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Síndromes de dispersión

La densidad de palmeras muertas en las áreas quemadas (20 ind/ha ±16) fue estadísticamente similar a la cuantificada en las áreas no quemadas (21 ind/ha ±17). Por lo cual, la cobertura quemada y no quemada de los Palmares de Carandá mantendrán una configuración fisionómica similar, y no se diferenciarán espacialmente en el paisaje (Figura 166). Con respecto a la riqueza, en ambas áreas solo se registró a dos especies ≥10 cm de diámetro, siendo estas Copernicia alba y Albizia inundata, ambas resistentes y/o adaptadas al fuego; por lo que sus poblaciones no fueron modificadas y/o reducidas por la acción del fuego. Por otro lado, en las áreas quemadas los incendios afectaron principalmente la capacidad de regeneración de las especies con forma de vida arbustiva, ya que, su densidad de individuos fue significativamente menor que la cuantificada en las áreas no quemadas (Figura 167). Sin embargo, después de los incendios, las áreas quemadas presentaron una elevada regeneración de pastos (gramíneas y graminoides) y lianas, formas de vida que fueron consumidas totalmente durante los incendios y que en las áreas no quemadas poseen una baja densidad de individuos.

Figura 167. Riqueza de especies (A) y capacidad de regeneración (B) cuantificada en las áreas quemadas y áreas no quemadas de los Palmares de Carandá en el PNyANMI Otuquis. Síndromes de dispersión La dominancia de los síndromes de dispersión cambió en función del tipo de vegetación (Figura 168). En el Bosque Chiquitano Transicional al Chaco el tipo de dispersión dominante correspondió a la anemocoría (Figura 168), siendo responsable por la propagación de aproximadamente el 60% de las especies.

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Figura 168. Distribución porcentual de la abundancia de individuos por tipo de síndrome de dispersión según los tipos de vegetación más afectados por los incendios en el PNyANMI Otuquis.

A= Distribución porcentual de la abundancia; B= frutos de Copernicia alba.