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Abayoy Ralo

constituyen en una gran fuente de combustible vegetal, las cuales, debido a las características climáticas de la región son altamente inflamables. Como consecuencia de la mortalidad de árboles, la riqueza de especies disminuyó significativamente en las áreas quemadas (Figura 19A), pudiendo encontrarse entre2 y 5 especies por cada hectárea de superficie muestreada, y entre 15 y 21 especies en las áreas no quemadas.

Figura 19. Riqueza de especies (A) y capacidad de regeneración (B) cuantificada en las áreas quemadas y áreas no quemadas del Abayoy Denso en el ACeIE Ñembi Guasu. En las áreas quemadas, las especies con forma de vida arbórea presentaron una baja capacidad de regeneración con relación a las áreas no quemadas (Figura 19B), lo cual puede atribuirse a la alta densidad de lianas anuales y perennes que surgieron y se establecieron inmediatamente después de la ocurrencia de los incendios (Figura 18); así como también, por la eliminación de los bancos de semillas almacenados en los suelos. Abayoy Ralo Florísticamente este tipo de vegetación es relativamente similar al Abayoy Denso, pero se diferencia por ser más bajo y tener una menor densidad de árboles. El Abayoy Ralo posee un dosel arbóreo distribuido entre los 4 y 6 m de altura, con árboles emergentes de hasta 10 m (Figura 20).

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Figura 20. Estructura vertical del Abayoy Ralo, altura de las cicatrices de quema (color anaranjado) y la reconfiguración estructural como consecuencia de la mortalidad de árboles en el ACeIE Ñembi Guasu. La propagación del incendio en esta cobertura vegetal se clasificó como fuego activo de dosel (fuego de copa), similar al ocurrido en el Bosque Chiquitano Transicional al Chaco y el Abayoy Denso,

habiendo llegado a afectar drásticamente a todos los estratos vegetales (herbáceo, arbustivo, arbóreo y emergente; Figura 20). La mortalidad de árboles en las áreas quemadas de este tipo de vegetación (Figura 20) alcanzó un promedio de 163 ind/ha (±81), lo cual representa la disminución del 77.6% de los árboles por cada hectárea de terreno; valor que supera significativamente al encontrado en las áreas no quemadas, donde la mortalidad de árboles por causas naturales apenas representa el 2% (5 ind/ha ±2) de la densidad total.

Figura 21. Situación actual de la estructura vertical del Abayoy Ralo como producto de la mortalidad de árboles en el ACeIE Ñembi Guasu.

Por lo que, paisajísticamente la configuración fisionómica del Abayoy Ralo en las áreas quemadas cambiará contrastantemente con relación a las áreas no quemadas (Figura 20); siendo actualmente una fuente de combustible altamente inflamables (Figura 21). Como resultado de la mortalidad del 77.6% de los árboles, la riqueza de especies en las áreas quemadas disminuyó significativamente con relación a las áreas no quemadas (Figura 22A), pues donde generalmente se podría haber encontrado entre 15 y 32 especies de árboles por cada hectárea de superficie (áreas no quemadas), actualmente sólo existen entre 1 y 3 especies.

Figura 22. Riqueza de especies (A) y capacidad de regeneración (B) cuantificada en las áreas quemadas y áreas no quemadas del Abayoy Ralo en el ACeIE Ñembi Guasu.