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I. INTRODUCCIÓN

I.

INTRODUCCIÓN

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El Estado boliviano se construyó de manera fragmentada, discontinua y heterogénea a lo largo de la historia tanto colonial como republicana. La extensión de su autoridad legal y burocrática es accidentada e implica continuos y largos procesos de negociación de legitimidad, autoridad y soberanía. Estas características –fragmentación, discontinuidad, heterogeneidad– muestran una sociedad que es estructuralmente plural, heterogénea y cambiante.1

En el marco de estas identidades y visiones diferentes de país es importante promover la convivencia y una comprensión de la interculturalidad a partir del reconocimiento y el respeto por esa diversidad, en la perspectiva que el Estado se encuentra en continuo proceso de construcción y refleja la complejidad de la sociedad boliviana.2

Esta complejidad, que evidencia intereses diferenciados, torna necesario desarrollar iniciativas de diálogo con el propósito de que la ciudadanía participe activamente, generando procesos de encuentro y acercamiento que permitan construir visiones compartidas en la perspectiva de un país de y para todos, aportando de esta manera a la construcción de una Cultura de Paz entendida no como sinónimo de cultura homogénea ni de desaparición de las diferencias y conflictos, sino como la necesidad de promover encuentros centrados en el ser humano y su inalienable dignidad en condiciones de igualdad, así como el reconocimiento profundo del otro diferente. En otras palabras, se debe trabajar una gestión constructiva y transformativa del conflicto que plantee la necesidad de coadyuvar a un proceso de reconciliación en el marco de la construcción de una propuesta sostenible de paz.

Dicho proceso debe estar arraigado en las condiciones subjetivas y empíricas que determinan las necesidades y expectativas de las personas, con el propósito de responder a esas realidades. Este cambio paradigmático se manifiesta al pasar, de un interés por la resolución de materias conflictivas, a un marco de referencia centrado en los aspectos relacionales de la reconciliación como principal componente para la gestión de conflictos prolongados, que se convierte así en un punto de convergencia entre el realismo y la innovación y cuya esencia es el restablecimiento de las relaciones interrumpidas.

Alentando constantemente esta Cultura de Paz, la Fundación UNIR Bolivia ha dedicado sus esfuerzos a construir puentes entre el Estado y la sociedad civil, así como al interior de esta, desde el año 2005. Se especializa en el análisis de contexto y de la conflictividad social y, sobre la base de esta experiencia, implementó diversos métodos alternativos de resolución de conflictos como negociación, conciliación, mediación y diálogo.

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2 Informe Nacional sobre Desarrollo Humano 2007. El estado del Estado en Bolivia, PNUD, pág. 33. Ídem.

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