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MIÉRCOLES DE LA CUARTA SEMANA DE CUARESMA
El espejo de dos caras Isaías 49,8-15; Juan 5,17-30 La Primera Lectura es una de las más bellas en todo Isaías y sus metáforas hacen que algunos piensen que el segundo Isaías bien pudo haber sido una mujer. Tiene una delicadez de expresión que se siente más como Juliana de Norwich o Teresa de Lisieux que como un profeta barbado. Invita a todos los prisioneros a que “salgan” y hace que los que están en la oscuridad se sientan seguros y “salgan a la luz.” Al final, estamos preparados para ser cargados por Dios a la manera de una madre que recuerda con “ternura” lo que una vez estuvo en su vientre. Nuevamente en ambos textos, al igual que ayer, tenemos imágenes y reflejos sanadores. Esto continúa en el Evangelio según San Juan. De hecho, aquí tenemos varios reflejos y una advertencia sobre un reflejo falso: (1) Jesús se siente reflejado por Dios: “Mi Padre no cesa nunca de trabajar; por eso yo trabajo también en todo tiempo” e incluso “se atreve a hablar de Dios como su Padre” y como un “igual,” lo que perturba profundamente el orden religioso. (2) Además, “el Hijo” nos refleja a nosotros los lectores y “da vida a los que quiere.” Él es un espejo de dos caras que refleja en ambas direcciones. (3) También vemos que Dios se 89