temperado (“clave aquí es traducción objetable del alemán Klavier, que es teclado), con sus 48 Preludios y Fugas en cada tonalidad, permite este salto sin que nada se pierda. El Capricho sobre la partida del hermano amadísimo fue compuesto cuando Bach comenzó su periodo como organista en Arnstadt, hacia 1704. Es una obra libre, de breves movimientos, dedicada a la partida a Suecia del hermano mayor del compositor, el oboísta Johann Jacob. Bach era un gran admirador de Vivaldi y de otros contemporáneos, revelando la mirada modesta y amplia que tenía sobre su arte. De hecho hay 16 “conciertos” para clave solo (y también para órgano) que arregló de originales de otros autores, como Marcello, Torelli o Telemann, en parte para su propio provecho y en parte para satisfacer el gusto del sobrino de su empleador, el Duque de Weimar. El Concierto para clave en Re mayor está tomado del N° 9 de la colección de “L’estro armonico”, Op. 3, destinado al violín. Aunque es curioso que se llame “concierto” a una obra para un solo instrumento, lo mismo sucede con el denominado Concierto italiano, de 1735. Forma parte del segundo cuaderno de ejercicios para un clave de dos teclados, que intenta emular el sonido de una orquesta. La Obertura francesa es la segunda parte del mismo cuaderno, y aunque se llame como el movimiento que da inicio a una obra más larga, es en rigor una Suite o secuencia de danzas al gusto del arte francés. Cierra este recital la obra para órgano en Re menor conocida como Tocata y fuga, dos nombres que remiten a dos formas compositivas del Barroco: la Tocata es una forma libre, propicia a la fantasía del compositor, mientras que la fuga es una técnica severa que superpone varios temas que se van sumando desfasadamente hasta crear un dibujo de singular intensidad y relieve. La obra de Bach es para órgano y data de los primeros años del siglo XVIII; la versión para piano del polaco Carl Tausig fue concluida hacia 1860 y es el más exitoso de los arreglos de esta obra para el gran instrumento del Romanticismo. Daniel Varacalli Costas BACH, VIVALDI Y EL BARROCO
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