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progresos en los ramos militares, de comunicaciones y transportes, instrucción pública, agrícolas y obreros alcanzados por los muy recientes gobiernos revolucionarios; las películas serían exhibidas en el país y el sur de los Estados Unidos “para demostración del adelanto de México del que es gran factor la labor progresista llevada a cabo por las autoridades locales en perfecta armonía con el criterio de la revolución”. Malváez, quien había contribuido a la causa “sin retribución alguna y solamente por convicciones de ideal” se había dirigido ya al Primer Jefe con objeto de recibir ayuda.69 Aparentemente no tuvo respuesta. Por otro lado Santiago J. Sierra, quien tres años antes había participado en la Compañía Artístico-Cinematográfica que filmó Sangre hermana y había continuado después con sus empeños fílmicos,70 fue contratado como director artístico de la México Lux S.A., empresa encabezada por Manuel de la Bandera. Inconforme con el puesto que se le otorgó, Sierra se desligó pronto de ésta para fundar a fin de año la Tenox Film, que “teniendo en cuenta la riqueza de dramáticos e interesantes episodios de que está llena la historia de nuestros antepasados, se propone impresionar películas cuyos argumentos constituyan dichos legendarios episodios”; para tal efecto, la empresa declaraba haber contratado a artistas como Gonzalo Arrondo, Ignacio Morán y Mariscal, Manuel Sierra y Salvador Augusto Zubieta, y adquirido los materiales necesarios para iniciar las filmaciones de un libreto escrito por Antonio Ramos Pedrueza.71 Después de realizar ensayos con los noveles artistas,72 se anunció que la compañía había cambiado de proyecto, al contratar al señor Picolet, un “experto actor cinematográfico que tiene gran práctica y además ha grabajo varias películas americanas” y quien estaría a cargo de la dirección escénica de una película dirigida por Sierra, con libreto de Salvador Irigoyen Loría.73 No hay registro de que se concretara tampoco esta cinta. 69 “Jira por varios estados, en los que se tomarán vistas cinematográficas de sus mejoras”, El Pueblo, 3 de septiembre de 1916, p. 4. 70 De los Reyes informa que en abril de 1915 Sierra preparaba nada menos que cuatro películas de ficción, que no llegaron a terminarse; véase Vivir de sueños, op. cit., p. 202. 71 “Los primeros ensayos de los artistas de la Cía. Cinematográfica Tenox” y “Se fundó en México una nueva compañía productora de películas”, El Nacional, 15 y 21 de diciembre de 1916, pp. 8 y 3. 72 “La Cía. Tenox impresionará mañana su primera película”, El Nacional, 6 de enero de 1917, p. 2. 73 “La Cía. Tenox Film progresa”, El Nacional, 8 de enero de 1917, p. 2.
Hubo también esfuerzos que condujeron a resultados tangibles. Uno de ellos fue la filmación en el estado de Yucatán de la primera cinta de largometraje de ficción, 1810 o los libertadores de México, producida por la empresa Cirmar de Carlos Martínez de Arredondo y Manuel Cirerol Sansores. Esta película extendía, de algún modo, la representación en imágenes de la historia patria que había tenido como obra fundacional, casi diez años antes, El grito de Dolores o sea la Independencia de México de Felipe de Jesús Haro. Estrenada en Mérida, a mediados de septiembre se proyectó en el Teatro Hidalgo de la capital, justo a tiempo para contribuir a la celebración de un nuevo aniversario de la gesta patria; su anuncio decía que por referirse a la epopeya que “conmueve hondamente el corazón de todo mexicano”, tenía asegurado un “grandísimo éxito”.74 De acuerdo con la costumbre instaurada por las cintas extranjeras, en su anuncio se incorporaban ya los nombres de los intérpretes. Otra iniciativa afortunada fue la fundación en la ciudad de México de una escuela dirigida a formar artistas de cine dirigida por Manuel de la Bandera. En efecto, antes de hacer películas de argumento parecía necesario educar a sus intérpretes. El modelo de actuación dominante (o al menos el que gusaba más en México) era el recientemente desarrollado en los largometrajes franceses e italianos por Susana Grandais, Hesperia, Pina Menichelli, Gabriela Robinne y Francesca Bertini. Las clases impartidas seguramente se dirigían a formar actrices en esa línea, junto con sus cuadros acompañantes. La escuela inició cursos en septiembre y un par de meses después se dio noticia de los ensayos de los primeros alumnos.75 Con esta y otras empresas, De la Bandera fue uno de los más decididos impulsores de la primera cinematografía de argumento en los meses que siguieron. Jean Humblot saludó la creación de su México Lux, resaltando su mérito por partida doble, ya que …una compañía de cine no puede formarse tan fácilmente como una de teatro, puesto que en esta última basta reunir los actores e integrar un cuadro más o
74 “Propaganda patriótica por medio del cinematógrafo”, El Pueblo, 19 de septiembre de 1916, p. 4. Sobre la filmación de esta cinta, véase Gabriel Ramírez, El cine yucateco, UNAM, México, 1980, pp. 29-39. 75 Véanse anuncio, El Pueblo, 3 de septiembre de 1916, p. 6, y Pymoll, “El cine en México”, El Universal, 22 de noviembre de 1916, p. 6.