Estrella de Oro 2

Page 3

Con un amor distinto, pero igualmente ilusionante y hermoso, tampoco el Club de Medios da por muerta a Rocío Jurado. Hace casi un año, en momento de esperanza frente a su enfermedad, recogía la artista nuestra ESTRELLA DE ORO, en los salones del hotel Santo Domingo de Madrid, a la que se había hecho acreedora y que le otorgamos "por unanimidad del Consejo" del Club de Medios. Embargada de emoción, nos decía entonces: "Casi una niña, salí de Chipiona soñando con alcanzar el éxito y convertirme en estrella del espectáculo. Ahora me doy cuenta de que la verdadera estrella de oro que buscaba era precisamente esta que me acabáis de dar: La estrella de oro del amor y la amistad". Sentimientos que, por descontado, seguiremos manteniendo vivos de ahora en adelante porque… una ESTRELLA DE ORO jamás pierde su fulgor. Se nos ha ido Rocío Jurado. Y digo que se nos ha ido porque una mujer de vigorosa fe que mueve montañas, siempre colgada además, desde la niñez, a su Virgen de Regla, es más espíritu que cuerpo y, con la muerte, la vida del alma "no termina, se transforma". O sea que, con su último suspiro, Rocío habrá cruzado "como una ola" el abismo de misterio que abre el más allá y se habrá adentrado en esos "promontorios desconocidos" en los que, Dios lo quiera, le tocará gozar de la eternidad de bienaventuranza y felicidad que se ha ganado por ser "buena gente". Si el adiós de Chipiona fue la entrañable "Salve Rociera" de los Marismeños en la ermita de la Virgen de Regla, antes de que los costaleros la alzaran dormida "al cielo", no tengo la menor duda de que su despertar a la inmortalidad se habrá producido en el marco del espectacular escenario celestial que los coros de ángeles y arcángeles le habrán montado para que ella, con todo el poderío de "la más Grande", se presentara con una de las coplas de sus comienzos: "Yo soy la luz de la mañana, tú eres la piedra de un río; yo no se cómo te llamas, a mí me llaman Rocío". Con qué arte, con que hondura, con qué luz ha cantado siempre Rocío Jurado a su Jose Ortega Cano quien, por cierto, ha rematado sus grandes triunfos de torero en los ruedos con una faena magistral de marido apegado a su mujer aún más en la enfermedad que en la salud. Ni el cáncer ni la muerte han logrado quebrar el amor que, al casarse, se habían jurado para siempre en la ermita de las Vírgenes de la finca "Yerbabuena".

JAVIER DE MONTINI Periodista. Consejero del Club de Medios


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.