Organic Mundi. Fernando Palacios

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FERNANDO PALACIOS “ORGANIC MUNDI” Prensa e imágenes

GALERIA ORFILA (MADRID) Del 2 al 24 de Octubre de 2015


Fernando Palacios (Valladolid, 1976) propone en su exposición “Organic Mundi” una abstracción que atiende a los orígenes, lo primordial y quizá telúrico, aun con la precisión, en este último caso, de que, más que una metafísica, son el cuerpo, la materia de que a su vez está hecha la pintura, los motivos que fundamentalmente le interesan. Su lenguaje matérico, a base de escoriaciones, repliegues, concentrados cromatismos que podrían ser paisajes por su gredosa encarnadura, se desenvuelve en un post-informalismo de morfologías táctiles y casi tridimensionales que, tras asimilar cercanas formulaciones objetuales, sigue indagando en el misterio feraz de la vida de las formas. Antonio Leyva Sanjuán Galeria Orfila




Amalia García Rubí Martes, 6 de octubre de 2015 MADRID, HASTA EL 24 DE OCTUBRE

Fernando Palacios, Organic Mundi, en la Galería Orfila

Fernando Palacios, Organic Mundi, en la Galería Orfila

A Fernando Palacios se le conoce no sólo por su consistente trayectoria en la pintura, jalonada de premios, exposiciones y reconocimientos varios, también y sobre todo por la ineludible personalidad plástica de toda su obra. Hay artistas que poseen el don de la ubicuidad y nos topamos permanentemente con ellos aquí o allá; otros como Palacios prefieren batirse el cobre en soledad, saliendo de cuando en cuando a escena, no para dejarse ver sin más, sino obedeciendo a ese deseo urgente de hacerse comprender por el otro, que es bien distinto. Pintar es en Palacios un ejercicio necesario de autoexclusión temporal, y como también lo fuera para su compatriota castellano Díaz Caneja, un entrar en contacto con el paisaje, con la tierra de siempre. Precisamente de tierras habla esta última exposición suya en Orfila, pero no de aquellas tierras en lejanía ni a vista de pájaro, como tampoco de atmósferas brumosas sobre el llano o el altozano. Los cuadros actuales de Palacios permanecen sumidos en la humedad terrestre, en el barro y en la paja del barbecho, no tanto para impresionar


la apariencia del paisaje: sus sombras, luces o colorido, como lo hiciera antaño, sino con el objetivo último de transmitir un sentimiento colosal, incomprensible, un hálito contenido en lo recóndito e imperceptible a la vista… el latido de la vida, quizá. Estos papeles y telas trabajados en técnicas mixtas, estos colores extendidos como formaluz-espacio que se diluye, arremolina, condensa o trasluce en leves capas transparentes, estas formas indecisas pero sumamente evocadoras en su informalismo orgánico, nos conminan a descubrir el pálpito mismo de la naturaleza y su esencia microcósmica, más allá de toda pulcritud naturalista o de toda visión de conjunto. A través del entendimiento de la pintura y sus materias, Palacios se aproxima cada vez más al fragmento y lo hace discerniendo del detalle la idea principal. Partiendo acaso de un accidente provocado, de un gesto, un salpicado o un lavado, la mirada se agudiza al máximo y fija en el soporte aquello que ya existía en la memoria. El resto se deja a la experiencia que a su vez conlleva la encomiable agilidad de la mano y sus movimientos a la hora de conformar mediante la mancha única, directa, reducida, todo un mundo real/soñado, de emociones sencillas que como semillas van brotando en arcanos misterios planetarios. De naturalezas y otros mundos orgánicos versa esta magnífica muestra individual de Fernando Palacios, un artista que vuelve a demostrar su solvencia creativa, y su encomiable capacidad de poner la técnica al servicio de la dicción. Galería Orfila, c/ Orfila 3, de Madrid, hasta el 24 de octubre


Critica de arte

La belleza monstruosa pintada por Fernando Palacios Arturo del Villar EL mundo de Fernando Palacios se halla caóticamente ordenado, según comprobamos al visitar la exposición que acaba de inaugurar en la madrileña Galería Orfila. Organic mundi la titula, un conjunto de imágenes representativas de un cosmos original únicamente explorado por él. Los escritores románticos pusieron de moda los que describían como “paisajes del alma”, lugares oníricos por los que paseaban sus melancolías, en busca de una sorpresa imposible de hallar. El pintor vallisoletano se aventura por el inconsciente, y encuentra lugares insólitos en los que cabe entero el mundo real físico. Su trabajo consiste en irlos desvelando, para hacerlos tangibles en esta dimensión sin fronteras. Lo que contemplamos en esta muestra es una serie de materiales acumulados para conformar espacios inéditos, encontrados en la experiencia inte-rior. Estaban en la nada hasta que los descubrió el pintor, y empezaron a constituirse como naturalezas. Ahora son realidades objetivadas, resultantes de la experiencia adquirida en la investigación de sus formas informes. Observamos la belleza de esas composiciones, pero se trata de una belleza monstruosa, que nos gusta precisamente por su falta de atractivos para adulterar nuestra sensibilidad. Aquel aventurero del espíritu que se llamó en religión Juan de la Cruz, se refirió en un verso de la Llama de amor viva a “las profundas cavernas del sentido”, simas de plenitud en donde se acumulan los misterios que amenazan nuestro entendimiento de las cosas. Encontramos que esas mismas cavernas se abren en las pinturas de Palacios, como invitación a penetrarlas para llegar hasta un mundo nuevo, con nueva tierra y nuevo cielo en espera de ser nombrados. MATERIALES POR LA ABSTRACCIÓN Para llevar a término la incursión por el paisaje inédito encontrado, se vale el artista de toda clase de materiales en mezcla ordenada, desde las raíces del informalismo hasta completar el ciclo de la emoción creadora desprovista de ideas preconcebidas. Una vez que fue aceptada la integración de nuevos materiales en la pintura, todo lo existente en la naturaleza se convierte en un útil, colocado al servicio del artista para establecer la comunicación con el espectador. Podemos decir que nada material le es ajeno. Por eso cualquier elemento encontrable en la naturaleza, queda incorporado a las manipulaciones estéticas protagonizadas por Palacios. Si llevásemos a cabo una disección de sus obras, aparecerían pigmentos, colas sintéticas, serrín, tierras, óleos, acrílicos, y otros elementos dispares, reunidos por él para establecer un plano insólito, formado por manchas de formas evolucionantes hacia la abstracción reflexiva. La mirada se centra en el concepto, sin detenerse en el colorido, muy a menudo opaco. Al tratarse de una actualización de los viejos “paisajes del alma”, desde el conocimiento impuesto por el devenir estético a partir de la abstracción, la realidad resultante es distinta de la cotidiana; en una palabra, es original, demuestra lo que suele denominarse un estilo propio. Así debía ser, puesto que lo descubrió el artista, y lo ha ejecutado en su propia atmósfera, dentro de


una cosmovisión en la que se aprecia la influencia radical de las masas desordenadas, entrevistas con el ardor de la creación a partir del caos primigenio. En el principio fue la oscuridad tenebrosa, y a Palacios le correspondió iluminarla para consolidar un mundo nuevo de impulsos plásticos. DEL CAOS AL ORDEN PICTÓRICO El ambiente acumulado se manifiesta con una gran monstruosidad, pero aquí lo monstruoso connota una presencia poblada de belleza. Se materializa la gravitación vigorosa del nuevo tiempo recién iniciado, expandido sobre el nuevo espacio. Sobresale un lirismo deforme que impregna las obras de poesía, pero con una categoría trágica. “El mundo está bien hecho”, ha-bía escrito Jorge Guillén antes de comenzar la tragedia española. En las obra de Fernando Palacios se comprueba que sí, está bien hecho, pero sin terminar, le falta concluir su evolución, por lo que mientras tanto enseña una topografía en ebullición, tendente a ser al final un objeto bien ordenado. El espectador asiste al nacimiento de unas masas informes, dispuestas a concebir una atmósfera propia, en la que llevar la ignición a sosiego. Las fases de ese proceso se hallan documentadas en estas pinturas, donde la abstracción del origen avanza hacia la conceptualización de un universo sistematizado. La tarea es lenta, dificultosa y llena de peligros. No se asusta el artista ante la acumulación de complicaciones, sino al contrario. Esos mundos interiores reclaman superar el caos para alcanzar el orden universal. Contemplamos unos mundos pertenecientes a galaxias inconcretas, paisajes ásperos y estimulantes para el avance de la imaginación. La posee Palacios en grado sumo, en paralelo al dominio de la técnica. De esa alianza íntima se deriva la solidez de sus creaciones, para demostrar la riqueza de su astronomía estética. Las manchas de colores se expanden en tono menor, ante la fortaleza de los paisajes emergentes con tonalidades oscuras. Aquí llama la atención la textura, de una depurada sobriedad. Parece como si la materia se extendiese hasta el infinito en ese cosmos naciente, por medio de oleadas sucesivas de erupciones oscuras. El visionario Fernando Palacios consigue hacer poesía con la pintura, al crear esos mundos llenos de una belleza tan monstruosa como la misma realidad física envolvente. Eso se llama técnica magistral, y no hay que dudar en afirmarlo.


La Vanguardia. Dinero. 18 Octubre de 2015

Tomas Paredes. Presidente Asociaci贸n Espa帽ola de Criticos de Arte (AECA)


FERNANDO PALACIOS. EXPOSICIÓN: “ORGANIC MUNDI”. GALERÍA ORFILA DEL 2 AL 24 DE OCTUBRE DE 2015.

L.M.A. Fernando Palacios (Valladolid, 1976) propone en su exposición “Organic Mundi” una abstracción que atiende a los orígenes, lo primordial y quizá telúrico, aun con la precisión, en este último caso, de que, más que una metafísica, son el cuerpo, la materia de que a su vez está hecha la pintura, los motivos que fundamentalmente le interesan. Su lenguaje matérico, a base de escoriaciones, repliegues, concentrados cromatismos que podrían ser paisajes por su gredosa encarnadura, se desenvuelve en un post-informalismo de morfologías táctiles y casi tridimensionales que, tras asimilar cercanas formulaciones objetuales, sigue indagando en el misterio feraz de la vida de las formas. Graduado en Conservación y Restauración, especialidad Pintura y Escultura, por la Escuela Superior de BBCC de Valladolid, Fernando Palacios tiene en su haber varios galardones, como el Primer Premio del VI Certamen Caneja de Pintura, Palencia (2008). Está representado, entre otras colecciones, en la Fundación Díaz Caneja, de esta ciudad, en la que realizó también una exposición individual en 2013. Entre sus últimas muestras personales destacan las celebradas en las galerías Lorenzo Colomo, Valladolid (2013), y Modus Operandi, Madrid (2014).



CULTURA

Palacios 'enraíza' en Madrid sus paisajes expresionistas Protagoniza una individual en la veterana Galería Orfila, ‘casa’ de Caneja, García Ochoa o Palencia

• Fernando Palacios posa junto a varias de sus obras en la Galería Orfila; a la derecha, detalle de una de las obras. - El Mundo 1

J. T. 19/10/2015

Fernando Palacios (Valladolid, 1976) vuelve a mostrar su pincel expresionista en Madrid, abriendo por primera vez las puertas de la veterana Galería Orfila, en cuyas paredes, a los largo de más de 40 años, se han mostrado obras de artistas como Laxeiro, Barjola, García Ochoa, Mallo, Caneja o Benjamín Palencia. Hasta el próximo 24 de octubre Fernando Palacios exhibe Organic mundi, con cerca de una treintena de obras. Trabajos en papel y en lienzo, más sutiles los primeros y más cargados de materia los segundos. La muestra nace de las exposiciones celebradas en los últimos años por Fernando Palacios en la sala Modus Operandi de la capital, donde compartió espacio con Álvaro Delgado o Venancio Blanco. «Es una galería que se mueve entre el expresionismo


figurativo y el abstracto», advirtió el artista, cuya obra encaja a la perfección en el espíritu de la sala. Fernando Palacios celebra el poder entrar en un espacio que ha acogido a renombrados artistas de la Escuela de Madrid o a palentinos ilustres como Ángel Cuesta, Vicente Mateo y Félix de la Vega. «A mí eso, que estoy tan vinculado por mi trayectoria a la Fundación Díaz Caneja, me hace mucha ilusión», reconoce. El artista vallisoletano presenta 27 obras, formatos medianos en su mayor parte. «He aparcado un poco esos paisajes de confines, abiertos, adentrándome en un paisaje más simbolista, más geológico, que tiene que ver con los sustratos de la tierra, con las raíces», detalla. Junto a los temas vegetales y orgánicos, Palacios presenta en la Galería Orfila una nueva entrega de sus Mundos esféricos en los que lleva trabajando en el último año, con una evolución de los signos, de las imágenes, como esa luna que muta desde la línea recta, como un horizonte más, hasta una suerte de bóveda celeste mediante su curvatura, hasta llegar a la esfera total del tondo.


Fernando Palacios: Organic Mundi Por Paco Lorca. Blog

Texturas. Esta es la palabra que más se oía en la inauguración de Organic Mundi de Fernando Palacios en la Galería Orfila. Quizá una de las mayores satisfacciones para algunos pintores sea la experimentación, investigar con materiales, pigmentos y formas que vayan conformando sobre la tela o el papel la idea y el objeto que han imaginado. Fue una visita fugaz ; sólo una primera impresión de las obras expuestas. A continuación, tras la lectura del tríptico de presentación, una opinión entre líneas: "En ocasiones, (la obra de Palacios) toma un aspecto licuado que deja entrever la textura del lienzo, y en otras alcanza tal relieve que roza lo tridimensional".

El segundo día que acudí a la sala retomé y observé con más serenidad las obras y descubrí que lo realmente importante, más que las similitudes que hubiese que encontrar con la obra de sus maestros u otros artistas, es la interpretación quePalacios hace del universo, capaz de crear su propia cosmología: formas, estructuras y paisajes, y prolongarlos más allá del horizonte que dibuja en el lienzo, formas que recuerdan, en cierto modo, a imágenes esquemáticas, runas y protoformas de un escritura incipiente, y dar forma a toda una iconografía de valles y cadenas montañosas que la mente de un astrónomo pueda imaginar en un astro recién descubierto por él.

Y de entre toda la cosmografía irrumpe un bosque que


surge de la profunda oscuridad del espacio "¡qué osadía utilizar el negro!", oigo a mi lado, Es una ruptura de la forma, de espacios curvos y horizontes que insinúan el infinito, para trasladarnos a un díptico maravilloso en el que los ocres, blancos y amarillos verticales rasgan una densa y profunda nada.

Hubiese sido fácil buscar similitudes, parecidos e influencias en la obra deFernando Palacios, como decía antes, pero preferí no hacerlo e insistí en buscar su lado experimental, el uso de materiales y la creación de texturas, ahora sí, me atreví incluso a preguntarle por los pigmentos que se extienden sobre el papel dibujando esferas que semejan pequeñas lunas o gigantescos planetas hasta dotarlos en ocasiones de un grosor palpable, ese relieve casi tridimensional e inaudito de formas aleatorias y colores terrosos como cualquier otro pintor hubiese utilizado para pintar la tierra de un campo arado.

Sobre esta orografía configurada en los lienzos con ocres, amarillos y blancos, se impone en ocasiones la expansión de un espacio en el que parecen gravitar las esferas como satélites silenciosos que giran y viajan, en torno a un cuerpo o un sistema aún mayor, en la inmensidad de un espacio abierto, monocromo y limpio en el que parece trasladarse, paradójicamente, en la quietud del lienzo. Ha sido un pequeño descubrimiento, una nueva sensación quizá. En definitiva, el espectador se encuentra frente a una obra atractiva, en la que el artista no solo indaga sobre el espacio, sino que trabaja las texturas de manera tan imaginativa como atrevida. Una oportunidad sincera para un espectador atento.

Organic Mundi, de Fernando Palacios en Galería Orfila, en calle Orfila, 3 de Madrid, hasta el 24 de octubre de 2015



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