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MARTES DE LA SEMANA SANTA
El dolor de la traición Isaías 49,1-6; Juan 13,21-33.36-38 Continuamos por dos carriles poderosos, el segundo de los Cánticos del Siervo y en el Evangelio, el desarrollo de los acontecimientos que llevaron a Jesús a su muerte. Hay un pasaje muy conmovedor en el Cántico del Siervo, que nos ilustra y nos prepara para las dos traiciones que están a punto de suceder: “En vano me he cansado, inútilmente he gastado mis fuerzas sin objeto, para nada” (Isaías 49:4). Este es seguramente el sentimiento humano después de que se vuelve contra nosotros alguien a quien amamos. En algún nivel, todos sentimos que hemos hecho un tipo de contrato con la vida, y cuando la vida no funciona como habíamos esperado, entonces sentimos un dolor intensamente agudo llamado traición. Nos sucede a todos en formas diferentes. Es un golpe al estómago que nos deja con una sensación de inutilidad y vacío. Y aquí le sucede a Jesús, por parte de dos de su propio círculo íntimo, Judas y Pedro. Cuanto más amor y esperanza hayas tú depositado en otra persona, mayor es el dolor de la traición. Si la traición sucede en un nivel profundo y personal, nos preguntaremos si alguna vez volveremos a confiar. En verdad se te “rompe” el corazón. Esos momentos se convierten en una encrucijada, el quebrantamiento 129