EL CINE SÚPER 8 EN MÉXICO. 1970-1989

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de aquellos años solieron solidarizarse con la lucha por la independencia sindical. Basta recordar que uno de los puntos del pliego petitorio del Consejo Nacional de Huelga en 1968 era la liberación de los líderes ferrocarrileros Demetrio Vallejo y Valentín Campa, por entonces presos en la cárcel de Lecumberri. Después la masacre de Tlatelolco muchos activistas del movimiento estudiantil consideraron que la opción política se restringía a dos vías: la lucha armada o involucrarse en las movimientos populares obreros y campesinos.18 Para los miembros de la Cooperativa de Cine Marginal la guerrilla era una “lógica de la desesperación” y decidieron apostar por “el largo camino de la organización popular”.19 Así, se propuso al interior de la Cooperativa el acercamiento con la Corriente Democrática encabezada por Rafael Galván en el interior del Sindicato de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (STERM). Hubo miembros de la Cooperativa que dudaban si era correcto acercarse políticamente al STERM. Discutían sobre el pasado de su líder, Rafael Galván y especulaban sobre la posibilidad de que su movimiento fuera auspiciado por el mismo presidente Echeverría para restarle poder a Fidel Velázquez, el poderoso y eterno dirigente de la CTM.20 Sin embargo, la Cooperativa decidió apoyar la lucha sindical de los electricistas a través de una acción fílmica que consitía en la elaboración de cortometrajes en súper 8 que llevaban el título de “Comunicados de Insurgencia Obrera”. Lo que para nosotros fue muy enriquecedor es que entramos de lleno al alto proletariado, era la clase obrera en serio, eran los electricistas. Nos ligamos a ellos ofreciéndoles (claro, les podía llamar la atención y decirnos ¿y a nosotros de qué nos sirve?), ser sus documentalistas. Fuimos a recoger imágenes de todo el país donde estaba el movimiento y lo que hacíamos era: íbamos a Durango, porque se hacía una marcha, había una asamblea muy importante 18 El “Manifiesto 2 de octubre”, redactado por Roberto Escudero y Gerardo Estrada, que llamaba al regreso a clases después de los eventos de Tlatelolco, señalaba con precisión que la lucha estudiantil debería continuar en el acercamiento a las luchas populares. Ver “Manifiesto 2 de octubre”, en Ramón Ramírez, El movimiento estudiantil de México: julio-diciembre de 1968, México, Era, 1969. 19 Entrevista a Paco Ignacio Taibo II por Álvaro Vázquez Mantecón para el Memorial del 68, CCUT-UNAM, 22 de agosto del 2006. 20 Entrevista a Guadalupe Ferrer, Op.Cit.

(te pongo cualquier lugar), hacíamos un levantamiento de imagen y llegábamos, armábamos un comunicado, que le llamábamos nosotros, los enumerábamos… Y con esos comunicados lo que hacíamos inmediatamente de Durango nos íbamos a Mérida a enseñarles a los electricistas de Mérida: “miren ustedes como en Durango sí están organizando, y están respondiendo bien…” y les pasábamos las películas, igual lo hacíamos en Tampico. Para esto servían los Comunicados.21

El contacto con el movimiento obrero significó una especie de camino de Damasco para muchos miembros de la Cooperativa. Carlos Méndez resumió de la siguiente manera la crisis que implicó el contacto con una realidad social distinta a la que ellos, originarios de una clase media urbana, habían estado acostumbrados: [La Cooperativa] ahora estaba en un proceso que se daba en el seno de una lucha de clases, del cual hasta entonces, había estado ajena. Lo vivido en el hecho mismo de filmar, en las proyecciones y discusiones (aparte, y luego del acelere), habían puesto en crisis a los cooperativistas. Fue preciso replantearse todo, pero desde la nueva perspectiva que le daba el movimiento obrero. El cine político tenía ante sí la posibilidad de cumplir una función revolucionaria, en la medida en que se inscribía en un proceso político de clase obrera. Ya no era la abstracción, sino la concreción. No era ya un problema de tomar partido, de solidarizarse, sino de radicalizarse.22

Una de las primeras decisiones formales tomadas por los miembros de la Cooperativa para documentar la insurgencia sindical fue la de filmar en súper 8. A diferencia de otros movimientos de cine político en América Latina, que habían establecido redes de distribución en 16 mm, la Cooperativa optó por el pequeño formato en función de que las cámaras eran livianas, fáciles de ocultar y baratas.23 Encontraban que el súper 8 les aseguraba una independencia total en 21 Ibid. 22 Carlos Méndez, Op.Cit. 23 Peter B. Schumannn, “Super-8 in México: Die erste politische Filmbewegung des Landes”, en Revolutionärer Film in Lateinamerika, Köln, 1973, páginas 65-76.


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