ESTADO LAICO

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EL ESTADO LAICO O CLERICAL En los últimos días, un asambleísta de nuestra provincia de Chimborazo realizo una arenga con características de exhorto en el pleno de la asamblea donde señalo criterios sobre el comportamiento de los clérigos, y algunos otros conceptos anclados a su convicción religiosa, atribuyendo los casos de corrupción en nuestro país a la presencia del mismo diablo. El partido político auspiciante del asambleísta salió inmediatamente a esclarecer su posición (estaba claro que no compartía la posición del asambleísta). El Ecuador es un estado laico como lo determina el art. 1 de la constitución que garantiza la “Ética Laica”, concepto muy poco practicado por los políticos. Fabian Corral erudito jurisconsulto riobambeño en uno de sus artículos de opinión del diario El Comercio (19/03/2015) “Estado Laico valores y derechos”, claramente expone y dilucida los conceptos de Laicismo, anticlericalismo, ética laica, valores y derechos: “Las pretensiones de que la ética sea única y que derive de los mandatos de una determinada religión, cualquiera que fuese; que la ciencia sea suplantada por el dogma; que las escrituras reemplacen a la historia; que la fe sustituya a la razón, han sido causas de no pocas tragedias humanas y de numerosos descalabros en los que la dignidad humana y la libertad han sido las víctimas. El pensamiento único en materia de religión, de moral y de política, fueron la excusa para desterrar pueblos y condenar a gente del talento de Baruch Spinoza o de Galileo Galilei. Y para fundar los gulags. Ahora, cuando se pensaba que la intolerancia estaba enterrada, aparecen síntomas de militancia en pro de la inmovilidad conceptual, del rigor doctrinario y del prejuicio.” Y rescata que: “los auténticos valores, entendidos como los grandes referentes que orientan la vida -generados por la sociedad y no por el Estado- tienen la particularidad y la virtud de ser, ante todo, convicciones basadas en la libertad de conciencia, en la racionalidad del ser humano, en su afecto por la verdad, en la militancia por la dignidad de cada persona. Los valores no pueden depender de doctrinas religiosas o de consignas políticas, ya que ellas excluyen la libertad de elección. La “ética laica” debe reivindicarse en momentos en que empiezan a confundirse los valores con doctrinas. Bastantes razones hay, además, para defender aquello de que este no puede ser asunto de tribunales. La ética laica, aquella que tiene parentesco directo con los valores sembrados en la libertad, es la que hace falta en momentos de confusión.”. Señores asambleístas, pongan las barbas en remojo y ubíquense para que fueron elegidos.


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