MI NOVIA ARPIA
Verd animales
Fausto Jaramillo Periodista
http://aguilas.anipedia.net
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Desde pequeño sentí curiosidad por saber por qué a una persona, cuando cometía algún acto despreciable, se la calificaba como arpía. En aquellos años no conocía de la existencia de un ave de carroña a la que se la llamaba así y mayor fue mi curiosidad cuando por primera vez me paré frente a frente a una Arpía. No podía ser de otra manera, ella estaba enjaulada y yo caminaba entre senderos al interior de un zoológico. No sé si me miró, en ese momento creí que sí, que sus ojos negros se posaron en mí, sentí una extraña corriente eléctrica que recorrió de arriba abajo y de abajo hacia arriba, mientras ella viró su cabeza y sus ojos se perdieron en la que, supongo, era su ansiada libertad. Imponente ave, grande, seguramente debe haber medido un metro o más de altura, con un gran plumaje que la cubría prácticamente todo su cuerpo, desde la cabeza a las patas, dejando libre únicamente las garras con las que seguramente aprisionaba sus presas antes de devorarlas. Seguí sin comprender su nombre. La definición de Arpía es “Animal fabuloso con rostro de mujer y cuerpo de ave de rapiña”, y si quisiéramos una definición alegórica, el diccionario nos dice: “Persona (especialmente mujer) mala y perversa”. Y allí me desorienté: ¿Por qué esa definición está dirigida a “especialmente mujer”? ¿Es que acaso, la maldad y la perversidad son cualidades exclusivas o especialmente de una mujer? Si hemos de ser sinceros, esas condiciones humanas nos pertenecen a todos, hombres y mujeres, incluso niños y ancianos; lo que sucede es que está en nuestra responsabilidad el dejar escapar de nuestro interior a ellas. Busqué en la mitología la respuesta a mi inquietud y encontré que: las Harpías o Arpías (en griego Άρπυια Harpyia, “aves que vuelan y saquean”) eran inicialmente seres con apariencia de hermosas mujeres aladas, cuyo cometido principal era hacer cumplir el castigo impuesto por Zeus a Fineo: valiéndose de su capacidad de volar,
robaban la comida de aquél antes de que pudiera tomarla. En tradiciones posteriores fueron transformadas en genios maléficos, con cuerpo de ave de rapiña, horrendo rostro de mujer, orejas de oso y afiladas garras, que llevaban consigo tempestades, pestes e infortunio. Sobre esta leyenda solo no concuerdo en eso de “horrendo rostro de mujer”, porque estas aves tienen un rostro hermoso, pero, esta fue la idea que sobre ellas acabó por imponerse. El águila arpía es el ave nacional de Panamá y la especie símbolo de la diversidad biológica de Ecuador. Pueden vivir hasta los 40 años, y su madurez reproductiva comienza a los 4 o 5 años. Construyen sus nidos con ramas y palos entrecruzados en las copas de árboles altos (de 20 a 40 m del suelo). Las hembras depositan 1 o 2 huevos, y tiene una camada cada 2 o 3 años. Los huevos eclosionarán a los 56 días. Es una especie super-predadora. Sus presas favoritas son los mamíferos arborícolas como monos, perezosos, etc. También se alimenta de otras aves, reptiles como iguanas verdes, serpientes, crías de venado, pecaríes, armadillos, y otros. Es rápida y certera en sus ataques, siendo capaz de llevar hasta las copas de los árboles una cría de cerdo silvestre. En la naturaleza, el águila arpía caza apenas dos veces por semana, siendo este el motivo de que elija presas de gran porte. Luego de conocerla, y de conocer estas características me acerqué a mirar un letrero colocado en el exterior de la jaula y en ella leí que había sufrido la quebradura de su ala, al caerse de un alto árbol talado por algún humano. Al no poder volar estaba condenada a morir, pero alguien la llevó a un centro de cuidado que salvó su vida, pero no pudo volver a volar. Desde entonces su vida transcurre al interior de una jaula enorme donde recibe su comida de sus cuidadores y exhibe su belleza a quienes quieren visitarla. Yo, voy una vez, cada trimestre, a conversar con ella.