fil 30 años
FILagro Juan Cruz
La primera vez
que fui a la Feria
del Libro de Guadalajara me fui de aquella
observando a Raúl Padilla, en un coche
atmósfera vital y luminosa e inolvidable
oscuro que nos llevaba a las afueras de
con la palabra milagro en la mente, en la
Madrid. El arquitecto intelectual de este
memoria y en la boca. Nada más llegar
milagro iberoamericano que es la FIL
a Madrid les dije a quienes quisieran
quería ver a Jesús de Polanco, presidente
escucharme que esta Feria es un milagro.
de Prisa y de El País, a quien le quería
Y esa palabra ha seguido acompañando
proponer una relación más cercana
a la FIL cada vez que la nombro. No nace
con la Feria Internacional del Libro de
de la nada, naturalmente, al contrario
Guadalajara. Polanco se había hecho, en
que los milagros inspirados por la
su juventud de editor, en América Latina,
voluntad de Dios, sino de un esfuerzo
vendiendo libros por las puertas, cantando
múltiple y tranquilo. Y nace, además, de
rancheras en las horas libres, haciendo
una voluntad que se nota tan sólo en los
amigos y estableciendo relaciones de las
efectos; en el tránsito de la voluntad al
que nació, al fin, la idea de crear, en una
acto hay como una sensación de facilidad,
España difícil, un periódico que ayudara a
de que todo va a salir bien. No hay esa
entenderla. Polanco y Juan Luis Cebrián,
velocidad supersónica que inspira la
el primer director de El País, ahora
histeria, sino sosiego, sensación de que las
su presidente, alentaron en nosotros,
cosas van marchando, con una paciencia
en el periódico, en las editoriales, una
benéfica que ayuda a sentir que uno no
vocación que se emparentaba con lo
está en un barco que se mueve como un
que siempre inspiró a la FIL: el carácter
terremoto, sino en un mar que avanza
iberoamericano de nuestra cultura. En un
como riendo. Es un esfuerzo múltiple
mundo en el que eran aún más férreas las
y tranquilo: todo parece estar hecho
fronteras, lo que venía a decirle a Polanco
de antemano, y todo, hasta los errores,
Raúl Padilla era lo que estaba latente
parecen preparados por una mano mágica
en el trabajo como editor que entonces
que no tiene ni rostro ni nombre, o que
estimulaba el presidente de Prisa y del
sólo tiene un nombre milagroso y mágico:
Grupo Santillana, en el que se alojaba
Milagro FIL. FILagro, que diría Guillermo
la editorial Alfaguara. En ese momento
Cabrera Infante.
yo dirigía Alfaguara en España, y era
La primera vez que percibí ese sosiego del que ha nacido un milagro múltiple,
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de una eficacia cultural incalculable, fue
normal que acompañara a Raúl en ese viaje. En ese trayecto hasta Valdemoro,