Más que prosas o relatos, 9550: Una posible interpretación del azul, mueve afectos, intensidades relacionadas a la infancia, de ahí el juego con Stiopa, aquel Hombre Nuevo soviético ideado por Serguei Mijalkov que se proyectaba en la isla en forma de dibujos animados, y con la historia de una familia que nunca llegará a ocupar el centro de nada. Es decir, ni de la novela, ni de sus propias vidas, tal y como funciona ahora mismo (y desde las primeras migraciones políticas pos-59) el concepto familia en Cuba. Concepto que se ha ido deslavazando hasta convertirse en una mancha en el rostro de todos los nacidos en el país. Una mancha policial, histérica, obtusa, afectiva. La misma que Abel Arcos despliega en esta novela hasta transformarla, más que en asunto ideológico, en «coso» autobiográfico y privado. La autobiografía de ese largo Stiopa en que intentaron convertir, convertirnos, a todos.