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MIÉRCOLES DE LA TERCERA SEMANA DE CUARESMA
Los buenos recipientes son necesarios Deuteronomio 4,1.5-9; Mateo 5,17-19 La lección que quisiera ofrecer aquí es una de las más valiosas, pero una de las más difíciles de comunicar al pueblo moderno y posmoderno de Occidente. Somos todos descendientes de las revoluciones francesa y americana, las cuales no valoraban mucho los “viejos” recipientes o ser “contenidos” en cualquier cosa. Los norteamericanos le llaman “libertad,” pero vamos a ver cómo Jesús argumenta a favor de una libertad más antigua y bíblica que una simple libertad de puras restricciones. Dios es cómo un cable eléctrico. Te quemas si haces contacto directo, y te quemas si supones que has hecho un contacto directo. Estoy hablando en forma mitológica y psicológica, donde el modelo es bastante claro y frecuentemente se repite. Las cárceles y los hospitales psiquiátricos están llenos de personas que hablan directamente con Dios, y de la misma forma, igual están muchas iglesias. Mientras que Moisés alaba efusivamente los “mandatos y preceptos” que deben “ponerse en práctica,” y que no deben dejar que “se aparten de tu corazón en todos los días de tu vida y transmitírselos a tus hijos y a los hijos de tus hijos,” nosotros que hemos sido educados y somos progresivos simplemente los descartamos y esperamos la siguiente 68