el grupo debería conseguir esto. Pero además, el grupo, utilizado de manera efectiva, es un vehículo para que cada miembro pueda enfrentarse a sus bloqueos emocionales, y, desde su entendimiento, los pueda superar. El paciente tendría que ser capaz de acabar «su» grupoanálisis con un mayor grado de bienestar interno que le abra las puertas a todo su potencial humano. La riqueza existente en la multidireccionalidad de las interacciones que acontecen en el grupo hace que la manera de comportarse del paciente en el mismo resulte más «real», más trasladable a sus grupos cotidianos, que la que se da únicamente entre analista y paciente individual. Se sale del «narcisismo» diádico (tan reparativo y contenedor para pacientes que, de entrada, vivirían de manera demasiado amenazante el encuadre grupal) para pasar a un verdadero campo de pruebas social. Siguiendo la propia evolución histórica del psicoanálisis al gruponálisis, muchos pacientes de grupo han iniciado su proceso terapéutico en terapia individual (Pedro Guillem Nacher lo ejemplifica en el título de su libro Del Diván al Círculo), de la misma manera que muchos grupoanalistas iniciaron su formación en el psiconálisis clásico, siguiendo

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los pasos del propio Foulkes. Las interconexiones son obvias, y el fabuloso bagaje teórico que aporta el psicoanálisis sigue siendo una fuente inagotable de inspiración para el grupoanalista.

sonal, pero potenciando de manera especial los vividos en el espacio-tiempo del propio grupo y, más aún, los que están en relación a (los) otros miembros del grupo incluyendo, como siempre, al conductor.

Los nodos que constituyen los individuos en el grupo, y las hebras emocionales que se van creando entre ellos, que incluyen al propio analista, son las que, a medida que el grupo avanza, van tejiendo lo que en términos grupoanalíticos se llama la «Matriz» grupal: el tejido de soporte de sus miembros, su red de seguridad, su identidad grupal. Va cociéndose así un caldo de cultivo de nuevas formas de entenderse a uno mismo y de entender a los demás, que surgen de manera aparentemente espontánea, con la moderación del conductor que, siguiendo con el símil, se encarga de regular los fogones, y, tal vez, remover el caldo de vez en cuando, sin que la interpretación clásica esté de más en el momento oportuno, pero dando el protagonismo a las «interpretaciones» de cada miembro del grupo y, en su caso, interpretando al propio grupo como una unidad. Porque entendiendo al grupo (que también tiene su inconsciente, igual que la sociedad) entenderemos mejor las reacciones individuales que se nos escapan, los silencios, la agresividad latente, las resistencias... En suma, tendremos una coordenada más desde la que trabajar.

La transferencia y contratransferencia clásicas adoptan aquí una nueva dimensión, una variedad inusitada. Como también lo hacen las resistencias a todo ello, el análisis de las cuales constituye otro reto que se le presenta al «cocinero» de más arriba, ahora ya más metido en su papel de «analista grupal».

De ahí que más allá del «hacer consciente lo inconsciente» Freudiano, el grupo grupoanalítico se plantea la tarea de abordar algo tan sencillo, pero, por la experiencia que nos acompaña, tan difícil de llevar a cabo, como es el «Aquí y el Ahora», otro de los grandes leitmotifs del grupoanálisis. Sólo la confianza en el encuadre (confidencialidad, límites claros, pacto de no agresión) permitirá al paciente la libre y desinhibida expresión en el grupo de sus pensamientos, impulsos y sentimientos, provenientes de su historia per-

En el grupo aprendemos a estar (y por tanto, a sentir y, a la larga, a ser) de una manera diferente a la de nuestros grupos de origen (pareja, familia, trabajo, institución). Pacientes especialmente dañados serán inmunes a las interpretaciones magistrales, pero receptivos (una vez superadas las resistencias y la desconfianza) a la cercanía emocional del grupo. Cercanía expresada en palabras, infinitamente más costosa que la física, pero de un potencial reparativo sobrecogedor. En el grupo las etiquetas diagnósticas tradicionales tienden a disolverse, y a su vez, como hemos ido viendo, la relación clásica terapeuta-paciente. El candidato a grupo lo es más en función de su capacidad de compromiso, con su propio proceso y con el del grupo, que del historial clínico que arrastra. El grupoanálisis es pues, en definitiva, una forma de terapia de grupo hecha por el propio grupo. La literatura y la experiencia nos indican que, como mínimo, es igual de efectiva que la terapia individual. Y como ventaja añadida, temas económicos aparte, ofrece un marco relacional más “natural”, más trasladable al entorno diario del paciente.

La práctica grupoanalítica deriva del psicoanálisis freudiano, pero entendiendo al individuo como un ser radicalmente social En el otro lado de la ecuación, la experiencia también nos demuestra que las resistencias para organizar grupos grupoanalíticos, particularmente en el ámbito privado, son enormes y de todo tipo: externas (pacientes, marco laboral, colegas), pero también internas (del propio terapeuta encargado de gestar y convocar al grupo), especialmente en entornos donde la cultura terapéutica grupal es escasa. La sociedad occidental moderna, con su ritmo de vida trepidante, es más bien reacia a trabajos terapéuticos en profundidad, sean grupales o individuales, que pretendan ir más allá del alivio sintomático puntual que la farmacología, u otros tipos de terapias más orientadas a modificar pautas de conducta que a entender el porqué de esas conductas, puedan ofrecer. La crisis económica no hace más que agudizar esta situación. Pero a su vez, la crisis de valores que conlleva la económica, nos ha de hacer ver que indagar en las razones de nuestro desasosiego resulta un trabajo más apasionante, más maduro, más responsable y más sólido. El refuerzo de los cimientos de la personalidad, desde el entendimiento de uno mismo y de sus similares, ha de ayudar a los miembros del grupo a encarar el futuro, y el presente, con más seguridad y menos sufrimiento. Todo ello, desde la convicción de que tratando al grupo estamos tratando al individuo, y viceversa. Y a su vez, también a la sociedad, o a la parte de ella en la que nos toca vivir, que no deja de ser, al fin y al cabo, un grupo más.

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