Encuentros Maravillosos

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La Sagrada Escritura citada en las meditaciones fueron tomadas de la Biblia Latinoamérica y el Leccionario Mexicano y se usan con los debidos permisos.

Diseño de la tapa e interior del libro: Mark Sullivan Foto/imagen de la tapa: © istockphoto.com | Alf Ertsland LIBRARY OF CONGRESS CATALOGING-IN-PUBLICATION DATA Rohr, Richard.

[Encuentros maravillosos. Sagrada Escritura para Cuaresma. Español] p. cm.

ISBN: 978-0-86716-988-1 Copyright ©2011 Richard Rohr. Todos los derechos reservados Traducción al español Dr. Antonio Ramirez y Dra. Marina A. Herrera Publicado por St. Anthony Messenger Press 28 W. Liberty St. Cincinnati, OH 45202 www.SAMPBooks.org Impreso en los Estados Unidos de América.

Impreso en papel libre de ácido.

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ÍNDICE Prefacio Introducción Cuaresma . . . 13 Miércoles de Ceniza: ¡Un nuevo comienzo!

Jueves después del Miércoles de Ceniza: La decisión precede a la profundidad Viernes después del Miércoles de Ceniza: Nuestra asombrosa capacidad de no entender Sábado después del Miércoles de Ceniza: Un golpe doble Primer Domingo de Cuaresma: Las tentaciones son atracciones a bienes parciales Lunes de la primera semana de Cuaresma: Los “mandamientos” importantes no siempre se ven Martes de la primera semana de Cuaresma: Ciertos resultados inevitables Miércoles de la primera semana de Cuaresma: “No se les dará ninguna señal sino la señal de Jonás” Jueves de la primera semana de Cuaresma: Toma la vida en tus manos Viernes de la primera semana de Cuaresma: Los premios y castigos son inherentes Sábado de la primera semana de Cuaresma: Un mandamiento, un gran empujón al más allá

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Segundo Domingo de Cuaresma: El tercer algo Lunes de la segunda semana de Cuaresma: Buen reflejo y mal reflejo Martes de la segunda semana de Cuaresma: Por el simple hecho del cambio, no por el castigo Miércoles de la segunda semana de Cuaresma: El reemplazo más común del legítimo sufrimiento del ser es el ilegítimo sufrimiento de los demás Jueves de la segunda semana de Cuaresma: Si no lo entiendes ahora, no lo vas a entender después Viernes de la segunda semana de Cuaresma: ¡No tengas tanto miedo de que te tiren a la fosa!

Sábado de la segunda semana de Cuaresma: ¡No hay nada mejor!

Tercer Domingo de Cuaresma: ¡Si conociéramos el don de Dios!

Lunes de la tercera semana de Cuaresma: ¿Por qué es mi grupo siempre mejor que tu grupo?

Martes de la tercera semana de Cuaresma: ¿Quién está en el horno ardiente y quién no?

Miércoles de la tercera semana de Cuaresma: Los buenos recipientes son necesarios Jueves de la tercera semana de Cuaresma: Expulsando demonios con demonios mejor disfrazados Viernes de la tercera semana de Cuaresma: Los dos amores no están separados Sábado de la tercera semana de Cuaresma: La ilusión de “sacrificio” Cuarto Domingo de Cuaresma: La luz es para ver correctamente

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Lunes de la cuarta semana de Cuaresma: ¿Podría la inclusión ser lo “nuevo”?

Martes de la cuarta semana de Cuaresma: El alma necesita imágenes e imaginación para ‘Conocer’ las Cosas Miércoles de la cuarta semana de Cuaresma: El espejo de dos caras Jueves de la cuarta semana de Cuaresma: Escenas cósmicas de un juicio Viernes de la cuarta semana de Cuaresma: La demonización del ‘otro’ que nos amenaza Sábado de la cuarta semana de Cuaresma: Todas las controversias se pueden resolver apelando a la autoridad Quinto Domingo de Cuaresma: ¿Qué es la vida y qué es la muerte?

Lunes de la quinta semana de Cuaresma: Lujuria y amor Martes de la quinta semana de Cuaresma: Vacuna espiritual Miércoles de la quinta semana de Cuaresma: Un estado de hostilidad previa distorsiona todo Jueves de la quinta semana de Cuaresma: Toda gloria es gloria reflejada Viernes de la quinta semana de Cuaresma: Las palabras son necesariamente dualistas; la experiencia es siempre no dualista Sábado de la quinta semana de Cuaresma: La verdadera unión y la falsa unión

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Semana Santa Domingo de Ramos: El aumento y la disminución Lunes de Semana Santa: El siervo del “Siervo del Señor” Martes de la Semana Santa: El dolor de la traición Miércoles de la Semana Santa: ¿Cuánto sabía Jesús y cuándo lo supo?

Jueves Santo: Cada grupo necesita su rito –o se pierde el mensaje y se pierde el grupo Viernes Santo: El chivo expiatorio y buscando un culpable Sábado Santo: Espacio ‘Liminal’

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PREFACIO Escribí estas reflexiones sobre la Sagrada Escritura durante la Cuaresma que pasé en una ermita en Arizona, en el 2010. Estas reflexiones me vinieron fácil y rápidamente, lo cual es uno de los dones que vienen de pasar largos ratos en el silencio y la soledad. Espero que sean una ayuda para ti, especialmente para los que quieran entrar profundamente en su interior, o aquellos que han sido comisionados para la gran obra de la predicación o la enseñanza.

Les sugerí el título a los editores de St. Anthony Messenger Press porque me parecía estar metido en una espiral de intuiciones que se iban apretando, revelando y confirmando a sí mismas de manera cada vez más profunda. Había una oración interna que se encontraba a sí misma en las Escrituras externas y en las Escrituras impresas que me permitían confiar y afirmar mi experiencia interior. Había un claro ciclo de descenso hacia la muerte, que se convertía inherentemente en un ciclo de ascenso a la vida. Fue un tiempo muy contemplativo, y sin embargo las implicaciones sociales de las Escrituras eran a la vez innegables desde la perspectiva de este lugar tan espacioso. La acción y la contemplación se abrazaban, necesitándose y amándose mutuamente.

Realmente era maravilloso para mí ver como la sincronicidad, los signos y los símbolos aparecían por todos lados –en mi estudio, en mi 7

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oración, en mis largas caminatas por el desierto y en la página escrita.

Era un fluir constante a lo largo de esos días. Cuando llegué al Sábado Santo, me vine a dar cuenta de que los temas principales de la Sagrada Escritura, o por lo menos la Escritura según yo la entiendo, habían encontrado el camino a estas páginas. Así que sugerí que no se presentaran como meditaciones diarias, aunque espero que también lo sean, sino más bien como un encuentro con la Biblia misma, partiendo de una experiencia cuaresmal. No solamente con lo ‘que’ está en la Biblia, pero más bien, con ‘cómo’ nosotros podemos interpretar la Escritura, y crecer hoy a través de estas situaciones paralelas. No tanto información, sino más bien una experiencia de transformación, no tanto explicación sino, Encuentro.

Quiero agradecer a mi buena amiga Margaret Slattery por ofrecerme su ‘ermita’ en Carefree, Arizona –lugar bien llamado, porque su nombre significa “sin preocupaciones o cuidados” [nota de trad.]– para que yo pudiera estar libre y disfrutar este tiempo de tan inmensa gracia y un Sabat [descanso] interior, y poder así escribir estas reflexiones.

Mi oración y esperanza es que esta lectura sea una verdadera experiencia de ermita para ti también, y al mismo tiempo una especie de Encuentro.

Richard Rohr Cuaresma 2010 Carefree, Arizona

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INTRODUCCIÓN

La espiral maravillosa Hay dos momentos que importan. Uno es cuando te das cuenta que tu vida –la única que tienes y tendrás– es absolutamente valiosa y viva. El otro es cuando te das cuenta que tu vida, como la vives en el presente, es absolutamente vacía y sin sentido. Y esos dos momentos son necesarios para que camines en la dirección que debes llevar. La Cuaresma gira sobre esos dos momentos. El primero de ellos te da energía y gozo al conectarte con tu Fuente y Fundamento esencial. El segundo te da límites y fronteras, y te da una humildad adecuada, para que puedas seguir buscando tu Fuente y Fundamento, y no solo a tu pequeño yo.

La paradoja, claro está, es que de todos modos te encuentres a ti mismo: tu Gran Ser en Dios y tu pequeño ser en ti. Dios ama a los dos.

Santa Teresa de Ávila lo resumía todo cuando decía: “Encontramos a Dios en nosotros mismos, y nos encontramos a nosotros mismos en Dios.” Con tal axioma, probablemente no necesitaba un terapista. Sin embargo, yo añadiría, ¡se trata más de ser encontrados, que de encontrar! Como dice Pablo, “entonces conoceré plenamente como Dios mismo me conoce” (1 Corintios 13,12).

Así pues, durante estos cuarenta días de Cuaresma, permitámonos ser conocidos… Por dentro y por fuera. Nada que esconder en nosotros, 9

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nada que escondernos a nosotros mismos, nada que esconderle a Dios.

Déjate conocer totalmente, y entonces sabrás lo que tienes que saber.

Este es mi deseo al escribir estas meditaciones. Es en esta espiral maravillosa de revelación divina, de nuestra auto-revelación (que ahora nos damos cuenta que no ofrece peligro), y de nuestra sanadora aceptación mutua –es en esta espiral que creceremos “en fortaleza, sabiduría y gracia” (Lucas 2,40). De hecho, así es que se da el amor, y esa es la única forma en que podemos crecer.

Voy a comenzar cada meditación con un título o una frase que para mí resume el punto de toda la meditación. Las frases cortas casi siempre se recuerdan mejor que párrafos enteros. Después invertiré el proceso normal y ofreceré la meditación primero –y luego los pasajes claves de las lecturas. Espero que esto te permita leer la Escritura con precisión, claridad y penetración –¡y con anhelo renovado! Me he dado cuenta que en la vida espiritual lo poco siempre es más. El leer muchos pasajes de la Escritura, o pasajes muy largos, nos impide enfocarnos y recibir el impacto que necesitamos. No sabemos dónde buscar y acabamos buscando en ningún lugar, y en un lío de piadosa confusión.

Un poco de la Palabra de Dios puede tener muchísimo efecto. Para lograr esto de la mejor manera, haré una traducción legítima de la Sagrada Escritura utilizando varias fuentes, usualmente será una combinación de la Biblia Latinoamérica y la Biblia de América [escogidas para esta versión en español por los traductores], y algunas veces utilizando 10

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algo de la inspiración de la traducción de El Mensaje de Eugene Peterson, el cual es frecuentemente brillante. No sufrirás desilusión ni engaño. Si esto te lleva a consultar el pasaje de la Escritura en la traducción que tengas, eso será todavía mejor.

Como muchos cristianos tienden a leer o recitar oraciones en lugar de orar desde el corazón, deliberadamente no voy a crear oraciones completas para cada día. En vez de esto, te ofreceré una invitación a expresar ante Dios lo que sientes –esto será una “oración de partida” por decirlo así. Quiero que penetres por ti mismo en el interior de esta espiral maravillosa de diálogo con Dios, en tus propias palabras sinceras y conscientes.

No te ofrezco estas meditaciones sobre las lecturas de cada día de la Cuaresma para darte más información, y de hecho no son académicas (aunque espero que satisfagan a ambos), sino que son para transformarnos en nuestra “imagen y semejanza” original, que es la imagen del mismo Dios (Génesis 1,26). Lo que siempre y de verdad cuenta para todos es ¡el Encuentro!

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MIÉRCOLES DE CENIZA

¡Un nuevo comienzo!

2 Corintios 5,20—6,2 Parece ser que necesitamos nuevos inicios, o todo finalmente declina y se deteriora de manera triste e innecesaria. ¡Tú fuiste creado para mucho más! ¡Por eso hoy debes rezar por el deseo de desear! Aunque aún no los sientas, pide nuevos y desconocidos deseos. ¡Porque al final vas a recibir lo que de verdad deseas! Te lo prometo. Es el Espíritu Santo mismo el que está deseando en lo más profundo de tu ser. Por lo tanto, vas a recibir nada menos que lo que realmente deseas, y casi seguramente vas a recibir mucho más.

Tú eres el desear de Dios. Dios desea a través de ti, y anhela la Vida y el Amor a través de ti y en ti. Permítelo, dilo y encontrarás el lugar que te corresponde en la totalidad de las cosas. Ahora déjame decirte algo: No puedes comenzar a desear algo si antes no lo has saboreado ya, aunque sea un poco. Ahora haz consciente ese deseo profundo y escondido, hazlo con decisión, y hazlo de todo corazón. Haz que tus deseos sean buenos y de gran alcance este Miércoles de Ceniza de nuevos principios. No podrías tener esos deseos si Dios no los hubiese deseado primero –¡en ti y para ti, y como tú!

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Finalmente recuerda que las cenizas que hoy llevas en la frente vienen de quemar las palmas del pasado Domingo de Ramos. Todo nuevo principio viene invariablemente de alguna vieja falsedad que dejamos morir.

Lectura del día “Somos embajadores de Cristo, Dios es quien habla a través de nosotros. ¡Les imploramos en el nombre de Cristo: déjense reconciliar con Dios!.. Les rogamos que no reciban esta gracia de Dios en vano.

Dios ya lo ha dicho, ‘En el tiempo favorable te escuché; en el día de salvación te ayudé’ [Isaías 49,8]. Pues bien, ¡este es el tiempo favorable! ¡Hoy es el día de la salvación!”

2 Corintios 5,20. 6,1-2 Oración de partida “Dios mío, dame el deseo de desear lo que tú quieres que desee.”

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JUEVES DESPUÉS DEL MIÉRCOLES DE CENIZA

La decisión precede a la profundidad Deuteronomio 30,15-20; Lucas 9,22-25 Una vez escribí un libro sobre el pensamiento no-dualista. Así es como piensan los santos y los místicos, no esto o eso, sino esto y eso. Es la capacidad interna que les permite perdonar, no prestar atención a las ofensas, ser misericordiosos con todos, cuidar a los pobres e incluso amar a sus enemigos. La mayoría sabemos que debemos hacer estas cosas, pero francamente no sabemos cómo.

Cuando comencé a enseñar sobre este tema, muchos comentaron con razón, que la Biblia parece tener mucho pensamiento dualista.

Esto lo veremos hoy en ambos, Moisés y Jesús, quienes ponen frente a nosotros decisiones claras y urgentes. Solo tenemos una vida, y los grandes maestros saben que tenemos que descubrir nuestro verdadero destino, lo que llamamos “salvar nuestra alma”. En algún momento de la vida, esto exige tomar algunas decisiones claras: ‘bendición o maldición’ en el lenguaje de Moisés, ‘verdadero-yo o falso-yo’ en los términos de Jesús.

Solo las personas que primero escogen “dualistamente” la Gran Visión, la aventura de la Vida, el camino con Dios, pueden finalmente proceder al pensamiento no-dualista o a la “misericordia”. Una especie de paradoja, ¿verdad? Necesitas ambas para poder llegar a la meta. Las 14

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opciones claras y la toma de decisiones te permiten comenzar, apuntar en la dirección correcta, y si te quedas en él, este mismo camino te abrirá a la sutileza, los matices, la sombra, las contradicciones, inconsistencias, quebraduras y discrepancias que hay en casi todo. Uno pronto se da cuenta que lo que dijo Jesús es efectivamente verdad: Solo Dios es totalmente bueno (vea Marcos 10,18). Las decisiones en favor de este Dios totalmente bueno nos permiten, irónicamente, lidiar victoriosamente con lo no bueno.

Entonces, lo primero que tenemos que hacer es apostar, asentar nuestra trayectoria, tomar una decisión, rendirnos al Gran Amor. Esta es la primera llamada y la primera clarificación dualista que escuchamos en todos los profetas judíos y en Jesús: Dios o Mamón, ovejas o cabras, la puerta estrecha, la afilada y dolorosa espada del discernimiento y la decisión. Pero te advierto que debes prepararte para las pruebas y las confusiones que conllevan esta decisión. Sí; se cierra el campo, pero también se abre. ¡La diferencia principal es que ahora los asuntos son reales!

Lecturas del día “Hoy tomo por testigos al cielo y a la tierra de que les he propuesto la vida o la muerte, la bendición o la maldición. Elige la vida y vivirás, tú y tu descendencia, amando al Señor, tu Dios, escuchando su voz, y apegándote a Él.”

Deuteronomio 30,19-20 15

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“El que quiera salvar su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, ése la salvará. ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si se pierde o se arruina a sí mismo?”

Lucas 9,24-25 Oración de partida “Señor, enséñame a tomar buenas decisiones y luego ayúdame a estar dispuesto a aprender lo que realmente exigen de mí.”

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VIERNES DESPUÉS DEL MIÉRCOLES DE CENIZA

Nuestra asombrosa capacidad de no entender Isaías 58,1-9a; Mateo 9,14-15 Isaías, purificado después del gran exilio, define el ayuno en una forma totalmente nueva y algo ‘secular’. La Iglesia muestra valentía al atreverse a utilizar este pasaje tan fuerte al comienzo de Cuaresma, tomando en cuenta que la misma situación aún existe hoy. Algunos biblistas dicen que fue esta clase de escritos que llevaron a Isaías a su muerte. Él acusa y condena a sus compatriotas judíos de “castigarse a sí mismos” y de “inclinar la cabeza” observando ritos, ayunos y oraciones formales en el templo, pero casi sin entender el significado de la religión. Este pasaje no fue un gran éxito con los piadosos, la clase sacerdotal y los conservadores del templo del tiempo de Isaías.

Isaías dice explícitamente que Dios prefiere otro tipo de ayuno que cambie nuestro estilo presente de vida y no solo castigue nuestro cuerpo. (El pobre cuerpo siempre se convierte en el chivo expiatorio y no tocamos nuestras carteras, calendarios y prejuicios). Para empezar, Isaías exige la justicia social, la no-agresión, levantar el yugo de los oprimidos, compartir nuestro pan con el hambriento, vestir al desnudo, desprenderme de ese sentimiento de tener todos los derechos, los 17

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chismes y acoger a aquellos sin techo. ¡Nos dice claramente que éste es el verdadero ayuno que Dios quiere!

Es asombroso cómo no hemos entendido este punto. Es probable que lo que luego llamamos “obras de misericordia” se originó en este pasaje. Podemos suponer que Jesús estaba familiarizado con él por su sermón paralelo de las ovejas y los cabritos.

El pasaje continúa con naturalidad en el breve relato del Evangelio sobre por qué Jesús y sus discípulos no ayunan. En efecto, él dice “¡porque es la forma equivocada de ayunar!”. Entonces presenta un tema favorito y una metáfora que gradualmente desarrolla: la Vida como un banquete de bodas, en el que él es el novio y la humanidad la novia. Se verá claramente que Jesús no está interesado en una élite que observa sus ritos correctamente pero se niega a entrar a la fiesta de bodas que Dios está preparando para todos: los de adentro y también los de afuera.

Lecturas del día “Clama a voz en cuello y que nadie te detenga. Alza la voz como trompeta. Denuncia a mi pueblo sus delitos, a la casa de Jacob sus pecados… ‘¿Acaso es éste el ayuno que me agrada? ¿A esto llaman ayuno y día agradable al Señor?’”

Isaías 58,1-5

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“¿Por qué tus discípulos no ayunan, mientras nosotros y los fariseos sí ayunamos?”

Mateo 9,14 Oración de partida “Dios mío, ¿de qué quieres que me desprenda esta Cuaresma? ¿Es algo diferente a lo que yo pienso?”

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SÁBADO DESPUÉS DEL MIÉRCOLES DE CENIZA

Un golpe doble Isaías 58,9b-14; Lucas 5,27-32 Siento decirte esto, pero el duro pasaje de ayer de parte de Isaías, continúa hoy, pero ahora toma un giro positivo. Aquí Isaías trata de describir cómo luciría un pueblo y una sociedad con justicia, si ayunaran de las cosas correctas. Él usa palabras bellas: luz, guía, abundancia, reposo, jardín bien regado, “un manantial cuyas aguas no se agotan,” y hasta “te encumbraré en medio del país.” Pero todo depende de si ayunas de la falta de bondad y si escoges la justicia. Es este mismo pasaje que habla de “reparar y restituir” (tikkun), que nuestros hermanos y hermanas judíos de hoy usan como su llamado a la justicia social.

El mismo refrán de ayer continúa con Jesús. Nuevamente lo acusan de comer con la gente equivocada en la casa de otra persona equivocada, el cobrador de impuestos, Leví. Cualquiera que cooperara con los opresores romanos era por definición y posición social un “pecador.” Jesús está “cooperando con el mal” y es “cómplice” de su pecado, diría un buen patriota o persona de iglesia del pasado y del presente. Sin embargo, Jesús les recuerda que su definición de “la santidad como separación de algo” es totalmente incorrecta (vea Levítico 11,24). Jesús tiene una agenda y estrategia diferente, aunque esta 20

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equivocada “ley de la santidad” continúa en toda religión inmadura hasta el día de hoy. Jesús ha venido a transformar a las personas y no a excluirlas. Él ha venido por los que parecen perdedores, y no a crear un “club exclusivo” para los supuestos ganadores.

Lecturas del día “Cuando renuncies a oprimir a los demás y destierres de ti el gesto amenazador y la palabra ofensiva; cuando compartas tu pan con el hambriento y sacies la necesidad del humillado, brillará tu luz en las tinieblas… El Señor te dará reposo permanente; en el desierto saciará tu hambre.”

Isaías 58,9-11 “No son los sanos los que necesitan al médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan.”

Lucas 5,31-32 Oración de partida “Oh Dios, ¿dónde estoy atrapado y no lo veo?”

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PRIMER DOMINGO DE CUARESMA

Las tentaciones son atracciones a bienes parciales Marcos 1,12-15; Mateo 4,1-11; Lucas 4,1-13 En los tres ciclos del Leccionario, el Evangelio del Primer Domingo de Cuaresma presenta la escena de la tentación de Jesús en el desierto en Mateo, Marcos y Lucas.

Esta parece ser la forma en la cual vivió sus cuarenta días en el desierto, así que ésta parece ser una forma apropiada para comenzar los nuestros. Esto hace que el tema que hemos elegido aquí sea bastante claro, pero mientras lo vamos examinando, veremos que realmente no es nada claro.

Primero, si Jesús es pura y simplemente ‘Dios’, como muchos cristianos parecen haber aceptado, entonces ¿cómo y por qué puede Dios ser tentado? En cierta forma, los textos parecen mostrar a un Satanás más fuerte que Jesús. Nosotros, hoy en día, tenemos claramente una imagen muy diferente de Jesús y de Dios que la de Mateo, Marcos o Lucas. (La doctrina de la “Unión Hipostática” aún no había surgido para tratar de describir esta paradoja.)

Segundo, aunque Jesús fuera solamente humano, entonces ¿cuál es precisamente el significado de estas tentaciones para su humanidad?

Ese parecería ser el significado y el propósito para nosotros hoy en día.

En pocas palabras, yo veo las tres tentaciones como las tentaciones 22

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primordiales y universales que todos los humanos deben encarar antes de atreverse a asumir cualquier tipo de poder –como Jesús está a punto de hacer. Son tentaciones acerca del mal uso del poder para propósitos menores, desviados de la voluntad de Dios. Sucesivamente son el mal uso del poder práctico de cada día, el mal uso del poder religioso y el mal uso del poder político. Son las tragedias constantes que continúan derrotando a la humanidad. Jesús pasa las tres pruebas, y por lo tanto, “el diablo lo deja” porque Jesús no podía ser utilizado para propósitos menores. Si tú te enfrentas con esos demonios en ti mismo, Dios puede y podrá utilizarte poderosamente. ¡Si no, seguramente serás utilizado!

Pero permíteme mostrarte algo que casi siempre perdemos de vista.

Solamente podemos ser tentados hacia algo que es bueno en algún plano, parcialmente bueno, o bueno para algunos, o solo bueno para nosotros y no para otros. Las tentaciones siempre implican cosas “buenas,” de no ser así no seríamos tentados: en estos casos fue el “pan,” la “Escritura” y “los reinos en todas su magnificencia.” La mayoría de las decisiones éticas diarias que tomamos no son acerca del bien total o el mal total, si no entre varios matices del bien, un bien parcial que equivocadamente es percibido como un bien absoluto (pues el yo es el punto de referencia central), o un mal que se disfraza de bien. Esto es lo que nos mete en problemas.

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Jesús es aquí el maestro del discernimiento espiritual, lo cual siempre es más sutil y particular que una simple obediencia a leyes externas.

Nota que Jesús no cita aquí los mandamientos morales, solamente cita textos de la sabiduría del libro de Deuteronomio.

Lectura del día “En aquel tiempo, el Espíritu impulsó a Jesús a retirarse al desierto, donde permaneció cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivió allí entre animales salvajes, y los ángeles le servían.”

Marcos 1,12-13 Oración de partida “Oh Dios, permite que distinga entre mis bestias salvajes y mis ángeles.

Ayúdame a ver cómo muchas veces confundo las unas con los otros.”

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LUNES DE LA PRIMERA SEMANA DE CUARESMA

Los ‘mandamientos’ importantes no siempre se ven Levítico 19,1–2.11–18; Mateo 25,31–46 Si leíste la Primera Lectura del leccionario de hoy, te darás cuenta que es del libro hebreo de Levítico 19 y suena un poco como la versión más común con la cual crecimos de los Diez Mandamientos, la cual se encuentra en Éxodo 20, y que a la vez es muy diferente también. Ambas lecturas contienen muchas palabras que vienen antes, durante y después, lo cual hace que los “diez” mandamientos no sean tan claros o aparentes, y hace preguntarte cómo fue que Dios escribió todo eso en las tablas de piedra que Moisés fue capaz de bajar de la cima de la montaña. Quizá Moisés tenía un burro o una carreta. No nos sorprende que las rompiera.

El Evangelio de hoy, de gran importancia, es tomado de Mateo 25, la escena del juicio final. Parece estar ubicado en perfecta yuxtaposición con los Diez Mandamientos hebreos. Son como los dos sujeta-libros que revelan el comienzo y la conclusión de la gran tradición judeocristiana y también de las tareas de las dos mitades de la vida.

El libro de Levítico comienza con metas claras y con los límites que son necesarios para una sociedad moral y religiosa, y estos ponen en 25

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movimiento la tangente hacia el final, la llamada “Regla de Oro.” Todo esto lleva al desarrollo de la creación del fenómeno Jesús, y lo que bien se podrían llamar los “mandamientos” de Jesús. Los cuales van mucho más allá de la simple protección de los límites, hacia más allá de todo límite para así cuidar a aquellos que no la que no encajan, a los de “afuera”: al criminal, al que es vulnerable y al débil. Es un gran salto que para ser sinceros, muchos cristianos nunca han dado. Tú puedes haber obedecido perfectamente los Diez Mandamientos toda tu vida y aún así, no haber llegado cerca de la marca o meta que Jesús pone para el juicio final. Sin embargo, la promesa y la semilla se encuentran en su totalidad ahí en Levítico 19,18: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”

El salto final que dio Jesús es aún más asombroso. Él no sólo crea un equivalente moral entre mi prójimo y yo, sino que a fin de cuentas, lo hace entre ¡mi prójimo y Dios! “Lo que hagamos a otros, inclusive a los más pequeños, se lo hacemos a Dios,” ¡dice Él! Esto es casi demasiado para que lo podamos comprender y seguramente nos deja a todos del lado de los cabritos.

Lecturas del día “Sean santos (completos), porque yo, el Señor, soy santo (completo)…

No seas injusto en la sentencia, ni por favorecer al pobre ni por respeto al poderoso. Juzga con justicia a tu prójimo.”

Levítico 19,2.15 26

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“Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, lo hicieron conmigo… Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo.”

Mateo 25,40.45 Oración de partida “Dios de amor, permíteme ser oveja de vez en cuando, y nunca dejes que se me olvide que la mayor parte de mi vida he sido un cabrito.”

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MARTES DE LA PRIMERA SEMANA DE CUARESMA

Ciertos resultados inevitables Isaías 55,10-11; Mateo 6,7-15 Debo decirles que la Primera Lectura de hoy, la cual es la breve pero bella conclusión al “Libro de la Consolación” del Segundo Isaías, es una de mis favoritas.

Es poética, intrigante, atrevida y autoritaria al mismo tiempo. Esta es la razón por la cual me encantan las Escrituras judías y que Jesús fuera judío. ¡Esta es la mentalidad y el corazón que lo crearon!

Aquí tenemos a un escritor en la plenitud del exilio babilónico, Jerusalén ha caído, el fin no está a la vista, y aun así él (¡unos dicen “ella”!) habla con una calma inevitable total, una certeza bondadosa e inclusive una confianza gozosa.

(Hazte un regalo y abre tu Biblia a 55,12-13 para ver su punto final, el cual no está incluido en la lectura del Leccionario.) ¡Aunque Isaías está sufriendo, él/ella aún ama lo suficiente para querer hacer a Dios “famoso” e “imborrable”!

Después tenemos el “Padre Nuestro” en la versión de Mateo, y le precede una advertencia en contra de darle “mucho rollo” con muchas oraciones, y terminando con una promesa de la justa y perfecta equivalencia entre cómo perdonas y cómo serás perdonado. No pretendo ofender nuestra práctica católica de confesar los pecados a un 28

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sacerdote para ser perdonado, pero debemos ser honestos y admitir que aquí Jesús hace el requisito esencial de una forma clara y definitiva para el perdón del pecado: “Así como tú lo hagas, te será hecho. Si no lo haces, no te lo podrán hacer a ti.”

Estamos simplemente y para siempre dentro del fluir divino, así como la “lluvia y la nieve” de Isaías. El perdón no es una técnica o fórmula mojigata de iglesia. El perdón es constante del lado de Dios, lo cual debe darnos calma y una gozosa certeza.

La misericordia recibida será la misericordia que se da, y “no regresa a mi vacía, sin antes no haber llevado a cabo mi voluntad y logrado a lo que la envié.”

Lectura del día “Como bajan del cielo la lluvia y la nieve y no vuelven allá, sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar… así será la palabra que sale de mi boca: no volverá a mí sin resultado, sino que hará mi voluntad y cumplirá su misión.”

Isaías 55,10-11 “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden… Si ustedes perdonan las faltas a los demás, también a ustedes los perdonará el Padre celestial. Pero si ustedes no perdonan a los demás, tampoco el Padre les perdonará a ustedes sus faltas.”

Mateo 6,12.14-15 29

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Oración de partida “Dios bueno, mantenme siempre dentro de tu abundante y generoso fluir de misericordia, hacia mí, a través de mi, en mí y de mí.”

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MIÉRCOLES DEL LA PRIMERA SEMANA DE CUARESMA

“No se les dará ninguna señal sino la señal de Jonás” Jonás 3,1-10; Lucas 11,29-32 Considerando cómo los católicos aman las apariciones y los milagros, cómo los protestantes han creado una técnica y fórmula de la fe, y cómo les gusta a los evangélicos el uso de la Escritura como “tótem y tabú” (nota de trad., escudo y prohibición), esta dura frase de Jesús asombra, y casi no se escucha. Hasta dice que es “una generación perversa” aquella que quiere algo más que la simple señal de Jonás. Él dice que ésta es “la única señal” que dará.

Esto en realidad no nos satisface. Pues no es realmente una señal, sino una anti-señal. Exige que entremos al interior del estómago de la oscuridad antes de poder saber lo que es esencial. Insiste en que el trayecto espiritual se asemeja más a la entrega del control que a la toma del control. Quizá también esté diciendo que otros nos arrojarán por la borda, y que llegaremos a la orilla correcta más por la gracia de Dios que por alguna acción correcta de nuestra parte. Es claramente un signo perturbador y nada satisfactorio. ¿Y es esto todo lo que vamos a recibir?

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Mira, la fe es precisamente una-nada. No es algo que puedas demostrar que es lo correcto, o que puedas usar para llegar a algún otro lugar. Si quieres algo en que creer (¡y es aquí donde todos debemos comenzar!), mejor debes ser un cristiano de “tótem y tabú,” con firmeza, identidad y límites. ¡Pero esto aún no es fe! Eso es simplemente estar asegurando los fundamentos para tu propio trampolín.

La fe es un salto al agua, un salto con la viva experiencia de que hay Alguien que puede y te va a recibir –¡y te va a guiar hacia donde debes ir! La religión es, en algún sentido, un fenómeno necesario de la primera parte de la vida. Aunque no cronológicamente, pero si espiritualmente.

La fe es mucho más posible en la segunda parte de la vida. Como sabiamente dijo el filósofo danés Søren Kierkegaard: “Se puede comprender la vida hacia atrás; vivirla siempre hacia delante.”

Es solo hasta después de haber salido del estómago de la ballena cuando Jonás llegó a saber lo que Dios estaba haciendo, cómo lo hacía, y cómo de correcto era lo que hacía. Él no tenía ningún mensaje que dar sino solo hasta después de haber soportado la jornada, la oscuridad y el haber sido escupido en la orilla correcta -todo esto a pesar de sus mejores esfuerzos por evitar todas estas mismas cosas. ¡Jesús seguramente encontró inspiración en la historia de Jonás, porque describía casi perfectamente lo que le estaba sucediendo a Él!

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Lecturas de hoy “El Señor volvió a hablar a Jonás y le dijo: ‘Levántate y vete a Nínive, la gran capital, para anunciar ahí el mensaje que te voy a indicar.’”

Jonás 3,1 “La gente de este tiempo es una gente perversa. Pide una señal, pero no se le dará más señal que la de Jonás.”

Lucas 11,29 Oración de partida “Dios de caminos sorprendentes, ayúdame a vivir mi vida hacia adelante, confiando en que Tú estás dirigiendo mi barca. Ayúdame a comprender mi vida hacia atrás, viendo y perdonando las muchas señales de Jonás.”

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JUEVES DE LA PRIMERA SEMANA DE CUARESMA

Toma la vida en tus manos Ester 14,1.3-5.12-14; Mateo 7,7-12 Aunque hoy día tengamos bastante dificultad en aceptar el nacionalismo, la oración de odio y el deseo de venganza de la reina Ester, hay buenas razones para incluir esta parte de su larga oración en el leccionario de Cuaresma. Es un ejemplo excelente de cómo el texto bíblico se revela como un movimiento hacia adelante, hacia el descubrimiento gradual de Dios.

Se revela también simultáneamente como un movimiento hacia atrás, usando a Dios de manera egoísta para nuestros propios propósitos.

Ambas situaciones se encuentran frecuentemente en el mismo texto.

Jesús después nos aclara en el Evangelio, que cuando le pedimos algo a Dios, primero eso dice algo de Dios (Dios es fiable, Dios escucha, a Dios le importa), pero también dice algo de nuestro estado actual y de nosotros mismos. ¿Cómo podemos escuchar ambas cosas? ¿Sabes que tú sólo puedes pedir por algo que de hecho ya has comenzado a sentir? De otra forma nunca se te hubiera ocurrido haberlo pedido. Además, parece que Dios siembra dentro de nosotros el deseo de pedir por aquello que Dios de antemano nos quiere dar, y mejor aún, ¡ya nos está dando! Nosotros simplemente apoyamos la

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iniciativa, pero la iniciativa es siempre y por siempre de Dios. El hecho de que hayas rezado significa que Dios te lo comenzó a dar hace ya un segundo. ¿No es maravilloso saber esto? A todo esto, Él añade algo más al afirmar que si “nosotros con todos nuestros pecados” no dejaríamos de responder a los demás, entonces cuanto más lo hará Dios.

Dios siempre es mucho mejor que la persona más amorosa que nos podamos imaginar, dice Jesús. No es que oramos y que Dios responde.

Más bien, nuestra oración es ya Dios respondiendo dentro y por medio de nosotros.

La única dificultad con la reina Ester es que, al igual que muchas personas, es ella quien toma la iniciativa (lo que refleja su interés personal), mientras que la verdadera oración es siempre apoyar la iniciativa –la cual siempre viene de Dios. Ahora escucha la antigua Escritura de una forma nueva, sabiendo que ahora rezarás por aquello que Dios ya de antemano te quiere dar y ya se mueve dentro de ti, y por esto indudablemente siempre sucederá (¡hay que admitir, muchas veces será de una forma muy diferente a lo que nosotros imaginábamos!). ¡Pero este es nuestro total y último acto de confianza en Dios que siempre nos da “cosas buenas”!

Lecturas del día “Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; toquen y se les abrirá... Si ustedes, a pesar de ser malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con 35

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cuanta mayor razón el Padre, que está en los cielos, dará cosas buenas a quienes se las pidan.”

Mateo 7,7-11 “Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. En esto se resumen la ley y los profetas.”

Mateo 7,12 Oración de partida “Oh Dios, si Tú nos pides que tratemos a los demás como desearíamos que ellos nos traten, entonces ayúdame a creer que Tú operas de la misma manera. Tú debes tratarme exactamente como yo quisiera ser tratado –en mi mejor y más verdadero ser.”

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VIERNES DE LA PRIMERA SEMANA DE CUARESMA

Los premios y castigos son inherentes Ezequiel 18,21; Mateo 5,20-26 Generalmente, los cristianos descartamos la noción oriental del karma como algo pagano, fatalista, o no bíblico. En realidad, nosotros decimos la misma cosa, sólo que de forma diferente, y las dos lecturas de hoy son buenos ejemplos de las diferentes maneras que nosotros la usamos. La noción básicamente universal del karma es el decir sencillamente que “todo lo que va vuelve.” Simplemente, nada desaparece en el mundo espiritual, sino que se cosecha el buen fruto, o finalmente se carga con la semilla de su propia destrucción. Espera un poco, y verás que siempre es verdad.

El profeta Ezequiel hace avanzar de esta forma el pensamiento judío del siglo sexto a. C. Él propone, al día de hoy y al plano individual, la noción de lo que son premios y castigos. Hasta este punto en la historia, en su mayor parte la conciencia humana pensaba en términos de retribución colectiva o victoria. El individuo no importaba tanto.

Así que este es un movimiento importante hacia adelante en lo que respecta a nuestra comprensión de la importancia de cada alma humana –ahora. Ezequiel está diciendo con voz enérgica y rotunda que tu vida humana importa, que tus decisiones y opciones personales te 37

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definen. Tú vales la pena. ¡Individualmente y ahora! Esto viene a darle a toda la trayectoria humana una relevancia necesaria, digna y urgente.

Después Jesús, seguramente familiarizado con Ezequiel, deletrea la misma noción de premios y castigos inherentes a sus contemporáneos. ¡Sin embargo, él va un paso más adelante y ahora localiza el problema central dentro de la persona humana! La conciencia humana está lista para que él la invite a ir más allá de simples observancias externas de bienes y males, hacia las actitudes internas, motivaciones, juicios y opiniones. Si estas están equivocadas o son negativas ahora, tú ya estás en la “Gehena” (el perpetuo basurero afuera de la Puerta del Estiércol de Jerusalén), pero si tú puedes “exceder a la santidad de los escribas y fariseos,” estarás en el “reino de Dios” –ahora– y también después. No debemos escuchar estas lecturas como amenazas o premios, sino más bien como una invitación que se le hace a la conciencia humana y a la dignidad del libre albedrío.

Lecturas del día “Si el pecador se arrepiente de los pecados cometidos, guarda mis preceptos y practica la rectitud y la justicia, ciertamente vivirá y no morirá; no me acordaré de los delitos que cometió.”

Ezequiel 18,21

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“Han oído que se dijo a los antiguos: ‘No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal.’ Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal… y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo.”

Mateo 5,21-22 Oración de partida “Dios Creador, ¿podrá ser cierto que Tú me das mi dignidad y relevancia humana al pedir tanto de mí? ¿Me respetas tanto que esperas que yo realmente sea como Tú?”

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SÁBADO DE LA PRIMERA SEMANA DE CUARESMA

Un mandamiento, un gran empujón al más allá Deuteronomio 26,16-19; Mateo 5,43-48 Me temo que todos nacemos básicamente egocéntricos. Somos el único punto de referencia que tenemos, por lo menos inicialmente. “Todo gira alrededor de mí, y ¿por qué no va a ser así?” Si mamá y papá nos reflejaron bien, entonces rápidamente desarrollamos “neuronas espejo” hacia la empatía y la amistad con los demás, pero aún así la otra gente puede ser vista como simples medios para beneficio de mi propio poder y placer. Por otro lado, puedo pensar que yo me merezco todo, lo cual es sentir que tenemos derecho a algo. Todos conocemos adultos que parece que nunca han dejado de usar a los demás, inclusive usan a Dios, y parecen tener estancado su desarrollo moral y espiritual. Ellos parecen ser incapaces de recibir algún reflejo verdadero de Dios, y no reflejan amorosamente a nadie. Están atrapados en sí mismos.

Las dos lecturas de hoy hablan enérgicamente de mandamientos, inclusive de aquellos mandamientos que nos empujan a ir más allá de nuestra comodidad. Moisés admite que esto va a crear un “pueblo peculiar” “superior a las demás naciones, un pueblo sagrado para Dios.”

A menos que exista alguna presión, ya sea social o de los padres, que empuje al niño más allá del principio del placer, la naturaleza humana 40

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tiende por lo general a tomar el camino de menor resistencia. En verdad necesitamos empujoncitos, pellizcos, ideales, para ayudarnos a pensar más allá de los nichos que hemos creado para nosotros mismos.

Esta es la función de las leyes y los mandamientos. Sólo en la persona de mayor madurez, el amor y la gracia pueden sobreponerse –o simplemente entenderse.

Jesús construye en este impulso de control básico para mandar, sí, mandar, la posición más difícil de todas las demás: ¡Amor al enemigo! ¡Oración por el que te persigue! Él señala que este mandamiento es imposible con simple motivación humana o una filosofía basada en el ser amable con los que son amables hacia ti. Todos, él nos dice, pueden hacer eso. Jesús sabe que está subiendo el listón a un plano mucho más elevado, y que va a ser necesario un empujón para que lleguemos ahí: Tú debes de amar con el mismo amor con el que te ama Dios, un amor totalmente incondicional. Esta es la cima y la meta de toda la enseñanza moral de Jesús, y no la podemos seguir fuera de la unión divina. El yo egocéntrico o separado es incapaz de esta clase de amor.

Lecturas del día “El Señor, tu Dios, te manda hoy que cumplas estas leyes y decretos; guárdalos, por lo tanto, y ponlos en práctica con todo tu corazón y con toda tu alma… como Él te lo ha prometido, pero sólo si guardas sus mandamientos. Por eso Él te elevará en gloria, renombre y esplendor, 41

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por encima de todas las naciones que ha hecho y tú serás un pueblo consagrado al Señor.”

Deuteronomio 26,16.18 “Para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y manda su lluvia sobre los justos y los injustos…

Sean, pues, perfectos como su Padre celestial es perfecto.”

Mateo 5,45-48 Oración de partida “Dios mío, tengo que ser honesto contigo. No estoy seguro de cómo se hace esto. No estoy seguro de que quiero ser uno de tu pueblo ‘peculiar.’”

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SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA

El tercer algo Lucas 9,28-36 Los tres ciclos del leccionario utilizan la escena de “La Transfiguración” como el Evangelio para este Domingo, y por eso hablamos sobre ella –seguramente en vano, pues es uno de esos pasajes de los que no se puede “hablar,” como Jesús mismo lo ordena cuando descienden de la experiencia de la cima.

Es seguramente un relato arquetípico y místico. Los detalles están todos en su lugar. Llevando a gente común hacia “la cima en soledad,” hay hombres somnolientos a punto de ser despertados. La ‘aparición’ incluye dos figuras simbólicas del judaísmo –la ley y los profetas– y las dos mitades de la vida –Moisés y Elías. Entonces Jesús aparece en medio de ellos “con una blancura relampagueante,” lo cual significa siempre la inclusión de todo, todos los colores, en cierto modo.

Al ver a Jesús, el tercero que reconcilia, los otros dos desaparecen. Él sintetiza y va más allá de todos los dualismos. Después de esta imponente y consoladora epifanía, hay una clara mención de “una nube que cubre” todo. Tenemos aquí lo que parece ser la plenitud de la luz, y a la vez oscuridad. Saber, y sin embargo, también no saber. Entender, y no entender nada. ¿Acaso no es este el verdadero carácter de todo verdadero Misterio y encuentro profundo?

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Los mensajes verbales son sólo dos: “Hijo Amado” y “No digan nada.” Claramente Pedro, Santiago y Juan se percataron de que Jesús era el hijo amado, pero también de que ellos eran hijos amados al ser escogidos para tal momento cumbre. La respuesta de Pedro es la respuesta de todo hombre y toda mujer, “¡Qué bien que estamos aquí!”, sin embargo también expresan una emoción que se describe como “sobrecogimiento o reverencia” exactamente lo que el teólogo luterano Rudolf Otto llamó el “mysterium tremendum,” fascinación maravillosa y atracción junto con un sentimiento imponente de nuestra propia pequeñez e incapacidad, ¡ambos al mismo tiempo! Así es como se sienten todos los momentos sagrados: soy increíblemente maravilloso y soy un pequeño punto en el universo.

Esta experiencia necesita sólo suceder una vez, al igual que para Pedro, Santiago y Juan. Eso es suficiente. Lo cambiará todo. Es accesible a todos, y, creo yo, en algún momento u otro se les ofrece a todos. No es algo que puedes programar, pero lo puedes pedir y lo debes de esperar. Nunca podrás hablar de ello, ni lo tienes que hacer.

Una vida común luminosa, diferente ahora ya abajo en el valle, será la mejor y única prueba.

Lecturas del día “Pedro, y los que con Él estaban, habían caído en un sueño profundo, pero despertándose vieron la gloria de Jesús…Y Pedro le dijo a Jesús, 44

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‘Maestro, sería bueno que nos quedáramos aquí y que hiciéramos tres chozas, una para ti, una para Moisés y otra para Elías’, sin saber lo que decía. No había terminado de hablar, cuando se formó una nube que los cubrió.”

Lucas 9,32-34 Oración de partida “Jesús, ¿estas experiencias son solamente acerca de ti, o también son acerca de nosotros? ¿Quieres que pensemos mejor de ti, o de nosotros a causa de ti? A fin de cuentas, ¿por qué nos llevas contigo en estos trayectos?

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LUNES DE LA SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA

Buen reflejo y mal reflejo Daniel 9,4-10; Lucas 6,36-38 Parece ser que los humanos sólo pueden conocerse a sí mismos por medio de la mirada de otros. A esto le llamamos “reflejar.” Buenos papás, igual que Dios, bendicen naturalmente a sus hijos con su rostro receptivo y positivo. Esta es la bendición eterna para los hijos de Israel, “Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor te muestre su rostro y te dé la paz” (Números 6,25). Los malos padres, no iguales a Dios, transmiten el rechazo a sus hijos.

En la primera lectura del libro de Daniel, vemos a alguien que no está siendo reflejado para nada bien. Toda su oración parece estar llena de culpa, de miedo, de odio a sí mismo y de rechazo propio. Tenemos el rostro “lleno de vergüenza,” Daniel dice dos veces, y proyecta sus ojos entristecidos a “todo el pueblo de Israel” que ahora comparte su evidente falta de dignidad.

Pero ¡gracias a Dios por el Evangelio! Aquí se describe perfectamente un reflejo positivo en su totalidad. Recibe la compasión de Dios y podrás ser compasivo. Si no recibes juicio negativo de Dios, no serás una persona criticona. No condenes y no serás condenado. Da y recibirás. Jesús describe la reciprocidad perfecta entre lo que hemos 46

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recibido o no recibido y cómo daremos o no daremos. Todo esto se trata de mantenernos dentro de la “espiral maravillosa.” Una vez que sabes que estás dentro del Amor Trinitario, estás conectado a una Fuente infinita, y uno nunca sabe quién es el que está dando y quién es el que está recibiendo. Todo es un Fluir y un Desbordar. Eres tú y, sin embargo, es Dios. Así, Jesús termina este Evangelio con la maravillosa imagen de una sobreabundancia desbordante.

Lectura del día “Recibirán una medida buena, bien sacudida, apretada y rebosante en los pliegues de su túnica. Porque con la misma medida con que midan, serán medidos.”

Lucas 6,38 Oración de partida “Refléjame como un imán, buen Dios. No permitas que me deje atraer por rostros falsos, tristes, o acusadores. Tú eres siempre el Buen Padre, y yo añoro ver tu rostro” (Salmo 42,2).

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MARTES DE LA SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA

Por el simple hecho del cambio, no por el castigo Isaías 1,10.16-20; Mateo 23,1-12 Las dos lecturas de hoy son lecturas difíciles. La primera es del oráculo inicial de Isaías donde llama al establecimiento institucional religioso en Jerusalén, “Sodoma y Gomorra,” y le ordena buscar la justicia social en vez de su propio ascenso. Mas no es sólo por condenarlos sino para moverlos hacia una nueva actitud, “Vengan y aclaremos las cosas. Aunque sus pecados sean rojos como la sangre (¡y lo son!), quedaran blancos como la nieve,” dice el Señor. Cómo consuela e invita Dios, después de ser bien honesto con ellos.

Vemos después el mismo modelo en el Evangelio según San Mateo.

Este proviene del ataque de Jesús hacia el liderazgo religioso de su tiempo. No hay nada que alguno de nosotros pudiera decir hoy en día que igualaría el enojo y el juicio de Jesús hacia la hipocresía en el liderazgo espiritual y en la autoridad religiosa que se sirve a sí misma. Él fue muy severo con los líderes y se burló de su desfile de moda religioso, y de su incapacidad para “siquiera levantar un dedo para sobrellevar las cargas” que ellos mismos ponen sobre los demás. Parece estar en contra de todos los títulos que los hacen pensar que son mejores o superiores a los demás, todas lecciones de las cuales 48

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podemos aprender algo aún hoy también. Me imagino que algunas cosas nunca cambian.

Sin embargo, termina llamándolos a la “humildad” y prometiéndoles que Dios “los pondrá en alto.” Ellos no deben de preocuparse por ascender, por promoverse a sí mismos o por su progreso profesional.

Lecturas del día “Busquen la justicia, auxilien al oprimido, defiendan los derechos del huérfano y la causa de la viuda... Aunque sean encendidos como la púrpura, vendrán a ser como blanca lana. Si son ustedes dóciles y obedecen, comerán los frutos de la tierra.”

Isaías 1,17–18 “Hagan, pues, todo lo que les digan, pero no imiten sus obras, porque dicen una cosa y hacen otra. Hacen fardos muy pesados y difíciles de llevar y los echan sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con el dedo los quieren mover... todos ustedes son hermanos... Que el mayor de entre ustedes sea su servidor.”

Mateo 23,3-4.8.11 Oración de partida “Dios humilde, haznos semejantes a Ti. No nos avasallas, sino que esperas pacientemente a que cambiemos. Que hagamos nosotros lo mismo con nuestros hermanos y hermanas en el camino.”

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MIÉRCOLES DE LA SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA

El reemplazo más común del legítimo sufrimiento del ser es el ilegítimo sufrimiento de los demás Jeremías 18,18-20; Mateo 20,17-28 Si hay un tema constante y recurrente en la mitología, la literatura y el teatro, es que los seres humanos que intentan evadir el cambio propio (una invitación que se manifiesta normalmente como un “humillante conocimiento de sí”) siempre se empeñan en tomar un camino destructivo por el cual intentan cambiar al mundo, a los demás y hasta Dios mismo. Es el clásico tema del teatro griego, el orgullo excesivo, y siempre parece residir en el corazón de toda tragedia.

Claro está que, en su forma más dramática, incluso insiste en la muerte de otros y toma así la forma de asesinato, catástrofe o guerra. ¡Cualquier cosa antes de tener que cambiar uno mismo! El psicólogo suizo C.G. Jung dice que para evadir el “sufrimiento legítimo” de ser humano, nosotros infligimos tremendo sufrimiento a los demás y, a fin de cuentas, de todas formas nos ocasiona más sufrimiento propio. En todo esto descubro una verdad profunda.

Podemos ver estos patrones en las dos lecturas de hoy. En la primera del profeta Jeremías, vemos a “los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén” tramando en contra de su vida. La verdad que él 50

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pronuncia expone su corrupción, y por eso tiene que desaparecer. La parte del pasaje que se incluye hoy parece mostrar que Jeremías está dispuesto a perdonar, pero si leemos la oración completa, entonces vemos que finalmente, incluso él, es atraído al ciclo de venganza y muerte.

Más adelante, en el Evangelio, vemos a Jesús invitando a su círculo íntimo a seguirlo por el camino del sufrimiento redentor, en vez de la violencia redentora (la cual ha sido la trama aceptada por casi toda la historia de la humanidad). Jesús, a pesar de todos los pronósticos, de toda expectativa, y de toda programación humana, insiste en que hagamos un movimiento inicial positivo y preventivo de “beber de la copa” nosotros en lugar de siempre pedir que otros la beban.

Fíjense como dos de los apóstoles mandan a su madre para rogarle que impida su muerte, ¡pero lo que quieren es ser “coronados”! Los otros diez sólo están celosos porque ellos quieren lo mismo. El propósito de toda la escena es ofrecer una caricatura cómica, y me temo que es un juicio bastante claro de lo que en gran parte se ha convertido la Iglesia, inclusive en su liderazgo. No quiero ser injusto pero lean nuestra historia –eclesial y política. Nosotros aún no queremos cambiar, por el contrario, queremos cambiar a los demás.

Lectura del día “¿Podrán beber el cáliz que yo he de beber?… Ya saben que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. Que no sea así 51

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entre ustedes. El que quiera ser grande entre ustedes, que sea el que los sirva, y el que quiera ser primero, que sea su esclavo.”

Mateo 20,23.25-27 Oración de partida “Bueno, Dios mío, en verdad no me gusta oír esto, pero enséñame cómo puede esto ser verdad en mi vida. ¿También yo ‘mato’ a otros como reemplazo de las muertes que debo sufrir en mí mismo?

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JUEVES DE LA SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA

Si no lo entiendes ahora, no lo vas a entender después Jeremías 17,5–10; Lucas 16,19-31 Tengo que admitir que no encuentro ninguna relación clara entre las dos lecturas de este día, y no me gusta en especial la primera. (Ahí está, espero que esto les dé a algunos de ustedes permiso para que no les gusten ciertas lecturas de la Sagrada Escritura. Francamente, pienso que muchas de ellas son retrógradas y cerradas). Esta es demasiado dualista acerca de la diferencia entre confiar en los humanos y confiar en Dios. En su mayor parte, pienso que probablemente expresamos ambos tipos de confianza casi de la misma forma. Cómo haces algo es cómo haces todo.

Pero veamos este Evangelio intrigante, el cual claramente pertenece al folclore hebreo que de alguna forma entró en el relato de Lucas y no en ningún otro. Tiene todas las características de los cuentos tradicionales: un hombre rico sin nombre y un hombre pobre con un nombre querido como Lázaro, con perros lamiendo sus llagas, en el “vientre de Abraham” como el cielo, y el “Hades” pagano como el infierno, y luego Abraham gritando respuestas a través de “un abismo inmenso que nadie puede cruzar.”

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Este es el clásico “tema inverso” que es tan común en la literatura del mundo y en las Escrituras. El mayor pecado del hombre rico parece ser que ni siquiera se da cuenta del problema o del otro hombre. Está ciego y no es consciente del dolor del mundo, mientras “banqueteaba espléndidamente cada día.”

Y la respuesta que Abraham le da es ésta: “¿Si no lo entendiste en ese lado del abismo de la vida y la muerte, cómo es que lo vas a entender de este lado?”. Se presenta claramente ahí la continuidad de este mundo con el siguiente. O como algunos de nuestros santos han dicho: “¡Nadie se va a asombrar en la eternidad!”. Todos recibiremos exactamente lo que nuestra vida dice que en verdad queremos y deseamos: el amor es siempre un tormento para los que odian, y un tormento final es imposible para los que aman.

Lectura del día “Pero el rico replicó: ‘No, padre Abraham. Si un muerto va a decírselo, entonces sí se arrepentirán’. Abraham repuso: ‘Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso, ni aunque resucite un muerto.’”

Lucas 16,30-31 Oración de partida “Dios de la vida y la muerte, ayúdame a escoger la vida ahora, ayúdame a reconocer el amor ahora, ayúdame a ver al pobre en nuestro mundo que añora comer las migajas que caen de mi mesa.”

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VIERNES DE LA SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA

¡No tengas tanto miedo de que te tiren a la fosa!

Génesis 37,3-4.12-13.17-28; Mateo 21,33-43.45-46 Sé que cualquier tipo de derrota o humillación no es aceptable en la cultura estadounidense, pero es por seguro la manera bíblica. Ahí, el modelo es bastante claro, y no puedes ascender hasta que no hayas descendido. Solamente nuestro acérrimo prejuicio cultural, o nuestra ceguera culpable, pudo habernos permitido pasar por alto este tema central bíblico que está a simple vista por todos lados. Los ejemplos de la Sagrada Escritura son demasiados para enumerar, concluyendo por supuesto con el mismo Jesús en su Crucifixión y Resurrección.

En la Primera Lectura tenemos la primera parte de la bella saga de José, cuando sus hermanos, por los clásicos celos y rivalidad entre hermanos, lo arrojan a la cisterna, y luego lo venden como esclavo para así mitigar alguna culpa en vez de matarlo. Como siempre, se utiliza una “diferencia creada” para justificar el crimen, así que lo descartan como ¡solo un “soñador”! Poco saben que estos sueños serán los que un día los liberen.

Después tenemos algo como una alegoría ideada, que a veces es llamada “la codicia del peón.” Ella está siempre caracterizada por lo que yo llamaría un espíritu de rechazo. El peón simplemente necesita ser 55

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antagónico y se opone a todo. “Golpea, apedrea, y mata” a todos, y parece ser que en los versos finales Jesús dirige esta parábola a las autoridades religiosas. La energía de oposición no sabe a favor de quién está, únicamente sabe a quién se opone. Es una especie de triste substituta de una gran visión, sin embargo la gente negativa se alimenta de ella.

Este “espíritu de rechazo” es lo que mata a Jesús, según la cita tomada del Salmo 118 al final del pasaje. Vamos a citarla en su totalidad, pues Jesús la toma mucho en cuenta, y también nos damos cuenta que igualmente se aplica a José en las Escrituras hebreas: Lectura del día “‘¿No han leído nunca en la Escritura: La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra del Señor y es un prodigio admirable?’ Por esta razón les digo que les será quitado a ustedes el Reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos.”

Mateo 21,42-43 Oración de partida “Dios paciente, ¿es en verdad posible que tantos podamos estar tan equivocados? ¿Por qué preferimos a los ganadores más que a los perdedores, cuando tú claramente fuiste uno de los ‘perdedores’ y siempre estuviste del lado de ellos?”

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SÁBADO DE LA SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA

¡No hay nada mejor!

Miqueas 7,14-15.18-20; Lucas 15,1-3.11-32 Son pasajes como éste del profeta Miqueas que nos revelan lo mucho que Jesús era judío, conocía las Escrituras hebreas y estaba profundamente formado por ellas. Si no comprendemos a fondo este hecho, entonces trataremos de conocer el texto humano (Jesús) fuera del contexto (judaísmo después del exilio) claro y pleno. En ese caso el mensaje no es ni claro ni convincente.

Qué dramático y seductor es el comentario de Miqueas acerca de su Dios “que quita la iniquidad, se complace en ser misericordioso y nuevamente tiene compasión de nosotros, sepulta nuestras culpas y arroja nuestros pecados a las profundidades del mar.” ¿Qué clase de experiencia de Dios permitió a un profeta campesino decir tales cosas bajo su propia autoridad y ocho siglos antes de que Jesús dijera casi lo mismo? Debes saber que esto cambió todo y es verdaderamente asombroso.

Esto nos lleva al punto más sobresaliente de toda la enseñanza de Jesús, el Evangelio de hoy: el relato que extrañamente llamamos “El Hijo Pródigo,” cuando en verdad es mucho más sobre ¡“El Padre Prodigioso,” el cual parece amar hasta el exceso! Todos los eruditos parecen estar de acuerdo en que esta historia representa perfectamente 57

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la imagen activa que opera en Jesús de su experiencia personal de Dios.

Francamente, si esto es verdad, todo cambia, así que aquí vamos a citar los pasajes centrales: Lectura del día “Estaba todavía lejos, cuando su padre lo vio y se enterneció profundamente. Corrió hacia él, y echándole los brazos al cuello, lo cubrió de besos… ‘¡Pronto! traigan la túnica más rica y vístansela; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies; traigan el becerro gordo y mátenlo. Comamos y hagamos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado’. Y empezó el banquete.”

Lucas 15,20-24 Oración de partida “¡Está bien, Dios bueno, si esto es verdad, entonces qué equivocado tenía todo hasta ahora! ¿Quién eres tú? ¿Y, quién soy yo?”

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TERCER DOMINGO DE CUARESMA

¡Si conociéramos el don de Dios!

Juan 4,5-42 A este Evangelio largo y verdaderamente místico de la mujer samaritana junto al pozo ya lo utilizaba la Iglesia en sus comienzos como preparación inmediata de los nuevos candidatos para el bautismo el Sábado Santo. Todos los elementos están aquí para quien los quiera tomar: la invitación, la revelación, el desarrollo de significado en varios planos: la intimidad, la reciprocidad y la iluminación. Esta historia con múltiples dimensiones de seguro merece el nombre de nuestro tema general de una “espiral maravillosa” del donante, lo donado y el don.

Como casi siempre es el caso, la historia también es un tema al revés (¿quién da a quién?), un mal entendido en el primer nivel, un bache ético en el camino y una conversación más profunda, todo esto para llevar al lector sincero a la necesidad de buscar y cuestionar, lo cual es exactamente lo que deberíamos querer en todos los cristianos principiantes. En realidad, este texto podría utilizarse para ejemplificar un acercamiento no fundamentalista a la Sagrada Escritura, pues Jesús lleva a la mujer más allá de su primera comprensión literal hacia una compresión interior y espiritual de lo que realmente está sucediendo.

Es más, usa este momento para llevarnos a una comprensión 59

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interreligiosa: “Dios es espíritu, y los que lo adoran deben adorarlo en espíritu y en verdad” (4,24).

La historia ejemplifica la falta de interés que Jesús tiene por la cultura religiosa y el “sectarismo” de su tiempo. Él no solo habla con una mujer extraña (para escándalo de sus discípulos), sino muestra que la verdad que reclaman ambos grupos, judíos y samaritanos, no le interesa a Dios al final: “Llega la hora en que ustedes adorarán al Padre, pero ya no será en este cerro o en Jerusalén… los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad” (4,21.23), lo repite dos veces, y la segunda vez con más vehemencia (4,24). Es realmente asombroso, y uno se pregunta cómo es que continuamos defendiendo tales divisiones artificiales hasta este día, dada esta declaración.

Claro, la clave está en que a menos que conozcas el Espíritu, sobre quien Jesús dice es “el agua que yo le daré se convertirá en él en un chorro que salta hasta la vida eterna” (4,14), toda la estructura se derrumba. Si no hemos hecho contacto con el Espíritu Manantial de Agua, siempre nos definiremos con cosas no esenciales y accidentes culturales y formas y fórmulas externas.

Y después Jesús la guía hacia una visión final, de gran alcance y muchas veces desapercibida: Levanten la vista y miren los campos: ya están amarillentos para la siega. El segador ya recibe su paga y junta el grano para la vida eterna, y con esto el sembrador también participa en la alegría del segador” (4,35-36). Puedes escuchar el entusiasmo de Jesús al ver las posibilidades. ¿Por qué? En parte porque ¡ya está 60

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sucediendo ahora! La palabra “ya” o “ahora” se utilizan varias veces en este pasaje, y las palabras “sembrador y segador” no distinguen la noción del tiempo entre acción y recompensa. El sembrar es ya la recompensa.

También se podría decir que él es el segador y ella es la sembradora, y sea lo que sea que está sucediendo, está sucediendo ahora mismo. ¡Él ha dado un salto más allá de todos los límites de tiempo, moralidad y religión para anunciar una victoria universal y gratuita de Dios y para la humanidad que sucede en el tiempo presente (bastante claro en los versos 36-38)! Esto es realmente algo fabuloso, algo que aún podría reformar las divisiones y pequeñeces cristianas, o cualquier noción del Evangelio basada en un sistema de premios/castigos que acontece después de la muerte.

Lectura del día Lee la historia completa de la mujer Samaritana (Juan 4,5-42) en tu Biblia preferida.

Oración de partida “Dios de Espíritu y Verdad, expande mi mente, pero aun más mi corazón para recibir la gran y universal buena nueva. Sé que no hay cambio de corazón que ocurra sin cambio de la mente, y no hay cambio de la mente que ocurra sin un cambio de corazón. ¡Ayúdame a arrancar en uno de estos dos lugares!”

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LUNES DE LA TERCERA SEMANA DE CUARESMA

¿Por qué es mi grupo siempre mejor que tu grupo?

2 Reyes 5,1-15b; Lucas 4,24-30 Nuevamente vamos a exponernos a dos lecturas que completamente debilitan nuestra tendencia natural al “grupismo” –dos lecturas que se ríen de nuestra falta de voluntad de incluso permitir a Dios vivir fuera de nuestras suposiciones, nuestras tribus y nuestras definiciones. El punto es tan claro en ambas lecturas que uno se asombra de cómo es posible que lo pudiéramos perder de vista.

La muy reveladora Primera Lectura de 2 Reyes nos pone todas las típicas situaciones conflictivas (léase “reveladoras”). Vamos a enumerarlas aquí, y pienso que podrás sacar tu propia conclusión: Ahí está Naamán, el comandante sirio, un leproso y no judío. Una joven esclava en la que se puede ver dónde se encuentra el poder espiritual y ese ha de ser hallado más allá de sus fronteras. Naamán quiere la sanación, pero piensa que el dinero y su importancia la pueden comprar (más adelante, en los versículos 16-19, vemos que Eliseo no aceptará nada).

Naamán va a la puerta del profeta Eliseo, pero se ofende al ver que el profeta no sale a su encuentro y se siente insultado al escuchar la sugerencia del profeta de irse a lavar en las aguas milagrosas del Jordán 62

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en vez de las aguas de sus ríos sagrados en Siria. Son los siervos de Naamán quienes tienen que convencerlo para que lo haga. Finalmente, él queda totalmente limpio y sanado de su lepra, ¡pero casi todo esto a pesar de él! Mira nada más cómo se evade la “gracia maravillosa.” Mira cómo alguien es sanado mientras pasa por alto todas las invitaciones y promesas. ¡Naamán es totalmente una víctima de la gracia! Ella lo escoge; él realmente nunca la escoge. Él vive dentro de un mundo de respetabilidad y muy predecible, igual que muchos de nosotros. Sin embargo, Dios muy humilde, aun así actúa.

Y es esta historia a la cual Jesús se refiere para señalar a sus contemporáneos cómo es que el que pertenece al grupo muchas veces no ve la gracia, mientras el forastero la capta. Tanto así, que muchas veces Dios sólo puede dirigirse al forastero: “Ningún profeta es bien recibido en su patria,” dice él. Entonces señala que el profeta “Elías… fue enviado a una mujer [viuda] de Sarepta, en tierras de Sidón” (fuera de territorio judío). Hace más que insinuar que muchas veces es el forastero el que cruza las fronteras del prejuicio para recibir el regalo, mientras ustedes, muy presumidos, se quedan dentro de sus sinagogas.

El final es cierto. “Todos en la sinagoga se indignaron al escuchar estas palabras; se levantaron y lo empujaron fuera del pueblo, llevándolo hacia un barranco del cerro sobre el que está construido el pueblo, con intención de arrojarlo desde allí. Nosotros “mataremos a Dios” si él no es nuestro Dios, y no habla como nosotros, ni en el 63

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lenguaje de nuestro grupo. La religión que debería ser para la vida y la sanación del mundo muchas veces se ha convertido en muerte y vigilancia de fronteras de unos pocos.

Lecturas del día Nuevamente, dado que los pasajes completos señalan todos los puntos en conjunto, les pido que los lean en su Biblia o Leccionario.

Leer 2 Reyes 5,1-15 y Lucas 4,24-30 Oración de partida “Dios de Israel, Samaria, Sidón, y Siria, ¿son realmente todos el mismo Dios? ¿Puedo yo permitirte ser libre o debes tú guardar nuestras reglas y nuestra teología?”

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MARTES DE LA TERCERA SEMANA DE CUARESMA

¿Quién está en el horno ardiente y quién no?

Daniel 3,25.34-43; Mateo 18,21-35 La Primera Lectura de hoy tomada de Daniel es la oración de uno de los tres jóvenes en el horno ardiente, llamado Azarías (“Dios ayuda”) y seguramente representa la oración desesperada pero ferviente que podría caracterizar a cualquiera que esté “caminando en medio de las llamas del horno ardiente.” Apela a Dios para que cumpla con su parte de la relación de alianza, y lo hace con toda humildad, confesión de pecado, y rogando y esperando misericordia. Le pide al Señor que actúe siguiendo sus mejores instintos, y le asegura que ellos harán lo mismo y además “te seguiremos con todo nuestro corazón” desde ahora en adelante. Es una buena oración que nos dice lo que podemos esperar de este Dios de Israel. Ellos están en el horno pero, “el fuego no les causó daño ni molestia alguna; ni siquiera los tocó” (3,50).

El tema continúa desarrollándose en la historia alegórica de este Evangelio que solo se encuentra en Mateo. Comúnmente, se la llama “la parábola del deudor que no perdona,” la cual lo describe bastante bien. Como sucede en un gran número de parábolas, la pregunta inicial y la frase última revelan el punto central. Esta comienza con Pedro preguntando: “¿Cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano [o 65

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hermana]?” y Jesús responde que debe perdonar “¡setenta veces siete!”

En medio de la historia, el Rey “se conmovió y tuvo compasión” y le cancela al sirviente toda la deuda, la cual vendría siendo de ¡nueve millones de dólares! La parábola termina con una invitación en una frase: “Cada uno de ustedes debe perdonar a su hermano [o hermana] ¡de corazón!”. Esto es lo que el Rey/Dios acaba de hacer.

El deudor codicioso y egoísta, al cual se le deben solo quince dólares, estrangula a su compañero sirviente, ignora sus intentos y promesas, y lo avienta a la prisión (como si esto ayudara a alguien). Y en su intento de encarcelar al otro, él mismo termina siendo “torturado” y encarcelado. Esta es una clásica historia de sabiduría del Medio Oriente. Es una misericordiosa declaración de lo que siempre podemos esperar de Dios y, a la vez, una advertencia sincera de cómo el rehusar perdonar ¡verdaderamente destruye y encarcela al mismo que se rehúsa!

En esta historia fácil de entender, Jesús nos invita a todos a entrar en el amor “de corazón” sin sentido de Dios, la cual es la frase staccato final.

La relación que yo hago entre las dos lecturas es que el orar para perdonar heridas graves es como el orar dentro de un horno ardiente y, si no rezas para ser liberado de un corazón que no perdona, tú ciertamente continuarás quemándote. Algunas veces, solo Dios puede liberarte de ese horno.

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Lecturas del día “Trátanos según tu clemencia y tu abundante misericordia. Sálvanos con tus prodigios y da gloria a tu nombre.”

Daniel 3,42-43 “¿No debías tú también haber tenido compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”

Mateo 18,33 Oración de partida “Dios de Compasión, Madre y Padre de toda Misericordia, no permitas que nos avergoncemos, o que sintamos vergüenza de la maravilla de tu nombre, viviendo fuera de la maravillosa espiral de tu perdón y misericordia.”

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MIÉRCOLES DE LA TERCERA SEMANA DE CUARESMA

Los buenos recipientes son necesarios Deuteronomio 4,1.5-9; Mateo 5,17-19 La lección que quisiera ofrecer aquí es una de las más valiosas, pero una de las más difíciles de comunicar al pueblo moderno y posmoderno de Occidente. Somos todos descendientes de las revoluciones francesa y americana, las cuales no valoraban mucho los “viejos” recipientes o ser “contenidos” en cualquier cosa. Los norteamericanos le llaman “libertad,” pero vamos a ver cómo Jesús argumenta a favor de una libertad más antigua y bíblica que una simple libertad de puras restricciones.

Dios es cómo un cable eléctrico. Te quemas si haces contacto directo, y te quemas si supones que has hecho un contacto directo. Estoy hablando en forma mitológica y psicológica, donde el modelo es bastante claro y frecuentemente se repite. Las cárceles y los hospitales psiquiátricos están llenos de personas que hablan directamente con Dios, y de la misma forma, igual están muchas iglesias.

Mientras que Moisés alaba efusivamente los “mandatos y preceptos” que deben “ponerse en práctica,” y que no deben dejar que “se aparten de tu corazón en todos los días de tu vida y transmitírselos a tus hijos y a los hijos de tus hijos,” nosotros que hemos sido educados y somos progresivos simplemente los descartamos y esperamos la siguiente 68

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lectura. Pero después tenemos a Jesús, que rara vez se equivoca, aunque “puede ser” que aquí lo haga, diciendo que él no tiene ninguna intención de “abolir la ley, ni la más pequeña letra o coma de la ley” –“hasta que su propósito se haya logrado.” ¿Qué está sucediendo aquí?

No estamos interesados en volver atrás a nociones represivas y estrechas de la religión, ¿o lo estamos? Quizá esto pueda ayudar: Los Contenidos Importantes deben ser vertidos en pequeñas cisternas. Realmente no hay otra forma, pues de no ser así nos inflamos completamente y destruimos la psique y el alma humana. Solamente una persona o cultura demasiado orgullosa, es la que puede pensar lo contrario. Solamente puedes comprender los Contenidos Importantes poco a poco, en etapas y dosis, si estás ya preparado y hayas llegado a planos más profundos. ¡De otra forma, siempre te quemarás! Las leyes, dogmas, “mandatos y preceptos” e inclusive instituciones, son pequeñas cisternas, las cuales te mantienen quieto y batallando en un lugar, hasta que puedas ir más profundo, ¡y entonces comprenderás lo que realmente significan!

O como dice Jesús, “Hasta que hayan cumplido su propósito” (en otra traducción, “hasta que se cumpla hasta la más pequeña letra”).

Jesús sabe que las leyes y dogmas no son metas ni fines en sí mismos, y él no está de acuerdo con mucho de la religión inmadura, pero son necesariamente el punto de partida y el recipiente, y uno invariablemente lo sabrá después –¡hasta que todo se haya cumplido!– 69

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y después de las batallas necesarias. Las Grandes Cosas no van a caer en tu regazo inmediatamente, pues de serlo así no serían Grandes Cosas.

Pon atención en la palabra hasta. Llega un punto donde las muchas estructuras y verbalizaciones pierden su importancia, y dejan de ser beneficiosas. Como dice Pablo más adelante, solo son “acompañantes” (Gálatas 3,24). Yo les llamo “ruedas de entrenamiento.” Las diferentes clases de estructuras son odres para vino, pero no son el vino. Son la levadura, pero no la masa. Son el primer recipiente, pero no el contenido final.

Sin embargo, sin recipientes invariablemente perderemos los contenidos esenciales.

Lecturas del día “¿Cuál es la gran nación cuyos mandatos y preceptos sean tan justos como toda esta ley que ahora les doy?”

Deuteronomio 4,8 “No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley.”

Mateo 5,17-18 Oración de partida “Dios de la Ley y Dios del Amor, ayúdame a arrancar, tómame con fuerza, y también mantenme en la dirección correcta, la cual es siempre hacia Ti.” 70

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JUEVES DE LA TERCERA SEMANA DE CUARESMA

Expulsando demonios con demonios mejor disfrazados Jeremías 7,23–28; Lucas 11,14–23 Generalmente nosotros les indicamos a los demás cómo respondernos y Jeremías en la Primera Lectura está poniendo el escenario para que él, el pueblo y el Señor den una respuesta negativa. Al ponerse en contra “del diablo,” Jeremías se convierte en un tipo de diablo. Él condena, teme, y dispersa. Es un profeta dividido en este momento. Seguramente esto es lo que más adelante Pablo se refiere al decir: “La profecía es imperfecta” (1 Corintios 13,9). Jeremías finalmente madura, pero aún falta un poco más de sufrimiento y fracaso para refinar a este “profeta reacio,” y también faltan muchas más derrotas en el resto de la vida de Jeremías.

En el Evangelio de Lucas, Jesús lleva este mensaje un poco más allá. Él está haciendo el bien expulsando un demonio de un hombre mudo.

Uno pensaría que esto haría que las multitudes se alegraran, pero en vez lo acusan de haber sido o ser, un demonio. Cuando tratas de luchar contra el mal, invariablemente se te acusa de hacer el mal. ¿No es esto interesante? Y extraño. Lee Historia, especialmente las vidas de los que buscan la justicia, denuncian injusticias y trabajan por la paz. De hecho, 71

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quizá esto es lo que le está sucediendo a Jeremías, y lo que lo mantiene en un rincón a la defensiva.

De cualquier forma, este es un texto confuso, Jesús se define a sí mismo de varias maneras como alguien “no dividido,” “Alguien Más Fuerte,” “el dedo de Dios,” “el Reino de Dios” y finalmente como “uno que reúne.” Él habla desde su identidad interior y desde su centro. Él habla desde un lugar “no-dualista,” su estado de unión con Dios y su conexión real con la situación.

Sin embargo, fíjense que esta no es una historia de “Miren lo que yo puedo hacer.” Jesús dice que ¡nosotros podemos “estar con él” en la misma forma! (versículo 23). Siempre nos invita a compartir con él en su victoria. Las personas completas crean personas completas. Las personas divididas no sanan a nadie, solo desparraman pues están “dispersas” e incompletas. Ellas perpetúan el problema. Sus motivos, sus lealtades, su identidad y sus emociones están por todos lados. La palabra diablo en griego es diábolos, lo cual significa roto o dividido, literalmente “desperdigado.”

Jesús reúne y sana porque él es uno consigo mismo, uno con Dios, e inclusive uno con el dolor del hombre que no puede hablar. Incluso quiere ser uno con la multitud. Sin embargo, como se podría predecir, su plenitud acaba por dividir a Jesús “el que reúne,” de aquellos que están “dispersos,” además lo acusan de su falta propia, la cual es, “ser un demonio.” Por alguna razón, los presumidos se sienten amenazados por 72

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cualquiera que vaya más allá en el trayecto, que ellos mismos. Cuando realmente luches contra el mal verdadero, invariablemente te acusarán de ser malo. Sin embargo, si te separas de las pequeñas “impurezas” sociales, casi todos estarán de acuerdo y estarán contigo. Podrás ver por qué necesitamos un discernimiento profundo y una verdadera sabiduría cuando se trata de hacerle la batalla al mal.

Lectura del día “Apenas salió el demonio, habló el mudo y la multitud quedó maravillada. Unos decían, ‘Este expulsa demonios con el poder de Satanás, el príncipe de los demonios’… Jesús dijo, ‘Si [un hombre] más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.’”

Lucas 11,14–15.22–23 Oración de partida “Dios Guerrero, Cristo Crucificado, enséñame cómo realmente se vence el mal. No permitas que sea yo parte del problema, sino que sea yo el principio mismo de la respuesta.”

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VIERNES DEL LA TERCERA SEMANA DE CUARESMA

Los dos amores no están separados Oseas 14,2-10; Marcos 12,28-34 La Primera Lectura es la conclusión de los escritos del profeta Oseas. El enseñó una íntima, duradera y tierna relación con el Señor, después de él mismo haber conocido la fidelidad de Dios. Él estaba construyendo en los ciclos de dar y recibir, fidelidad e infidelidad de su esposa Gomer, la prostituta –¡con quien Dios le dijo que se casara! Su esposa se convirtió en la imagen del alma frente a Dios. Piensa en eso por un momento. El hecho de conocer la biografía de Oseas te permitirá leer el texto con más empatía y un mayor impacto. “Yo siempre sanaré tu deslealtad. Yo te amaré libremente con todo mi corazón,” dice el Señor, y es así como Oseas llega a amar a Gomer. No estamos seguros qué vino primero, el amor fiel de Dios a Oseas o el amor misericordioso de Oseas por Gomer.

En el convincente Evangelio de hoy, Jesús está armando lo que él ve como la cumbre y el resumen de su propia enseñanza judía (de Deuteronomio hasta Levítico), y puede ser que además esté haciendo eco al famoso rabí, Hillel, que era su contemporáneo. Hillel le dijo a un súper entusiasta joven estudiante rabínico en Judea: “Lo que odies no se lo hagas a nadie. Esta es toda la Ley. Todo lo demás es solo un comentario.

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¡Ahora ve y aprende eso!”. Uno se pregunta si no deberíamos citar a ambos Hillel y Jesús a los súper entusiastas estudiantes de teología y seminaristas de todas las religiones, ¡aun hoy día!

Aquí, el mensaje nuevo es que Jesús ¡combina la cita de Deuteronomio con la cita de Levítico! El escriba le ha preguntado por el “primero y más importante” mandamiento, y Jesús le da dos mandamientos ¡como si fueran uno! Él relaciona dos pasajes disímiles y hace de ellos uno y el mismo, amor a Dios y amor al prójimo: “¡No hay mandamiento mayor que estos!”. Mateo lo dice aun más explícitamente: “¡Y el segundo es como el primero! En estos dos mandamientos se basan toda la ley y los profetas” (22,39-40). El amor de Oseas hacia Gomer y su amor a Dios es uno y el mismo amor. El amor de Dios hacia Gomer y hacia Oseas es uno y el mismo amor. Si realmente es Amor, es siempre Uno. Felizmente, tenemos aquí un estudiante iluminado en la versión de Marcos, el cual no sólo afirma completamente la enseñanza de Jesús pero también añade: “Este es mucho más importante que cualquier holocausto o sacrificio por el pecado.” Cuando lo han entrenado a uno en una ‘teología del templo’ o en el ‘sacerdocio’ como profesión, esto es aun más asombroso y raro. Fíjense en la poderosa afirmación de tal ‘percepción’ o ‘sabiduría’ más allá de sus años: Joven, “¡No estás lejos del Reino de Dios!”. El pasaje termina con la multitud en completo silencio ante tal claridad y simplicidad.

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Lecturas del día “Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que éstos.”

Marcos 12,29-31 Oración de partida “Dios que eres Uno, Tú haces de todas las cosas una, hasta mi corazón, e inclusive me haces uno con el corazón de los demás, y más increíble aún, me haces uno con el tuyo.”

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SÁBADO DE LA TERCERA SEMANA DE CUARESMA

La ilusión de “sacrificio” Oseas 6,1-6; Lucas 18,9-14 Jesús mismo cita dos veces este pasaje de Oseas en el Evangelio según San Mateo, ambas para defenderse a sí mismo de aquellos “santurrones” que se sienten más santos que los demás: “Lo que Dios quiere es personas misericordiosas, no sacrificios heroicos, Dios quiere que conozcas íntimamente cómo trabaja el amor, y entonces tu podrás omitir tus gestos de autosacrificio” (parafraseo mío según las descripciones propias de Oseas en 2,21ss y 8,11ss).

Jesús populariza esta frase medio olvidada en Oseas para defenderse de aquellos que lo criticaban por juntarse con pecadores (Mateo 9,13), y también para defenderse y defender a sus discípulos por no guardar el Sábado y alimentarse a sí mismos (Mateo 12,7).

En ambos casos lo precede con este fuerte imperativo o ruego: “Vayan y aprendan el significado de estas palabras,” o “Si tan sólo comprendieran el significado de estas palabras.” Bueno, pues todavía es muy importante que aprendamos el significado de estas palabras porque hay mucho en la religión que no lo ha hecho. Si podemos entender esto, entonces el Evangelio del publicano y el fariseo se 77

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explicará a sí mismo con rapidez, y entonces verás que Jesús era un maestro astuto, siglos antes de la psicología moderna.

El fariseo es el típico que hace “sacrificios” heroicos. La gente no se da cuenta de que este gesto en gran parte solo alimenta el ego y el propio sentido del “yo,” mucho más que cualquier otra cosa. Dios no lo necesita. Tú lo necesitas. El sacrificio es un intento inconsciente de controlar a Dios, pero Él funciona mucho mejor sin nuestro control.

“Yo ayuno dos veces por semana, pago mi diezmo de todo lo que poseo.

Yo no soy como el resto de la gente,” dice él. Parece ser que tú le das a Dios, a tu país, a tu iglesia, tu equipo y así, pues todos seguramente te admirarán.

Los beneficios sociales inflan tanto al ego, que no parece que haya mucha probabilidad de que disminuya en poco tiempo la manera de pensar que dice ‘por Dios y por mi país’. El sacrificio es a veces necesario en la vida para ayudar a los demás, pero muchas veces es un intento de mejorar nuestra imagen al buscar distinguirnos de los demás. Nota sus palabras: “Te doy gracias, Dios, porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos y adúlteros.” ¿Puede acaso el mensaje ser más claro?

Nuestro amigo recaudador de impuestos aparentemente “fue y aprendió el significado de estas palabras” pues a distancia con la cabeza baja “Lo único que hacía era golpearse el pecho diciendo, ‘Dios mío, apiádate de mí, que soy un pecador.’” Y después Jesús pronuncia su 78

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sorpresiva conclusión, que aún hoy continúa siendo sorprendente: “Créanme, este hombre volvió a su casa del templo justificado delante de Dios, pero el otro no.” Yo espero que tú hayas observado cómo ¡Jesús nunca se molesta con los pecadores! Él solamente se molesta con aquellos que no creen que son pecadores. El fariseo es un hombre que es santo ante el público pero no es para nada santo en verdad. El recaudador de impuestos es un pecador público, con ningún crédito a su nombre, pero termina al final siendo santo.

Lecturas del día “Porque yo quiero misericordia y no sacrificios, conocimiento de Dios, más que holocaustos.”

Oseas 6,6 “Jesús dijo esta parábola sobre algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás: Dos hombres subieron al templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano.”

Lucas 18,9-10 Oración de partida “Dios misericordioso, todo lo que tengo te doy, y lo único que Tú quieres es quién realmente soy. Esta pequeña mujer o este pequeño hombre que soy, ahora te devuelve a Ti, mi único y verdadero yo.”

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CUARTO DOMINGO DE CUARESMA

La luz es para ver correctamente 1 Samuel 16,1b.6-7.10-13a; Efesios 5,8-14; Juan 9,1-41 Ahora que los días santos se aproximan, este domingo del “Segundo Escrutinio” de los catecúmenos giró alrededor del tema de la luz y de realmente ver las cosas. Este problema está en el corazón de lo que los antiguos consideraban como el “sentido trágico de la vida.” Nuestra falta de autoconocimiento y de sabiduría nos llevan a hacer cosas muy tontas y auto-destructivas. Los humanos no podemos ver muy bien nuestra propia verdad, y tampoco podemos ver muy bien la realidad. Todos tenemos nuestros errores trágicos y nuestros puntos ciegos. Los humanos siempre necesitamos más “luz” o iluminación acerca de nosotros mismos y acerca del misterio infinito de Dios.

En la Primera Lectura, el profeta Samuel puede ver lo que ni el padre de David, Jesé, pudo ver: que este hijo menor de pequeña estatura, que había quedado cuidando del rebaño, era el escogido. “Los humanos solo ven apariencias, pero Dios ve el corazón,” le dijo Dios a Samuel. En la Segunda Lectura de Efesios, el texto nos anima a examinar con mucho esmero nuestra conducta y a portarnos como hijos de la luz. Se animó a los catecúmenos a hacer sin temor ‘un inventario moral’, como dirían los programas de recuperación actuales. Debemos sacar a la luz 80

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nuestras vergüenzas y contradicciones o ellas nos matarán por dentro.

Finalmente, la dramática lectura del Evangelio habla de un hombre ciego de nacimiento. Algunos piensan que esta lectura realmente se representaba en el presbiterio, por la cantidad de papeles bien definidos, personajes y líneas dramáticas. Aquí solo podemos tocar la superficie, pero espero que sea suficiente para llevarte a mirar más hondo. Permíteme enumerar rápidamente los temas centrales y así no los pasarás por alto: El “hombre ciego de nacimiento” nos representa a todos nosotros al comienzo del camino de nuestra vida.

El juego moral de “echarle la culpa a alguien” por el sufrimiento humano es una pérdida de tiempo.

El hombre ni siquiera pide ser curado. Se le ofrece y se le da curación.

Muchas veces las autoridades religiosas están más interesadas en mantener el control y en la teología correcta que en realmente curar a la gente. En la historia las vemos como personas muy cerradas que no sienten amor.

Mucha gente saca conclusiones espirituales antes de evaluar los hechos que tienen en frente. Puesto que lo han definido como “pecador,” carece de credibilidad para esta gente.

La fe en Jesús y el amor son posteriores al hecho, posteriores a la curación. La fe o la motivación perfectas no siempre son un requisito 81

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esencial para la acción de Dios. A veces Dios hace cosas para sus propósitos.

La espiritualidad consiste en ver. El Pecado nos ciega o, como dice San Gregorio Nacianceno: “Pecado es negarse a crecer.”

El que sabe poco, aprende mucho (lo que llamamos “mente de principiante”) y quienes creen tener todas las respuestas, no aprenden nada.

Lecturas del día “No sé si [Jesús] es pecador o no; sólo sé esto, que antes estaba ciego, y ahora veo.”

Juan 9,25 “He venido a este mundo a dividirlo, para que los ciegos vean, y para revelarle a aquellos que creen verlo todo, que son ciegos.”

Juan 9,39 Oración de partida “Dios de toda Luz y Verdad, asegúrate de que yo no sea ciego.

Mantenme humilde y honesto, eso será trabajo suficiente para Ti.”

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LUNES DE LA CUARTA SEMANA DE CUARESMA

¿Podría la inclusión ser lo “nuevo”?

Isaías 65,17-21, Juan 4,43-54 No hay una relación clara ni evidente entre las dos lecturas de hoy, solo oportunidades para que el lector y el que predica establezcan las relaciones. Vamos a intentar establecer una. La mayoría suele pensar que los profetas “predicen” el futuro. Esto es verdad, pero también es erróneo. Eso no es el punto ahora. Los profetas ven los patrones de las cosas; ven lo que siempre será cierto. Los profetas como Isaías saben cómo Dios actúa, y lo saben viendo y escuchando, y no tienen dudas sobre las “meta-narraciones,” la Verdadera Historia que siempre se cumple dentro de nuestras pequeñas historias. Uno de los patrones es que el mensaje de Dios siempre se amplía y se hace más universal, a pesar de nuestros intentos de limitarlo.

Por lo tanto, cuando el tercer Isaías dice que el Señor creó un “cielo nuevo y una tierra nueva” y habrá “gozo” y “perpetua alegría,” y no habrá más “llanto ni lágrimas,” o la prolongación de la vida de un hombre, no está hablando de particulares sino de conceptos universales, de las cosas que siempre son y serán ciertas en todas partes.

Parece ser que los pueblos antiguos tenían un sentido más amplio de la 83

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historia y de la verdad que nosotros. Quizás sólo eran más pacientes para ver como se desenvolvían los patrones.

Por lo tanto, cuando Jesús regresa a Galilea, la primera novedad es que se encuentra con un “funcionario del emperador” que quiere un milagro para su hijo moribundo. Ahora bien, que un no-judío de la nobleza confíe en un sanador itinerante judío sin ninguna credencial, es ciertamente una novedad. El funcionario confía en la sola palabra de Jesús, sin tener ninguna evidencia a mano y, al regresar a su hogar, su llanto se transformó en alegría. Este es uno de los pocos ejemplos de curación “no-local” en el ministerio de Jesús. No hay mención alguna de una lista de control sobre las creencias, ningún examen de lealtad, ninguna pregunta acerca de si el funcionario está en su primer matrimonio o de si ha confesado sus pecados. Lo que hace Jesús parece un tanto irresponsable.

Toda la historia parece ilustrar la primera oración: “Un profeta no es bien considerado en su propia patria” (Juan 4,44), los cuales, parece ser, suelen hacer las preguntas equivocadas. Como es de esperar en el Evangelio, el “forastero” es el que invariablemente “comprende,” mientras que los “locales” seguirán peleando contra él, defendiendo sus pequeñas verdades. El círculo de la revelación bíblica sigue ampliándose para crear esa “nueva tierra” de la que hablaba Isaías y, en menos de un siglo, habrá un pueblo que se comenzará a llamar católico o universal. ¡Aquí vienen todos! Uno se pregunta cómo fue que 84

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pudimos hacer de la religión un sistema de exclusión cuando la gran mayoría de las curaciones de Jesús parecen beneficiar a los que han sido excluidos e incluso a los que son indignos.

Lecturas del día “Voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva; ya no recordaré lo pasado, lo olvidaré de corazón. Se llenarán ustedes de gozo y de perpetua alegría por lo que voy a crear.”

Isaías 65,17-18 “Aquel hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino… y creyó con todos en su casa.”

Juan 4,50.53 Oración de partida “Dios de todos los nombres y de todo amor, dame un corazón que incluya todo lo que Tú estás dispuesto a incluir, que perdone todo lo que tan fácilmente Tú perdonas, y que se una a Ti para hacer algo realmente “nuevo” en la Tierra.”

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MARTES DE LA CUARTA SEMANA DE CUARESMA

El alma necesita imágenes y reflejos de sí para ‘conocer’ las cosas Ezequiel 47,1-9.12; Juan 5,1-16 Las vidas humanas están hechas de momentos, incidentes, sucesos y acontecimientos que se convierten en anécdotas, algunos de los cuales generalizamos y convertimos en ‘sistemas de fe’. El arte, las fotos, las biografías, las metáforas y las historias tienen la capacidad de lograr esto de una forma muy rápida y profunda. Conmueven y ordenan el inconsciente mucho mejor que los conceptos. Una vez que conjugamos nuestras variadas experiencias en una ‘imagen’, ésta tiene mucho más poder para curarnos, herirnos o al menos cambiarnos. La Biblia, por supuesto, intenta presentarnos historias e imágenes sanadoras que nos permiten reconfigurar nuestra vida en Dios y en la verdad.

Una de esas profundas metáforas sanadoras es el agua, como vemos en ambas lecturas hoy. Ezequiel presenta la corriente de agua por todos los lados del templo como la fuente de la vida y fertilidad infinita: todas las criaturas, los peces y los árboles darán “fruto comestible y hojas medicinales.” ¡Qué excelente imagen de la abundancia Divina y del florecer universal que deriva de ella!

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En el Evangelio según San Juan vemos otra imagen del agua fructífera y sanadora, apropiadamente llamada Betesda o “el hogar de la misericordia.” Ahora las aguas sanadoras burbujean, un hogar de misericordia sin dudas, pero hay un hombre que ¡no hace uso de ellas!

Está paralizado en cuerpo y espíritu. Éste es el verdadero “pecado” del que necesita ser sanado. Se está haciendo la víctima: “No tengo a nadie que me meta en la piscina. Cuando yo llego, otro se me ha adelantado.” ¡Y ha estado diciendo lo mismo durante treinta y ocho años!

Entonces, Jesús le ordena que se levante, que tome su camilla y ande.

Jesús le refleja a este hombre su mejor ‘yo’, le da confianza y le devuelve su autonomía, le da su “imagen” y, le devuelve su ser al darle Él su ser. Así es como debe ser, porque todos nos comenzamos a ver como los demás nos ven (para bien o para mal). Con Jesús, siempre es para bien, pero ver un reflejo tan perfecto conlleva una relación y una responsabilidad adicionales.

Jesús le advierte al hombre que no regrese a su parálisis: “para que no te pase algo peor.” Esta ‘restauración regresiva de la antigua imagen’ es un patrón muy común cuando somos enviados a mundos nuevos y riesgosos donde tenemos que hacernos responsables de nosotros mismos, donde tenemos que enfrentar con valentía nuestra propia vida y ponernos de pie. Hay pocos guías honestos, como Jesús, en este aspecto. La mayoría te dirá “cuídate mucho” y te dará una palmadita en tu falso yo. Jesús nunca hace eso.

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Esta restauración regresiva de la antigua imagen es común en los individuos y también en las instituciones, como vemos continuamente en nuestro país, grupo social y, lo que es incluso más triste, en nuestras iglesias. Regresan a la nostalgia del pasado y a hacerse las víctimas en el futuro por falta de valentía o guía. Necesitamos imágenes curativas y gente valiente que reflejen lo mejor de nosotros. Es lo único que nos invitará a las aguas que fluyen del templo y a las aguas siempre burbujeantes de la misericordia divina. Muchos nunca se arriesgan y siguen siendo bebés espirituales aun pasados los “treinta y ocho años.”

Lecturas del día “Midió quinientos metros y me hizo pasar; el agua me daba a las rodillas. Midió quinientos más y me hizo cruzar; el agua me daba a la cintura.”

Ezequiel 47,4 “¿Quieres curarte?… Levántate, toma tu camilla y anda.”

Juan 5,7.9 Oración de partida “Oh Dios sanador, concédeme la valentía para seguir adelante y ayúdame a ver que mi pecado más profundo es quizás el no estar dispuesto a seguir creciendo.”

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MIÉRCOLES DE LA CUARTA SEMANA DE CUARESMA

El espejo de dos caras Isaías 49,8-15; Juan 5,17-30 La Primera Lectura es una de las más bellas en todo Isaías y sus metáforas hacen que algunos piensen que el segundo Isaías bien pudo haber sido una mujer.

Tiene una delicadez de expresión que se siente más como Juliana de Norwich o Teresa de Lisieux que como un profeta barbado. Invita a todos los prisioneros a que “salgan” y hace que los que están en la oscuridad se sientan seguros y “salgan a la luz.” Al final, estamos preparados para ser cargados por Dios a la manera de una madre que recuerda con “ternura” lo que una vez estuvo en su vientre.

Nuevamente en ambos textos, al igual que ayer, tenemos imágenes y reflejos sanadores.

Esto continúa en el Evangelio según San Juan. De hecho, aquí tenemos varios reflejos y una advertencia sobre un reflejo falso: (1) Jesús se siente reflejado por Dios: “Mi Padre no cesa nunca de trabajar; por eso yo trabajo también en todo tiempo” e incluso “se atreve a hablar de Dios como su Padre” y como un “igual,” lo que perturba profundamente el orden religioso. (2) Además, “el Hijo” nos refleja a nosotros los lectores y “da vida a los que quiere.” Él es un espejo de dos caras que refleja en ambas direcciones. (3) También vemos que Dios se 89

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niega a reflejarnos en forma negativa: “El Padre no juzga a nadie,” y el Hijo hace lo mismo y le permite al lector “pasar por alto el juicio” y “pasar de la muerte a la vida” ahora. El mensaje ha encontrado su espejo y da en el blanco. El reflejo transformador de la imagen nos ha sido dado y no debemos juzgar porque no hemos sido juzgados.

Sé que hay varios pasajes en este texto que parecen sugerir un juicio o una condena y, lamentablemente, esto es todo lo que los temerosos escucharán y recordarán. Pero si lees el texto completo a la luz del reflejo primario y positivo de Dios, verás que Jesús obra en medio como un espejo de dos caras (“honrar al Hijo” es recibir la imagen divina que nos muestra), verás que el verdadero significado es que cada uno de nosotros es su propio juez y su mejor amigo si tan solo miramos con honestidad al Espejo Divino, perfecto y compasivo, que nos refleja Jesús, al Hijo. (Un pequeño consejo: si utilizas la palabra reflejo cada vez que lees la palabra juicio en la Biblia, te acercarás mucho más a la verdad).

Lecturas del día “Los conduce el compasivo y los guía a manantiales de agua. ¿Puede una madre olvidarse del hijo de sus entrañas, no conmoverse de él?

Pues aunque ella se olvide, yo no te olvidaré.”

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“Yo no puedo hacer nada por mí cuenta. Juzgo según lo que Dios me dice, y mi juicio es justo, porque no pretendo actuar según mi voluntad, sino que cumplo la voluntad del que me envió.”

Juan 5:30 Oración de partida “Dios del juicio que una vez temí, te has acercado a mí como una madre. Como un niño en el pecho materno, me deleito en tu rostro deleitante y deleitable.”

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JUEVES DE LA CUARTA SEMANA DE CUARESMA

Escenas cósmicas de un juicio Éxodo 32,7-14; Juan 5,31-47 Hoy en ambas lecturas la “Realidad” es juzgada y en ambos casos gana. En el libro del Éxodo, justo después de la experiencia del becerro de oro, el Señor llama al pueblo de Israel a juicio y Moisés se convierte en su abogado defensor.

Le recuerda a Dios su historia común y le pide a Dios que sea fiel a sí mismo y a sus promesas. El Señor cede, después de haber comenzado esta afrenta al decirle a Moisés “¡este es tu pueblo!” ¡Suena como un padre exasperado que discute con sus hijos!

Lo maravilloso acerca del Antiguo Testamento es que presenta a Dios como un ser relacional, capaz de ser influenciado y cambiado, un Dios que da y recibe, lo cual lleva a la noción del Dios “personal” de la tradición judeo-cristiana. Esto sienta los cimientos del amor, de la libertad y de una relación verdadera, en vez del destino, de una ley incambiable y de lo inevitable. El secreto de la oración bíblica es esperar que Dios sea fiel a su nombre, a su identidad y a los patrones de bondad del pasado, y no solo rogarle a Dios que se adapte a las necesidades inmediatas de mi ego. La oración, más que nada, busca, crea y preserva la relación, la cual siempre implica un dar y recibir. Aquí se trata ante todo de recibir.

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Luego, en el un tanto forzado aunque importante pasaje del Evangelio, Juan pone a prueba a Jesús ante las autoridades religiosas, en gran parte como su propio abogado defensor. No hay un Moisés que haga el trabajo, pero Jesús apela a Juan Bautista como su testigo estelar.

Después apela a “las obras que yo hago” como evidencia y luego a Dios Padre a quienes “ustedes no pueden oír,” junto con el Antiguo Testamento donde quieren “encontrar vida eterna” y finalmente Jesús dice que Moisés los acusará porque tampoco creen en él. En resumen, esto es la derrota aplastante de toda religión deshonesta. Jesús los vence usando su mismo criterio, sin embargo aun así no funciona.

La explicación de su ceguera se encuentra en los versículos 41-44 donde Jesús les señala que están atrapados en lo que el filósofo francés, René Girard, llama la ‘rivalidad mimética’ la cual habla del mundo humano de la comparación, la competencia y la imitación. En esa espiral ciega e incestuosa de aprobación mutua y de favor con favor se paga, nunca se puede encontrar a Dios. La gran verdad espiritual siempre se debe conocer de manera “vertical,” por así decirlo, y no a través de los conocimientos horizontales del siempre holgazán y temeroso colectivo, que usualmente está en la primera mitad de la conciencia de la vida, es decir, “Lo que todos dicen y piensan”. Aquí la conciencia en masa y la presión de grupo son los substitutos de un encuentro verdadero y necesario con lo Sagrado.

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Jesús se libra en este juicio doblando la apuesta y revelando la inhabilidad que tienen para hacer uso honesto de sus propios testigos y de su propia evidencia interior. Sin duda gana pero no hay nadie allí para felicitarlo. Es un hombre en la segunda mitad de la vida en un juicio de hombres que se encuentran en la primera mitad.

Lecturas del día “Yo no busco la gloria que viene de los hombres. ¿Cómo va a ser posible que crean ustedes, que aspiran a recibir gloria los unos de los otros y no buscan la gloria que sólo viene de Dios?”

Juan 5,41.44 Oración de partida “Dios Justo, si tú eres el juez, entonces acepto con alegría tu testimonio, tu evidencia y tu veredicto. Porque sé que tu único criterio es ser fiel a ti mismo y eres Misericordia y Amor infinitos.”

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VIERNES DE LA CUARTA SEMANA DE CUARESMA

La demonización del ‘otro’ que nos amenaza Sabiduría 2,1a.12-22; Juan 7,1-2.10.25-30 Quizás hemos leído las investigaciones que muestran que una vez que un grupo ha decidido diferenciarse de otro, las reglas de conversación hacia ese grupo cambian. Estamos inclinados a pensar lo peor de ellos, pronto abundan la paranoia y las teorías conspirativas porque son parte del juego de los comentadores y nuestra desconfianza escogida busca cualquier justificación para temer, odiar e incluso matar. Pronto, cualquier ataque defensivo u ofensivo hacia esa persona o ese grupo es completamente racionalizado y justificado. Es extraño que una persona pueda mantenerse al margen de los chismes e indirectas. Ese es el triste patrón de la historia humana.

Hoy, mientras nos acercamos a los acontecimientos culminantes de la Semana Santa, ambas lecturas hablan justamente de ese tipo de patrón. Las burlas en los versículos del libro de la Sabiduría nos resultan familiares a los cristianos porque son el telón de fondo de la escena de la Crucifixión: “Si el justo es hijo de Dios, Él lo defenderá.”

En el texto completo leemos una bravuconería que desafía a la “persona justa” a que se defienda. Se parece al bravucón de la escuela 95

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que se burla de su compañero de clase porque es más listo, más popular o quizás más maduro que él. Por alguna extraña razón, los humanos temerosos se sienten amenazados por cualquiera que esté fuera de su marco de referencia. Se lo considera una amenaza y como tal debe ser eliminado.

También encontramos el mismo patrón en el Evangelio. Es sumamente extraño que hasta las autoridades religiosas hablen abiertamente de querer matar a Jesús y que la multitud lo sepa abiertamente. ¿A qué ha llegado la religión? Cuando el miedo y el chisme reinan en una sociedad, la venganza suele ser un secreto que se niega pero que está al descubierto. Se hace toda clase de intentos por desacreditar a Jesús e incluso a su familia, lo cual es un patrón muy común. (Todo el capítulo 7 según San Juan puede ayudarte a apreciar mejor el sentimiento de maldad e intriga que el pasaje que leemos en el Leccionario).

Lentamente Jesús va siendo aislado para el ataque, y se mueve “secretamente” por los alrededores. Puedes sentir su soledad y su angustia, y lo único que puede hacer es afirmar su verdadero origen... a oídos sordos. En estos días, se nos invita a compartir la pasión de Jesús, y la soledad y el temor de todos los que han sido odiados y perseguidos desde los comienzos del tiempo.

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Lecturas del día “Tendamos una trampa al justo, porque nos molesta y se opone a lo que hacemos… Ha llegado a convertirse en un vivo reproche de nuestro modo de pensar y su sola presencia es insufrible.”

Sabiduría 2,12.14 “Jesús recorría Galilea, pues no quería andar por Judea, porque los judíos trataban de matarlo… Algunos, que eran de Jerusalén, se decían: ‘¿No es éste al que quieren matar?’”

Juan 7,1.25 Oración de partida “Dios de la verdad y de la bondad, guárdame del mundo del chisme y de las acusaciones. No me permitas ‘matar’ a otros, ni en mi mente ni en mi corazón.”

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SÁBADO DE LA CUARTA SEMANA DE CUARESMA

Todas las controversias se pueden resolver apelando a la autoridad Jeremías 11,18-20; Juan 7,40-53 La horca se va apretando a medida que nos acercamos a las últimas semanas de la Cuaresma.

Cuando la gente se vuelve más temerosa e insegura, no sabe cómo llegar a su propia alma, ni a la oración, ni a sus mejores instintos. En ese momento, la respuesta más fácil y cómoda es citar la Sagrada Escritura, a alguna autoridad o algún principio legal, para que nos quite la ansiedad rápidamente. Un fundamentalista es alguien que piensa que todos los problemas se pueden solucionar apelando a la autoridad.

No hay necesidad de una vida interior, ni de un camino de fe, ni de la experiencia directa; alguien más puede hacer la tarea por mí. Parecen decir: “No necesito tomar las riendas de mi propia vida, alguien con más autoridad lo hará por mí.”

Este tema se ve claramente en el Evangelio, ya que la Primera Lectura de Jeremías, aunque conmovedora, lo muestra apelando a la venganza justa y divina. Estamos cansados de escuchar esto, pero si yo recibiera los mismos ataques que Jeremías, probablemente actuaría de igual manera.

El pasaje del Evangelio de hoy habla de la autoridad y dispara la siguiente batería de preguntas: ¿a quién le eres leal? ¿a quién sigues o 98

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en quién tienes fe? ¿cuál es la interpretación correcta de la Sagrada Escritura? ¿qué grupo representas? ¿eres leal a nosotros o a Galilea?

Todo se resume en pruebas de lealtad y en despejar mis temores y dudas. La ceguera humana y el prejuicio nos entristecen profundamente pero, lamentablemente, los patrones nunca cambian en la política, la religión o la cultura.

Cada uno sigue siendo un engreído y un ignorante “en su propia casa,” como tristemente leemos al final; parecen decir “No me molestes con la sabiduría, yo tengo mi pequeña verdad.” Realmente me gustaría que todo fuera así de fácil. Nadie tiene que leer o ver lo que tiene en frente si se esconde en su propia casa y cita a sus propias autoridades.

Por lo tanto, ahora lee el texto completo del Evangelio. Es más, lee el texto que tenemos hoy en nuestras propias narices: los patrones del periodismo sensacionalista, del chisme y de la condena por medio de la tergiversación o del sarcasmo. Así es el mundo en que vivimos.

Lectura del día “¿Acaso ha creído en él alguno de los jefes o de los fariseos? La chusma ésa, que no entiende la ley, está maldita... Y después de esto, cada uno de ellos se fue a su propia casa.”

Juan 7,48.52 Oración de partida “Oh Dios de Toda Autoridad, en Ti pongo toda mi confianza, y eso implica que a veces me sentiré solo y sin consuelo en esta tierra.”

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QUINTO DOMINGO DE CUARESMA

¿Qué es la vida y qué es la muerte?

Juan 11,1-45 Los seres humanos somos las únicas criaturas conscientes de su propia muerte. A medida que envejecemos vamos comprendiendo nuestra mortalidad. Los demás animales, las plantas e incluso los ciclos de la naturaleza parecen transitar sus días y rendirse al patrón de la mortalidad. Esto nos sitúa en un estado de ansiedad e inseguridad desde nuestros primeros años.

Sabemos, o intuimos, que sea lo que sea que estamos viviendo, no durará. Esto lo cambia todo, probablemente más de lo que nos damos cuenta conscientemente. Por lo tanto, la poca conciencia que tenemos nos hace escoger ser inconscientes. Duele demasiado pensar en esto.

En este último domingo antes del Domingo de Ramos, nos atrevemos a ponernos cara a cara con el “enemigo final”: la muerte. Y la única manera en la que nos atrevemos a remover el telón y mirar la muerte a los ojos es cuando escuchamos que la venceremos con la resurrección. Sin embargo, supongo que todos sabemos que Lázaro finalmente sí murió. Quizás diez años después, quizás veinte, pero el hecho es que murió. Entonces, ¿cuál es el objetivo de este último “signo” antes de que Jesús transite su propio camino a la muerte?

Recibimos una pista importante justo antes de la acción, cuando los 100

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discípulos tratan de disuadir a Jesús de regresar a Judea donde corre peligro. Jesús dice serenamente: “¿Acaso no tiene doce horas el día? El que camina de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo.” Jesús se niega a temerle a la oscuridad y a la muerte. Rápidamente añade: “Lázaro, nuestro amigo se ha dormido; pero yo voy ahora a despertarlo” (Juan 11,9-11).

Aquellos que aprovechan las doce horas de la jornada, aquellos que ven la luz de este mundo, han comenzado a ver el patrón. Ellos permiten, como suele ser el caso de la gente sabia, que ‘la naturaleza los nutra’. Sí; la noche llegará, lo cual es una metáfora de la muerte, pero ahora sabemos que no durará. Es solo una parte de la vida, no lo es todo –así como la jornada tiene doce horas y la noche tiene otras doce– son los dos lados de un único misterio de la Vida. La labor de Jesús solo consiste en “despertarnos” a esta realidad, así como lo hizo con Lázaro y con los espectadores. Una vez que estamos despiertos a la verdad universal, entonces la muerte física deja de ser un enemigo a quien hay que temerle. “¿Crees tú esto?” dice Jesús (11,26).

Y luego, como broche de oro para la historia, Jesús invita a los espectadores a ayudarlo a que se produzca la resurrección: “¡Muevan esa piedra!.. Desátenlo y déjenlo ir en libertad.” Parece ser que tenemos un papel que jugar en la creación de una cultura de vida y resurrección. Debemos desatarnos los unos a los otros de nuestros temores y dudas sobre el enemigo final, la muerte. Ahora debemos “ver la luz de este mundo” y permitir que los 101

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demás también disfruten de ella por medio de la vida que llevamos. La piedra que necesitamos mover es siempre el temor a la muerte, la irrevocabilidad de la muerte, y la ceguera que nos impide ver que la muerte es solo una parte del Gran Misterio que llamamos Vida. La muerte no tiene la última palabra.

Lectura del día “‘Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios’… Luego gritó con voz potente: ‘¡Lázaro, sal de ahí!’… Él clamó en voz fuerte, ‘¡Muevan esa piedra!.. ¡Lázaro, ven!.. Desátenlo, para que pueda andar.’”

Juan 11,4.34.38.43-44 Oración de partida “Dios bondadoso, creador de la luz y de la oscuridad, Tú que mueves el sol y las estrellas, muévenos hacia la luz, una luz tan poderosa que absorba toda la oscuridad.”

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LUNES DE LA QUINTA SEMANA DE CUARESMA

Lujuria y amor Daniel 13,1-9.15-17.19-30.33-62; Juan 8,1-11 En el seminario estas lecturas siempre eran un reto maravilloso para nosotros los célibes.

Veíamos cómo nuestros profesores se movían nerviosamente, mientras leíamos públicamente en la iglesia sobre una mujer desnuda bañándose, el voyeurismo y los ancianos lujuriosos que decían mentiras descaradas para cubrir su pecado y condenar a la inocente Susana.

“Tráiganme jabón y perfumes,” les dice Susana a sus muchachas, “y cierren las puertas de la huerta mientras me baño.” Ella ni siquiera imaginaba que dos ancianos lascivos la espiaban escondidos.

Sensatamente, el celebrante del día invariablemente nos animaba a usar la versión más breve de la lectura. Por lo tanto, cuando regresábamos a nuestras habitaciones, leíamos todo el capítulo trece del libro de Daniel. Nos daban pena los pobres protestantes que habían quitado este pasaje del canon oficial e incluso lo llamaban “apócrifo.” ¡Este material es muy bueno por el mal que describe!

Pero afortunadamente le seguía la maravillosa lectura del Evangelio sobre la mujer que había sido sorprendida en adulterio y fue liberada.

En la clase en que estudiábamos la Sagrada Escritura comprendimos que esta historia sin duda fue “insertada” en el capítulo 8, ya que los 103

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textos que la preceden y que siguen no tienen mucha relación, y además no se encuentra en los primeros manuscritos. Hoy todos están de acuerdo en que es un texto canónico y posiblemente pertenece a San Lucas. Nos alegra mucho saber que es un texto oficial, ya que el mensaje es magnífico y muy necesario.

Todos nos sentimos nerviosos, confundidos y llenos de culpa respecto al sexo, más que respecto a cualquier otra cosa. Es lo que C. G. Jung llama “complejo”: varios pensamientos o imágenes que guardan toda clase de energía inconsciente, que surge en direcciones irracionales. Nuestras reacciones son siempre muy extrañas y confusas cuando somos presa de un complejo, ya sea éste excesivamente positivo o negativo. Vemos claramente esto hoy en ambas lecturas.

En resumen, a los seres humanos nos cuesta mucho distinguir la lujuria del verdadero amor. A la mayoría de los hombres, nos toma casi toda la vida ver la diferencia. Hoy vemos a dichos hombres en ambas lecturas y a dos mujeres que sufren a causa de ello. Aunque este pasaje del Evangelio inspira una docena de sermones necesarios, basta por ahora con destacar una frase en nuestra lectura que quizás es el versículo más citado de Jesús y que se pronuncia en defensa de la mujer.

Si me permiten una interpretación más, personalmente considero que Jesús se agacha para escribir en el suelo (el único ejemplo de Jesús escribiendo) para evitar las miradas desafiantes y las acusaciones 104

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crueles de los hombres. Jesús deseaba que ellos asumieran la responsabilidad. Su amor era tan bondadoso y universal que incluso quería salvarlos de la condena de sus ojos: “Tampoco yo te condeno,” le dice a la mujer… aunque podríamos interpretar que también se dirige a cada uno de los hombres, lo cual es otro ejemplo de su maravillosa capacidad para ofrecer una “tercera vía” como solución.

Lectura del día “‘Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra’.

Se volvió a agachar y siguió escribiendo en el suelo.”

Juan 8,7-8 Oración de partida “Dios de amor, Tú hiciste que el amor sea tan importante para nuestra salvación que te arriesgaste a que lo viviéramos, con todas nuestras limitaciones. Guárdanos de tirarles piedras a los demás, para que podamos ver nuestros propios intentos de alcanzar el amor divino.”

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MARTES DE LA QUINTA SEMANA DE CUARESMA

Vacuna espiritual Números 21,4-9; Juan 8,21-30 Todos hemos visto la vara de Esculapio o Asclepio, o su variación común, la de caduceo, en las insignias médicas en todo el mundo. Aunque fue el símbolo del dios griego de la salud, lo encontramos también en nuestra Primera Lectura del libro de Números (21,4-9). Consiste en una o dos serpientes entrelazadas alrededor de un bastón pero no sabemos si los griegos o si los hebreos implementaron este símbolo primero. De todas formas, su significado fue sin duda un descubrimiento universal de algo que hoy quizás llamaríamos la vacuna. Es decir: “el veneno es también el antídoto.” ¿Quién lo hubiera pensado? Esto parece ser cierto tanto médica como psicológicamente.

Sea como sea, vemos que Moisés les receta esta medicina a los hebreos en el desierto porque estaban siendo mordidos por serpientes muy venenosas. Por alguna razón, les dice que hagan una serpiente de bronce y la coloquen en un poste, lo cual es extraño si tenemos en cuenta la prohibición respecto a los ídolos. Pero les dice: “Si alguien es mordido y mira la serpiente, ese vivirá.” Por lo visto, funcionó, se curaron ellos y nos quedamos sorprendidos nosotros.

Vemos de nuevo este significado y un símbolo curativo en el 106

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Evangelio según San Juan. La frase recurrente es: “Cuando lo hayan levantado.” Esta frase ahora se ha convertido en el grito de guerra de Jesús, que fue levantado en la cruz y así nos “vacunó contra” la crucifixión. (3,13 y 19,37). El hecho de que Jesús haya sido “levantado” obra como un ícono curativo de amor (12,32) y, finalmente, como un signo de la victoria de la resurrección y de la ascensión de todos los seres humanos, como se prefigura en el relato de hoy sobre el “Humano” arquetípico, Jesús (8,28).

Este material es sumamente poderoso, así como lo son las vacunas.

Jesús crucificado es el plan de vacunación de Dios: (1) contra el deseo de la humanidad de encontrar un chivo expiatorio y de matar, (2) para que nos “contagiemos” con el amor curativo y universal de Dios y (3) para que podamos conocer al gran “YO SOY” por medio de nuestro más profundo “yo soy.”

En cada caso, tenemos la Medicina Divina que se nos da en una dosis pequeña aunque poderosa para que podamos asimilarla y para que obre en nosotros. Eso es lo que hace cualquier símbolo espiritual verdadero.

Recuerda lo que dijimos al principio de la Cuaresma: el contacto directo con Dios se parece a tocar un cable eléctrico, nos quema a menos que tengamos buenos filtros y una humanidad muy humilde para recibirlo.

Con razón, tantos católicos y ortodoxos nunca se cansan de colgar imágenes de Jesús crucificado en sus hogares y en sus iglesias. Debemos 107

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“levantar” la vista y “mirar” la imagen transformadora así como Moisés lo hizo en el desierto. Puede, pudo y podrá cambiar muchas vidas y la historia.

Lectura del día “‘Ustedes son de aquí abajo y yo soy de allá arriba; ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo…’ Los judíos le preguntaron: ‘¿Entonces ¿quién eres tú?’… ‘Cuando hayan levantado al Hijo del hombre, entonces conocerán que Yo Soy y que no hago nada por mi cuenta.’”

Juan 8,23.25.28 Oración de partida “Querido Médico Divino, necesito toda la medicina que estés dispuesto a ofrecerme. Dame una dosis que pueda asimilar, y cuando la pueda asimilar, para que seas mi sanador.”

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MIÉRCOLES DE LA QUINTA SEMANA DE CUARESMA

Un estado de hostilidad previa distorsiona todo Daniel 3,14-20.91-92; Juan 8,31-42 Todos lo hemos sentido.

Cuando alguien se empeña en tenernos antipatía, hagamos lo que hagamos, siempre lo interpretará de la peor manera posible. Como solemos decir: “No se puede contra eso.” Cuando alguien tiene el corazón endurecido, podrías ser el mismísimo Jesús y aún así te consideraría despreciable, inferior, peligroso y herético, lo cual está a punto de suceder en Semana Santa.

En ese estado, sin importar el mal que una persona decida hacer en tu contra, éste será visto como virtuoso y digno de alabanza por la gente endurecida y paranoica en la zona hostil. “¡Es un terrorista!” podrían decir. Al no haber tenido nunca la humildad u honestidad para admitírselo a alguien más y desde una perspectiva diferente (que consideran totalmente equivocada), probablemente parece un guerrillero sacrificado y dedicado. Bueno, esto es exactamente lo que sucede en ambas lecturas hoy.

En el libro de Daniel, vemos al rey Nabucodonosor que se pone “rojo de rabia” frente a los tres pobres judíos de nombres extraños solo porque ellos no “adoran la estatua de oro que he mandado hacer.”

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¿Escuchas esto? ¿Quién la hizo de oro y quién la mandó a hacer? ¿Acaso no fue el mismo Nabucodonosor? Qué perfecta metáfora del narcisismo absoluto. Los pobres Sidrac, Misac y Abdénago están lidiando con un sistema cerrado en sí mismo. Nada puede entrar ni salir del corazón ni de la mente de este rey. Los quiere echar al horno ardiente porque no tiene otra forma de sostener su “verdad,” la cual obviamente no es verdad.

Luego vemos un texto del Evangelio que es muy complejo y que no presenta a “los judíos” bajo una buena luz. Juan tenía que crear un villano para generar el debate, así que escoge a su propio pueblo y raza.

Hay dichos y entredichos sobre la verdad, la libertad, la descendencia, la tradición, sobre asesinatos y sobre la ilegitimidad divina. Jesús se defiende bien, pero no tiene ninguna oportunidad. Sus corazones ya están endurecidos, lo cual en esta historia arquetípica no habla de los judíos en sí sino más bien de toda la humanidad. “Ya saqué mis propias conclusiones, no me molestes con información que pueda hacerme cambiar de opinión.”

La mayoría de los cristianos probablemente no admitiría que, siguiendo este criterio, casi todos hubiéramos estado en contra de Jesús. “No pertenece a nuestra tradición, ni a nuestro grupo y ni siquiera tiene referencias.”

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Lectura del día “Si se mantienen fieles a mi palabra, serán verdaderos discípulos míos, conocerán la verdad y la verdad los hará libres. ‘Somos hijos de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: ‘Serán libres’?’ Jesús les contestó: ‘Yo les aseguro que todo el que peca es un esclavo del pecado y el esclavo no se queda en la casa para siempre.’”

Juan 8,31-35 Oración de partida “Dios de la perfecta libertad, abre espacios en nuestra mente, nuestro corazón y nuestra memoria, para que podamos comenzar a ser libres.

No permitas que me endurezca con ninguna de tus criaturas, para que no deje de escuchar y respetar su verdad.”

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JUEVES DE LA QUINTA SEMANA DE CUARESMA

Toda gloria es gloria reflejada Génesis 17,3-9; Juan 8,51-59 En la Primera Lectura de Génesis, vemos el encuentro entre el Señor y Abraham, cuando éste ya tiene noventa y nueve años de edad. Es la tercera vez que se repite su primer llamado, cada vez añadiendo algunos elementos más al significado de su relación o “alianza.” Pero algo que nunca cambia es que, aunque la relación siempre parte de la invitación de Dios, la alianza es bilateral. Cada vez se espera más de Abraham: que abandone a su país y a su familia (12,1-2), que sacrifique animales (15,9-11) y, aquí, que sea circuncidado (17,9-14) y que tenga fe en que tendrá un hijo (17,16 y sig.). Y ante ese anuncio él y su esposa, Sara, se ríen.

La relación entre Dios y los seres humanos debe comenzar de una forma bilateral. Es la única manera de meternos al cuadrilátero. Es la única manera de mantenernos lo suficientemente quietos en un lugar para propiciar el intercambio que supone una relación. Pero ésta no es la meta final. La mayoría, si no todos, nunca pasa más allá de cumplir “lo que la religión espera de uno.” ¿Qué es lo que tu religión te pide? ¿Es algo que consideras difícil? Es la pregunta del joven rico, “¿Qué debo hacer para conseguir la vida eterna?” Ya que todas las relaciones 112

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humanas son bilaterales (excepto en algunos casos la de padres e hijos), tendemos a estructurar nuestras experiencia de esa forma. En otras palabras, ¡no estamos preparados para Dios! A menos que sepamos cómo un padre perfecto pueda amar a su hijo unilateralmente.

Gradualmente, ya que el pueblo hebreo sigue siendo infiel a la primera alianza abrahámica, vemos cómo la relación se vuelve más y más unilateral del lado del Señor. ¡Verdaderamente maravilloso! Dios lo hace todo, ya sea que cooperemos o no. No lo creería si no fuera porque leo sobre las alianzas sucesivas con Noé, David y, por supuesto, lo que predice Jeremías, lo que eventualmente llamaremos “la nueva alianza” con Jesús. Y cada vez Dios, en efecto, dice “¡Sería bueno que te contara el secreto: pase lo que pase, yo haré todo!” Jesús se vuelve el ícono vivo de la alianza nueva y eterna, en que Dios nos da todo su amor y nosotros lo recibimos. Simbolizamos esto cada vez que ofrecemos “el cáliz de su Sangre” y decimos “la alianza nueva y eterna.”

Esto nos da los cimientos y los antecedentes para leer el Evangelio de hoy. Jesús honra la relación con su Padre y de Él recibe toda su “gloria.”

Es una gloria que se refleja plenamente y, como tal, es inquebrantable, constante, infinita y proviene de una sola Fuente. Esta es la “vida eterna” de la que habla aquí y, lo que es aun mejor, nos dice que nosotros también podemos gozar de esta gloria. Así que puedes ver la secuencia: Jesús refleja perfectamente la gloria de Dios que le dio el Padre y luego se nos invita a recibir y reflejar esa misma gloria que se 113

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refleja en Jesús. Se trata de un reflejo recibido, una gloria dada, un regalo intrínseco y unilateral de Dios. (Recuerda: no estamos hablando de una dignidad psicológica o moral, hablamos de una identidad metafísica, nuestro Verdadero-Yo, el cual es nuestra “herencia” de Dios.) Los seres humanos siempre estamos incompletos, pero de todas formas recibimos y podemos reflejar más perfectamente nuestra identidad divina en Dios.

Este es el gran YO SOY que Jesús afirma al final del Evangelio de hoy (8,58) y, sin embargo, al rehusar verlo en ellos mismos o en él, “le lanzan piedras.” Esto no solo demuestra el odio que sienten por Jesús sino también por ellos mismos. Lean el siguiente pasaje, que es vital y crucial para comprender –yo añadiré mi comentario dentro del texto: Lectura del día “Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada [La vida eterna no la generamos nosotros mismos]. El que me glorifica es mi Padre, aquel de quien ustedes dicen: ‘Es nuestro Dios’ [Es solo una afirmación verbal], aunque no lo conocen. [“Ustedes no permiten ni confían en el reflejo de la gloria de Dios en ustedes mismos”]. Yo, en cambio, sí lo conozco; [“Yo permito y creo totalmente en el reflejo”]. Y si dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como ustedes. [Jesús no está siendo cruel; está diciendo que ellos expresan una falsedad al negar su identidad divina. Nosotros sí lo conocemos, lo reflejamos e inclusive tenemos la 114

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vida eterna ahora, pero nos negamos a verla y en ese sentido, somos todos “mentirosos.”]

Juan 8,51.54-55 Oración de partida “Mi Dios, esto lo cambia todo. Que sea cierto para mí. Déjame ver lo que Tú viste. Permíteme saber que todos nosotros somos reflejos de la Gloria Eterna.”

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VIERNES DE LA QUINTA SEMANA DE CUARESMA

Las palabras son necesariamente dualistas; la experiencia es siempre no-dualista Jeremías 20,10-13; Juan 10,31-42 Estas lecturas paralelas del día de hoy, me permiten ilustrar lo que considero central respecto a los mejores instintos de la religión pero también le permite a la gente religiosa cometer sus peores errores. Todos confundimos las palabras con la realidad y esto incluso le sucede a la gente que tiene fe que en Jesús “La Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros.” A nosotros no debería sucedernos esto.

En la Primera Lectura del reacio profeta Jeremías, lo vemos en un momento de verdadera paranoia: “Mis amigos espiaban mis pasos, esperaban que tropezara y me cayera, diciendo: ‘Si se tropieza y se cae lo venceremos.’” Si continúas leyendo verás que Jeremías pronto se vuelve tan malo como ellos. Le pide a Dios que desate su venganza contra ellos, que los avergüence con una “humillación eterna e inolvidable” e incluso añade: “¡Déjame verla!” Este no es un texto ni demasiado inspirado ni demasiado inspirador, sino más bien nos llena de miedo, altanería y venganza en nombre de Dios. Jeremías se convierte en aquello que tanto odia y teme en los demás.

En el Evangelio vemos cómo Jesús fue atacado y está a punto de ser 116

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apedreado por “pretender ser Dios.” Pero, en vez de negar esa afirmación, los invita a vivir esa misma experiencia citando el Salmo 82,6: “No está escrito en su Ley: ¡Yo les he dicho: ustedes son dioses!”

Y sabemos lo que la Escritura dice, y no se puede negar. ¿Entonces, por qué dicen ustedes que yo blasfemo?” ¡Qué proclamación más atrevida y nada dualista! Jesús simplemente anuncia a viva voz su unión divina y los invita a vivir la misma experiencia: “El Padre está en mí y yo en el Padre” (10,38), mientras la evidencia visible indica que es solo un ser humano como ellos. Parece estar diciendo: “¡Sí, yo lo afirmo, pero es algo posible para todos!” El mensaje y la invitación son claros y convincentes, pero no se pueden expresar solo con palabras. Es, literalmente, demasiado bueno para ser verdad, y solo puede vivirse.

Por lo tanto, “trataron de arrestarlo,” así como gran parte de la historia cristiana ha arrestado, temido y negado todo mensaje de la realidad de la unión con Dios.

Lectura del día “Le contestaron los judíos: ‘No te queremos apedrear por ninguna obra buena, sino por blasfemo, porque tú, no siendo más que un hombre, pretendes ser Dios’… ‘¿Cómo es que a mí, a quien el Padre consagró y envió al mundo, me llaman blasfemo porque he dicho: Soy Hijo de Dios?”

Juan 10,33.36 117

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Oración de partida “Dios bueno y generoso, ¿por qué resulta tan difícil que aceptemos que te quieres entregar? Quieres compartir todo tu ser con nosotros, tu naturaleza divina, pero nosotros no lo permitimos.”

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SÁBADO DE LA QUINTA SEMANA DE CUARESMA

La verdadera unión y la falsa unión Ezequiel 37,21-28; Juan 11,45-56 Las dos lecturas de hoy nos dan la oportunidad de ilustrar un punto espiritual bastante importante: hay una manera correcta para crear la unión y hay una manera incorrecta.

En la Primera Lectura de Ezequiel, el Señor le dice al profeta que lleve a cabo un rito que imite lo que Dios quiere hacer. El Señor le ha pedido a Ezequiel que tome dos varas de madera y que escriba en una de ellas: “Judá y los que son fieles” y en la otra: “José, vara de Efraín, y los que son fieles” (37,16). Estos eran, los dos reinos de Israel y el Señor le dice: “júntalas después de modo que formen en tu mano una sola vara” (37,20). Sostén los dos sistemas de lealtad como si fueran uno.

Hoy quizá llamaríamos este método “visualización positiva.”

Hoy el texto del Leccionario comienza en ese momento y el Señor promete “reunir” ambos reinos en uno, “rescatarlos,” “purificarlos,” y hacer con ellos “una alianza de paz.” “Mi morada estará con ellos. Ellos van a ser mi pueblo y yo seré su Dios” (37,26-27). Un magnífico pasaje que nos muestra cómo Dios une con la energía positiva del amor, del “pastoreo” y revelando su Presencia Divina entre nosotros. Ésta es la manera correcta, la manera de Dios de crear la unión.

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Luego, en el Evangelio, ya que mañana comenzamos la Semana Santa, vemos la manera más común en que las culturas intentan crear la unión, lo que René Girard llama “unanimidad negativa alrededor de uno.” Puedes motivar la unión a través del amor o a través del miedo, del chisme, de la paranoia de la negatividad, la cual suele estar simbolizada en una cuestión o persona. Lamentablemente, la segunda manera es mucho más común. Es más eficiente y reúne grupos más estrecha y rápidamente que el amor. Me gustaría que no fuera así pero lo es.

En este caso, el grito de guerra es matar a Jesús. Él es “uno” alrededor de quien todos pueden convertirse en “uno.” El sumo sacerdote, Caifás, apoya esto en nombre de lo que hoy llamaríamos “estado de seguridad nacional” (vea los versículos 48-50) y, como de costumbre, funciona. El escenario ya está listo para dar paso a la Semana Santa. El chivo expiatorio que va a crear la unión ha sido escogido. Nadie imagina que otra manera de Unión más Profunda también se pondrá en marcha y continuará hasta el día de hoy. Sigue habiendo dos maneras de crear la unión, por medio del miedo y del odio, y por medio del amor. Pero no temas, Jesús todavía sigue “congregando.” Parece ser que las dos varas de Ezequiel imitan la labor de Dios. Dios siempre hace uno de dos.

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Lectura del día “‘No comprenden que conviene que un solo hombre muera por el pueblo y no que toda la nación perezca.’ Sin embargo, esto no lo dijo por sí mismo, sino que, siendo sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación, y no sólo por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios, que estaban dispersos.”

Juan 11,50-52 Oración de partida “Jesús, nuestro Chivo Expiatorio, Tú siempre nos muestras en la cruz el problema humano pero también la solución divina. Ayúdame a ser parte de tu solución y a dejar de crear y perseguir chivos expiatorios.

Ahora sé que podría estar matándote a ti.”

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SEMANA SANTA DOMINGO DE RAMOS

El aumento y la disminución Filipenses 2,6-11 Ante la gran cantidad de temas de este día, incluida la lectura completa de la Pasión, otro Evangelio sobre los sucesos del Domingo de Ramos y las lecturas cruciales de Isaías 50 y Filipenses 2, cualquiera se perdería tratando de decidir dónde buscar, qué pensar y cómo sentirse. Puesto que “menos es siempre más” cuando se trata de profundizar en la jornada espiritual, espero que quedes satisfecho con una sola meditación sobre solamente una de las lecturas.

Te voy a dirigir hacia el gran movimiento parabólico descrito en Filipenses 2. Muchos consideran que este fue originalmente un himno que cantaban las primeras comunidades cristianas, y ciertamente es un himno inspirado en muchos niveles. Para darnos una entrada franca hacia el interior de este texto profundo, permíteme ofrecerte una cita capaz de transformar tu vida tomada de las Reflexiones Psicológicas de C.G. Jung.

En los momentos misteriosos de la mitad de la vida, la parábola alcanza su punto de inflexión y nace la muerte. La 122

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segunda mitad de la vida no implica ascenso, ni desdoblamiento, aumento ni exuberancia, sino más bien la muerte que es la meta final. La negación de la plenitud de la vida es sinónimo de nuestro rechazo a no aceptar su implacable final. Ambos significan que no queremos vivir, y el no querer vivir es idéntico al no querer morir. Así se va construyendo la curva del aumento y la disminución.1 Artística y honestamente, pero con valentía, el himno en Filipenses describe esa “hora misteriosa” donde Dios en Cristo invierte la parábola, cuando disminuir se vuelve aumentar. Nos dice que todo de hecho comenzó con el gran “anonadamiento” (despojo de sí) o kenosis, que nosotros llamamos la Encarnación en Belén, y terminó con la Crucifixión en Jerusalén. El himno brillantemente conecta los dos misterios en un movimiento hacia abajo, y más abajo, hacia la encarnación de la creación, y luego hacia la profundidad y tristeza de la humanidad, y hasta la final identificación con aquellos que están en lo más bajo (“tomó la condición de esclavo”) en la Cruz. Jesús representa la total solidaridad de Dios con la situación humana, e inclusive su amor por ella, como si dijera “nada me aborrece.” Dios, si es que Jesús está en lo cierto, ha decidido descender –en casi completo contrapunto con nuestra humanidad que siempre trata de ascender, realizar, triunfar y demostrar su valía. Él nos invita también a invertir el proceso.

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Este himno dice que Jesús deja el ascenso hacia Dios, a la manera de Dios y en el tiempo de Dios. ¡Qué libertad! Y esto sucede mejor de lo que nadie hubiera esperado. “Y por eso, Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre.” A esto le llamamos la Resurrección o la Ascensión. Jesús ha sido puesto como el patrón para lo humano, la vara de medida del cielo, el modelo para la esperanzadora transformación divina. ¿Quién hubiera esperado que el camino hacia arriba fuera el camino hacia abajo? Este es, como dice Pablo, “el Misterio Escondido.”

Confía en el descenso, y Dios se encarga del ascenso. Esto deja a la humanidad en solidaridad con el ciclo de la vida, pero también en solidaridad de unos con otros, sin necesidad de crear historias de éxito para sí mismos, o de fracasos para los demás. La humanidad en Jesús es libre para ser humana y con alma, en vez de un falso ascenso al “Espíritu.” Supuestamente esto cambiaría todo, y aún lo cambiará.

Lectura del día “Tengan, pues, los sentimientos que corresponden a quienes están unidos a Cristo Jesús. El cual, siendo de condición divina, no consideró codiciable el ser igual a Dios. Al contrario, se despojó de su grandeza, tomó la condición de esclavo y se hizo semejante a los hombres... haciéndose obediente hasta la muerte.”

Filipenses 2,5-7 124

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Oración de partida “Señor Jesús, si acaso tú eres en verdad el Señor de la Historia, entonces nos estás mostrando el plan, la dirección, y el significado del trayecto humano. Quiero proclamar como nunca antes que ‘Jesucristo es el Señor’. Ahora esto no es una aserción de dominación o de estar en lo cierto por encima de los demás, sino solo una buena disposición para confiar y seguir tu humilde camino.”

____________________________________________________________ NOTE 1. Texto traducido para esta edición de Jolande Jacobi, ed., C.G. Jung, Psychological Reflections: A New Anthology of His Writings, 1905 -1961 (Princeton, N.J.: Princeton University Press, 1970), p. 323.

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LUNES DE SEMANA SANTA

El siervo del “Siervo del Señor” Isaías 42,1-7; Juan 12,1-11 No puedo encontrar alguna conexión obvia ni clara entre las dos lecturas de hoy. La dos son, independientemente, obras de arte de revelación y teología.

En Isaías tenemos la primera de las que correctamente llamamos “Canciones del Siervo,” la cual continuará durante el resto de la semana. En estos cuatro relatos escondidos en Isaías, uno puede ver en un brillante análisis una descripción profética de Jesús, o preguntarse si acaso Jesús fue “modelado” para ajustarse a estas bellas descripciones.

De todas formas, la correlación es asombrosa.

En el Evangelio según San Juan tenemos a una mujer actuando como “sierva” de Jesús. (¿Será esta la conexión?). Tenemos a María de Betania nuevamente tomando el papel de discípula ferviente, en vez del papel de anfitriona que ofrece Marta. María unge los pies de Jesús con nardo fino, que es el aceite de unción para la muerte. Mi interpretación de este acto a partir de los tres variados relatos del Evangelio es que María está aceptando lo inevitable y lo necesario de la muerte de Jesús (¡lo cual no pudieron hacer Pedro y su grupo íntimo de varones!). “Y la casa se llenó con la fragancia del perfume.”

Judas es el portavoz en la historia, y él aparenta preferir a los pobres 126

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antes que a un simple acto de amor. Este es el punto clave. Esto es para siempre un juicio de lo que ahora podríamos llamar “ideología de la izquierda,” y es un buen balance después de que el texto ha criticado severamente la ideología de la “derecha” de los fanáticos religiosos y los fariseos. La respuesta de Jesús parece venir directamente de Deuteronomio: “Nunca faltarán pobres en el país. Por eso te ordeno: sé generoso con tu hermano, con el necesitado y con el pobre de tu país” (15,11).

Lamentablemente, solo se cita la primera frase en el texto del Evangelio, con el triste resultado de que la gente ha utilizado esta historia para enseñar que la piedad religiosa es más importante que la justicia social. Pablo en un pasaje de gran lirismo dirá más adelante: “Si diera todo lo que poseo, pedazo por pedazo, o si inclusive diera mi cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor, de nada vale” (1 Corintios 13,3). Como siempre, el amor a Jesús y el amor por la justicia hacia el prójimo son simplemente dos formas diferentes del Amor que es Uno. Lecturas del día “Él hará brillar la justicia sobre las naciones. Pero no gritará ni hará oír su voz en la calles… hasta haber implantado el derecho sobre la tierra…

Yo, el Señor, te llamé según mi plan salvador... para abrir los ojos a los ciegos, y para sacar a los prisioneros de la cárcel.”

Isaías 42,1-2.6-7 127

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Oración de partida “Dios del amor y la justicia, permíteme saber y vivir de una forma que éstos no sean diferentes. El amor a las personas hará justicia, y las personas justas harán su trabajo con amor y respeto.”

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MARTES DE LA SEMANA SANTA

El dolor de la traición Isaías 49,1-6; Juan 13,21-33.36-38 Continuamos por dos carriles poderosos, el segundo de los Cánticos del Siervo y en el Evangelio, el desarrollo de los acontecimientos que llevaron a Jesús a su muerte. Hay un pasaje muy conmovedor en el Cántico del Siervo, que nos ilustra y nos prepara para las dos traiciones que están a punto de suceder: “En vano me he cansado, inútilmente he gastado mis fuerzas sin objeto, para nada” (Isaías 49:4). Este es seguramente el sentimiento humano después de que se vuelve contra nosotros alguien a quien amamos. En algún nivel, todos sentimos que hemos hecho un tipo de contrato con la vida, y cuando la vida no funciona como habíamos esperado, entonces sentimos un dolor intensamente agudo llamado traición. Nos sucede a todos en formas diferentes. Es un golpe al estómago que nos deja con una sensación de inutilidad y vacío.

Y aquí le sucede a Jesús, por parte de dos de su propio círculo íntimo, Judas y Pedro. Cuanto más amor y esperanza hayas tú depositado en otra persona, mayor es el dolor de la traición. Si la traición sucede en un nivel profundo y personal, nos preguntaremos si alguna vez volveremos a confiar. En verdad se te “rompe” el corazón.

Esos momentos se convierten en una encrucijada, el quebrantamiento 129

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puede cerrarte para siempre, o con tiempo puede hacer lo opuesto –abrirte y agrandar tu alma– como veremos que le sucede a Jesús en esta semana. Lo que está sucediendo es que estamos retirando una dependencia humana, estamos encontrando la gracia para perdonar y desprendernos, y estamos reubicando nuestro pequeño ser en el Gran Ser (Dios), el cual nunca nos traiciona. ¡No puede hacerlo! Puede ser que a nosotros nos lleve muchos años poder lograr esto; para Jesús parece ser es algo natural, aunque quién sabe cuánto le tomó llegar.

Todo lo que podemos ver en el texto es que no hay palabras de resentimiento, solo calma, una descripción sin acusar en medio de la “noche,” la cual está ya casi sobre nosotros.

Lectura del día “‘Yo les aseguro que uno de ustedes me traicionará… Lo que vas a hacer hazlo rápido’ [Judas]… ¡Era de noche!.. ‘¿Conque darás tu vida por mí [Pedro]? Yo te aseguro que no cantará el gallo, antes de que me hayas negado tres veces.’”

Juan 13,21.27.30.38 Oración de partida “Jesús solitario, estás más solo según avanza la semana, hasta que lo único que te queda es una cruda y duradera esperanza en Dios. No me lleves a tal prueba, pues no sé cómo podría sobrevivir.”

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MIÉRCOLES DE LA SEMANA SANTA

¿Cuánto sabía Jesús y cuándo lo supo?

Isaías 50,4-9a; Mateo 26,14-25 Hoy tenemos el tercer Cántico del Siervo como nuestra Primera Lectura, la cual es una serie memorable de imágenes llamativas: “un oído abierto,” “una lengua bien entrenada” y “cómo hablarle a los que están cansados.” “Ofrecí mis espaldas para que me azotaran, y dejé que me arrancaran la barba, y no retiré la cara a los que me insultaban y escupían… endurecí mi rostro como una roca” (Isaías 50,4-7). Si esto es atribuido a Jesús, como nosotros los cristianos siempre lo hemos hecho, entonces claramente nos muestra a alguien que está totalmente sujeto a la condición humana, hasta el mismo fondo. Él sabe escuchar y sabe hablar, pero a fin de cuentas, el suyo es un acto de confianza en otro quien total y confiadamente lo va a “reivindicar” “para que no quede avergonzado.”

El “Siervo Sufriente” se muestra aquí como un ser humano igual que tú y yo. Él no sabe de antemano el resultado, de serlo así su confianza estaría puesta en sí mismo o en Dios para que lo rescatara, y entonces sería cuestión de la fuerza de voluntad de la fe. Pero la fe es mucho más que una gran fuerza de voluntad.

En el texto del Evangelio según San Mateo, Jesús ciertamente parece saber de antemano que Judas lo va a traicionar, tanto es así que le dice 131

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que lo haga. Pero también parece estar diciendo que es el destino o suerte y que estaba ya “anunciado por la Escritura.” No lo sabemos seguro, aunque Juan ve la predicción en el Salmo 41,10: “Aún mi mejor amigo, en quien yo confiaba, el que comía conmigo, se ha vuelto contra mí,” el cual Juan cita en 13,18. Si éste es el salmo al cual se está refiriendo Jesús, entonces el significado completo es más claro: “Señor, ¡ten compasión de mi, y haz que me levante!” Su victoria es una dramática confianza en Dios, un enorme salto en la fe, y no un truco tipo superman realizado por un hombre que sabe completamente el resultado por adelantado.

Le hemos hecho un mal a la comunidad de fe, al enfatizar tanto su divinidad, que su humanidad ha sido casi completamente anulada. “Él realmente no tuvo que vivir la fe o la oscuridad como nosotros, Él ya lo sabía todo desde sus primeros años,” asumen con inocencia los cristianos. Sin embargo, la carta a los Hebreos dice de manera muy hermosa que Jesús es el “pionero y el que perfecciona nuestra fe” (12,2). No podemos creer que Él pertenecía a una clase totalmente diferente de humanidad que el resto de nosotros. Muchos eruditos piensan que fue sólo en la Resurrección cuando la mente y conciencia humana y divina de Jesús se volvieron una. Hasta entonces, Él “era igual a nosotros en todo, excepto en el pecado” (Hebreos 4,15).

Ahora pienso que estás mucho más preparado para caminar los próximos días junto con un Jesús que comparte con Dios, sufre y 132

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confía en Él exactamente como tú y yo debemos aprender a hacerlo. Él también caminó en la oscuridad.

Lectura del día “Al atardecer, se sentó a la mesa con los Doce y mientras cenaban, les dijo: ‘Yo les aseguro que uno de ustedes va a entregarme.’ Ellos se pusieron muy tristes, y comenzaron a preguntarle uno por uno: ‘¿Acaso soy yo Señor?’”

Mateo 26,20-22 Oración de partida “Jesús fiel, tu fe fue puesta a prueba así como la mía, pero aún más. Sin embargo, Tú confiaste que no serías avergonzado, y ‘en las manos de Dios entregaste tu espíritu’. Dame la valentía de hacer lo mismo en el tiempo de prueba.”

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JUEVES SANTO

Cada grupo necesita su rito–o se pierde el mensaje y se pierde el grupo Éxodo 12,1-8.11-14; Juan 13,1-15 Como se podría esperar, tenemos hoy día, tres lecturas trascendentales, y todas están dentro del contexto de los ritos. Todas las religiones antiguas comprendían la importancia y el poder de los ritos en grupo. Sin ellos, no hay memoria, no hay una re-creación del mito original para cada nueva generación, no hay cohesión en el grupo, y no hay transformación de las personas en los planos cada vez más profundos de la consciencia –¡o la inconsciencia!

Por existir la posibilidad de que el mensaje se pierda en el Evangelio, Jesús lo explica claramente: “Les he dado ejemplo, para que lo que yo he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan,” y luego lo repite varias veces (Juan 13,13-20). Pero principalmente, yo voy a mencionar la Primera Lectura del Éxodo. Los cristianos conocemos menos a ésta. El rito central de la Pascua definió a este pueblo: “Este día será un memorial que ustedes deberán celebrar, lo celebrarán como una gran fiesta en honor del Señor. De generación en generación celebrarán esta festividad, como institución perpetua” (Éxodo 12,14).

Sólo presentaré lo central del rito, pero pienso que tu imaginación 134

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cristiana los guiará a partir de ahí. Nota que dice que será cada décimo día del mes (“abril”), ellos deben tomar un corderito por familia. Lo deben de guardar durante cuatro días –justo el tiempo suficiente para que los niños se encariñen con él y lo miren en todo su encanto– y luego lo “¡inmolarán al atardecer”! Después deberán tomar su sangre y con ella rociar todos los marcos de las puertas de las casas. Esa noche lo deberán comer siguiendo un rito muy preciso, recordando su salida de Egipto y la protección de Dios a lo largo del camino. Gracias a Dios, los judíos terminaron por abandonar los sacrificios de animales, pero este rito tenía el fin de producir un choque psíquico, tal y como matar siempre lo es. Puedes ver, sin embargo, que la psique humana lentamente va evolucionando en la historia para poder llegar a identificar el problema actual y qué es lo que realmente debe morir.

Un antropólogo cultural puede explicar lo que está sucediendo. El instinto de sacrificar es el reconocimiento profundo de que algo siempre tiene que morir para que algo mayor pueda nacer. Comenzó con sacrificios humanos (Abraham e Isaac), de ahí nos trasladamos al animal, y gradualmente nos vamos acercando a lo que realmente tiene que ser sacrificado –nuestro bien amado ego– ¡el cual guardamos y protegemos como un lindo corderito casero! Encontraremos innumerables disfraces y excusas para no desprendernos de lo que realmente debe morir para nuestro crecimiento espiritual. Y no son otros humanos (primogénitos o egipcios), ni animales (corderitos o cabritos), ni 135

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siquiera “carne roja en viernes” lo que Dios quiere o necesita. Siempre es nuestro pasajero y adorado “yo” del que debemos desprendernos.

Seguramente Jesús tenía una docena de buenas razones para no morir tan joven, tan falto de éxito en ese momento, y siendo ¡el Hijo de Dios!

Al convertirse en el simbólico Cordero Pascual, además del sirviente que lava los pies en el Evangelio de hoy, Jesús hace que el movimiento hacia lo humano y personal sea algo muy claro y concreto. Siempre somos “nosotros,” en nuestra juventud, en nuestra belleza, en nuestro poder y sobreprotección los que debemos ser entregados. De no ser así, nunca creceremos, y nunca seremos lo suficientemente grandes para “comer” el Misterio de Dios y del Amor. Se trata realmente de “pasar al otro lado,” a la otra dimensión de la fe y de la vida. Y esto nunca sucede sin que algo ‘muera en las dimensiones anteriores’. Este es un verdadero día de un rito muy significativo que reúne todos los mensajes absolutamente esenciales que muchas veces se evitan –el sufrimiento necesario, el verdadero compartir, la intimidad divina y el amor del que sirve.

Lecturas del día “Así es como deben comer: vestidos y calzados, y con el bastón en la mano, y a toda prisa como aquellos que van a algún lado. Esta es la Pascua del Señor.” Éxodo 12,11 136

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“[Jesús] habiendo amado a los suyos en este mundo, quiso ahora mostrar su amor por ellos hasta el extremo… Se quitó el manto y se ató una toalla a la cintura, echó agua en una palangana y se puso a lavar los pies a los discípulos.”

Juan 13,1.4-5 Oración de partida “En esta noche santa de oración, quisiera ‘pasar una hora contigo’, para que así Tú me puedas enseñar cómo debo desprenderme y cómo debo vivir. Déjame ver tu belleza en el pan, en el vino y en el canto e inclusive en la toalla del sirviente.”

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VIERNES SANTO

El chivo expiatorio y buscando un culpable Isaías 52,13—53,12; Juan 18,1—19,42 Hoy, se revela y se resuelve el principal problema humano, el asunto central que derrota la historia humana. Es en verdad un viernes “bueno” como dicen en inglés. El asunto central es la inclinación humana de matar a otros en una multitud de formas, en vez de morir nosotros mismos –nuestras ilusiones, apariencias, narcisismo, y nuestro comportamiento destructor. Jesús muere ‘por’ nosotros, no en el sentido de ‘en nuestro lugar’ pero más bien ‘en solidaridad con’ nosotros. La primera muerte es solamente una transacción celestial por así decirlo; la segunda es la transformación de nuestra alma y de la trayectoria de la historia.

Desde siempre, Caín ha estado matando a Abel, el patrón se revela desde los primeros hijos de Adán y Eva. Sin embargo, gracias a Dios, y casi siempre pasa desapercibido, inclusive Caín esta “marcado” para ser protegido, mientras vagaba por el Este del Edén (Génesis 4,16). Esa marca se convirtió para los cristianos en “la señal de la cruz,” nuestra vacuna para no matar –¡y no ser matados por nuestras matanzas! Pero nuestra vacuna no siempre funciona; nosotros que “adoramos” al Chivo Expiatorio, habitualmente buscamos otros chivos expiatorios. El problema está siempre en “algún otro lugar” en vez de en nosotros 138

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mismos o está simplemente afuera en vez de adentro.

El alma necesitaba alguien a quien pudiéramos “mirar” lo suficiente para saber que nosotros éramos los que estábamos “traspasando” (Juan 19,37) y éramos traspasados al hacerlo. El cuerpo de Jesús es el icono permanente de lo que la humanidad está haciendo y lo que Dios sufre “con,” “en” y “a través” de nosotros. Él es el icono de la total solidaridad divina con nuestro dolor y nuestros problemas. Es a la vez un exponer eterno y un contener eterno del Gran Misterio. Es nuestra imagen transformadora principal para el alma. Cada vez que veas una imagen de Jesús crucificado, sé consciente de que revela claramente el mensaje fundamental: lo que la humanidad se está haciendo a sí misma y hace a los demás. No disminuyas su significado haciéndolo sólo una transacción mecánica donde Jesús paga un “precio” a Dios o al diablo. El único precio que se paga es a la intransigente alma humana –¡para que ésta pueda ver!

La humanidad odia y ataca lo que tiene muy buena razón para amar –a sí misma, a Dios, y al resto de la creación. No puede decir junto con Jesús, “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23,34).

Ninguno de nosotros realmente sabe lo que estamos haciendo hasta que el crucifijo exterior se convierte en una revelación interior de cada acto de barbarismo humano, de guerra, tortura, hambre, enfermedad, abuso, opresión, injusticia, muerte temprana y vidas absurdas “¡desde la sangre inocente de Abel el justo hasta Zacarías, a quien ustedes mataron!” (Mateo 23,35). Estos son los primeros y los últimos asesinatos 139

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de la Biblia hebrea del tiempo de Jesús, y parece que Jesús los ve como uno colectivo. Es la misma y constante ceguera humana desde el principio de los tiempos.

En la cruz, el velo entre lo Santo y lo profano se “rasgó de arriba abajo” (Mateo 27,51), y “la cortina de su cuerpo” se volvió una “apertura viviente” (Hebreos 10,20) a través de la cual podemos ahora todos entrar al Santo Santuario, el cual en sus diversos planos es a la vez nuestra propia alma y auténtico corazón de Dios. En el Cielo nada cambió el Viernes Santo, pero potencialmente en la Tierra, todo cambió. Algunos han aprendido cómo ver y cómo confiar en el contrato entre Dios y la humanidad. Dios por siempre y para siempre ama lo que Dios ha creado: “Y vio que era bueno, muy bueno” (Génesis 1,31). Fuimos nosotros quienes no pudimos amar y ver la bondad omnipresente. Estábamos atrapados fuera del velo.

Pero ahora, como nos dice la Segunda Lectura de hoy, “podemos acercarnos con plena confianza al trono de la Gracia para recibir misericordia y favor” (Hebreos 4,16). La cortina está, y siempre ha estado, completamente abierta, como lo vemos dramatizado en el cuerpo desnudo y el corazón sangrante de Jesús, que los católicos llamamos ‘El Sagrado Corazón’. Parece ser que necesitábamos una imagen tan sobrecogedora, dramática y convincente o simplemente no captaríamos el mensaje, no alcanzaríamos a vernos y no podríamos confiar en el Gran Amor.

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Lecturas del día “Sin embargo él llevaba nuestros sufrimiento, soportaba nuestros dolores… pero eran nuestra rebeldías las que lo traspasaban, y nuestras culpas las que lo trituraban. Sufrió el castigo para nuestro bien y con sus heridas nos sanó.” [No vayan a pensar que éste es un acto de sufrimiento “por” sino un acto de sufrimiento “con.” Hay una gran diferencia.]

Isaías 53,4-5 “Todo está cumplido.” [La mentira ha terminado.] E inclinando la cabeza entregó el Espíritu.” [La verdad fue entregada a la historia.]

Juan 19,30 Oración de partida “Jesús Crucificado, no eres un desconocido para mi alma, no eres un extraño de nuestra historia. Tú has revelado, resuelto y perdonado todo en la cruz. Hoy me uno a todo el mundo para darte gracias. Es en verdad un viernes bueno.”

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SÁBADO SANTO

Espacio ‘liminal’ Lucas 24,1-12 “Después de dos días, nos devolverá la vida, al tercero nos levantará y viviremos en su presencia”.

(Oseas 6,2) Limen es umbral en latín. Un ‘espacio liminal’ es el tiempo crucial intermedio, donde todo realmente sucede aunque parece que nada ocurre. Es el tiempo de espera mientras se hace el pastel, el movimiento se realiza y la transformación se lleva a cabo. Uno no puede saltar del viernes al domingo en este caso, ¡tiene que haber un sábado! Este, claro está, ha sido siempre el día santo para la tradición judía. El descanso del Sabat era un día clave para los judíos, y hasta el cuerpo fallecido de Jesús descansa el sábado, esperando a que Dios haga lo que sea que Dios planee hacer. Es nuestro gran acto de confianza y entrega, ambos a la misma vez. Una nueva ‘creación ex nihilo’ está a punto de suceder, pero primero debe ser deseada.

Para todos nosotros este es ‘tiempo de entrega’ necesario, donde el alma y el Espíritu se reúnen con el cuerpo. Ahora le llamamos el ‘tiempo de duelo’ necesario. El tiempo está confabulando con la Eternidad y la Eternidad no juega fuera de sus reglas. El primer misterio tiene que ser contenido, sufrido y contemplado antes de que

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el nuevo nacimiento pueda llevarse a cabo. El sepulcro es temporalmente un vientre.

“Ellos pusieron el cuerpo en un sepulcro excavado en roca, y taparon la entrada con una piedra,” dice el Evangelio según San Marcos. Lucas nos muestra a las mujeres “en vigilia,” y luego van a casa a preparar especies y perfumes, y a “observar el Sabat como día de descanso.” Las cosas grandes simplemente no suceden sin preparación. Se deben esperar, necesitar, desear y crear un espacio interior. El descanso del Sabat es todo –y es nada también. Igual que el alma e igual que el Espíritu.

Esta noche la Iglesia celebrará la liturgia central del todo el año eclesial. Todo gira alrededor de esta noche y de esta necesaria transformación del alma. Sí; Jesús fue el primero que la transita conscientemente, pero lo hace para que nosotros podamos seguirlo confiados. Mañana será diferente a hoy. Uno debe haber transitado por este Misterio por lo menos una vez –en alguna dimensión de la vida real– o simplemente será un rito bonito y una creencia extraña.

Agustín correctamente lo nombró el “misterio pascual” o el misterio del paso al otro lado.

Terminaré con esto, para que así puedas confiar tu vida a un paso que va más allá de cualquiera de mis palabras que tratan de llevarte allá, o alguna prueba de que esto realmente le sucedió a Jesús. Finalmente, tú tienes que transitarlo. Cuando todo el ciclo te llegue a suceder, tú 143

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sabrás que pudo realmente sucederle a Jesús, y probablemente así fue.

Ahora estás ya listo para el domingo, el primer día de la semana, y el siempre-nuevo día de la Vida Resucitada, la cual te permitirá de ahora en adelante leer tu vida hacia atrás y comprender, y leerla hacia adelante con esperanza.

Recuerda, la esperanza no es una creencia vaga de que “todo va a salir bien,” mas la esperanza bíblica es la certeza de que las cosas tendrán finalmente un sentido victorioso sin importar cómo terminen. Esto lo aprendemos de Jesús, quien nos da ahora el valor para vivir nuestra vida hacia adelante desde aquí. Quizás éste es el propósito pleno de la Cuaresma.

Lectura del día “El primer día de la semana, a primera luz, las mujeres regresaron al sepulcro llevando los perfumes que habían preparado. Encontraron que la piedra que tapaba el sepulcro no estaba en su lugar, y entraron, pero no encontraron el cuerpo del Señor Jesús.”

Lucas 24,1-2 Oración de partida “Cristo Resucitado, Tú me has llevado hacia el interior de tu misterio de pasión, muerte, espera y vida nueva. Porque confío en Ti, te confío todas mis muertes. Permíteme en esta Pascua ir hasta el final contigo, y permíteme ahora confiar en nuestro Domingo Eterno más aún que cualquier Viernes de Paso o Sábado de Espera. Amén.”

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