Parténope

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una publicación a partir de la investigación de María Paz López

obra artística de Dalmau&Górriz

edición de Aramis López y María Paz López

Turpin Editores - 2022

ÍNDICE

0. Palabras previas

1. El contexto y los personajes de la novela: El nacimiento de una protagonista

Jordi Dalmau y Lidia Górriz

2. La potencia de un relato roto Dalmau&Górriz

3. Parténope Dalmau&Górriz

4. ¿Podemos hablar hoy de Parténope? La obra de Dalmau&Górriz

Aramis López

5. Las diferentes vidas de una heroína novelesca

María Paz López

6. Como se construye un relato a partir de fragmentos de papiros

María Paz López

Palabras previas

La colección Cuentos griegos en papiro nació hace poco más de un año con el fin de transferir los resultados de la investigación de la doctora María Paz López sobre un corpus de novelas griegas conservadas en papiros. Relatos de un mundo antiguo que se han ido olvidando, que ya no forman parte del repertorio conocido, cuyos personajes, célebres en su momento, son prácticamente desconocidos por el público actual: Nino, Calígone, Sesoncosis o Parténope; son cuatro protagonistas de los muchos posibles a los que nos hemos acercado.

Hasta ahora habíamos dirigido las publicaciones de la colección hacia el universo infantil, más bien familiar. En el presente volumen, presentamos otra posibilidad de acercamiento a estas historias: el arte contemporáneo. En esta ocasión, sustituimos el dibujo por la creación de imágenes construidas a partir de diferentes técnicas como el collage fotográfico, el dibujo expandido o la imagen de síntesis, producción de Dalmau&Górriz, artistas multidisciplinares, con una obra que incide transversalmente en la investigación de diversos contextos y metalenguajes, que utilizan el análisis irónico, ácido, radical y reflexivo, próximo a la determinación conceptual (como, por ejemplo, su última intervención El Lanzador de libros en Poemas pic-tres de 2022). En el relato que nos ocupa, funden su producción poética con imágenes.

Ahora no es un cuento, es una publicación que contiene una obra artística, acompañada de un estudio detallado del relato, de la protagonista y de otros personajes también importantes, realizado por María Paz López y Olimpia Navarro (profesoras en áreas diversas de Filología de la Universidad de Alicante). También dedicamos un capítulo a explicar cómo se construye un relato a partir de fragmentos de papiros milenarios.

Como introducción al trabajo artístico tanto los propios creadores, Jordi Dalmau y Lidia Górriz, como Aramis López (que han sido y/o son profesores de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona) hacen una exégesis para explicar como tratar un clásico por parte de unos autores modernos. Se trata de señalar (una labor inherente al arte) aquellos aspectos que siguen siendo interesantes de aquel relato para cualquier habitante del complejo mundo actual: la transición a la edad adulta, el poder, el espacio femenino, el viaje como catarsis, las posibilidades de crecimiento personal o las relaciones familiares.

Las artes visuales, la música, el cine o la literatura, todas las humanidades son soporte del conocimiento, forman una trama que continúa tejiendo cultura y civilización, que no cesa de construir memoria y futuro.

1. El contexto, los personajes y el argumento de la novela griega:

El nacimiento de una protagonista

María Paz López

La novela griega está protagonizada por personajes históricos y transcurre durante el siglo VI a.C. en Samos, una isla griega perteneciente al grupo de las Espóradas Orientales en la costa de Asia Menor. Esto nos sitúa en un espacio y tiempo muy concretos: un período de la historia en Grecia protagonizado políticamente por el régimen de la tiranía.

Polícrates (570 a. C. - 522 a. C.) es el padre de la protagonista de la novela. Su nombre deriva del adjetivo πολύς, que significa “mucho” y del sustantivo κράτος, que significa “poder”, por lo que Polícrates (Πολυκράτης) se podría traducir por “muy poderoso, poderosísimo”.

Desempeñó un papel importante en la historia de Grecia, que conocemos gracias al relato de Heródoto (Historia, III. 40-43 y I.24). Fue rico, poderoso y emprendió una campaña importante de construcción de obra pública: un templo dedicado a la diosa Hera, un acueducto, murallas y un palacio donde recibía y hospedaba a grandes artistas e intelectuales: entre ellos, al poeta Íbico y al filósofo Anaxímenes. También estableció alianzas con otros pueblos, primero, con Egipto y, después, con los persas.

Heródoto nos habla también de su hija, a quien no le da nombre. Se refiere a ella sencillamente como παρθένος, “doncella”. Cuenta que, cuando Polícrates se disponía a emprender una travesía marítima para visitar al sátrapa persa vecino, a Oroetes, en Sardes (una ciudad de Lidia, relativamente cercana, en Asia Menor), su hija le rogó que, por favor, no se embarcara, tenía negros presentimientos ante este viaje e intuía que su padre moriría de subir al barco. Polícrates muy molesto por las palabras de su hija la amenazó en los siguientes términos: “si te equivocas y regreso sano y salvo, te quedarás soltera durante mucho tiempo”. Quedarse soltera supondría una tragedia para la mayoría de las muchachas de su época, no así para la hija del tirano de Samos, a quien, en contra de lo previsto, no le importaron las amenazas de su padre sino que imploró a los dioses que este castigo se cumpliera, pues prefería mil veces acabar soltera que quedarse huérfana. Digamos que Polícrates no le hizo caso a su hija y acabó mal. Finalmente, aceptó la invitación y fue asesinado en Sardes hacia el 522 a. C.

También gracias a la Historia de Heródoto, conocemos la ascendencia y biografía del histórico Metíoco, que es la pareja de Parténope en la novela (VI. 39-41). El joven es también aristócrata. Su padre se llamaba Milcíades y fue enviado al Quersoneso tracio por Hipias e Hiparco, hijos del tirano ateniense Pisístrato. En este período ateniense, Milcíades había sido magistrado, héroe en la batalla de Maratón (490 a. C.), se casó por primera vez y tuvo a su primogénito Metíoco, nació de una ateniense de buena familia.

Instalado ya en el Quersoneso, una región vital para el suministro de trigo en Atenas, Milcídades contrajo segundas nupcias con una princesa tracia. Milciades se casó allí con la hija del rey local Oloro llamada Hegesípila (῾Ηγησιπύλη) con quien tuvo más hijos. En la novela, Hegesípila será una madrastra (ἡ μητρυιά) malvada para Metíoco, pues trama todo tipo de intrigas contra él para beneficiar a sus hijos en los derechos dinásticos y provoca la huida del primogénito de la corte.

También nos cuenta Heródoto que Metíoco capitaneaba una nave de la armada de su padre, cuando unos piratas fenicios la asaltaron y condujeron a Metíoco a la corte del rey persa. Sin embargo, Darío lo colmó de bienes y le entregó una esposa, con quien el hijo de Milcíades fundó una familia.

Las peripecias de estos personajes históricos cautivan la imaginación de algún anónimo prosista de comienzos del siglo I d.C., quien, haciéndose eco de las novedades estéticas de su época, acuña un modelo de heroína para un género literario innovador, la novela.

Aquélla anónima hija del tirano, aquella παρθένος, a quien nada preocupa la perspectiva de quedarse soltera “por mucho tiempo”, se llama ahora Parténope, “que tiene rostro o mirada de doncella”, y será la protagonista. Junto a ella un compañero que está a su altura, Metíoco, también aristócrata e hijo de tirano.

El anónimo prosista escribe una novela histórica, saltándose la cronología de los historiadores, y se inventa un romance entre ambos jóvenes, que podemos reconstruir hipotéticamente, gracias a fragmentos de papiro y a otros testimonios literarios, arqueológicos e historiográficos, a los que me referiré en el capítulo 6.

Parténope podría ser la segunda novela histórica de la tradición occidental. La primera fue Nino, que también se perdió y que también conocemos gracias a los papiros.

La novela podría inaugurarse dando cuenta del nacimiento, infancia y formación de los protagonistas.

Daría comienzo con una síntesis de la infancia de Metíoco en Atenas, de sus primeros años al cuidado de una madre aristócrata, cuyo nombre desconocemos, y de sus vivencias como adolescente al llegar al Quersoneso, el matrimonio de su padre con la joven princesa tracia y el nacimiento de sus hermanastros.

Parténope es la hija única y heredera del trono de Samos y, como tal, recibe una esmerada educación, equiparable a la de un varón: poesía y filosofía, además de equitación, tiro con arco, manejo de la espada y estrategia militar.

Sus vidas se cruzan en el momento en que las intrigas de la madrastra Hegesípila provocan la huida a Samos de Metíoco, buscando refugio en la corte de un pariente de sangre, el tirano Polícrates.

En una escena que conocemos gracias a los papiros, Polícrates ofrece un banquete en honor al recién llegado, a semejanza del celebrado en el palacio de Alcínoo, rey los feacios, para agasajar a Ulises (Od. VIII-XII). También están invitados otros personajes de la corte, artistas e intelectuales, entre los que destacan dos figuras históricas: el poeta Íbico y el filósofo Anaxímenes, quien ejercerá de maestro de ceremonias. También asiste su hija Parténope, quien tendrá una participación muy activa en la reunión.

Nada más empezar, Polícrates somete al extranjero a un interrogatorio: desea conocer las causas de su llegada a Samos y las intenciones de su visita. Metíoco hace un relato de las intrigas y calumnias que Hegesípila le ha contado a su padre sobre él.

A continuación, le corresponde a Anaxímenes establecer el turno de palabra y el tema de la conversación. El filósofo plantea un debate filosófico-retórico sobre la naturaleza del amor, al modo del Banquete de Platón.

Metíoco toma la palabra y pronuncia un discurso que se ha conservado en uno de los papiros y que podríamos parafrasear más o menos así:

“Son unos charlatanes quienes no han recibido la verdadera educación y se creen relatos fantásticos, como ese de que Amor es hijo de Afrodita y que es muy joven, tiene alas y lleva un arco colgado de su espalda y una antorcha en la mano y que, con semejantes armas, hiere cruelmente las almas de los jóvenes. A mí, todo eso me parece ridículo. En primer lugar, no puede ser un niño eternamente, pues todas las criaturas maduran y envejecen. También me parece increíble que, si es un niño, Amor vaya recorriendo la tierra y disparando sus flechas a capricho sobre cualquiera al que se encuentra, para abrasarlo hasta que, en el alma del enamorado, nace un hálito sagrado, como inspirado por un dios… De todo esto saben quienes ya han tenido la experiencia de sufrir por su culpa, pero yo, al menos, todavía no lo he experimentado y ojalá que no lo haga nunca. Lo que yo creo, más bien, al contrario, es que Amor es una agitación de la mente, producida por la belleza y aumentada por la convivencia”.

Este discurso irreverente de Metíoco, plagado también de ecos platónicos, provoca el rechazo de Parténope, quien se sentía poderosamente atraída por el atractivo huésped de su padre.

Parténope hará la réplica, defendiendo la visión romántica y tradicional de Eros y ambos jóvenes entablan en público un acalorado debate, quizás una versión primigenia de La fierecilla domada, que concluye limando asperezas en un ritual de cortejo, si no en una escena más íntima. Los encuentros románticos se repetirán durante varias noches en palacio.

Es incierto si se celebran las bodas de Metíoco y Parténope, tras las cuales, la pareja podría emprender un viaje de luna de miel. Quizás, un barco de piratas fenicios, captura la nave y los protagonistas acaban el episodio vendidos como esclavos por separado.

A partir de este punto, cada uno vivirá sus propias experiencias, de manera que la acción se bifurca en dos tramas paralelas.

Imaginando el cuantioso rescate que el rey persa pagaría por quien, a todas luces, debía de ser hijo de alguien importante, los piratas fenicios conducen a Metíoco ante la presencia de Darío. Sin embargo, el rey le dispensa una gran acogida, lo colma de bienes y le regala una casa. Metíoco le corresponde, ganándose la confianza del monarca y demostrando astucia y valor en el combate. El rey se lo agradece entregándole un patrimonio y una mujer persa, con quien Metíoco funda una familia en Persia y tiene varios hijos que son persas de pleno derecho.

Parténope, según podría contarnos un segundo papiro que se encuentra en muy mal estado, ha sido vendida por los piratas fenicios a un tratante de esclavos. Un mercader llamado Demoxenos la libra de este destino de esclavitud para venderla por un talento, una cantidad importante, a un noble de Córcira. El intermediario ha sido Alejandro, un fiel criado del aristócrata con quien Parténope va a ser desposada.

La entrega se celebra con toda solemnidad en el teatro de la ciudad, ante la asamblea de los corcirenses. La fama de la belleza de Parténope ha congregado a las multitudes. Pronto se celebrarán las bodas y Eufranias ya está organizando la ceremonia.

A partir de este momento, ¿qué ocurre? ¿Se celebra el matrimonio de Parténope con el noble corcirense? ¿Estaba casada ya con Metíoco? ¿Tendríamos a una Parténope bígama? Esto le sucede a Calírroe. Por el contrario, ¿ambas ceremonias se interrumpen inesperadamente y Parténope permanece soltera?

La cuestión es que la muchacha consigue escapar de Córcira y retomar la búsqueda de Metíoco. Primero se dirige a la Magna Grecia, a la corte de Anaxilao y, de allí, quizás atravesando Frigia, al interior de Persia, a la misma corte del rey Darío, donde descubre que su gran amor ha rehecho su vida, tiene una familia y es un prohombre local.

Despechada y rota de dolor, en un arranque de rabia, decide cortarse su preciosa melena y emprender el regreso a casa. Durante el viaje de vuelta, la asaltan nuevos peligros y pretendientes indeseados, de los que consigue salir airosa gracias a su inteligencia y determinación.

Finalmente, consigue volver a Samos, habiendo mantenido su virginidad intacta, donde la espera el trono de su padre.

2. La potencia de un relato roto

Dalmau&Górriz

Inmersos en una ensoñación de estigmas, cercanos al mar de las dudas y los portentos, glosamos textos arcanos por lo convexo y lo simple. Sonámbulos en el palo mayor de un vacío, alcanzamos las luces amarillentas de signos que originan tangibles sospechas de recuerdos. Versos de certezas, pulsaciones de lecturas sincopadas de esperanzas, en un intento breve e intenso de llegada y conocimiento.

Un guión de columnas, de papiros, de esfuerzos, de castillos y semifortalezas, en un lugar de islas encadenadas al Egeo de los símbolos. Relato de confesiones cuajadas de imágenes sin domar y grafías crudas. Pulsiones imperfectas y la luz cegadora del horror vacui. Papiros utilizados en su reverso en El Fayum, el oxyrhynchus y el ostracón… Berlín, Michigan, Oxford… Maehler, Gronewald… referencias griegas, persas, árabes, romanas, cristianas...

Lugar de situaciones imposibles en una iconografía de apariciones, en un nuevo jardín de anhelos, delicias y monstruos conocidos, de pesadillas humanas, del fervor de los cuentos, de la lírica de las canciones y del eco de las tradiciones de la memoria.

Amalgama de términos de huida, doncella, anacronismo, banquete, palacio, viaje, búsqueda, murallas, recuperar el trono, martirio, virtud, vida y pérdida, el papiro se interrumpe… final, hiato y licencia... perífrasis verbal.

Entrañas de pez, anillo, pentecóntera, Lidia y sátrapa, sinaxario, convento, sacrificio, fuego, cadáver, engaño, rapto, sirena, fragmento, belleza, religión, erotismo, crueldad. Expresión entretenida.

Lanzar la imagen de la propia voz y esperar la época de los milagros.

Crónicas explosionadas de cantos, de opciones legendarias, ya memorizadas en los renglones interpretados por la historia.

Coyunturas de narraciones heréticas de otros relatos que aparecerán solos y contenidos, por la mano que ordena otro testimonio y da lógica, serenidad y paz, al siguiente y al otro.

De manera no menos extraña, observamos al pez devorador de anillos, sólo uno, el verdadero, con el rostro autografiado y a su vez falso como su símbolo.

La isla de Samos nacida de un cortinaje, con el paisaje que no nos pertenece y sus baluartes. Una figura traslúcida insinuada por la arena, formada por ella y en ella transformada. Mechas oníricas en un baño educado por su intensidad, junto al caballo de las cifras del tiempo; el púrpura de las naves-hoja, cercanos al camino del amado en un cultivo de signos desbrozados… y el viaje de todos los mares, lagunas y ríos caudalosos en el apocalipsis.

Un pájaro de alas plateadas, posado cerca de las barcas níveas, que nos llevan a la orilla de nuestros deseos de permanencia.

Escribir hasta que el agua envenenada pueda beberse, para reconocer su pasado en nuestro inconsciente. Incitar los iconos mentales del lector como la verdad no conocida… y esperar que la pared negra sea pintada de blanco.

Así, casi sin querer, el propio relato engendra la ficción, jugueteando con las serpientes de la gran maraña que teje las horas dormidas.

Dicen de mí muchas cosas, o ninguna.

Yo soy Parténope.

Una parte no pertenece a mi ser, de otras estoy muy cercana.

Yo soy enteramente Parténope, inclusivamente Parténope.

Mi isla, Samos

la soñé del color de la canela

al atardecer, el baluarte entero,

se teñía del carmín de los sueños.

La sal del mar salpicaba vagamente mi forma mi retrato, mi cuerpo.

Ahora añado lentamente el relato, la otra existencia.

En una tela de araña, blanca y perezosa,

observo la deidad de la mano del erotismo

en sucesivas olas de espuma cauta y silenciosa,

donde vuelvo a ver mis cabellos flotando

como si no supiera ya, de esa luz interna purificadora

que me sujeta como una amenaza.

¿Podemos hablar hoy sobre la elección de Parténope?

La obra de Dalmau&Górriz.

Aramis López

Como hemos visto hasta aquí, Parténope es un personaje y son muchos, son historias sobre historias; relatos que se utilizan en cada tiempo con un propósito nuevo. En su obra La inspiración y el estilo, Juan Benet apunta “La mejor utilidad de un clásico se deriva de su explotación por un moderno”.

Las imágenes clásicas muestran historias clásicas, pero las modernas también. Dalmau&Górriz hacen una aproximación artística a los relatos que conocemos de ellas, parten de unas fuentes literarias y, utilizando la facultad humana de la imaginación, es decir, la capacidad de crear imágenes, han creado, explotando el clásico, nuevas imágenes que nos permiten enteder cómo era y cómo es una heroína. Han elegido lo que está presente en las historias, solo lo que es de su interés:

Parténope como mujer, como mujer única.

Las miradas e intenciones de los artistas no suelen fijarse sobre la normalidad y sobre lo que se espera; de lo insólito surge la imagen que se convierte en arte. En su obra, han construido un binomio visual y verbal, una imagen principal a la derecha y unos versos a la izquierda. Unidos, son una sola cosa que hace que suenen las imágenes, que haya una voz: la de la protagonista; que dirige hacia ella misma: miedos, desesperación y acción, que son suyos y que son nuestros; emociones y sentimientos que perduran en los periplos vitales de cualquier persona desde hace milenios.

En muchos momentos de la historia de la humanidad, sobre todo a partir del Neolítico, cuando la acumulación propicia el nacimiento y posibilidad de riqueza, que no se distribuye, que se concentra en unos pocos individuos; se instauran mecanismos de poder y control basados en la preminencia de unos sobre otros; es entonces, hace unos doce mil años, cuando el papel de la mujer en el contexto social cambia su contribución al grupo, al clan, a la civilización, se ve mermada y mediatizada. Desde entonces, las niñas cuando llega su edad fértil pasan a ser una posesión preciada, su cuerpo tiene un nuevo valor, un valor que deja de pertenecerles, que pasa a ser propiedad del varón que ejerce su poder sobre ellas. En el momento de la primera menstruación, el cuerpo de la niña pasa a ser un medio de producción capaz de proveer de nuevos individuos a la comunidad, entonces su cuerpo deja de ser suyo. En el caso de nuestra protagonista, el destino de sus hijos sería el de reinar, por lo que el fruto de su fertilidad tiene un valor añadido al de otras niñas, sus hijos serán reyes, gobernantes, terratenientes y detentarán el poder.

Pero Parténope, que ha recibido una formación completa, reservada a los hombres, tiene capacidades similares a ellos. Decide ser alguien, decide ser una mujer única y valiosa; no solo la hija de Polícrates o la mujer de Metíoco o la mujer de cualquier otro que pretenda su padre o quien pague por ella.

“Yo soy Parténope, […] Yo soy enteramente Parténope, inclusivamente Parténope”

Todo YO está compuesto por CUERPO + TIEMPO. La protagonista habla de su YO, mientras que los hombres, aquellos que pretenden poseerla, hablan de su cuerpo, sustraen de su persona su esencia, su historia, su formación, sus capacidades, su idiosincrasia, sólo desean ese cuerpo bello capaz de procrear y de otorgarles placer, compañía, cuidados, dedicación y descendencia.

Lo que aparece en estas imágenes artísticas, creadas sobre las palabras antiguas, son aquellos actos en los que a la protagonista se le intenta arrebatar su CUERPO: el cabello, su sexualidad, su sangre, su identidad, su potencia, su descendencia y sus actos.

El pelo de las mujeres ha sido siempre signo y símbolo de indentidad y diferencia, el cabello femenino se sustrae siempre que hay un intento de adocenar a la mujer: las novicias en el monacato cristiano cortan y esconden su cabello; las melenas femeninas en la modernidad occidental se han constituido en un símbolo de sexualidad destinado a provocar deseo masculino; en las sociedades musulmanas en las que se ha impuesto una interpretación errónea e integrista, las mujeres han de esconder su pelo. En estos días está siendo triste comprobar cómo en Irán la visión de un mechón de su cabello le costó la vida a una joven. Esto ha generado una ola de protestas con la consiguiente represión y muerte de muchas personas que pensaban que el pelo, parte del cuerpo de una persona, pertenece a ese YO inalienable y éstos que arriesgan su vida piensan que es importante defender el YO de cualquier individuo, hombre o mujer.

Ella es la que corta su propio pelo, y, con ello, nombra todo lo que es su TIEMPO: sus decisiones, los consejos a su padre, sus lugares y colores, su búsqueda del amado, su negativa a ser concubina, y nombra el mar y lo que para ella tiene importancia: su deseo de ser una individualidad.

En la obra artística de Dalmau&Górriz está presente todo lo que representa la decisión de la protagonista, hay imágenes nuevas, y palabras que Parténope se dirige a sí misma, que la consolidan, construyen y muestran su YO.

Esta obra toma los referentes que los relatos clásicos prestan a los autores modernos: el mar, cuevas, espadas, caballos, barcos, guerras, viajes, cautiverios, naufragios, aventuras, búsquedas, encuentros y desencuentros, cuerpos femeninos escondidos. De estas palabras surgen las imágenes que son el fundamento de nuevas palabras, de una construcción poética que da voz a lo visual. Como nos dice el artista Antoni Muntadas en uno de sus más perdurables proyectos: “La percepción requiere participación”, en este caso, como uno de los ejemplos posibles, vamos a fijar la mirada perceptiva en las páginas 36 y 37, en ellas vemos unas anguilas, un animal misterioso, que nace en el mar y vive en los ríos, que vuelve al mar a buscar pareja, tener descendencia y morir, pero el lugar donde las anguilas hacen esta

última parte de su ciclo vital es un misterio, no sabemos en qué espacio del planeta Tierra sucede. Sabemos que hay un viaje de ida en el que se busca la muerte y la perpetuación de la especie, y hay un regreso hacia los continentes, hacia sus ríos en el que estos animales van creciendo y evolucionando, pasan de una edad a otra, adquieren las características propias de su especie y las propias como individuos. En la imagen, se ve, pero se ha de buscar, un rostro femenino, con una gran melena, con una mirada desafiante. La simbiosis entre anguilas y Parténope, la correspondencia entre imagen y texto que nace de la imagen surgida de la historia clásica. La percepción es trabajo del lector.

Resulta incomprensible cómo un personaje novelesco de la potencialiad de nuestra protagonista haya desaparecido del imaginario colectivo durante tantos siglos. Parténope, contada como una heroína de hace miles de años, habla de una mujer que, educada con esmero y con las mismas competencias que sus coetáneos varones, vive las mismas peripecias que éstos, tiene los mismos anhelos y motivos para iniciar sus aventuras, esto es: partir en un viaje iniciático que la lleve a realizar una transición hacia su formación integral como persona, busca completar el aprendizaje que la porta hacia la madurez, igual que Gilgamesh busca convertirse en un buen monarca, por su parte, Parténope se ve obligada a vivir aventuras en otros reinos, sufrir cautiverio y conocer otras culturas, todo este periplo vital la prepara para ser una mujer compleja y completa; también busca el amor, personificado en Metíoco, el amor, ese amor del discurso de Aristófanes en el Banquete, busca esos fragmentos (symbola, τὰ σύμβολα) de ese todo previamente roto por los dioses, busca a Metíoco, solo a Metíoco, ese fragmento único que completa el ser primigenio que era, que es ella y sólo ella.

Parténope es un personaje que ha desaparecido de nuestro mundo como tantas otras historias de mujeres. Lo que no se nombra no existe. Nombrarla hoy es traer el personaje clásico y hacer universo nuevo en lo contemporáneo.

La representación del mundo sólo es posible gracias a la interpretación de lo que es percibido por el artista, el mundo es sólo una construcción artística.

5. Las diferentes vidas de una heroína novelesca

María Paz López

El éxito de la novela griega debió de ser fulminante: una heroína distinta para un género literario novedoso. Desde su composición, la fama de esta obra alcanzó diferentes puntos del imperio: desde Egipto hasta Siria. Lo demuestran, además de los dos papiros y el óstracon (comentaremos todos estos materiales en el capítulo 6), las citas de otros autores y los vestigios arqueológicos.

Un anónimo escoliasta del poema geográfico de Dionisio periegeta (I d.C.) hace gala de su exquisita erudición, mezclando datos de las vidas y leyendas de las diferentes Parténopes que se conocieron en la Antigüedad, desde la Sirena del mito hasta la enamorada de Metíoco y heroína de la novela.

Luciano de Samósata (Sobre la danza 54 y El falso sofista 25) nos habla de piezas dramáticas breves (pantomimos) que se representaban en los teatros y que hacían alusión a escenas de la novela.

En la misma provincia romana de Siria, patria de Luciano, han aparecido dos mosaicos (200 d.C.) donde ambos protagonistas posan juntos en diferentes actitudes. En el de Alejandreta, sentados en tronos, espalda contra espalda, intentando mirarse y luciendo un rico atuendo. El segundo procede de Antioquía que está sobre el Orontes: están de pie, discutiendo y con las etiquetas de sus nombres sobre la cabeza. Este mosaico se encuentra en la misma villa donde han aparecido más mosaicos inspirados en la también novela histórica, Nino. Se conoce como Casa de un hombre aficionado a la literatura.

Avanzando en la línea del tiempo y con las mismas coordenadas geográficas, pero diferentes lenguas y ropajes, siglos después, leemos uno de los capítulos más apasionantes y desconocidos de la historia de la cultura universal: las traducciones de literatura griega al persa, un fenómeno especialmente interesante en el caso de las novelas. El título más conocido es la Vida de Alejandro en los versos del Shahnameh (Libro de los Reyes) de Ferdowsi (932-1021). Parténope es otra de estas joyas que, hasta el siglo XX, con la edición de los papiros y la aparición de los primeros comentarios, había pasado desapercibida. La novela protagonizada por la hija del tirano de Samos fue traducida al farsi. Conservamos unos 400 versos de un poema de ʹUnṣurī titulado Vāmiq u Ἁdhrā (El ardiente amante y la virgen) (ca. 1040), cuyo título hace referencia a los nombres de los protagonistas y es bastante fiel al original y útil a la hora de reconstruir el argumento de la novela griega. Seguramente, existiría un texto en prosa anterior, que fue versificado por el poeta.

Además del persa, tenemos constancia de que existieron traducciones y versiones en árabe, de hecho, los nombres del título, Vāmiq u Ἁdhrā, son árabes. Es interesante el dato aportado por el célebre erudito islámico al-Berunī (973-c. 1050), quien afirma que él mismo tradujo la obra al neo-persa en prosa y, en el catálogo literario de Ibn an-Nadīm, leemos que Sahl ibn Harun (830 d.C.) escribió

en árabe un libro con este título. A este respecto, en la biografía literaria del escritor Daulatashah (XV d.C.), se cuenta cómo, en el siglo IX d.C., se destruyó una obra titulada La novela del amante y la virgen, compilada en época del rey persa Cosroes y, por lo tanto, fechable en torno al año 531-578 d.C.

Más allá del mundo pagano, la historia de la protagonista atrapó la atención de lectores cristianos. En alguna ciudad de Egipto, quizás en la propia Alejandría, se compuso una versión, traduciendo personajes y situaciones a la nueva fe, que nos ha llegado en tres páginas sueltas de un códice copto datado en el siglo IX-X d.C. Se trata del relato del martirio de Santa Bartanouba, que es la forma copta del nombre de Parténope. Una versión más completa de este Martirio de Santa Parténope nos ha llegado en un manuscrito del siglo XVII. El 21 de Tauba/Tybi (16 de enero) de un sinaxario árabe se conmemora la muerte de esta santa, que perdió la vida por defender su virtud. Los elementos del relato son, en esencia, los mismos: el amante en lugar de Metíoco es Cristo, los pretendientes indeseados son el emperador Constantino y el rey persa y el final feliz se tansforma en el suicidio de la heroína que la conducirá al encuentro con Dios en el Cielo. La alusión al emperador Constantino sitúa un terminus post quem para la redacción de dicho texto (primera mitad del siglo IV d.C.).

En algún momento de la historia, Parténope vuelve a Europa, a una de las más hermosas ciudades del Mediterráneo, Nápoles, donde cada 25 de agosto se celebra un prodigio, en cuya tradición se entrelazan, como los mechones de la trenza de la propia heroína, las diferentes vidas de Parténope, la novelesca, la Sirena, Santa Bartanouba y Santa Patricia.

Cuenta la tradición de la Santa cristiana y co-Patrona de Nápoles que nació en Constantinopla en 665. Era de muy buena familia pues descendía del emperador Constantino y fue educada en la corte. Desde muy niña tuvo claro que quería permanecer virgen, y, para defender su propósito se marchó de Constantinopla, para evitar un matrimonio concertado. Patricia, en compañía de Aglaia, llega a Roma, pero, a la muerte de su padre, debe volver a su ciudad natal donde renuncia a sus derechos dinásticos, distribuye sus riquezas entre los pobres y emprende una peregrinación a Tierra Santa. Durante la travesía en barco, las sorprende una tempestad y naufragan en las costas de Nápoles donde Patricia enferma y muere a los veintiún años de edad. Aglaia recibe una revelación del cielo con indicaciones sobre el funeral. Éste se celebra con gran boato y asisten las multitudes. En torno a su figura, se creará una congregación llamada “Patricias o Hermanas de Santa Patricia”. En 1864, se trasladaron sus reliquias a la iglesia de San Gregorio Armeno, bajo la custodia de las Hermanas Crucificadas Adoratrices de la Eucaristía, donde cada 25 de agosto se celebra el prodigio del liquado de su sangre, al que las gentes de Nápoles tienen mucha devoción.

El pasado año, se estrenó en el Teatro Real de Madrid una versión de la ópera en tres actos Parténope de Händel (1685-1759), con libreto original de Silvio Stampiglia en 1725. La peripecia gira en torno a una mujer travestida y se estrenó en el King’s Theatre de Londres, el 24 de febrero de 1730.

En 1881, la transgresora y pionera escritora y periodista Matilde Serao escribe un bello cuento titulado Parténope, que forma parte de sus Leyendas Napolitanas (Leggende Napolitane), traducidas y editadas por Yolanda Romano-Martín, Ediciones Universidad de Salamanca, 2018.

Samos, Frigia, Persia, Egipto, Nápoles, Londres… Griego, copto, árabe, persa, italiano… papiro, pergamino, mosaico, piedra, seda, música… oriente, occidente…

Llegamos a la última etapa del largo, larguísimo y rico deambular de nuestra querida doncella (¿o diremos mejor la penúltima?).

6. Cómo se reescribe una novela a partir de fragmentos de papiro

María Paz López

Pese a su éxito, Parténope incomprensiblemente se perdió. La historia de la literatura griega es muy caprichosa, los sabemos bien quienes nos dedicamos a ella, a quienes no nos sorprenden estas arbitrariedades del destino. Ha sucedido con buena parte de este patrimonio griego: se ha quedado en algún punto del camino que lleva, desde la propia Antigüedad, pasando por el período bizantino, los manuscritos copiados en los monasterios medievales, en las planchas de las primeras imprentas, hasta llegar a la actualidad. Buena parte de esta literatura empezó a conocerse gracias a las campañas arqueológicas desarrolladas en Egipto a partir del último cuarto del siglo XIX, cuando se produjo el hallazgo de papiros griegos que aparecían en ciudades sepultadas por la arena y que empezaron a llevarse a Europa.

Entre estos materiales, se desenterraron tres papiros copiados entre el siglo II d.C. y el III d.C., que contienen fragmentos de Parténope.

Uno de los papiros está en el museo de Berlín y comprendía tres trozos (P. Berol. 9588 + P. Berol. 7927 y P. Berol. 21179) que se habían guardado por separado, hasta que un sagaz papirólogo llamado Maehler en 1976 observó que pertenecían al mismo papiro y que los tres fragmentos formaban dos columnas consecutivas del texto. En estrecha relación con el contenido de este papiro, tenemos otro fragmento de la Universidad de Michigan (P. Mich. inv. 3402v). El tercer papiro (P. Oxy. 435) pertenece a los fondos de la Beinecke Rare Book and Manuscript Library de la Universidad de Yale.

También tenemos un pedazo de cerámica rota, un óstrakon del siglo I d.C., que se ha utilizado para copiar un texto inspirado en el argumento de la novela. Es una carta que Metíoco le escribe a Parténope para decirle lo mucho que la echa de menos: “...Parténope,

¿te has olvidado de tu Metíoco? Yo, por el contrario, desde el día en que te fuiste, no puedo dormir, como si mis ojos estuvieran pegados con muérdago....”

El punto de partida de cualquier estudio filológico son las ediciones de los textos. En el caso de los papiros, es especialmente complicado porque están en muy malas condiciones, la mayoría de las veces plagados de lagunas y letras de incierta lectura, por eso, la labor del editor es fundamental a la hora de reconstruir con prudencia el texto e interpretar el contexto de la escena.

Las ediciones modernas de Parténope, que sirven de punto de referencia e incluyen toda la bibliografía anterior, han sido las de S. A. Stephens– J. J. Winkler, Ancient Greek Novels. The Fragments. Introduction, Text, Translation, and Commentary, Princeton 1995, pp. 81-89 y M. P. López Martínez, Fragmentos papiráceos de novela griega, Universidad de Alicante, Alicante 1998, pp. 121-132.

Años después, se publicó una monografía muy importante, que incluye la edición, traducción y comentario de todos los textos y testimonios de la novela, incluidos los poemas persas y el martirologio cristiano: T. Hägg & B. Utas, The Virgin and Her Lover. Fragments of an Ancient Greek Novel and a Persian Epic Poem, Brill, Leiden-Boston 2003. En los últimos años, han aparecido varias revisiones y estudios del texto, así como de diferentes aspectos de la novela: M. P. López Martínez - C. Ruiz Montero, «Parthenope’s Novel: P.Berol. 7927 +9588 + 21179 Revisited», The Journal of Juristic Papyrology, 28(2016), 235-250; M. P. López Martínez - C. Ruiz Montero, «Parthenope’s Novel: P.Oxy. 435 Revisited», en J. G. Montes Cala, R. J. Gallé Cejudo, M. Sánchez Ortiz de Landaluce, T. Silva Sánchez (eds.), Fronteras entre el verso y la prosa en la literatura helenística y helenístico-romana, Bari, Levante Ed. 2016, 479-489; M. P. López Martínez - C. Ruiz Montero, «Parthenope’s Novel: More about P.Berol. 7927 +9588 + 21179 », Ancient Narrative 17(2020), 1-23 y C. Ruiz Montero “El Martirio de Santa Parténope y sus modelos griegos” en P. de Paz Amérigo, I, Sanz Extremeño y M. López Salvá (eds.), Eulogía. Estudios sobre cristianismo primitivo: homenaje a Mercedes López Salvá, Madrid, Hipólito Escobar 2018, 611-628.

El punto de partida es el análisis de los papiros originales, por lo que es imprescindible recorrer bibliotecas y museos de todo el mundo. A eso me dediqué durante mis primeros años como investigadora, durante la realización de mi Tesis Doctoral, cuando me enfrenté por primera vez al estudio de Parténope, que culminó con la edición definitiva en 1998. También he vuelto al tema en estos últimos años, junto con mi colega Consuelo Ruiz Montero.

Las instituciones facilitan también fotografías de excelente calidad y el trabajo en casa con estas imágenes es algo complementario al anterior. En cualquier caso, la meta es ofrecer una versión que pueda acercarse lo más posible al original que escribió el autor, pero hay que asumir ciertos riesgos y reconocer humildemente que lo que planteamos al lector es una hipótesis verosímil, pues tanto el corpus como los propios textos están en permanente proceso de ampliación, revisión y estudio. En la base de cada una de estas ediciones y traducciones, hay un trabajo filológico exhaustivo y profundo, que se sirve de los métodos de la crítica textual, que es una de las ramas más antiguas y nobles de la disciplina de la Filología. Hay que sopesar aspectos lingüísticos y culturales, estableciendo las posibles conexiones

con otros textos tanto en griego como en otras lenguas y culturas con las que los griegos tuvieron contacto. El latín, por supuesto, pues no debemos olvidar que el Imperio Romano era un imperio políglota en el que se hablaban y escribían muchas lenguas: latín y griego, como lenguas oficiales y de cultura, pero también se hablaba hebreo, egipcio y otras lenguas autóctonas. Se identifican las coincidencias de vocabulario, los llamados loci paralleli, y las escenas similares que se dan en otras obras. Cada novela es única y especial, pero se pueden reconocer personajes tipo y patrones frecuentes en la estructura argumental. También se incorporan datos históricos y arqueológicos.

Con todo este bagaje a mis espaldas, teniendo en cuenta los propios textos de la novela conservados en los tres papiros, las citas y testimonios de otros autores a los que nos hemos referido en los apartados 1 y 2 y, por último, a las versiones y traducciones que se han publicado del poema persa y del martirologio cristiano, he ordenado los fragmentos como un puzle y he planteado una hipótesis de argumento de la novela que es la que presento aquí.

He procedido siguiendo una metodología que podría equipararse a la empleada por el arqueólogo quien, primero, analiza e interpreta los restos materiales. Después, emprende un proceso de restauración física y/o virtual, reconstruyendo los espacios y completando y cerrando por comparación con elementos que aparecen en contextos similares. Tercero, plantea una hipótesis de reconstrucción. En cuarto lugar, la presenta, codificando las imágenes según el nivel de certeza: de un grado muy probable, grado posible y grado evocador. Así, por ejemplo, se ha procedido en el museo del complejo arqueológico de Itálica, como explican sus responsables en A. Grande - J.M. Rodríguez Hidalgo, “Itálica Futura: Documentación, preservación e interpretación digital de la ciudad romana”, Virtual Archaeology Review 2.4(2011), 77-87.

Lo que les ofrezco es una reconstrucción de una novela histórica que gustó muchísimo en la Antigüedad, que dejó una huella importante en autores y artistas posteriores en diferentes lenguas y formatos y, después, cayó en el olvido.

Espero haber contribuido a que se conozca la historia de Parténope, la hija del tirano Polícrates, y, de paso, haber ayudado a dar a conocer también en qué consiste el trabajo paciente, humilde y meticuloso de los filólogos, que nos empeñamos en corregir un poco el destino de estos textos perdidos.

PARTÉNOPE, PRIMERA EDICIÓN DICIEMBRE 2022

© 2022, De los textos Jordi Dalmau, Lidia Górriz, Aramis López, María Paz López y Olimpia Navarro

© 2022, De la obra artística Dalmau&Górriz

© 2022, Turpin Editores

Calle Alondra, 28 28045 - Madrid almeida@graficasalmeida.com

COLECCIÓN: CUENTOS GRIEGOS EN PAPIRO

Dirección de la colección: Aramis López

Comité editorial: María Paz López, Aramis López y Olimpia Navarro

ISBN: 978-84-126128.2-0

Depósito Legal:

Esta colección es el resultado de la investigación de la Dra. María Paz López Martínez, que ha contado con la ayuda de los vicerrectorados de la Universidad de Alicante: de Transferencia, Innovación y Divulgación Científica, y de Cultura, Deporte y Extensión Universitaria; con financiación gracias a los tres proyectos siguientes: Eroticorum graecorum fragmenta in papyris membranisve reperta del Programa Logos Fundación BBVA de Ayudas a la Investigación en el Área de Estudios Clásicos; Realidad y ficción del empoderamiento femenino en los papiros de novela griega y su pervivencia en la cultura occidental: Reinas y guerreras, magas y santas, cortesanas y doncellas (AICO/2019) y Texto y contexto en los papiros de novelas griegas: límites entre realidad y ficción del universo femenino (AICO/2021/184), ambos financiados por la Consellería de Educación de la Generalitat Valenciana.

Por tantos años de aprendizaje y experiencias compartidas en el Campus de la Universidad de Alicante, la presente obra está dedicada a Francisco Aura Jorro y Antonio Ramos Hidalgo, que siempre han estado presentes en nuestro entender el conocimiento

Reservados todos los derechos. Queda prohibida toda reproducción total o parcial de esta publicación, por cualquier medio o procedimiento, sin contar con la autorización previa, expresa y por escrito del editor.

Impreso en Madrid en diciembre de 2022.

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