La inteligencia del territorio. Supercities.

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gran medida, crecen gracias a acciones ocasionales que aprovechan oportunidades de suelo y de emplazamiento, de novedad o de residuo, de publicidad o de escondite, de vecindario o de aislamiento”34. La ciudad no puede ser reducida a valores de cambio y el mercado es incapaz de resolver por sí solo –en términos de oferta y demanda– los grandes temas urbanos35. Muchos neoliberales rechazan una y otra vez la idea del plan por su aparente oposición al libre mercado y a la libertad de acción de los diferentes actores en la ciudad. Ampliando en exceso el “camino de servidumbre” de Hayek, se piensa como única racionalidad efectiva la que resulta del equilibrio de las acciones individuales: no hay ninguna racionalidad superior a la de los individuos36. Sin embargo, la realidad es tozuda y demuestra una y otra vez en muy diversas ciudades del mundo que el liberalismo del mercado es incapaz de resolver los conflictos urbanos. Pero también es evidente que una planificación coherente no puede hacerse de espaldas al mercado, porque trabaja en el mismo contexto. Seguimos por lo tanto necesitando la planificación, pero de una planificación innovadora, capaz no tanto de descubrir el futuro como de inventarlo. Se atribuye a J. M. Keynes, también conocido Nobel de Economía, la idea de que el futuro no se prevé sino que se inventa. El futuro de la ciudad y de sus procesos de transformación no puede abandonarse a una lógica descriptiva. “Elaborar y dirigir proyectos en un contexto incierto” es, para Ascher, el primer principio del urbanismo, dando prioridad a los objetivos frente a los medios. Actuar reconociendo los cambios de una sociedad compleja y diferenciada, que este conocido sociólogo interpretó como una nueva modernidad surgida de la “tercera revolución urbana”37. Muchas disciplinas como la geograf ía, la economía, la sociología, adoptan una visión prospectiva desde la base de tendencias históricas o sobre el estudio de fenómenos de cambio experimentados por las ciudades en otros contextos. Son formas de aproximarse a la ciudad del futuro imprescindibles pero insuficientes. La ciudad del futuro no va a ser la mera extrapolación de las tendencias históricas, va a ser el resultado de la capacidad creativa de cada generación38. Un futuro urbano que debe pensarse desde su dimensión medioambiental, porque “además de las disfunciones territoriales y socioeconómicas producto de la fragmentación y de la polarización, las últimas preocupaciones en las estrategias de desarrollo son el calentamiento global y el cambio climático. El medio ambiente, la ecología y ahora la sostenibilidad se han convertido en aspectos cruciales de la planificación urbanística para el futuro y exigen el acceso a un nuevo corpus de conocimiento. A su vez, los científicos que estudian estos retos necesitan una mejor comprensión del entorno construido y del potencial de que

46 SUPERCITES. LA INTELIGENCIA DEL TERRITORIO


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