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PARECE POCO, INTENTA SER MUCHO
Centro Comunitario Barrio Las Américas. Mar del Plata
Leonardo Jáuregui, Gustavo Gómez Jones y Adrián Olivero
Memoria
En un barrio periférico de la ciudad, se plantea la posibilidad de dotar de equipamiento comunitario a un pequeño agrupamiento de viviendas de interés social.
El edificio se plantea como un contenedor flexible capaz de albergar aulas, consultorios, SUM o cualquier actividad que a futuro necesiten los vecinos.
Una cubierta con pendiente permite el ingreso de luz natural, generando una especie de galería virtual de la cual se aprovechan todos los espacios potenciales de uso. Unos postigos metálicos integran (o no) estos espacios con la plaza de acceso.
Esta plaza, austera y apropiable sirve de borde consolidado de una calle que parece olvidada, aunque sea la única conexión con la ciudad.
Datos
El Centro Comunitario Barrio Las Américas se realizó en la Dirección de Proyectos y Hábitat del Municipio de General Pueyrredón y fue proyectado por los arquitectos Leonardo Jauregui, Gustavo Gomez Jones y Adrián Olivero, estando la dirección de obra a cargo del arquitecto Agustín Iturbe. La construcción concluyó en 2018 siendo realizada por la empresa Pasalto y su superficie constuída es de 340 m2. Las fotografías son de Blackline producciones audiovisuales.
Opinión
Ya en la denominación que los autores escogen para su muy escueta memoria –Parece poco, intenta ser mucho– subyace la intención de concentrar la acción proyectual en la producción minimalista de un pabellón que con pocas decisiones de armado trata de abarcar varias finalidades tales como que el edificio sea neutro y flexible o que el mismo y su sencilla solución de patio-plaza de acceso que con dos despojadas pérgolas metálicas marcan los dos grandes portones de acceso, intente devenir en germen de generación de nuevo espacio público.
Punto este último que retiene, aun en la limitación de engendrar un bloque multifuncional con un bajo presupuesto, la responsabilidad que la arquitectura asume en tratar de que sus simples elementos de acceso traten de configurar un modo de relacionar arquitectura y ciudad; es decir que un edificio público estaría obligado a –o sería recomendable que intentara– construir ciudad o pequeños signos y componentes que podrán enriquecerse y evolucionar en su uso público, en transiciones adecuadas entre el interior funcional del elemento público y su exterior receptivo de los usuarios barriales.




La solución metálica de envolvente portante y cerchas que proponen un techo inclinado que aporta frontalmente luz natural queda nítidamente expresada en un lenguaje en que toda esa ferretería se pinta de blanco haciendo asi un juego expresivo que relaciona el cielorraso de fenólico y el solado de cemento alisado con sus juntas, todo lo cuál tiende a asegurar no solo una construcción seca y rápida sino además un lenguaje sintético y depurado que podría ser referencia generalizada para edificios públicos similares que la MGP se propusiera multiplicar en las diversas barriadas que lo requieran y con ello proponerse una manera contemporánea de dotar de identidad a la edilicia de los equipamientos públicos.
En medio de arquitecturas ruidosas y a veces redundantes en su manera de ofrecerse a la percepción y usos ciudadanos, este peque- ño y sencillo módulo transparente, liviano y flexible parece venir a aportar un mensaje de simplificación de costos, tecnologías y pro- cesos de construcción cuyo resultado podría sin embargo, presentarse como intención de proponer un idioma arquitectónico público que permita favorecer la relación de servicio del edificio gubernamental con sus usuarios barriales y quizá permitir o estimular que la neutralidad del edificio active apropiaciones creativas de esos usuarios. Sin embargo el uso actual del edificio es de una dependencia pública que necesitaba un lugar y dejó pues (al menos transitoriamente) de ser un centro comunitario barrial. La flexibilidad y simplicidad pueden asi pagar el precio de una adaptabilidad a necesidades no pensadas y aquella puesta en disponibilidad de un edificio de genética SUM para resultar una pieza al servicio mutable de usos públicos de gentes haciendo actividades sociales en estos recintos, paradójicamente deberá esperar que el Centro Comunitario del barrio vuelva a ser tal.














