Nosotras nos quedamos. Jucha’enka paka’raska.

Nosotras nos quedamos.

Jucha’enka paka’raska.

Elsa Escamilla Primera edición: 2022 Este catálogo corresponde a la exposición homónima en el Centro Cultural Clavijero, con vigencia de octubre 2022 a enero 2023.

Pertenece al proyecto Las que se van, Las que se quedan, con apoyo del Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA) y el Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (SACPC).

Curaduría: Juan Carlos Jiménez Abarca Diseño editorial: Isela Mora Edición de videos: Anna Soler Cepriá Enmarcado de obra: Luis Alonso Hernández Muñiz Impresión fotográfica: Gama Fotografía Agradecimientos especiales: Ana Laura López Escamilla, Xaté Tzitziki, Luis Alonso Hernández Muñiz y Gabriela Castillo por su apoyo.

A Guillermina Aguilera, Anna Soler y Juan Carlos Jiménez, por participar en los Diálogos con la fotografía, actividad previa a la inauguración.

Expreso mi gratitud, respeto y admiración a todas las mujeres, así como un especial reconocimiento a aquellas que compartieron sus sentimientos. De corazón a corazón: ¡gracias!

Datos técnicos de todas las piezas Impresión: Giclée Medidas: 90 x 60 cm, 60 x 40 cm y 43 x 28 cm.

Este es un proyecto apoyado por el Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (SACPC )

Nosotras nos quedamos J ucha’ enka paka’raska .

De Elsa Escamilla

Nosotras nos quedamos J ucha’ enka paka’raska .

De Elsa Escamilla La visión contenida en esta exposición no cabe en la óptica fija de la cámara Réflex, por lo que Elsa Escamilla expande los formatos de su trabajo a estrategias transmediales, de storytelling vinculada a la investigación profunda. Como otras fotógrafas de su generación (Vida Yovánovich, muy especialmente), hace de la práctica fotográfica su camino para abordar crítica y existencialmente los escenarios que anda. Incorpora para ello imagen en movimiento, entrevistas, paisajes sonoros e imágenes fijas de gran contraste.

La producción audio-visual que Escamilla ha desarrollado en los últimos años se vincula con la vida de las mujeres en las comunidades p’urhépechas. La migración, la tecnología y la crisis sanitaria global —expresadas localmente— forman parte de los intereses que explora mientras camina por las calles de la meseta, las plazas en la zona lacustre, las fiestas en la cañada.

Vive y convive con niños, niñas y mujeres que activan las dinámicas comunitarias de sus pueblos. Elsa se adentra en las narrativas sobre la transformación de la vida social e íntima de sus retratadas. Provocando nuevamente la sospecha de que, como artista, su principal herramienta no es la cámara sino las múltiples formas de la empatía —la sororidad entre ellas—.

Las voces de Elvia, María Elvia, Rosa Liliana, Lorena, Cristina y Guillermina hablan sobre los viajes que ellas —y sus parejas, familiares— han realizado hacia los Estados Unidos, decidiendo en algún punto volver

y hacer su vida en México, en comunidad. Procurando prosperar aquí (en Ahuiran, San Pedro Zipiajo y Tingambato). Hablan sobre organizarse como mujeres y producir cubrebocas, generar ventas, sacar sus familias adelante. Hablan de construcción de casas, de salud, tristezas y anhelos por quienes están ausentes, y no vuelven, no llegan pronto (otra vez, otro año).

Convidan a Elsa una probada de comida y experiencias que se materializan en esta exposición, que a su vez representa las diferentes expresiones de una misma visión: la meseta p’urhépecha silenciosa. Las calles vacías.

Las niñas y niños no juegan pelota en las plazas. Se acallan los rezos. Las comunidades se cierran.

Y luego, el re-encuentro. En la calle el cubrebocas, la mascarilla, fue imponiéndose omnipresente. Colocado diligentemente en el rostro de cada persona, hizo de la conversación un balbuceo de ruidos callados, murmullos contenidos, limitados. Palabras agolpándose en el mismo rostro que las pronuncia, el aliento ya no se comparte, se empañan los anteojos en cada exhalación.

Nosotras nos quedamos es una afirmación, operando en el contexto de fuerzas circunstanciales, que invoca liderazgo y generosidad para las mujeres p’urhépechas, como defensoras y guardianas de sí mismas, sus familias, sus pueblos y el territorio.

Juan Carlos Jiménez Abarca Historiador de arte y curador.

Diablo con cruz.

Cheránastico, Michoacán.

2021

Ángel exterminador.

Cheránastico, Michoacán.

2021

Primera comunión

Carapan. Michoacán.

2021

Rezos callados.

Cheránastico, Michoacán.

2021

EL niño Chichihua.

Aranza, Michoacán.

2021

Fiesta del Niño Chichihua Aranza, municipio de Paracho. Michoacán.

Se dice que la figura del Santo Niño Chichihua fue encontrada en un cerro cercano de Aranza, a finales del siglo XIX. La figura ha sido restaurada y venerada desde entonces, involucrando una intensa organización comunitaria a lo largo de un año.

El sistema de cargos le da estructura y soporte a la tradición. Se trata de una responsabilidad que comparten sus fieles, alternando entre familias el resguardo del Niño, así también la ejecución de preparativos para distintas fiestas y eventos. Al ser considerado muy milagroso, el Niño Chichihua moviliza personas de diversos estados del país y del exterior, especialmente comunidades migrantes en Estados Unidos.

Las fechas más importantes del ciclo anual son: 6 de enero. Con gran honor, las y los nuevos cargueros reciben la imagen del Niño Chichihua, que previamente ha sido llevada al templo del pueblo por los anteriores cargueros, y la llevan a su casa. Se celebra misa y una fiesta con música y comida.

30 de abril. Antes del amanecer se entonan Las Mañanitas para el Niño y numerosos peregrinos visitan la casa de los cargueros. Se ofrecen desayunos y ofrendan juguetes, mismos que son también obsequiados a niñas y niños del pueblo en su día. Abundan los dulces, los cantos y las danzas.

Agosto. Día de recepción de hojas del maíz. Tras oficiar misa, se reúnen habitantes de Aranza y pueblos cercanos para hacer entrega de hojas de maíz en casa de los cargueros.

25 de diciembre. Tras haber iniciado los preparativos en septiembre (entre ellos la elección de participantes y elaboración de trajes) y haber realizado el ensayo general el día 24, en la plaza de Aranza se presenta el Coloquio —la pastorela— en honor al Niño Chichihua. Participan diablos, ángeles, pastores, parejas de rancheros, ermitaños, Adán y Evan, entre otros. Además de pasajes bíblicos, se narran historias de los ancestros de los cargueros en turno.

La virgen.

Cheránastico, Michoacán.

2021

La pasión

Cheránastico, Michoacán.

2019

El cielo me escuche.

Cheránastico, Michoacán.

2019

Los ángeles en la puerta.

Cheránastico, Michoacán 2020

Gel con mural.

Cherán, Michoacán.

2020

Uso Obligatorio

Cherán, Michoacán.

2020

Las niñas en las festividades.

Carapan, Cheránastico y Aranza.

2021.

Las abuelas sabías.

Santa Fe de la Laguna, Michoacán.

2021

Tápame con tu rebozo.

Cocucho, Michoacán.

2021

El sombrero.

Aranza, Michoacán.

2021

Cubriendo el evento.

Aranza, Michoacán.

2021

Sueños de California.

Angahuan, Michoacán.

2022

Aquí todo sigue igual.

Cocucho, Michoacán.

2021

La foto, memoria contra el olvido.

Cocucho, Michoacán.

2021

Modernidad.

Cheránastico, Michoacán.

2022

Dórico Californiano Tardío.

Cheránastico, Michoacán.

2022

Oliva, sus hijas y nieta.

Aranza, Michoacán.

2019

Mi suegra

Angahuan, Michoacán.

2022

Elvia Silvia Bartolo Zipiajo, municipio de Coeneo. Michoacán.

La pandemia por COVID 19 interrumpió todas las actividades productivas, de comercio y cohesión en las comunidades p’urhépechas. Ante la falta de trabajo, mujeres de Zipiajo se organizaron y capacitaron para hacer frente a esta crisis. María Elvia Silvia Bartolo jugó un papel muy importante en ese proceso.

En 2016 recibió el Premio Estatal de las Artes “Eréndira”, categoría de Artes Tradicionales, por sus méritos en la producción de textiles y alfarería. Hace 38 años fundó un grupo de trabajo colectivo en su comunidad, mismo que ha resultado crucial para muchas mujeres durante el confinamiento generalizado, que inició en marzo de 2020. Empezó a trabajar a los 8 años, haciendo ollas para frijoles, comales de barro y otras figuras, que decoró con flores de alcatraz. Fue adquiriendo notoriedad como artesana al ganar diversos premios durante años.

Elvia cuenta que en Zipiajo no hubo contagios de coronavirus —tal vez fuera porque supieron cuidarse, o por el hábito de tomar té de nurite y toronjil— pero la afectación fue muy fuerte para ellas. Además del apoyo mutuo que procuraron entre todas, recibieron encargos de alfarería a través de Internet. En la producción de textil contaron con la colaboración de una capacitadora para elaborar y comercializar cubrebocas. Con esto pudieron tener ingresos relativamente continuos durante meses.

De a poquito ha sabido salir adelante en un escenario adverso para toda la región. La unión en comunidad es una fortaleza que les protege y anima.

Elvia Silvia Bartolo Premio Eréndira 2018 Zipiajo, Michoacán.

2022

La unión en la comunidad Zipiajo, Michoacán.

2022

Deja que me peine.

Aranza, Michoacán.

2019

La matrona.

Santa Fe de la Laguna, Michoacán.

2022

Rosa Liliana y su madre.

Angahuan, Michoacán.

2022

Quédate en casa.

Ojo de agua, Tzintzutzan, Michoacán.

2020

La niña madre.

Capácuaro, Michoacán.

2021

Ausencia

Nurío, Michoacán.

2020

Elsa Escamilla Licenciada en Artes Visuales para la Expresión Fotográfica por la Universidad de Guadalajara, estudió en el Centro de Estudios Cinematográficos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Desde 1971 ha impartido clases y talleres en instituciones como la Escuela Nacional Preparatoria y el Centro de Estudios Cinematográficos (UNAM), en la Escuela de Fotografía Nacho López, en el Programa de Talleres del Centro de la Imagen, en el Centro de Estudios Integrales de la Imagen y en la Universidad Latina de América (UNLA).

Desde el año 2003 radica en la ciudad de Morelia. Colaboró en la escuela de fotografía Fábrica de Imágenes como docente, asimismo como Coordinadora Cultural hasta el 2015. Coordinadora Académica del Primer Encuentro de Fotografía de la Región Centro Occidente EFOCO (2013), proyecto de Coinversión apoyado por el FONCA, realizado en la ciudad de Morelia. En 2016 fue invitada por el fotógrafo Philippe Brame a exponer y dar una conferencia sobre su obra Los Niños del Viento (Les Enfants du vent) en la biblioteca Domaine de Chatressac en Francia.

Ha sido becaria en diversas ocasiones: en la categoría Creadores con Trayectoria del Consejo para las Artes y la Cultura del Estado de México (1996) con el proyecto Fray Tormenta, el sacerdote enmascarado. Beca del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico de Michoacán (PECDAM 2008) con el proyecto Metamorfosis. Beca del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA 2012), con el proyecto Tarhiata Karakua Ix Anapu (Vientos del Norte).

En 2017 se le distingue con el Premio Estatal de las Artes “Eréndira”, otorgada por el Gobierno del Estado de Michoacán, por su contribución al engrandecimiento del arte en el Estado y el país. En el 2021 recibió la Medalla al Mérito al Mérito Fotográfico otorgado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Actualmente es miembro del Sistema Nacional de Creadores con el proyecto Las que se van, las que se quedan (2020), y participa en el Programa Semilleros Creativos como profesora de fotografía. Ha participado en más de 90 exposiciones colectivas e individuales a nivel nacional e internacional.

Este es un proyecto apoyado por el Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (SACPC)